Flotando
Hoy me gustaría estar en el agua. Flotando simplemente. LA postura del muerto, que la llaman. Un cuerpo de 70 kilos de peso que sube y baja con cada pequeña onda que se produce en el agua, uno de los pequeños milagros de los líquidos y el principio de Arquímedes.
Como en los tanques de privación sensorial, pero sólo un sentido, el oído. Porque ese es mi recuerdo de cuando era pequeño y estaba en la piscina, o en el mar. Ponerme de espaldas, flotar y sentir un zumbido en el oído cuando el agua lo llena, impidiéndome oír nada más que ese zumbido. Casi como una voz lejana ininteligible, pero relajante pese a todo. Cerrar los ojos y no notar nada más que el medio cuerpo en el agua y medio fuera. Humedad por debajo y calor del sol por encima. Abajo inmensidad humeda. Arriba la inmensidad del cielo. Y yo un puntito suave en el centro.
Y flotar, sólo flotar. Para ver si la vida me ignora y pasa de largo, para ver si no me escupe, para ver si mi mente se olvida de mí durante un rato y puedo descansar…
Necesito descansar. La corriente me va a llevar igual a los rápidos y los pozos y las tormentas.
Pero hasta que eso llegue, que me dé tregua. Eso necesito hoy.
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