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El Salón de las Músicas Perdidas

Sólo fue un sueño...

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Ya he comentado que normalmente no recuerdo mis sueños... el de hoy si lo recuerdo.

 

Volviendo de una fiesta en un pueblo (era verano, al menos hacía muy buen tiempo) con los colegas, bajé del coche porque me había dejado la mochila en el sitio donde habíamos estado viendo un festival de recreación histórica sobre la guerra civil en asturias(las recreaciones históricas son festivales en los que se intenta recrear a través de representaciones y talleres cómo se vivía en una época, la ropa que llevaban, las armas que usaban... lo más típicos son sobre la época medieval y la época romana). Cogiendo la mochile se me acercó una mujer de la organización que me dijo que necesitaba que guardara uno de los artículos que habían usado, que era una ametralladora ligera de posición de la guerra civil (ya sabeis, la lógica ilógica de los sueños, por qué iban a necesitar que lo guardara yo...). Simplemente me tomó nota d elos datos del DNI y me la dió. Un cacharro de 4o kilos dijo que aún funcionaba... (otra cosa del sueño, una de esas no pesa 40 kilos y desd eluego yo no puedo cargar con 40 kilos con sólo un poco de esfuerzo como hacía en el sueño). Volviendo a la carretera vi el coche de mis amigos alejarse. Me había dejado tirado. Y así empezó el viaje del sueño. Recorriendo pueblos en dirección a casa a través de valles y montañas, cargando con la ametralladora como si fuera un desfile. No recuerdo mucho de los lugares por donde pasé, sólo que la gente me miraba al ir cargando con el arma pero no comentaban nada y que en un pueblo vi que había una concentración de un grupo nazi para celebrar la boda de uno de sus miembros yl a gente estaba asustada y preferí no pasar por cerca de ahí porque de verme el arma se podía haber armado un lío...

 

Ya sé que es una idea de olla, pero lo importante del sueño está al final.

Al final, cuando me di cuenta que tenía el móvil y no había llamado a mis amigos que me esperaban en un pueblo por el que ya había pasado (dijeron que me lo habían dicho pero yo no les había oido cuando desmonté del coche). Me pasaron a buscar y finalmente llegué a casa, donde mi familia me esperaba con impaciencia y se arremolinaron a mi alrededor comentando como me había echado de menos y cosas sobre la ametralladora y que por qué había tardado tanto. Y entre ellos estaba mi abuela.

Y dándole un beso en la mejilla yo la decía "ay yaya, que sueño más raro he tenido. He soñado que te habías muerto"

Y ella sacudía la cabeza como diciendo "que chico tan raro" y me devolvía el abrazo.

 

Ahí desperté y al principio no recordaba nada, hasta que unos segundos después el peso de esa última frase y de la persona a la que se la estaba diciendo, me golpeó de pleno y me heló.

 

Como dicen en un comic que leí una vez "Odio tener sueños bonitos, porque al final... al final siempre me despierto"

 

Y lo bonito resulta ser sólo un sueño más...

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