Blogia
El Salón de las Músicas Perdidas

LAS RAZONES DEL DISGUSTO

LAS RAZONES DEL DISGUSTO
Me pase el final del año enfermo. Empecé mis vacaciones el viernes antes de navidad, y el lunes mi hermano ya estaba enfermo, con mucha fiebre. Así que como era de esperar el martes la tenía yo. Me pasé dos días con 38 y mucho, sintiéndome un verdadero asco, porque la fiebre venía acompañada de fuerte dolor de cabeza, nauseas, mal sabor de cualquier cosa que pasara por mi garganta, dolor de ojos, algo de malestar en la garganta, mareos y profundo agotamiento físico. Era un estado que hacía que a la media hora de estar en el ordenador, de ver la televisión, de leer un libro, el malestar fuera tan enorme que tenía que parar. Los primeros días no podía evitar pasarme casi todo el rato tumbado en la cama sin fuerzas ni ganas de hacer nada. Dormía 11 horas y me sentía como si hubiera dormido 4. Cuando la fiebre remitió un poco las cosas no mejoraron y físicamente estaba baldado y cada vez más molesto. Si ya de por sí esta época del año no saca lo mejor de mí (demasiadas comilonas, demasiados horarios trastocados con poco sueño, demasiado evento social de poner buena cara durante horas cuando lo que quieres es tranquilidad…) a mi estado físico se sumó un malestar previo referente a una situación en el grupo de colegas de la que por una vez no fui causante yo pero que provocó un breve periodo de mal ambiente que afectó a nuestras reuniones. Pero bueno, la cosa se solventó mientras yo estuve ausente por mi enfermedad así que al menos eso no pasó a mayores.
Finalmente me estuve casi toda la última semana del año enfermo. Hacia el sábado empecé a mejorar un poco, pero no fue realmente hasta el lunes cuando ya pude superar el malestar y empezar a hacer vida normal. Y tengamos en cuenta que el miércoles ya volvía al trabajo, así que mis vacaciones consistieron en estar enfermo, cosa que obviamente no me puso de mi mejor humor. A eso añadamos que tuve que rechazar quedar con N. para ir de compras porque me llamó cuando empezaba a tener la fiebre a lo bruto y luego cuando pasó todo volvimos a quedar y fue ella la que cogió la gripe así que tampoco pudimos. Hasta ya entrado en el 2011 no pudimos quedar un poco para acompañarla a comprar medicamentos para su mal y darle mi regalo de reyes y contarnos un poco nuestras penas. El fin de año se convirtió para mí en un cúmulo de despropósitos, encerrado enfermo en casa, sin ver a los colegas, sin ver a la chica que me gusta, con comidas y cenas que no podía saborear y demasiada gente en casa. Y la verdad es que puestos a reflexionar, el 2010 fue para mí una mierda de año. Vale, está el viaje a Japón, del cual no me arrepiento y es un buen recuerdo para toda la vida. Está lo de comprar el coche y empezar a conducir, que es más una historia de superación de neuras personales que de grandes logros universales. Está el haber trabajado durante todo el año y seguir conservando el trabajo. No es que haya pocas cosas que están bien. Pero es que las malas lo superan con creces: es el año de mi extraño y confuso estreno sexual que alguna secuela a la psique me ha dejado y no ha vuelto a repetirse en todo el año par ami disgusto. Es el año en que tuve que llevar a urgencias a mi madre y no poder evitar ignorar más el deterioro físico de mis padres y su avanzada edad. Es el año en el que me he pasado más o menos la mitad de él sin ver a N., sin llegar a nada ni para bien ni para final con ella y encima con más neuras que nunca respecto a ella y nuestra relación. Es el año de la enfermedad de mi compañera de trabajo. Es el año en que me siento más lejos y desapegado del grupo de ocio y colegueo. Ha sido un año de estancamiento emocional, un año en que he llegado a pensar que volvía a estar tan confuso y perdido y liado como hace 4 años.

Pero por suerte ya terminó. Ahora sólo queda que pase esta semana de reyes, que cada mochuelo vuelva a su olivo y se recupere la rutina, que a veces no es aburrida sino un modo de estabilizar. Que termine del todo las secuelas de la enfermedad, que la gente vuelva a su cauce habitual y a tirar para adelante, a volver a las luchas diarias y los asuntos cotidianos y confiar en que las ocasiones y circunstancias permitan pensar que tengo la oportunidad de mejorar y subir peldaños, no de estancarme o bajarlos.

Así que por ahora estoy de tregua con el 2011, en espera de ver qué cabronadas me tiene preparadas y cómo las afrontaré.

2 comentarios

Androgen a Anónimo -

Igualmente

Anónimo -

¡Feliz año!