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El Salón de las Músicas Perdidas

Porque yo soy así, porque salto de emoción en emoción como un caos, como una espiral, como un cruce y una mezcla...

Porque yo soy así, porque salto de emoción en emoción como un caos, como una espiral, como un cruce y una mezcla... Una historia que escribí hace mucho tiempo. Lamento las faltas de ortografía, no lo he corregido. Lo pongocomo quedó.

Sólo un aviso, es una historia con un componente erótico.

" POR SIEMPRE CONTIGO

Siempre que culminaba una búsqueda con éxito sentía lo mismo. Mientras avanzaba por las estanterías de la biblioteca su corazón latía con un ritmo especial. Era la misma sensación que de niña tenia cuando cogía los regalos de navidad y empezaba a abrir el envoltorio. Expectación, ansia, nervios...felicidad. Llevaba tres años en ese trabajo y siempre era la misma sensación. Era la encargada de encontrar ejemplares raros o antiguos de libros para una prestigiosa casa de subastas. Los incunables y primeras ediciones eran su mundo. La investigación su deleite. Las bibliotecas del mundo su campo de juegos.
Seis meses llevaba buscando aquel ejemplar en concreto. "Mil países, mil leyendas" de Paolo Scarfeza. Siglo XVI. Era uno de esos libros que le encantaba buscar. Solo dos ediciones, seis ejemplares supervivientes de la segunda, ninguno de la primera. Ninguno? Eso se pensaba hasta que sus jefes le asignaron la investigación sobre el paradero de las supuestamente destruidas obras de la primera edición, en vista a una futura compra y subasta de un ejemplar.
Y al fin, después de tanto tiempo recorría los oscuros pasillos de una biblioteca en Milán. Una zona que parecía haber sido olvidada por todos menos por las arañas y el polvo. Consulto de nuevo la hoja donde la anciana bibliotecaria le había dicho que podía hallarse su objetivo y observo con atención las estanterías. Lo vio al instante. Destacaba entre los demás tomos polvorientos ya que, aunque se notaba el paso del tiempo en el, la decadencia no había sido tan acusada. Los dorados del lomo aun brillaban levemente. Era como encontrar una joya resplandeciente entre la basura. Apenas sintió la sonrisa que ilumino su rostro mientras se ponía los guantes con los ojo fijos en el libro y lo sacaba con exquisito cuidado de la estantería. Con el corazón palpitante abrió con cuidado la tapa y leyó en la primera página. "Edición original". Se le corto durante unos segundos la respiración. Aquel no era uno de lo libros de la primera edición. Era el libro original escrito por Scarfeza. Aquel del cual se habían sacado las dos ediciones. Lo volvió a cerrar y lo acuno reverentemente entre sus manos. Casi estaba a punto de llorar de alegría. Era el descubrimiento más importante de su vida.

Había un hombre junto al atril del libro. La joven se alarmo y avanzo rápidamente hacia el.
"Oiga, como ha entrado? No se puede acceder a esta sala" empezó.
El hombre levanto la mirada y la fijo en ella. Saco unos papeles de su bolsillo y se los mostró.
"Soy Giacomo Foria, el restaurador que sus jefes han contratado."
El alivio inundo a la joven que estrecho la mano del restaurador de libros. Este volvió a centrarse en el libro y ella pudo observarlo con calma. La preocupación por el libro no le había dejado fijarse bien en el cuando entro en la sala, pero ahora vio que era alto, una frente mas que ella. Su rostro era delgado y su piel pálida. Mas pálida aun en contraste con el largo y oscuro cabello que caía por sus hombros. Sus ojos eran de un color marrón vulgar, pero tenían un brillo peculiar, una sombra de tristeza en ellos. Vestía ropas gastadas y parecía poco mayor que ella. Un hombre atractivo, aunque probablemente no trataba de serlo.
"Yo soy Maria Fermel. Encontré el libro. Bueno, dígame, en que estado se halla?"
"Bueno, a simple vista parece extremadamente bien conservado, para haber pasado años en este húmedo edificio. Ha hecho bien en traerlo a esta sala de restauración mas seca." recito el hombre con tono profesional mientras se ponía unos guantes.
Había algo tranquilizador en su voz. A Maria le recordaba la de algún cantante de los 60 que había oído siendo niña, pero no pudo precisar a quien. Giacomo abrió con cuidado la cubierta del libro y observo las primeras paginas una a una.
"El papel parece en buen estado. Algo ajado pero es normal con el papel que usaban en aquella época. Se tornaba duro con facilidad al poco tiempo. Pero usaron una buena tinta, las palabras se leen sin problemas. Mire que curioso."
Ella se inclino sobre la pagina que el señalaba. Era la página de la dedicatoria. En ella Scarfeza solo había escrito "Paolo y Laura, 1584". Pero lo más sorprendente era que debajo de esta dedicatoria había mas nombres escritos. Siempre parejas, seguidas por una fecha. Y si se hacia caso a estas fechas, al menos dos parejas cada siglo habían escrito sus nombres en la extraña lista.
"Son reales estas inscripciones? Realmente ha habido gente que ha estado seis siglos escribiendo sus nombres en el libro o es actual?" pregunto ella intrigada.
"Bueno, así a simple vista no podré decírselo. Habrá que hacer una pruebas con las tintas."
"Hágalo por favor, si ello no estropea el libro, claro."
El sonrió por primera vez. Y Maria sintió que enrojecía levemente a su pesar ante la suave sonrisa que el recién conocido le mostró.
"Veo que le gustan los misterios señorita Fermel."
Ella le devolvió la sonrisa y durante unos segundos se las dedicaron mutuamente, mientras el libro seguía abierto junto a ellos.

"Escucha lo que he encontrado" dijo Maria sacudiéndose la lluvia de la gabardina.
"Yo también me alegro de verte. Un día horrible,eh?. Tu bien? Yo bien gracias." murmuro el de seguido mientras aplicaba con cuidado un algodón empapado en alguna sustancia química a una mancha en la cubierta del libro.
Ella le saco la lengua y luego revolvió en su carpeta. Hacia casi una semana que iba todos los días a la sala de restauración de la biblioteca a ver trabajar a Giacomo. Le gustaba sentarse ahí en silencio y verle devolver poco a poco el brillo a los dorados del lomo, el color a las tapas, la vida al libro. Casi no se atrevía a decírselo a si misma, pero le encantaba el gesto de concentración que se pintaba en la cara del restaurador cuando trabajaba. No le gustaba hablar mientras aplicaba su arte al libro, pero en los descansos y comidas que habían compartido a los largo de aquellos días ella le encontraba encantador. Un poco reservado tal vez, pero de calida sonrisa, conversación ocurrente y todo un caballero. Con un estilo anticuado, que muchas mujeres considerarían incluso cómico, pero que ella adoraba. Giacomo levanto sus gafas de aumento hasta su frente y se giro hacia ella mientras terminaba de ordenar los papeles de su carpeta.
" Paolo Scarfeza murió en 1584. Bueno se supone que murió en esa fecha, aunque más correcto es decir que simplemente desapareció un día. Se encontraron en su casa borradores planeando otros libros, pero al final este fue el primero y único que escribió. Aunque también hay que decir que murió muy joven, a los 24. Pero lo mas interesante es esto: Scarfeza se casó con una dama llamada Laura Contino, que murió un año antes que el."
" Laura? Ese es el nombre que aparece en la primera pareja de la primera página. Y la fecha coincide."
" No te parece precioso? Dedico su libro a su mujer muerta cuando ya había pasado un año de su fallecimiento. Debió amarla mucho."
Un velo de tristeza inundo los ojos de Giacomo.
" Cuando eres joven piensas que el amor es eterno, y que la felicidad solo puede venir de el. Giacomo tuvo suerte, murió antes de poder saber que la vida mata cualquier posible eternidad, incluso la del amor."
Ella le miro sorprendida. El joven parecía hablar de un dolor personal. Nunca antes había hablado de algo de su pasado. Maria se pregunto cual seria la pena que guardaba en su corazón.

"Estoy a punto de rendirme." dijo Maria desalentada.
Giacomo la sonrió cariñosamente. Desde hacia dos semanas ella estaba buscando registros, rastreando los archivos de bibliotecas en busca de los anteriores propietarios del libro, de alguna pista sobre por que durante siglos algunas parejas habían escrito sus nombres en el. Pero no había encontrado nada. Giacomo la había ayudado muchas veces, noches rebuscando entre ajados papeles, revolviendo registros mal almacenados. Empezaban a sentir como si se hubieran conocido desde hace años, no solo un mes.
" Sabes? Ayer me di cuenta de una cosa. Hemos estado buscando en el lugar equivocado"
Ella le miro interrogativa. El se coloco ante el libro y lo señalo.
"Hemos buscado registros, pero no hemos leído el libro. Creo que en el esta la respuesta. Vine hace unas horas y empecé a leerlo. Está lleno de leyendas e historias, nada que no hubiera leído ya antes. Menos el final. La leyenda se llama "Amor eterno". Solo he leído la primera página. Estaba esperando que vinieras para seguir leyendo. Pero creo que aquí esta la clave."
Ella se coloco junto a el y empezó a leer. A cada palabra sentía que su corazón se iba acelerando, por que era cierto, ahí estaba la respuesta al enigma.

" AMOR ETERNO
Existió no hace mucho tiempo un hombre cuyo mayor sueño era escribir. Su nombre era Paolo. No tenia otro anhelo que hacer llegar a toda la gente a su alrededor y a los que vendrían cuando el no estuviera la maravilla de los mil mundos que su mente imaginaba. Todas las historias que se inventaba, tristes, alegres, divertidas, con final feliz o no tan feliz, de intriga, de mundos fantásticos... Empezó a escribir todo lo que imaginaba y de su pluma nacían mil maravillas. Un día Paolo se quedo sin palabras en mente y pluma durante unos segundos. Los segundos que la sonrisa de Laura se poso sobre el por primera vez. No fue la última sonrisa que la dulce dama le mostró. Siempre que le dedicaba exclusivamente una de sus sonrisas Paolo sentía que por mil años que viviera no podría inventar unas palabras que describieran aquella sonrisa en todo su esplendor y belleza. Paolo dedico mucho tiempo a cortejar a la joven. Esta leyó sus historias, sus poesías, oyó de sus labios parte de su mundo interior y amo a aquel joven que inventaba tan hermosas cosas. El amor entre ellos creció, pasó por momentos duros aunque fueron más los felices. Y así se consolido, inmutable, fuerte y juraron que eterno. Su boda no fue mas para ellos que un trámite, por que era el amor que compartían el que les unía en alma, más fuerte y seguro que cualquier ceremonia. Paolo terminaba su primer libro animado por su gentil esposa. Dejo parte de su alma en el, por que quería que Laura se sintiera orgullosa de el. El amor de su esposa le daba nuevos bríos e imaginación para escribir.
Solo seis meses después de la boda Laura enfermo. Paolo dedico cuerpo y alma al cuidado de su esposa, dejando de lado su libro. Para el Laura era más importante que cualquier eternidad que pudiera alcanzar su nombre por sus relatos. Pero a pesar de los esfuerzos de Paolo y de que este puso todo el dinero que ambos poseían en su enferma esposa, esta no mejoro. Fue languideciendo cada día más, hasta que fue evidente que sus horas estaban contadas. La última noche que la hermosa Laura alumbro con su alma esta tierra la pasó Paolo sujetando su mano junto al lecho, contándole todas las historias que aun no le había contado. Cuando iba a amanecer ella le miro a los ojos y sonrió, con su maravillosa y siempre pura sonrisa."

Maria y Giacomo estaban totalmente enfrascados en la lectura. Al acabar la página hicieron ademán a la vez de ir a pasarla. Y sus manos se rozaron. Solo fue un toque, pero Maria sintió que el calor inundaba su estomago y su corazón. El la miro sintiendo que su mano siempre segura al restaurar los libros temblaba ligeramente.
"Maria" susurro el.
Había mucho más en su voz que solo su nombre. Había mil sentimientos que creía olvidados, que creía que solo le daban dolor. Para ella fue música oír como pronunciaba su nombre. Las manos de ambos seguían rozándose unos centímetros sobre la superficie del libro. El movió la suya y recorrió la suave piel de la mujer. Ella creía que su corazón iba a explotar. Desde hacia días deseaba que ocurriera aquello, aunque no lo hubiera pensado conscientemente. Pero reconoció la sensación que ahora crecía en ella. Le deseaba. Mas que deseo, deseaba beber de su alma, y hacerlas las dos, la suya y la de Giacomo una sola. Alzo su otra mano y acaricio suavemente la mejilla del hombre. Este giro la cabeza y beso esa mano suavemente en la palma. Mientras su caricia llego a los labios de Maria y con el pulgar recorrió su contorno. Ella entreabrió sus labios y dejo que el dedo se deslizara por ellos. Cerró los labios y lo chupo suavemente. Mientras deslizo su mano hasta la nuca del joven, entre el largo cabello y la acaricio. El acerco sus labios al cuello de Maria y lo beso, lo acaricio con labios y lengua. Ella se sentía arder donde ella la besaba. Lo atrajo contra ella y sus manos volaron por la espalda, apretándole contra ella, acariciándole arriba y abajo. El apoyo las manos en sus nalgas y las apretó, comprimiendo sus vientres mientras sus bocas se fundían en besos apasionados, besos en los que las lenguas jugueteaban, se acariciaban, pugnaban. Sin darse cuenta habían retrocedido hasta una de las mesas de la sala de restauración, una que por suerte solo tenia unas pocas herramientas sobre ella. Giacomo barrió con el brazo los utensilios que cayeron al suelo con estrépito y alzo a Maria hasta que esta quedo sentada en la mesa. La hizo tumbarse y subió la falda de la joven hasta que esta quedo enrollada en su cintura. Besos sus muslos mientras deslizaba sus manos por debajo del borde de las bragas y tiraba de ellas para quitárselas. Libre del impedimento de la tela hundió su boca entre las piernas femeninas y beso y lamió suavemente el centro del placer de ella. Sus labios y lengua se movían con tal maestría y suavidad que ella se encontró incapaz de controlar el temblor de sus músculos. Se arqueo sujetando la cabeza del hombre contra ella, para que no parara de darle aquel placer que la estaba llevando al culmen. Se mordió los labios entre jadeos mientras sus piernas se tensaban y sentía llegar el orgasmo. No hubo tregua al acabar este. Giacomo se subió a la mesa y se arrodillo sobre ella, que empezó a desabrocharle el pantalón. Mientras el se despojaba de la camisa Maria libero el caliente miembro de su encierro y lo sostuvo entre sus dedos, acariciándolo, notando su dureza antes de alzar la cabeza y posar sus labios sobre el. Durante unos maravillosos momentos lo engullo, recorriéndolo con la lengua, saboreándolo, sintiéndolo llenarle la boca con su calor. Sus esfuerzos se vieron recompensados con los gemidos que empezaron a brotar de la boca el hombre, que con los ojos cerrados la rogaba que no parara. Cerrando los ojos para mejor notar el movimiento de entrada y salida de su boca ella no pudo ver como Giacomo movía la mano hacia atrás. Solo se dio cuenta cuando sintió las yemas de sus dedos rozaron el lugar que antes había lamido su boca mientras uno de ellos penetraba en la húmeda caverna del interior de la mujer. Al poco volvía a estar excitada, ansiosa por tenerle. Y el no se hizo de rogar. Salio de su boca y la arrastro bajo el hasta que la tuvo con las piernas dobladas a la altura correcta. Sin dejar de mirarle a los ojos ella le sujeto y le guió hasta su interior. El entro de un solo golpe, provocando en ella un arqueo del cuerpo y un gemido bajo. Luego le abrazo con las piernas sintiendo que su interior se amoldaba perfectamente a la carne que estaba dentro de ella. Empezaron el movimiento antiguo que durante siglos la humanidad ha practicado. Ella apretaba sintiéndole entrar y salir, gemía sintiéndole besar y morder suavemente sus erectos pezones, lamer su cuello y su boca. Se apretaba contra el deseando que la llenara por completo, cuerpo y alma. El ritmo había empezado suave, pero pronto adquirió un rápido vaivén, mientras sentían como empezaban a perder el control y se iban hundiendo en el frenesí del placer. Sus cuerpo ya actuaban sin permiso de sus mentes, queriendo unirse al otro mas rápido, mas fuerte, sin parar nunca. Nunca antes les había pasado, pero sintieron al unísono el llegar de la brutal ola del éxtasis. Sus gemidos se convirtieron en gritos mientras su placer les inundaba en el mismo momento, incrementado por el orgasmo del otro. El se vertió en ella y ella le recibió, uno ansiando dar más, la otra recibir más. El tiempo se difumino por unos momentos inmersos en el blanco y atemporal mundo del culmen de la pasión. Luego poco a poco el momento pasó. El se recostó junto a ella aun respirando ambos con dificultad. Se miraron con los ojos entrecerrados, mientras sus manos recorrían la piel húmeda del otro, sus labios fundiéndose en largos momentos mientras disfrutaban del sentir alejarse el momento compartido.
Cerca de ellos, una brisa movió la página del libro, mostrando la página final del mismo, que mas tarde leerían, antes de volver a dar rienda suelta al deseo y la pasión.

" Paolo supo que ella partía. Aferro su mano con más fuerza entre lágrimas.
-Amada mía, no serás olvidada. El amor no será olvidado. El puro y perfecto amor que hemos compartido y compartiremos siempre, eternamente. Por que reescribiré el libro que estaba terminando. Y al final del mismo narrare la historia de la pureza y maravilla de tu alma, de tu hermosa alma que es para mí el bien mas preciado que concebirse pueda. Conozco cosas. Investigar leyendas durante mucho tiempo me ha dado el conocimiento de ciertas practicas que muchos consideraran perversión de las obras de Dios. Pero las prácticas que haré me permitirán crear una obra que no puede ser ofensa a Dios, por que nada que sea amor eterno puede ser malvado. Ahora y para siempre el libro permanecerá legible, y aquellas parejas que sientan amor entre ellos, que en el futuro lo lean y lean nuestra historia, la historia del amor que compartimos, hallaran que ese amor se hace fuerte y florece. Será un amor duradero, no perfecto por que habrá malos momentos, pero serán superados merced al esfuerzo, al saber que el amor vale la pena y que si uno quiere y ha amado de verdad, nunca muere. Y ellos escribirán sus nombres bajo los nuestros en el libro, por que en el escribiré tu nombre, dulce Laura, por que nos hemos amado de una manera que ha dado sentido a nuestras vidas y ha permitido que te diga ahora, aquí, que mi vida has sido tu, por que me has dado la vida que creía tener, pero no disfrutaba en toda su belleza.-
La sonrisa de ella se había ido apagando poco a poco. Cuando Paolo termino de hablar el alma de Laura voló mas allá de donde los humanos moran y Paolo se quedo solo. Velo el cuerpo de su amada durante horas, antes de avisar a un doctor. Pocos días después de que el que había sido el envoltorio carnal de su adorada reposara en la tierra, empezó a escribir su libro, acompañado siempre por el alma de Laura.
Así se escribió esta historia. Y al terminarla su autor se reunirá con la que fue su alma, el complemento que le hacia sentirse pleno con ser. Y juntos moraran para siempre entre estos párrafos y en el corazón de aquellos que como tu los leen y viven el amor."

FIN"


Ya estamos con el calor, el externo y el interno. Lo noto en el aire. Espero que esto haga arder más dulcemente ese calor.

Un saludo a todos.

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