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El Salón de las Músicas Perdidas

EL VERANO QUE NO LO FUE

EL VERANO QUE NO LO FUE

“Tiempo de mierda” es el apelativo más cariñoso que se me ocurre para estos meses. Y eso por buscar algo suave que decir…

Tampoco es que “necesite” la playa como dicen algunos. Para mi el descanso es tener descanso, no tener que organizar expedición, maletas y transporte para ir a un sitio superpoblado, lleno de molesta arena, monstruitos en proceso de crecimiento armando bulla, mujeres de 70 años en top less, olor a algas en proceso de secado y putrefacción y quemaduras solares…

Pero no es lo mismo levantarse y mirar por la ventana, ver el sol saliendo y dándole color a todo que ver el cielo permanentemente gris, la lluvia caer día si y día también. Lo ideal sería la alternancia, pero siempre lluvia y mal tiempo y lluvia terminan por carcomer la moral incluso de uno que no ha hecho de la playa y el moreno su religión ocasional.

Es curioso que este sea uno de los veranos que más tiempo libre he tenido, más ratos para mí, más oportunidades de haber explorado los exteriores, compartido las búsquedas, dialogado los descubrimientos… y sea uno de los tiempos en que más solo he estado.

Primero por el lío que nos siguen montando los dos zangolotinos del grupo de juego, que ciertamente debo reconocer que me animan poco a quedar con ellos.

Y luego porque como siempre la de siempre hace lo de siempre y no nos vemos casi siempre. Esto ya es tema repetidamente tratado y no incidiré más.

Es el verano en que por fin ha pasado lo que esperaba y me perdí yendo en coche por primera vez. Por tomar indicaciones a la ligera, vagancia de no preparar del todo bien la travesía, convertí un viaje de 15 minutos en una angustia de 40 hasta que reconocí el fracaso, cogí autovía de vuelta (qué fácil es volver al punto de inicio tras perderse en coche…) y me comí la comida fría en casa con amargura en la boca.

Al día siguiente, por pura cabezonería, por amor propio, por rabia, preparé mejor la cosa, cogí el coche y en 15 minutos llegué a donde tenía que llegar. Ya no servía de mucho, ya no se podía hacer lo que podía haber hecho el día anterior y no hubo sensación de realización, de orgullo por haber conseguido algo sólo por primera vez, sensación de avanzar. Pero al menos sentí que había hecho lo que debía aunque tarde y mal. Vamos, que me quedé tranquilo después de rabiar todo el día anterior, algo es algo.

Me había propuesto volver a retomar un cierto ritmo en dibujar, pero na, para variar no he sido constante. Lo que si he hecho algo más es escribir…pero como siempre desarrollando cosas que inician otros.

Me sentí bastante sólo estos meses. No por mi familia, eso es normal, mi madre todo el mes de julio en Santander, mis hermanos de vacaciones y no se pasaban por casa, el hermano compartepiso también se fue unos días a la antes mencionada localidad… durante una semana entera quedamos solos mi padre y yo. Lo cual fue mejor de lo que esperaba. Sólo es una persona más tratable a pesar de la sordera progresiva. Hubo menos discusiones, casi ningún roce, más tranquilidad, verdadera calma en una casa deliciosamente silenciosa. Ojalá fuera siempre el hombre así, pero no lo es, en cuanto volvió mi hermano ya cambió y cuando volvió mi madre recuperó su insoportabilidad anterior. Qué se le va a hacer… al menos hubo unos días buenos.

No, la soledad viene de dentro por lo que viene de fuera. Ya he aceptado que mis necesidades sociales, de cariño y sexuales son naturales, no hay nada de malo en ellas. Pero en cuanto en mi vida se incluye la necesidad de estar con otras personas para satisfacer algunas de estas necesidades naturales, los planes tienden a torcerse. Y al final mi sombra, el dorso de mi mano y la palma de mi mano, respectivamente, son las que intentan satisfacer esas necesidades y siempre se quedan cortas (no, no estoy intentando presumir de tamaño de nada, es sólo una expresión…)

Me tocaron el otro día 30 euros a gastar en un mes para el móvil y casi no los he usado, porque no tengo nada que contar a nadie y si tengo algo que contar no sé si la otra persona querrá escucharlo. Será que no, habida cuenta que tras unos días de quedar allá por julio, agosto es el mes del silencio, parece ser. Y siempre que intento iniciar el contacto es esfuerzo baldío, así ha sido durante 5 años, no ha pasado nada especial para cambiar la situación, así que no lo intento más.

Si nadie te ha enseñado nunca a escalar, las primeras paredes van a convertirse en zona de reunión de caídas. El problema viene cuando las caídas nunca terminan de enseñar a subir. Hay gente con capacidad para aprender y gente que necesita instructor y gente que no aprenderá nunca por mucho que los mejores le ayuden.

Tal vez hubiera sido mejor que alguien me hubiera enseñado o ayudado a ser persona antes que a ser estudiante. No termino de creer eso del Juan Palomo para la vida mundana, estará muy bien para las islas, siempre fijas en un sitio, pero cuando eres agua corriente, vas a rozar piedras, acoger sapos, en ti se van a posar libélulas y las sombras de la gente que pasea por las orillas te harán preguntarte como será eso de salir del lecho del río.

Nadie está solo, pero eso no quiere decir que no pueda ser solitario. En mi ciudad viven casi 100.000 personas y no es ni de las 100.000 ciudades más grandes del mundo. Yo soy sólo uno de esos 100.000 con sus 100.000 problemas.
Pero yo soy yo. Mi problema es EL problema. Porque tampoco me dejan (o se cómo) acercarme a los demás para que sus problemas sean también míos.

Y así ando, paseándome por tumblr y soñando con pieles que no son mías. Y sintiendo mi piel fría por dentro del frío de este verano que no lo fue. Hoy hace sol, a ver si calienta un poco por dentro y por fuera.

3 comentarios

Jddj -

Uy, si era un bolero y no un tango...

Jddj -

Oye, y te puedes gastar los cuartos por el móvil conmigo cuando quieras. Si te apetece hasta compartimos problemas :)
Que la distancia no siempre es el olvido, por mucho que diga el tango aquel.

Jddj -

Bueno, alegremos esa cara. Esta vez no olvido el cumple, ¿eh? ¡Felicidades desde ya!