El corazón que cambió de piel
No debería hacerlo tan a menudo, pero vuelvo la vista atrás muchas veces. No es malo aceptar tu pasado, lo malo es hundirte en él o justificar los miedos e inseguridades actuales diciendote que puede volver a suceder como te sucedió antaño. Tengo que controlar más las veces que mi mente se vuelve sobre sí misma y observa el camino recorrido.
El abrir el Salón me hace volver a la época en que fue creado, hace nueve años. Para mí han sido como nueve siglos. Puedo recordar bien lo que era poder definirme a mí mismo como un romántico incurable. Estaba seguro que la primera vez que me enamorara sería para siempre. Que sería siempre fiel, que no antepondría el placer al corazón, que si entregaba mi corazón sería a una persona y sólo a esa persona por los siglos de los siglos. Entonces estaba seguro que mis sueños románticos, mis esperanzas, el futuro que había imaginado, se harían realidad. Optimismo, fe y confianza. Eso me llenaba.
Ahora hay cosas que aun conservo, pero ya no les pongo fronteras definidas. La vida es como es, no como la imaginamos. HAy sorpresas, hay cambios, hay cosas que no salen como se esperan. Cosas que se nos dan y cosas que se nos quitan.
Pero ya no puedo ser romántico, ya no. Al menos romántico en su estado más puro. Sigo creyendo en el amor, en entregarme de corazón, en ser dulce y cariñoso. Pero ya no creo en sacrificar todo lo que soy por otra persona. Ya no creo que las cosas tengan que salir bien obligatoriamente. Ahora sé que el sexo puede ser pasión y no sólo entrega total, que puede darse y recibirse libremente a quien se desee y quiera, no sólo a quien se ame.
Y sobre todo ahora sé que el amor duele, no es perfecto y aunque nos de muchas ternuras, puede también tener espinas.
Mi corazón tal vez no es tan blando como fue antaño, ni tan inocente. Pero también sé que aun queda mucho para que se haga de piedra y que no dejaré que se ahorque en el pasado.
El abrir el Salón me hace volver a la época en que fue creado, hace nueve años. Para mí han sido como nueve siglos. Puedo recordar bien lo que era poder definirme a mí mismo como un romántico incurable. Estaba seguro que la primera vez que me enamorara sería para siempre. Que sería siempre fiel, que no antepondría el placer al corazón, que si entregaba mi corazón sería a una persona y sólo a esa persona por los siglos de los siglos. Entonces estaba seguro que mis sueños románticos, mis esperanzas, el futuro que había imaginado, se harían realidad. Optimismo, fe y confianza. Eso me llenaba.
Ahora hay cosas que aun conservo, pero ya no les pongo fronteras definidas. La vida es como es, no como la imaginamos. HAy sorpresas, hay cambios, hay cosas que no salen como se esperan. Cosas que se nos dan y cosas que se nos quitan.
Pero ya no puedo ser romántico, ya no. Al menos romántico en su estado más puro. Sigo creyendo en el amor, en entregarme de corazón, en ser dulce y cariñoso. Pero ya no creo en sacrificar todo lo que soy por otra persona. Ya no creo que las cosas tengan que salir bien obligatoriamente. Ahora sé que el sexo puede ser pasión y no sólo entrega total, que puede darse y recibirse libremente a quien se desee y quiera, no sólo a quien se ame.
Y sobre todo ahora sé que el amor duele, no es perfecto y aunque nos de muchas ternuras, puede también tener espinas.
Mi corazón tal vez no es tan blando como fue antaño, ni tan inocente. Pero también sé que aun queda mucho para que se haga de piedra y que no dejaré que se ahorque en el pasado.
4 comentarios
Androgen a Moriana -
Moriana -
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Si, es un proceso natural como dices. Es algo por lo que debemos pasar. Pero nunca has pensado que es una pena haber dejado algo de tí que apreciabas y querías detrás?
Moriana -