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El Salón de las Músicas Perdidas

...Y ACERTARAS

...Y ACERTARAS Aunque suene brusco decirlo así, creo que es la manera adecuada para representar como me siento: me JODE tener razón cuando pienso mal.

Por partes:

Pasamos en mi casa el fin de semana preocupados por mi madre. Se queja de un dolor intenso y punzante en el costado izquierdo que no la deja dormir. Cuando va al médico el sábado parece que no tiene nada grave, le dan unos calmantes suponiendo que lo más probable es un dolor muscular y si se sigue encontrando mal el lunes que vaya a hacer una ecografía, pero con las pastillas mejora mucho, duerme bien y ya casi no le duele. Yo le insisto que se haga la eco igual, no sea que cuando quite las pastillas el dolor siga ahí igual de intenso, pero sé que tendré que lucharlo con ella y su fobia a los médicos. Lo que nos dice es que estamos mal acostumbrados, porque dolores y molestias y cosas las ha tenido toda la vida pero no decía nada para no preocupar y esperando que pasaran solos, yendo al médico sólo en casos extremos. Pero es cierto que estamos mal acostumbrados, hace un año ya de lo de ingresarla por el trombo y desde entonces estamos a la que salta con mis padres. Mi padre sigue sin oír bien pero no quiere ir al médico. Hace unas semanas estuvo mal, con dolores y malestar físico pero tampoco quiso ir al médico hasta que la cosa se pasó sola a las dos semanas, suponemos que tenía algo de eso porque no nos decía nada, sólo andaba con cara y actitud de pitbull por la casa sin salir siquiera a la calle. Ahora sigue sin salir mucho, cada vez está más en casa, tumbado o sentado casi siempre viendo la tele.
Es curioso, mientras mi padre se deja a si mismo hacerse más viejo de lo que es, mi madre sigue pensando que es como hace 15 años y que puede hacer lo mismo físicamente…
Y les sigo viendo marchitarse lentamente día tras día.

Mi hermana nos “honra” con otra de sus cada vez más largas visitas que va a coincidir con los 5 días que me he cogido de vacaciones a partir del miércoles. Los cojo no porque esté demasiado cansado, los cojo precisamente para no llegar a ese punto de ruptura, desde enero he estado trabajando todos los días, me he cogido el periodo largo seguido de vacaciones a finales de julio principios de agosto y aguantar sin parar hasta ese tiempo creo que podría con mi resistencia. Así que me cojo ahora una semana para no madrugar, despreocuparme y limpiar el aura y luego seguir, estoy bien en el trabajo, no me importa ya la rutina, estoy a gusto. Hoy ha vuelto a trabajar mi compañera, la que tuvo y superó el cáncer, así que todo vuelve a estar en su sitio. Lo siento por el chico que vino, que aunque no me cayera muy para allá, no era mala persona, sólo un poco pesado y romperse la pierna como se la rompió es duro y más duro saber a mitad de tu baja que te quedas sin trabajo porque vuelve la persona a la que sustituías.
Lo que me hace recordar que yo también estoy de prestado, que la mierda política puede poner en marcha el proceso de mi marcha de donde estoy. Siempre precario… Lo único bueno que el proceso dura un tiempo y si tengo que irme podré irme haciendo a la idea poco a poco.


Y llegamos a la parte del asunto aludida al principio… Finalmente se llegó al punto de ruptura entre las dos personas del grupo que habían tenido sus más y sus menos hace unos meses y se desencadenó una crisis. Traducido, él dice que no quiere estar en la misma habitación que ella. Lo equipara a lo que me pasa a mí con el tipo con el que tuve problemas hace años. No sé que decir, igual si, pero yo creo que no es lo mismo. Empezando por el hecho de que aunque pensé en hacerlo, terminé por no hacer elegir al resto de la gente “o él o yo”. Igual fue una actuación cobarde por mi parte, o sabía que iba a ser el lado perdedor si planteaba esa disputa. Pero seguí aguantando la situación casi dos años hasta que explotó por otro lado. Y yo puedo estar en la misma habitación que él. Frío, no lo niego. Educado pero distante, si. Pero puedo estar. Él dice que no. Ignoro si es una cuestión sentimental, de inmadurez, una discusión más profunda o un choque de opiniones. Pero cuando fuimos al funeral de la abuela de unos compañeros hace dos semanas si podían estar en la misma habitación. En fin, da igual por qué sea, tengo pocas ganas de ser cotilla, con lo cual tampoco puedo suponer de quien es la culpa. Lo importante es la consecuencia. La consecuencia es que como ambos querían quedar con el grupo este fin de semana, hubo que decírselo a ella que no sabía (o si sabía no quería enterarse de hasta donde había llegado la cosa) de como estaba la situación y no ha sido algo agradable. Como les dije a ambos, cuando la cosa explotó con el otro chico, yo no le eché de menos, no me importó que se marchará, no sentí que me perdiera nada y buenas tardes, gusto en conocerle adiós y cuídese. Pero estas dos personas no me caen mal, no me desagradan, no he chocado con ellos. Y sé quien va a salir perdiendo de este “unas veces con uno y otras con la otra”. Pierde ella, porque vive en Gijón, no tiene coche, es más difícil para ella desplazarse, de hecho la solía llevar y traer él. Él vive a 5 minutos en coche de Oviedo, tiene coche. También estaba antes y es amigo desde el instituto de otro de los del grupo. A ella la metió en el círculo uno de los que ahora está en Madrid así que no puede apoyarse en nadie. A mí en concreto no me cae mal, pero tampoco quiero ser su amigo del alma. Ni de ella ni de los demás del grupo, para que negarlo. Cada vez me siento un poco más desapegado de ellos, lo que puede ser bueno para mantener las cosas en su justo lugar o malo porque puede que me esté desensibilizando en demasía. Pero si no quedamos no quedamos y no me preocupa mucho a menos que la cosa dure meses, que de vez en cuando quedar, jugar, echar unas risas está bien. Así que no me voy a mojar por ninguno de los dos. La situación no me gusta, me incomoda, me molesta, pero no voy a volcarme por ninguno de los dos. Ella me da pena porque no lo ha pasado bien últimamente, la situación me recuerda a mí hace unos años, con las depresiones, los abandonos, el sentir que nunca remontas. Pero yo no soy mi hermana dragón María. Yo no tengo esa capacidad de hacer por ella lo que María hizo por mí, el impulso, el estímulo. No tengo tampoco el lazo adecuado para ser quien la ayude. Sólo puedo dar consejos que me temo que son más fáciles de decir que de hacer.
Y tampoco quiero ir más allá.

No me gustan las actitudes de la gente, las que he visto estos días. La mía es a la vez criticable por lo pasota y encomiable por no implicarme en algo que no siento. Así que supongo que también diré que no me gusta mi actitud, por mi tendencia a que lo peor siempre es mayor. Pienso ahora si será momento de alejarme, tal vez para volver en un futuro, tal vez para no volver nunca. No creo que lo que hacemos, lo que me une a ellos, valga este malestar y pasar por estos tragos.
Hipocresía por mi parte porque paso tragos mucho mayores cada mes por alguien que no siente lo que yo por ella…

Pero prefiero no mezclar temas. Ahora tenemos un par de semanas en las que puedo escabullirme ya que uno de ellos va a estar trabajando los sábados, así que esperaré a ver como va la cosa, si es irrecuperable el comportamiento civilizado o si definitivamente la cosa se ha quebrado. Y entonces decidiré y actuaré en consecuencia con como me encuentre y lo que haya reflexionado.

Es curioso esto de ver el culebrón desde fuera, no ser la parte discordante por una vez. No me produce satisfacción. Preferiría que estas cosas no pasaran, creadas por mí o no.

7 comentarios

María -

Sí, no era el Ermitaño, era el Jucio... o era el Mundo.

María -

Arriba el Ahorcado (un ángel sobre él), Al Oeste la Torre herida por el rayo (con un símbolo céltico), al Este la Fuerza (punta de silex señalando al león, el signo en Zaratustra) y en el Sur no podían ser:

ni la Teplanza, ni el V ni el II ni el XV, la Justicia, la Rueda, el Carro, también estaban sobre el tablero...

Y en mi Mundo, el arcano s/N, el arcano sin Nombre, las Estrellas, la Luna y el Sol... El Mago y el Enamorado hicieron pareja... pero no recuerdo donde la Emperatriz ni donde el Emperador... ni sé el Sur siquiera.

María -

Tienes razón. Pero no en lo de la canción que escuchaste... Las canciones nos hablan a nosotros, nosotros somos los que tenemos todas las cartas en la mano, las importantes, las de las decisiones... yo la primera canción significativa que escuché fue Akira Yamaoka, un regalo tuyo, la habitación del ángel... No veas lo que me sucedió después, qué mágico, y al día siguiente la misma experimentación... un viaje a Oviedo con el casero, que también tiene criterios y anhelos propios, y eso me gusta, porque lo bonito de la vida son los Encuentros cuando surgen y me ayudaste mucho en una primera vez hermosa. Gracias. Tu regalo me encantó. Besos

María -

Y Fer, vuelve a escribirme a Evella, portátil caput y este es el que acaba de regalarme el casero... Sin datos ni direcciones ando.

María -

Fer, problemas, mi teléfono no registró tu número y hoy me pongo a buscarlo para llamarte y era para quedar hoy si puede ser... Mi número es 680 684 638. Llámame anda. Un abrazo.

María -

Hace tiempo Fernando que siento que tengo que pedirte que nos des otra oportunidad. Te encuentro muy maduro. De verdad que sí. No sé que os pasa a vosotros desde ayer que me estáis sorprendiendo. Muchas gracias por acordarte de mí. Ahora me he vuelto ser estético. La ética siempre es dudosa. Escríbeme por favor. Mi correo es el de siempre evella@telecable.es. Un abrazo, en serio que tengo muchas ganas de dártelo.

Anónimo -

Aprovecha y eprende, al menos extrae algo de la experiencia