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El Salón de las Músicas Perdidas

la Tregua de Navidad. Una canción y una historia.

la Tregua de Navidad. Una canción y una historia. En Diciembre de 1914 la Primera Guerra Mundial alcanza su quinto mes de duración. Una guerra que cuando comenzó nadie pensó que fuera a ser "Mundial" y mucho menos que durara tanto, no hablemos ya de los cuatro años que terminó durando.
Unos 250.000 soldados aliados y alemanes habían resultado muertos o heridos aquel otoño en la Batalla de Ypres, que duró un mes. Tras ello la guerra se estancó y empezó el terrible fenómeno de la llamada "guerra de trincheras", una guerra estancada, con esporádicos asaltos a las posiciones contrarias bien defendidas que resultaban con la muerte de cientos y cientos de jóvenes sin conseguir ningún avance. Y el resto de los días pesados bombardeos (al final de la guerra se descubrió el llamado "síndrome de las trincheras" provocado por el continuo retumbar de los bombardeos dias y noche, que provocaba desarreglos nerviosos traducidos en terribles espasmos musculares continuos que asaltaban al enfermo) y disparar al pobre infeliz que se despistara y asomara el casco por encima de los sacos terreros (para quien no la haya visto, que vea la película "Sin novedad en el frente" para hacerse una idea del horror).

Es la noche del 24 de Diciembre. Los altos mandos ingleses han repartido octavillas entre sus soldados advirtiéndoles que los pérfidos alemanes podrían emplear esa noche especial para lanzar un ataque sorpresa, se conmina a los soldados a no bajar la guardia, a ignorar que es un día de fiesta religiosa.
Por eso, al ver algunas luces en las trincheras alemanas, algún centinela dispara. Pero el fuego no les es devuelto, cosa extraña. Las luces son luces de arbolitos de navidad, que el alto mando alemán ha repartido entre las tropas para subir su moral (costumbre alemana que terminó extendiéndose muchísimo con el paso de los años, como podemos ver, antaño no era habitual ver muchos árboles de navidad fuera de centroeuropa o lugares con emigrantes centroeuropeos).
Ante el sorprendete suceso de que no se les devuelva el fuego, los ingleses dejan de disparar y el silencio (un lujo extraño en aquellos tiempos entre las trincheras) se extiende por la Tierra de Nadie.
La Tierra de nadie es el trozo de terreno entre trincheras, sembrado de minas, alambre de espino, hoyos donde explotaron obuses, agua estancada, cadáveres pudriéndose (era muy arriesgado salir a por heridos y cadáveres a la Tierra de Nadie, te exponías a un disparo de un centinela enemigo, a veces por la noche, algún grupo de soldados se arriesgaba a arrastrarse al amparo de las sombras para recuperar heridos y muertos, con los riesgos que ya he expuesto) y restos de todo tipo.
En un sector del frente, al rato los ingleses oyen algo muy extraño. Un villancico. Los alemanes están cantando "Noche de Paz". A los ingleses, a pesar de que el idioma es distinto, les recuerda a sus hogares, tan lejanos desde esa trinchera. Así que aplauden al villancico. Y a su vez se ponen a cantar un villancico. Los alemanes aplauden y piden más. Durante un rato se turnan para cantar.
En otro sector del frente un centinela ve a un aleman que sale de la trinchera portando una luz. Dudando si disparar el inglés se fija que el aleman porta uno de esos arbolitos de navidad. Nadie en su sano juicio sostendría una luz en la noche cerca de él, demasiado riesgo de ser disparado por los centinelas enemigos. Por eso la situación es sorprendete. Al ver que no hay disparos, unos cuantos soldados alemanes más salen de la trinchera, las manos en los bolsillos para mostrar que no portan los fusiles y siguen al que porta el árbol de navidad. Este llega cerca de la trinchera inglesa y grita en inglés chapurreante "feliz navidad".
En otro sector se oye el grito "nosotros no disparar, vosotros no disparar". Los ingleses aceptan la oferta y grupos de soldados salen de las trincheras para aprovechar la improvisada tregua para recoger a los muertos de la Tierra de Nadie. Alemanes ayudan a los ingleses a recoger a sus muertos. Ingleses ayudan a los alemanes a recoger a sus muertos. Un capellán inglés oficia los enterramientos compartidos en dos fosas una junto a la otra donde cada ejército entierra a sus muertos.
El suceso se extiende por las trincheras. Un soldado alemán que se ha acercado a un soldado inglés en la Tierra de Nadie le dice: "Yo soy sajón, y tú eres anglosajón. ¿Por qué peleamos?". Al recordar muchos años después aquel maravilloso momento, el soldado inglés reconoce: "Aún ignoro la respuesta".

Una generación de jóvenes europeos llena las tumbas de Francia y muchos de ellos no sabían por qué luchaban. Habían confiado en que sus políticos y dirigentes sabían lo que hacían al pedirles embarcarse en aquella guerra horrorosa. Ningún político de los que declaró la guerra pasó frío y hambre en las trincheras, ninguno vió morir a sus amigos, ninguno resultó mutilado o sus pulmones quedaron desmenuzados por los gases. Fueron la juventud de cada nación la que dejó su sangre en las trincheras. Les habían dicho que la guerra terminaría antes de navidad. Y ahí estaban, en navidad, en las trincheras. Y sin visos de que la cosa fuera a terminar en breve.

Así que por un día, los soldados de las trincheras de Ypres se atrevieron a soñar. Llevaban meses fuera de sus casas, rodeados de muerte. Agradecieron el respiro. Y además se dieron cuenta de una cosa. El tipo de la trinchera de enfrente, era un joven de su misma edad, un campesino, un estudiante, un hombre de ojos amigables, un ser humano que comía, dormía, sangraba y lloraba como ellos. No era el monstruo inhumano que sus líderes les habían pintado. Era un hombre que temía morir, que sufría dolor, que le costaba conciliar el sueño entre las bombas, como ellos.
Aquel día, lo vieron.

Los altos mandos oyeron rumores de lo que estaba sucediendo. !Inadmisible¡ ¿Soldados que no estaban cumpliendo la patriótica y noble tarea de destripar al enemigo y derramar su sangre en defensa de su patria? !Oficiales, pongan coto a estos lamentables sucesos¡ En algunos lugares, los oficiales, gente que comparte la vida de los soldados en las trincheras, acaban con la tregua. Algunos avisan a sus contrarios para que les de tiempo a volver a las trincheras a retomar la monótona y horrible tarea de morir y matar en las trincheras. Otros disparan directamente con fusil o artillería para acabar con aquello.
Pero en muchos otros lugares los oficiales están hartos. Escriben informes diciendo que no han podido evitarlo pero que se las han arreglado para que la cosa sea un simple momento de limpiar la Tierra de Nadie sin confraternización con el enemigo.
Pero la realidad es que si hay confraternización. A cientos, los soldados salen de las trincheras y se acercan a sus enemigos. Se desean felices navidades en francés, inglés, alemán, belga. Se estrechan manos. Se hacen fotos juntos. Se intercambian botones de casaca como si fueran preciosos regalos. Se comparten botellas de vino, raciones, canciones. Se juega al fútbol con pelotas improvisadas.

El ruido continuo de la guerra lleva meses espantando a los pájaros que casi ni se atreven a volar por la zona. El silencio de las armas hace que algunos osen volar y posarse entre los soldados, que les dan de comer migas de pan.

No se puede decir que no muriera nadie esa noche en Ypres. En algunos lugares del frente no se produjo esa tregua espontanea y murieron soldados, como todos los días desde que había empezado la guerra. Pero en los lugares donde los soldados se atrevieron a decir "aunque sólo sea por esta noche no quiero que haya muertos", así fue.

La cosa, por desgracia no podía durar más allá del 25. Los altos mandos enviaron oficiales "capaces" a los lugares donde los oficiales del terreno no habían podido o querido detener la tregua. Se amenazó con juicios marciales, fusilamientos. Se ordenó a la lejana artillería abrir fuego para forzar a los soldados a volver cada uno a sus trincheras. O se llegó a la conclusión de que aquello no podía durar más sin fuertes represalias por parte de los mandos y tras estrechar manos cada soldado volvió a su lugar. Aunque en algunos lugares la tregua duró hasta Año Nuevo.

Al día siguiente, 26 de Diciembre, en casi todos los sectores del frente, volvieron a morir soldados, los centinelas volvieron a disparar a los enemigos con los que el día antes habían compartido canciones, risas y comida.

Sin novedad en el frente oeste.

"Estas montañas cubiertas de nieblas
son ahora mi hogar.
Pero mi casa están en las tierras bajas,
y siempre lo estará.
Algún día volvereis
a vuestros valles y vuestras granjas,
y no os consumiereis más
por ser hermanos de armas.

A través de estos campos de destrucción
y bautismos de fuego
he sido testigo de todo vuestro sufrimiento
mientras las batallas rugían.
Y aunque me hirieron gravemente
por el miedo y la alarma
no me abandonasteis, mis hermanos de armas.

Hay tantos mundos distintos,
tantos soles distintos...
Y nosotros solo tenemos un mundo,
pero vivimos en en mundos distintos.

Ahora el sol se ha ido al infierno
y la luna se ha alzado.
dejadme deciros hasta siempre,
todo hombre debe morir.
Pero está escrito en luz de las estrellas
y cada linea de tu mano:
SOMOS TONTOS POR HACERLE LA GUERRA
A NUESTROS HERMANOS DE ARMAS"

("Brothers in arms" Dire Straits)

Esta es la canción de la que hablábamos imaginate y yo el otro día, Su.

Hay un video de Paul McCartney de la canción "Pipes of Peace" (Pipas de la Paz) que muestra la Tregua de Navidad de 1914.

5 comentarios

val -

muy interesante,
me ha servido para
mi montaje para la fiesta de navidad de mi iglesia.
adios

Androgen a La Dama Oscura -

La Historia está llena de inexactitudes e interpretaciones emocionales y políticas que la desvirtuan. Si te la cuentan mal no es más que un montón de datos muchas veces aburridos (recuerdo que en el colegio me aburría soberanamente cuando tenía que estudiar la evolución económica del medievo por ejemplo o la diplomacia del siglo XIX).
Pero desde hace unos años empezé a interesarme más, a raiz de empezar a leer por mi cuenta, a buscar datos por mi cuenta, a interpretar las cosas según las distintas versiones.
Y a veces se descubren cosas preciosas, sorprendentes, terribles. Porque la Historia la desarrollaron los seres humanos y como tal, puede estar llena de belleza o terror.

Un abrazón

Androgen a imaginate -

Lo más bello es que fué real. Es difícil de creer, ¿verdad? Pero a veces las historias bonitas también suceden.

Un besote

La Dama Oscura -

Nunca me gustó la Historia, quizás nunca me la han contado de una forma amena y entretenida. No sabía nada de esta tregua, me ha encantado leer esto.
Intentaré encontrar el vídeo del que hablas.
Un beso.

imaginate -

Me ha encantado leer este artículo xD

Bellísima descripción del sentimiento fraterno.