Azares y circunstancias
Suerte y oportunidad. Sigo sin creer en el destino fijo e inmutable.
Es decir, por ejemplo... Ayer tuve que ir corriendo al dentista. Llevaba dos días con un cada vez más infernal dolor en el diente biempastado (hace unos meses, en julio para ser exactos, tuve que hacerme un segundo empaste en un diente ya empastado) . El día anterior no había podido casi dormir, pero en habitual comportamiento humano quería esperar un par de días a ver si se pasaba sólo. No fué así y de hecho cada vez dolía más y cuando el dolor me empezó a afectar al oido llamé y corrí a la consulta.
Por lo visto el empaste me apretaba el nervio e incluso había hecho un poco de herida. Es algo raro porque eso suele pasar al poco que te pongan el empaste, no a los cinco meses. La dentista me tuvo que quitar el empaste y ahí lo tengo, el nervio al aire y el diente agujereado como la muralla de una fortaleza asaltada. Tengo que ir por la tarde a que me ponga el empaste de nuevo y mientras dejar supurar y curar la herida.
Y ahora viene lo referente a la oportunidad y el azar, paciencia y mil disculpas para los que les haya desagradado leer sobre encías supurantes :)
Sometido a tal dolor, con pocas horas de sueño, mi estado era cuando menos irritable. Vamos, que andaba yo de un humor de mil demonios. Si llego a tener que haber hablado con alguien nuevo, alguna entrevista de trabajo, habérseme cruzado la otra mitad de mis sueños... lo hubiera estropeado de seguro, ya fuera por falta de paciencia, por querer pagar con el mundo en general el dolor y malestar concretos, o incluso por haber dejado pasar la oportunidad (aunque eso nunca sabré si ha pasado, si la oportunidad ha pasado de largo).
Todo por un empaste apretando un nervio.
Es que hoy noto el cambio mucho, sin dolor ya, las cosas me parecen de otra manera. Ya veis, por algo tan... nímio. Aunque el dolor era fuerte.
Todo influye, eso es la suerte. No es sólo lo que uno pueda conseguir, sino como es su estado en el momento de aparecer esa oportunidad que el azar te brinda. Porque la suerte sólo te pone la oportunidad, el resto es cosa tuya. Pero no es lo mismo llegar a trabajar esa oportunidad con un estado o con otro. Imaginad por ejemplo que al día siguiente de estar roto porque el amor de tu vida te ha dejado aparece el verdadero amor de tu vida. Es difícil afrontar con esperanza y buen ánimo ese nuevo conocimiento y tampoco puede que quieras arriesgarte o aún piensas demasiado en quien te ha dejado... y la oportunidad pasa y quien iba a ser tu cuento de hadas es sólo alguien más que has conocido de pasada y olvidas, inmerso en un mal momento.
No me agobia la suerte. Sucede o no sucede. Bueno miento, si me agobia un poco, considero que la tengo mala, que me surgen pocas oportunidades, que no quiere decir que luego yo triunfara, pero al menos hay que tener oportunidades para ganar alguna vez, es como quejarte de los que ganan en la lotería y preguntarse por qué a uno no le pasa y no juega nunca... Sería un poco ridículo.
En todo caso, sé que es cosa mía y deberé aprovechar las oportunidades que me vengan. Aunque sean pocas.
2 comentarios
Androgen a Carmen -
Un abrazo
Carmen -
¿Estás ya bien? Porque si te apetece te puedes venir a Avilés tú mañana y comemos en un chino juntos ...