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El Salón de las Músicas Perdidas

Ni reir ni llorar.

Ni reir ni llorar. Ahora, al fin, me siento libre.

No dependo de nadie, mis errores los debo corregir yo.

Joder, claro que mola tener amigos que te den una colleja cuando deben, que te apoyen. Y mola tener dragones. Y mola soñar con un amor de fábula.

Pero no somos otras personas. Somos nosotros, para bien o para mal. Otros pueden darnos pistas de qué es lo que falla dentro, ayudarnos con nuestros errores. Eso está bien, pero no hay que depender de amistades o amores.

Me siento bien. Me sentiría feliz si no fuera por un poco de pena, pero no es la bastante como para que me haga agachar la cabeza.

Soy libre. Porque las cadenas me las estaba poniendo yo, no los demás. Y sabiendo eso esta vez he entendido por donde había que romperlas.

Al fin. Que dure.

Un abrazo para todo el que me lea.

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