...Después
Soy un ser de sombra, que lleva de la mano a un dragón por un corto pasillo.
Creo que es en el teatro tradicional japones Noh (que significa "vacio"). Normalmente son tres actores. No hablan, la historia se desarrolla sólo con gestos, expresiones, musica sin palabras. Y les acompañan figuras vestidas enteramente de negro, que mueven decorado, que pasean por el escenario.
Eso soy yo.
Primero en la estación "Girls just wanna have fun" de Cindy Lauper. Llegada, abrazo, sonrisa, charla, paseo bajo un sol abrasador y un viento cálido. Conversación en una terraza de bar, al fin veo y siento hablar a Iris con ella, al fin las dos se comunican de palabra hablada. Sonrisas, risas, gesto atento, me siento bien. Son dos personas importantes en mi vida.
Y luego el parque, las fotos en las ruinas de la puerta del convento, la conversación, descubro cosas, entreveo cosas, está serena, me lo dice siempre que se lo pregunto.
Cinco minutos antes de la hora prevista, al fin frente al hotel, me dice que recuerde que por primera vez siente algo de nervios.
Ahora soy parte de lo que se está creando. No sólo soy Guía, soy el Guardian de las Llaves, siente que soy el que abre las puertas.
Confía en mí. Yo confío en ella.
Dentro del hotel un número, un nombre. Ya no hay vuelta atrás. En el hilo musical suena "Rosas" de La Oreja de Van Gogh y la veo sonreir al reconocerla.
En el ascensor se calza su antifaz cegador, pero sólo ciega la vista, no el resto de sentidos. Y yo me coloco el antifaz, ya soy al Guía de nuevo.
En la película Eyes Wide Shut, durante la ceremonia mística que dará por inagurada (¿o era finalizada?) la gran orgía, las mujeres desnudas escogen a sus acompañantes, a esos hombres de capa negra y máscaras veneciandas y les guían por el pasillo. Así me siento, pero ni ella está desnuda ni es la guía. Guío yo y el que nos espera no va de negro.
Mis nudillos en la puerta. Se abre. Miro el rostro pero no lo fijo en mi mente. Entrego al dragón y recibo el libro negro. Un regalo inesperado. Sonrío. La entrada no es tan mágica como soñarse podría. No hay el apretón de manos que esperábamos, hay un lio con la bolsa de ella. Entra y la puerta se cierra. No espero no un segundo, me encamino de nuevo al ascensor.
Y al cerrarse las puertas me doy cuenta que no le he dado el abrazo que Su me dijo que le diera, ni el que quería darle yo, antes de todo.
Vuelvo al parque, llamo a Iris para poder hablar lejos de los oidos censuradores familiares. Camino has un banco con el libro amuleto regalo y el antifaz en la misma mano. Me da igual lo que piensen los que me ven.
Hago la perdida y espero la llamada de Iris. Y mientras leo la dedicatoria del regalo.
Yo no soy valiente Kalus. Yo no soy el que entra en esa habitación. Pero gracias, leeré el libro :)
Media hora de conversación con Iris, sueños, planes y los dos temblando como colegiales expectantes.
Como siempre, me deja con una sonrisa en los labios y el corazón.
Y al volver a casa está Kundera sobre mi cama. Mi tía ha venido al fin desde Santander y "La Insoportable Levedad del Ser" me saluda con sus bordes negros y tapa de dibujos de tonos azules.
No sé cual de los dos leeré antes.
Pero ahora es cuando me siento un poco perdido, un poco triste, un poco inquieto.
Creo que es en el teatro tradicional japones Noh (que significa "vacio"). Normalmente son tres actores. No hablan, la historia se desarrolla sólo con gestos, expresiones, musica sin palabras. Y les acompañan figuras vestidas enteramente de negro, que mueven decorado, que pasean por el escenario.
Eso soy yo.
Primero en la estación "Girls just wanna have fun" de Cindy Lauper. Llegada, abrazo, sonrisa, charla, paseo bajo un sol abrasador y un viento cálido. Conversación en una terraza de bar, al fin veo y siento hablar a Iris con ella, al fin las dos se comunican de palabra hablada. Sonrisas, risas, gesto atento, me siento bien. Son dos personas importantes en mi vida.
Y luego el parque, las fotos en las ruinas de la puerta del convento, la conversación, descubro cosas, entreveo cosas, está serena, me lo dice siempre que se lo pregunto.
Cinco minutos antes de la hora prevista, al fin frente al hotel, me dice que recuerde que por primera vez siente algo de nervios.
Ahora soy parte de lo que se está creando. No sólo soy Guía, soy el Guardian de las Llaves, siente que soy el que abre las puertas.
Confía en mí. Yo confío en ella.
Dentro del hotel un número, un nombre. Ya no hay vuelta atrás. En el hilo musical suena "Rosas" de La Oreja de Van Gogh y la veo sonreir al reconocerla.
En el ascensor se calza su antifaz cegador, pero sólo ciega la vista, no el resto de sentidos. Y yo me coloco el antifaz, ya soy al Guía de nuevo.
En la película Eyes Wide Shut, durante la ceremonia mística que dará por inagurada (¿o era finalizada?) la gran orgía, las mujeres desnudas escogen a sus acompañantes, a esos hombres de capa negra y máscaras veneciandas y les guían por el pasillo. Así me siento, pero ni ella está desnuda ni es la guía. Guío yo y el que nos espera no va de negro.
Mis nudillos en la puerta. Se abre. Miro el rostro pero no lo fijo en mi mente. Entrego al dragón y recibo el libro negro. Un regalo inesperado. Sonrío. La entrada no es tan mágica como soñarse podría. No hay el apretón de manos que esperábamos, hay un lio con la bolsa de ella. Entra y la puerta se cierra. No espero no un segundo, me encamino de nuevo al ascensor.
Y al cerrarse las puertas me doy cuenta que no le he dado el abrazo que Su me dijo que le diera, ni el que quería darle yo, antes de todo.
Vuelvo al parque, llamo a Iris para poder hablar lejos de los oidos censuradores familiares. Camino has un banco con el libro amuleto regalo y el antifaz en la misma mano. Me da igual lo que piensen los que me ven.
Hago la perdida y espero la llamada de Iris. Y mientras leo la dedicatoria del regalo.
Yo no soy valiente Kalus. Yo no soy el que entra en esa habitación. Pero gracias, leeré el libro :)
Media hora de conversación con Iris, sueños, planes y los dos temblando como colegiales expectantes.
Como siempre, me deja con una sonrisa en los labios y el corazón.
Y al volver a casa está Kundera sobre mi cama. Mi tía ha venido al fin desde Santander y "La Insoportable Levedad del Ser" me saluda con sus bordes negros y tapa de dibujos de tonos azules.
No sé cual de los dos leeré antes.
Pero ahora es cuando me siento un poco perdido, un poco triste, un poco inquieto.
10 comentarios
Androgen a Imaginate -
Tal vez era porque notaba que algo importante sucedía.
Los que oyeron desde las habitaciones vacias oirían, pero no entenderían, no sé que pensarían.
Esa parte de mí oyó...y volvió tranquila.
Un abrazo fuerte, largo.
Androgen a Salva -
Gracias.
Androgen a Sergio -
Androgen a Iris -
Te quiero.
imaginate -
salva -
imaginate -
saludando, sólo saludando ahora...
sergio -
Si yo hubiera visto ese documental también habría llorado...
Un abrazo.
Androgen -
Y ahora acabo de ver un documental donde he visto llorar de pena aullando a un lobo ibérico por la muerte de un lobo amigo, mentor.
No sé por qué, pero quería comentar ese aullido.
Iris -