Mierda de día
No podemos cambiar a la gente. Bueno, no deberíamos, eso no quiere decir que dejemos de intentarlo.
Por ejemplo en este mismo momento me gustaría cambiar a mi padre y mi hermano por dos cerdos. Serían iguales pero al menos tendrían utilidad culinaria.
Odio que mi padre se ponga gilipollas, que grite pensando que quien más grite tiene mas razón, odio que piense que el mundo es para él simplísimo y todos los demás somos los gilipollas que no ven que él tiene la verdad universal y que deberíamos rendirle pleitesía. Odio que una y otra vez, día tras día me llame inútil, me recuerde mis fracasos y la mierda de vida que a veces me hace vivir (al menos me hace valorarla así, pensando que todos los que me encontraré serán como él). Odio que humille y amargue a mi madre. Odio que repita una y otra vez la misma gracieta pensando que tiene chispa. Odio que hable sólo pero lo bastante alto para que en toda la casa oigamos sus insultos.
Y mi hermano C. anda a la zaga, cada vez se está volviendo más como él. Como si el que hubiera empezado a trabajar hace poco le hubiera vuelto retrasado emocional. Tal vez sea mejor ser de profesión vagabundo si ser "alguien con un trabajo respetable" va a volver a la gente tan obtusa y absurda.
Llevo toda la mañana aguantando gritos de uno y de otro, llevo toda la mañana cargando pesos (primero la compra y luego libros y mas libros en vista a mi glorioso regreso al sexto piso) y llevo toda la mañana con ganas de escupirles los espumarajos que me están haciendo brotar dentro hasta ahogarles en baba.
Todos aguantamos mierda día tras día. Y aunque todos cedemos y lo hacemos de vez en cuando, odio que la gente vuelque su escoria sobre los demás en forma de desprecio, desplantes y ganas de joder. A veces desearía saber hacer daño (de palabra, o por qué no, de obra) para devolver punto por punto todo lo que me hacen pasar algunos. "Ojos por ojo" y toda esa mierda.
Y luego pienso que entonces me puedo convertir en eso que odio. Y no vale la pena por unos momentos de satisfacción feroz convertirme en algo que desprecio, porque con quien más debo convivir es conmigo mismo y si no me aguato a mi mismo, mal vamos. Soy humano y a veces cedo a la ira, pero lo peor sería no salir de ella, no respirar hondo, tragarse la mierda con todo su mal sabor y seguir adelante. Y eso vale para enfrentarse a la pena, a la rabia o a lo que sea. Algún día tal vez no pueda seguir adelante, pero por ahora puedo. Y mientras escribo esto la rabia cede un poco, pero sé que hoy no volveré a dirigir la palabra a ninguno de los dos, me importa un rábano que se mosqueen. Si el silencio les molesta, no es mi problema.
Veremos como va el resto de estas 24 horas que han empezado tan maravillosamente.
Por ejemplo en este mismo momento me gustaría cambiar a mi padre y mi hermano por dos cerdos. Serían iguales pero al menos tendrían utilidad culinaria.
Odio que mi padre se ponga gilipollas, que grite pensando que quien más grite tiene mas razón, odio que piense que el mundo es para él simplísimo y todos los demás somos los gilipollas que no ven que él tiene la verdad universal y que deberíamos rendirle pleitesía. Odio que una y otra vez, día tras día me llame inútil, me recuerde mis fracasos y la mierda de vida que a veces me hace vivir (al menos me hace valorarla así, pensando que todos los que me encontraré serán como él). Odio que humille y amargue a mi madre. Odio que repita una y otra vez la misma gracieta pensando que tiene chispa. Odio que hable sólo pero lo bastante alto para que en toda la casa oigamos sus insultos.
Y mi hermano C. anda a la zaga, cada vez se está volviendo más como él. Como si el que hubiera empezado a trabajar hace poco le hubiera vuelto retrasado emocional. Tal vez sea mejor ser de profesión vagabundo si ser "alguien con un trabajo respetable" va a volver a la gente tan obtusa y absurda.
Llevo toda la mañana aguantando gritos de uno y de otro, llevo toda la mañana cargando pesos (primero la compra y luego libros y mas libros en vista a mi glorioso regreso al sexto piso) y llevo toda la mañana con ganas de escupirles los espumarajos que me están haciendo brotar dentro hasta ahogarles en baba.
Todos aguantamos mierda día tras día. Y aunque todos cedemos y lo hacemos de vez en cuando, odio que la gente vuelque su escoria sobre los demás en forma de desprecio, desplantes y ganas de joder. A veces desearía saber hacer daño (de palabra, o por qué no, de obra) para devolver punto por punto todo lo que me hacen pasar algunos. "Ojos por ojo" y toda esa mierda.
Y luego pienso que entonces me puedo convertir en eso que odio. Y no vale la pena por unos momentos de satisfacción feroz convertirme en algo que desprecio, porque con quien más debo convivir es conmigo mismo y si no me aguato a mi mismo, mal vamos. Soy humano y a veces cedo a la ira, pero lo peor sería no salir de ella, no respirar hondo, tragarse la mierda con todo su mal sabor y seguir adelante. Y eso vale para enfrentarse a la pena, a la rabia o a lo que sea. Algún día tal vez no pueda seguir adelante, pero por ahora puedo. Y mientras escribo esto la rabia cede un poco, pero sé que hoy no volveré a dirigir la palabra a ninguno de los dos, me importa un rábano que se mosqueen. Si el silencio les molesta, no es mi problema.
Veremos como va el resto de estas 24 horas que han empezado tan maravillosamente.
4 comentarios
Androgen a Imaginate -
Gracias :)
Androgen a Su -
Un beso Su
imaginate -
Y otra, no, no quieras convertir tu dolor en palabras que hieran porque yo tengo esa propiedad y es un jodida putada. De verdad... Mejor lo que tú dices y dejarlo aparcado aquí, sí :)
Me gustaría dejarte hoy un abrazo porque tus sentimientos son reales pero dudo porque mi abrazo sólo es un abrazo espiritual y asexuado, ¿lo entenderías si te lo dejo así? :)
Su -
Un beso Androgen