Un pesimista no se puede permitir ser optimista
El sábado se casó mi hermano. Por fin, después de varios meses dando la lata (se puede preparar una boda sin dar tanto la lata a los familiares...) llegó el temido día... temido por su duración, ya que iba a ser a las doce y media de la mañana, luego comida, varias horas de reunión y luego cena... Uno de mis hermanos la definió de coña como "boda gitana", por eso de que algunas duran varios días. Y como no es que seamos unos enamorados de los actos sociales en mi familia, pues como que nos agobiaba un poco tantas horas de "celebración", máxime a mi que considero las bodas como un acto puramente legal, ya que me parece que el verdadero momento de unión de dos personas es cuando deciden estarlo, no es algo físico que haya que firmar, es una comunión de pareceres, cerebros, corazones y almas. Es la decisión la que hace una pareja, no un acto religioso o legal. Pero bueno, claro, yo soy poco creyente así que entiendo que haya gente que sí lo es y necesite del acto para confirmarse lo que ya sucede. O para atar cabos legales en casos inesperados.
Así que nada, a callarse las críticias y hacer de tripas corazón durante un día durante doce horas, que al fin y al cabo la paciencia puede ejercerse y no es cosa de fastidiar la celebración a nadie.
Lo dicho, ahí estábamos en Prubia a las doce y media de la mañana del sábado con un día soleado e incluso algo cálido después de que el día anterior hubiera sido un poco frío e incluso orbayara. En eso tuvieron suerte mi hermano y mi "cuñi" (ya le he dicho que la voy a llamar así para los restos :) ). Yo ya había avisado a mis colegas de que ese día no iba a poder quedar con ellos por lo tarde que iba a acabar el asunto. Y ahí estábamos todos "disfrazados" de personas elegantes (tengo fotos con el traje, pero eso queda en privado para evitar risas... :) )
Durante la boda me emocioné unos instantes pero no por el acto en sí, sino por el recordatorio a las respectivas abuelas fallecidas y por escuchar el Canon de Pachelbe, pieza que uno de mis colegas definió un día como "esa canción que todo el mundo tiene bajada en el ordenador" como si fuera un himno de la humanidad. Había un cuarteto de cuerda que tocaba piezas clásicas durante la boda y eso quedó bastante bonito la verdad. Contrariamente a lo que esperaba de la anterior boda religiosa a la que había acudido, la ceremonia se hizo muy llevadera y no fue en absoluto larga. La cosa iba bien.
Y al salir de la boda primer aviso de alarma, aunque no lo interpreté así. Al conectar el móvil de nuevo llega un sms de aviso de llamada de N. La llamo y no se acordaba que le había dicho que ese día era la boda de mi hermano (no tenía por qué acordarse, se lo había dicho bastante tiempo antes y no era una cosa que la atañera directamente) y había llamado porque le apetecía quedar conmigo e irnos a tomar el sol como ya habíamos hecho otras veces.
A todo esto debo apuntar que hacía tres semanas que no la veía y era la primera vez en dos que hablaba con ella por teléfono. Su trabajo en Avilés le quita muchísimas horas y llega muy tarde a casa por las noches así que no se puede pasar por Oviedo nunca. Yo ya estaba poniéndome un poco angustiado con ese detalle de pasar tanto tiempo sin verla pero bueno, ese día no, hablando con ella por teléfono. En el momento lamenté un poco la oportunidad perdida (no me gusta tomar el sol, lo que adoro es estar con ella tomándolo...) pero como en principio me dijo que iba a salir de juerga con unos amigos suyos que conozco por Oviedo esa noche pues quedamos y nada, había perdido una oportunidad pero iba a verla igual, así que no hubo malestar. Nos despedimos quedando en volver a entrar en comunicación hacia las once de la noche (cuando calculaba que podría escurrirme de los festejos) y nada, yo encantado porque así ademas tenía excusa para que no me hicieran quedarme hasta las tantas con tanta gente que no conocía de nada.
Porque por ejemplo era la primera vez que veía a los padres y el hermano de la novia, no habíamos coincidido. Mis padres si los conocían pero yo no. Yo hablo con ella sin problemas (tampoco demasiado, no somos amigos del alma, compartimos clase en las oposiciones y me parece maja aunque un poco pesadita, pero tampoco quiero establecer un lazo artificial de camaradería, eso puede llegar con el tiempo o no, ya se verá, por ahora va bien, lo reconozco) y la familia directa me pareció bien. Pero había un montón de familia indirecta de ella que no conocía y gente de la academia que vale, si, hablé con ellos pero la cosa no daba para estarse doce horas de charla continua.
Tampoco había "presas", por si alguien se lo está preguntando. O sea, chicas solteras disponibles que me llamaran la atención. Así que tampoco en ese sentido me ilusionaba la celebración.
Pues nada, todos al cercano restaurante a esperar mientras se iban los novios a hacer la foto. Tardaron mucho, ese mismo día se casaban otras dos o tres parejas ahí mismo y había cola para lo de las fotos. Así que empezamos a comer bastante tarde. Pero bueno, todavía no me aburría ni me sentía incómodo, había estado hablando con la gente (profesores y compañeros alumnos) de la academia y servían aperitivos diversos así que nada, simplemente esperar. La comida bien y demasiado abundante, como suele ser habitual en las bodas. Y en la mesa estábamos la familia directa (menos mis padres, que estaban en la mesa de los novios) y la novia de mi hermano 3 y un prima de mi padre que es de la familia "indirecta" la que tenemos más contacto y es una persona simpatiquísima así que aunque yo la conocía poco de antes pues todo bien.
El primer problema fué al terminar de comer, con el temido baile. Temido porque soy consciente de que si bien hace años en el colegio estuve varios meses yendo a una actividad complementaria que era precisamente bailes de salón, han pasado mas de ocho años desde eso sin practicar y bueno... que no sé bailar. Ni bailes de salón (no recuerdo los pasos y he perdido coordinación) ni bailes modernos (parezco un pato borracho, soy consciente de las risas que provoco al intentarlo, no es que los demás bailen muchos de ellos mucho mejor en las discotecas pero al menos no les da tanta vergüenza hacerlo, supongo así que saben llevarlo). Con lo cual lo del baile durante varias horas (era casi las seis al terminar de comer y la cena no estaba prevista hasta las nueve y media como muy pronto) me daba un poco de pavor porque además sabía que la novia ya me iba a pinchar porque en un ataque de aturdimiento un día la había prometido bailar con ella y con una de sus amigas y temía una "encerrona" por su parte (por ciertos comentarios oidos tiempo antes) en plan "vamos-a-liar-a-Fer-y-a-Tal amiga-en-el-baile". Pero no sucedió la encerrona y además como dijo mi hermana "A mí tampoco es que me vuelvaloca bailar pero sino a ver como pasamos entretenidos tantas horas".
Así que bailé. Como un pato. Siendo consciente de ellos y sin que me importara, aunque hay fotos al respecto realizadas por los capulletes de mis hermanos y voy a tener que aguantar chanzas toda mi vida, pero bueno...
Bailé, con la novia, con sus amigas, con mi hermana, con la novia de mi hermano, con mi prima segunda, con mi madre... Bailé suelto y agarrado. Además de mi familia mi padre y yo éramos los únicos varones que estábamos dispuestos a bailar así que mi hermana, prima y novia de mi hermano que si les va más eso de bailar nos sacaban a nosotros. Así que cumplí con mi deber.
Además pensaba que luego, cuando acabara la boda y quedara con N. me iba a divertir mucho. Así que bebí lo justo (ni mucho ni poco) y bailé los justo (para cansarme un poco pero sin agotarme, parece que lo de ir al gimnasio me está sirviendo para conseguir un fondo físico decentito) para poder disfrutar de la noche más tarde.
Pero bueno, lo único malo del baile es que la música del "pinchadiscos" (aunque usaba ordenadores, no discos reales, se pierden las tradiciones... :) ) iba subiendo de volumen poco a poco sin parar, de manera que a eso de las nueve y con la cabeza como un bombo no aguanté más y uno de mis hermanos y yo salimos al patio del restaurante y nos estuvimos una hora ahí de paseo y charla porque ya no aguantábamos el brutal sonido. A mi me daba bastante pena de los parientes un poco mayores de ella que estaban ahí con cara de circunstancias sin bailar porque ya no estaban para muchos trotes y sabiendo que aún tenían que quedarse para la cena, sin poder huir del ruido que debía estar haciéndoles daño en los oidos, durante cuatro horas, porque al final la cena fue a las diez.
Por eso cuando terminó la cena, que era más bien un pequeño picoteo, fueron los primeros en salir corriendo junto con las parejas que tenía niños. Porque además la música volvió a empezar a todo trapo. Y nada, mi hermano 3 y su novia se iban a ir ya porque además mi hermano se empezaba a encontrar un poco mal (ha heredado de mi padre sus problemas estomacales, nada grave pero si molesto) y con ellos nos fuimos mi tía, mi hermana y yo. Mis padres irían un poco más tarde para llevar primero a nuestra prima a su hotel y luego todos a casa con mi otro hermano.
Eran las once menos cinco o así. Y yo me iba contento. Contento por mi hermano mayor y su novia que estaban felices. Contento porque la boda había ido mejor de lo que esperaba y no se me había hecho aburrida salvo por breves periodos de tiempo ni pesada ni ñoña. Y contento porque iba a ver a N. después de tres semanas.
Y además sentía que tenía el día. En la boda durante los bailes había hecho reir a la gente, me sentía bien, me sentía animado, me sentía capaz de comerme el mundo e iba a enfocar todas mis energías en comerme a N. y además me daba la impresión de que esta vez podría conseguirlo, en ese estado de ánimo podía conseguir al fin algo con ella.
Llegamos a casa a las once y cuarto. Me quité el traje que empezaba a hacerse un poco incómodo y esperé.
Y esperé.
Y nada.
A las doce menos cuarto llamé a N. Móvil apagado o fuera de cobertura. Esperé mientras se empezaba a instalar una mala sensación en mi cuerpo.
Y a las doce y diez por fin daba llamada su móvil pero no lo cogió.
Fue a las doce y media más o menos cuando me llamó. No estaba en Oviedo ni iba a venir. Ella y su amiga estaban en otro lado (no recuerdo donde dijo) y habían decidido que como era el último día de las fiestas de San Mateo estaría la ciudad un poco demasiado petada (que lo estaba, eso era cierto) y nada, se quedarían "un rato" por donde habían ido. Así que no íbamos a quedar.
En el momento no creo que con el ruido de fondo de la juerga de la zona donde estaban se me notara la tremenda decepción que yo noté en mi voz, pero ya se sabe, para no agobiar hay que hacerse el paciente y el despreocupada y "nada, lo dejaremos para otro día".
El "¡mierda!" que solté mientras lanzaba el móvil ya colgado contra el sofá debió sorprender un poco al hermano que había vuelto conmigo a casa pero no hizo ningún comentario porque es el más discreto de todos, no se mete en asuntos ajenos, pero ya debe saber por experiencia propia pasado como andan los patios. Y con ese "¡mierda!" ya se desbordó lo que llevaba un par de horas empezando a sentir: la inminencia del desastre.
Porque a la una y media me encontré en el baño a donde había ido a lavarme los dientes para acostarme sentado en el suelo espalda contra la pared y con las manos en la cabeza sintiéndome totalmente desesperado mientras más y más pensaba en ello.
Y pensaba lo siguiente: he estado varias semanas muerto de asco en casa, porque desde que volví de Galicia sólo he podido quedar con los colegas un sábado, así que el resto de los días ha sido ver pasar el tiempo, la rutina de la academia y los test y los fines de semana de brutal aburrimiento y tristeza por ni siquiera oir la voz de N. al teléfono. Ese día era el primero que tenía algo inexcusable que hacer y es cuando a ella le apeteció por primera vez en meses quedar conmigo para tomar el sol, una experiencia tan sensual y divertida cuando estoy con ella que me hace agua el corazón. Y ya no va a poder ser, no sólo porque ella tenga tiempo o ganas que las tiene de pascuas a ramos, sino porque como he demostrado cómo ha ido climatologicamente esta semana, se acabó el buen tiempo, se acabó la tregua de Septiembre tras un Agosto horrendo en cuando a lluvia y mal tiempo. Se acabó el sol, el bikini, las caricias y estar con ella horas así. Se acabó por este año y nunca se sabe si por todos los años, ya que en la vida no se puede esperar que todo sigua igual siempre. También pensaba que no me necesita. Desde luego no como yo la necesito a ella. Ha salido muchas veces estos meses el fin de semana y nunca me ha llamado. Aunque sabe que yo iría a donde fuera en bus, tren o andando. Pero cada uno tiene su rutina de salir y no he querido introducir un elemento nuevo. También pensaba en la sensación de que aquel había sido el Día para despertar en ella algo, me sentía capaz de hacerlo, con ganas y ánimos, con la actitud adecuada. Y eso quedó en nada y no sé si podré recuperar esa disposición tan cojonuda alguna vez.
Y pensaba sobre todo en si siempre va a ser así para mí. Siempre enamorándome de quien no se enamora de mí. Siempre clamando en el desierto sin respuesta. Siempre sufriendo por separaciones que empeoran por saber que la otra persona no lo siente como lo siento yo. Siempre persiguiendo sueños y fantasias e ilusiones inalcanzables. Ni siquiera se le había ocurrido llamarme o mandarme un sms para que no me pasara un par de horas esperandola para salir... ¿Tan poco soy para ella en su mente, no digamos ya en su corazón?
Y pensaba que no había mucha diferencia entre cuando lo hacía por internet y cuando lo he intentado con alguien de carne y hueso delante mio. El resultado final, lo que importa siempre siempre siempre (intentarlo es muchas veces una obligación más que un logro, un deber moral o ético o personal...), lo que cuenta cuando las cenizas se posan, cuando el corazón se calma, cuando el tiempo erosiona, es el resultado final. ¿De qué le servirá a alguien haber intentado amar si al final de su vida se encuentra sólo? Solo sirve para ahondar más la herida, porque entonces uno es consciente de que ha fracasado, que no basta con intentar las cosas con todas las ganas, desearlas con todas las fuerzas. Uno pierde igual. Y duele. Tal vez más por saber que la persona real existe, es, no es una esperanza, una ilusión, una mentira.
Y pensaba, doliéndome más que nada, que da igual lo que intente, da igual lo que me digan, lo que me aconsejen, da igual si ella es o no es para mi... da igual porque el corazón no escucha la cabeza ni los oidos. EL corazón escucha al tiempo... al final. Así que no vale de nada que intente decirme que tal vez debería pasar de ella, da igual que tal vez sea lo que acabaría con el dolor... da igual porque el que tiene que convencerse de ello es mi corazón. Y si mi corazón tragaba fantasías, excusas, invenciones de secuestros y muertes... ¿cómo no va a tragar durante mucho tiempo a alguien real, a alguien que entra por los ojos y por la punta de los dedos y por los oidos?
Me queda tiempo de sufrir, de sentir la soledad, la angustia, la desesperación, el paso del tiempo, de sentir que me muero un poco más por no conseguir lo que quiero y ella es lo que más quiero ahora, más que trabajo o éxito... Me queda tiempo porque es lo único que me ha hecho curarme más mal que bien siempre... el tiempo. Porque ahora mismo no puedo tener esperanzas de que venga un clavo nuevo a sacar a otro clavo. Ya estoy conociendo gente, chicas majas y no tan majas, chicas guapas y no tan guapas... y ninguna me llama así al alma. No hay remedio, uno no puede forzarse a ello. Debe llegar y fluir y florecer solo. Y no sucede.
Y por todo eso estaba a las tantas de la mañana sentado en el suelo del baño.
E hice lo que hago siempre. Me levanté. Me lavé los dientes. Me fuí a dormir.
No lloré. Pero eso da igual. Me dolía el corazón.
Y peor fué cuando el martes iba a venir a una entrevista de trabajo a Oviedo y me llamó diciendo que quedaríamos y luego la entrevista se alargó y era ya muy tarde, tenía que llevar el coche al taller y luego comer e irse a todo gas al trabajo...
Tercera vez que vamos a quedar en un mes y que no quedamos... A veces pienso que preferiría que no me dijera nada, que duele más cuando me he creado una expectativa y luego se frustra... Alzarse para caer luego desde más arriba.
Así que he tenido una depresión innegable estos días. Unos días sintiendo el paso del tiempo como losas, sintiendo que perdía los segundos pero sin fuerzas morales para hacer nada útil con ellos... Uno días intentando relajar la tirantez de la herida, unos días grises, lluviosos y pesados, el tiempo parece que se ha aliado también contra mí.
Malestar agravado al enterarme de la situación de mi prima segunda, la que fué a la boda. Tiene casi sesenta años y es una persona encantadora, inteligente, simpática, cariñosa, divertida... y no ha tenido suerte en su vida. Primero por casarse demasiado joven con un miserable que vivió a costa de ella y luego muchos años más tarde quería seguir casado cuando era notorio, público y reconocido que tenía una amante. CUando mi prima se negó a mantener esa situación eligiendo el divorcio él prometió que la dejaría en la ruina. Y lo ha conseguido. Ella ha trabajado toda su vida pero sin cotizar a la seguridad social la mayor parte del tiempo así que aún le queda trabajar como una burra los años que le restan hasta la jubilación para conseguirla por los pelos y cobrar una basura. Como basura es la pensión que le pasa el repugnante de su ex porque se declaró en bancarrota pero ahora ha heredado fincas y se acaba de comprar un yate mientras a ella le pasa 138 euros de pensión... Además está el peso del hijo perdido por enfermedad a los pocos meses de nacer, del otro hijo que se mató en un accidente de coche (hay que ver sus ojos cuando abre su móvil y ahí está la foto del chico de 21 años, y como acaricia la pantalla y besa la foto siempre antes de cerrar la tapa del móvil) y del otro que superó un cáncer de piel y ahora se acaba de divorciar y ha vuelto a vivir con ella. Y recordando como me decía en la boda mientras me sacaba a bailar que ella lo que quería era divertirse porque nunca salía y cómo mis problemas caben en un cajón pequeñito (me hablaba de que ella los problemas los mete en un cajón y hecha la llave para que no le afecten) y los suyos en uno muy grande, y sus abrazos y sus sonrisas... y luego te enteras que está a la espera de unas pruebas médicas y que le dice a tu madre que ojalá sea algo gordo y termine ya todo para ella porque su vida no le gusta y está cansada... eso duele mucho. Duele por ella, porque no merece lo que le pasa, duele por pensar que no hay justicia, no ya humana que esa es que directamente no existe, sino justicia divina o del destino o de la abstracta fuerza que exista sea la que sea. No hay justicia, ser bueno o vivir según los propios principios es una cuestión personal pero que nadie espere que la balanza cósmica se vaya a inclinar en favor de uno por cómo viva, no hay pago merecido, la gente no recibe lo que merece, sea bueno o malo y las cosas no pasan por inercia, no hay "a todos les llega" porque no es verdad que a todos les llegue, no hay "ya te llegará" porque hay personas a las que no les ha llegado lo que esperaban nunca... Y no, no voy a dejar de preocuparme por mis cosas porque ella tenga problemas más gordos, ya decidí hace tiempo que todos tenemos derecho a quejarnos de las cosas que nos afectan, porque sino, siempre habrá alguien que lo esté pasando peor que nosotros y ella tienen todo el derecho a quejarse d ela mala suerte o del mal destino que ha caido sobre ella y porque alguien esté un poco peor no pierde ese derecho. Así que yo lo tengo que tener es perspectiva sobre la gravedad de los problemas que me afectan, no considerar cosas pequeñas el fin del mundo, pero demonios si no tengo derecho a quejarme cuando no tengo suerte o me salen las cosas mal... claro que lo tengo. Todos los tenemos.
He pasado unos días recordando (porque lo tengo escrito) el trozo de la biblia que leyeron en la boda de mi hermano, el trozo que me hizo emocionarme junto con la música, un trozo para mis horas de desesperación...
"Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos palillos que aturden.
Ya podría tener el don de la predicación y conocer todos los secretos y todo el saber; podría tener una fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada.
Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aún dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve."
(Corintios 12, 31-13, 8A)
Y yo... ¿qué tengo? Amor no, desde luego, porque el amor necesita vivirse para hacerse real. Y en una sóla dirección el amor no se vive...
Amor a mis amigos del alma, a mi familia... pero a veces me parece que eso que amo es muy muy poco y que podría amar más, que debería amar más para que ese amor sea digno de tal nombre...
Ya no me siento angustiado, pero me siento... aturdido. Y con miedo. Porque no sé a dónde voy ni a dónde me conduzco y me conduce la vida.
(Al final si pondré foto del traje pero tengo que tratarla un poco... no puedo dejar a mis múltiples "fans" con la miel en los labios...)
10 comentarios
sabbat -
criatura ;) -
Mira ;)
aquí tuviste razón... en el comentario... me lo guardo todo. Y para que veas que no me cae nada en balde. Al menos de lo que me dices tú.
Fue así. Una experiencia más pero no volvió a hacerme daño :)
besos
Androgen a sabbat -
Un besazo y un abrazo fortísimo.
Androgen a un_mar_de_calma -
Un abrazo fuerte y muchas gracias :)
Androgen a su -
Un abrazo fortísimo y muchas gracias, de verdad :)
Androgen a La Dama Oscura -
Un abrazo muy fuerte para tí y muchas gracias, de corazón :)
sabbat -
un Abrazo chiquitín.
un_mar_de_calma -
No te voy a decir nada de lo que no sepas, cada uno tiene su momento por raro que parezca.
un abrazo, y cuidate
su -
Te mando un abrazo muy muy grande y te pido que seas fuerte. Que intentes ver el lado amable de las cosas, que no seas tan duro contigo mismo....
Abrazo Fernando.
La Dama Oscura -
Lo de tu prima me ha hecho emocionarme y pensar en mi abuela, hay algunos que nacen con estrella y otros que nacen estrellados.
Un beso.