Blogia
El Salón de las Músicas Perdidas

Dejando atrás las aguas turbulentas

Dejando atrás las aguas turbulentas

 Mi nuevo trabajo es… papel.

 Es la mejor manera de definirlo. Tenemos un pequeño Amazonas talado en forma de folios y folios y fotocopias y papeles y archivos sobre las barrabasadas cometidas por estos pequeños futuros presidentes del Gobierno y las medidas psicologicoguays realizadas para encauzarlos…

 Cuando ves un archivo de unas pocas hojas sabes que ha valido para algo. Pero el 90% de los archivos no son de unas pocas hojas, sino que año tras año engordan y engordan con un delito tras otro, una falta tras otra… y entonces es cuando me doy cuenta que estoy trabajando en algo en lo que no creo. Ya sé que se dice que si algo sirve para ayudar aunque sea a una sola persona, es bueno. Pero cuando uno piensa que lo que está propiciando este sistema es que haya un grupo de futuras hienas que abusarán impunemente de los que no han cometido falta alguna en su vida, pues piensa que está ayudando a crear más desigualdades en el futuro y piensa “¿por qué hago esto?”

 

 Y eso que yo sólo hago los papeles. No tengo que ver a ninguno de ellos, ni ir a los Centros de Menores, ni a los Juzgados ni nada. Estoy en mi escritorio, con el ordenador, haciendo papeles y archivándolos y metiéndolos en bases de datos.

 

 Y esto es lo que me espera durante bastante tiempo. Esta vez parece más improbable una prematura patada en el culo como me pasó en el puesto anterior.

 

 Ya sé que siempre me quejo de mis trabajos al principio. Que si había que tratar con el público en el primero y eso me ponía nervioso. Que si era muy físico en el segundo y me cansaba mucho…. Aunque luego en el primero incluso me divertía de tratar con la gente y en el segundo terminé amoldándome muy bien e incluso disfrutándolo.

 En este que estoy ahora lo difícil era aprender la mecánica del asunto. Al ser un trabajo tan repetitivo luego no hay dificultad añadida, una vez que lo aprendes, es casi siempre igual (siempre hay excepciones).

 Al principio fue muy duro porque mi compañera, la que me iba a enseñar, sólo estuvo una semana. Era también interina y su puesto fue cogido por otra chica que sacó plaza. El resultado fue que a la semana de empezar me quedé sólo durante diez días y tuve que ocuparme de casi todo el trabajo de papeleo. Casi todo porque las otras tres chicas del servicio (la jefa de servicio, la jefa de sección y la educadora) están con su propio trabajo, juzgados, teléfonos, tratar con los educadores de los centros, con traslados a otras comunidades de menores ,etc etc… como para poder ayudarme mucho. Así que al poco de empezar me las tuve que arreglar como pude durante todo ese tiempo.

 Fue duro. No mortal, obviamente, pero sí bastante estresante a nivel mental. Acababa el día cansado, un poco agobiado y bastante insatisfecho, amén de propiciar un humor variable.

 Ya imagino los clamores: “uy pobrecito que se estresa por un trabajo sólo de mañanas y cobrando decentemente”.

 Cada uno se queja de lo que tiene. Incluso el trabajo que parezca peor es mejor que otro, así que en el mundo sólo podría quejarse una persona según esa regla de tres. Así que considero que todos tienen derecho a quejarse de lo que consideran que está mal, sin hacer mucho caso a las comparaciones…

 Bueno lo dicho. El caso es que esos diez días pasaron y llegó la nueva compañera y ahí estuve de profesor (incluso sin saberlo todo, ya se sabe que en el país de los ciegos el tuerto es el rey…) y ahora, tras dos semanas, la cosa se ha enderezado. Ella lleva muchos más años que yo en la Administración y se adapta enseguida a las cosas con lo que ha pillado rápido y bien el procedimiento.

 Y llega el momento de poder relajarse un poco y evaluar las cosas.

 

 La evaluación es que no es un trabajo difícil. Si es pesado bastantes días, muchos papeles, muchas cosas. El ambiente es bueno, no me llevo mal con nadie así que por ese lado no hay ningún problema por ahora.

 El lado malo es que es un trabajo poco estimulante, poco gratificante y que considero poco útil. Es repetitivo, me deja los ojos un poco tocados de tanto ordenador en pantalla mala y está más lejos de casa que el anterior con lo que no puedo ir al descanso a hacer la cama y tomarme algo ahí y llego más tarde a comer.

 

 En resumen, no está tan mal. Pero tampoco me parece que esté genial.

 

 Y mientras tengo que pensar que entre septiembre y octubre tengo tres oposiciones, una de ellas casi vital (la de subalterno de la Junta General) ya que este año no convocan nada más de subalterno y esos puestos son mi mejor oportunidad de entrar a trabajar fijo en la Administración.

 He empezado también a mirar para sacarme el carnet de conducir por mi cuenta en las prácticas. Y sigo teniendo mis inquietudes habituales. Como siempre demasiadas aficiones y apetencias para juntar con mis deberes y con menos tiempo libre…

 

 Y amo. Lo que hace la vida más llevadera y disfrutable.

0 comentarios