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El Salón de las Músicas Perdidas

2 tras 11. Dos onces.

Números.

Mecanismos para la memoria.

Me acuerdo más del 11 que en principio es más lejano, en tiempo y espacio. El 11 con sus dos unos como dos torres. Coincidio con otro momento de engaño y depresión en mi vida. Hubo dos intensidades aquel día, tal vez por eso lo recuerdo mejor, lo que pensaba, lo que hice, lo que dije, lo que comí mientras miraba la televisión.

¿Por qué recuerdo peor donde estaba el 11 en el que los unos era traviesas de vía de tren?

Estaba aún en el cuarto piso. ¿Qué me hizo echarme la bata sobre los hombros y aún oliendo a sueño y sudor seco correr los dos pisos escaleras arriba para llegar a casa y estar de pie apoyado en el respaldo del sofá compartiendo en silencio las noticias de la televisión? ¿Oí algo desde la cama? ¿Encendí la televisión en el cuarto mientras esperaba que se ventilara la televisión y lo ví?

No lo recuerdo. Pero si recuerdo la sensación.

Con las torres sentía desesperación. Desesperación por el engaño y por los choques, la caida de los colosos, la muerte que estaba sucediendo ante mis ojos. Desesperación.

Con los trenes sentí ira. Ira, furia, ese ardor que empieza a subirte poco a poco desde la punta de los pies calentando todo tu cuerpo, subiendo por el estómago dejándolo hecho un puño, calentando los pulmones con un fuego sulfuroso qe los deja secos, trepando por la garganta en un gruñido inaudible y dejando cenizas en la mente, los ojos dos ascuas de dolor y furia, la mente pensando en aplastar las cabezas de los causantes con las manos desnudas, bañar los dedos en su putrefacta masa cerebral y pintarse las uñas con su sangre.

Ira. Furia.

La sensación de "no puede estar pasando en mi país"

¿Fue antes o después cuando yo esperaba un tren en esa misma estación, tras completar otra de esas pruebas para una empresa en Madrid, otra de esas en las que me rechazaron? No lo recuerdo. Los datos se diluyen.

Se diluyen ante dos recuerdos. El primero un rostro ceniciento, los ojos cerrados, la mandíbula desencajada, una mujer que ha muerto entre el dolor, segundos antes de ser tapada por una manta por los bomberos.

La segunda imagen una ilustración de Fernando Krahn, dibujante chileno, colaborador habitual del Magazine de La Nueva España de los fines de semana: Hay unas vías de tren. Hay una luz que las ilumina. Las sombras de las traviesas de las vías se alargan y se convierten en cruces.

192 cruces. Cientos cargan aún con las cruces que ese día cayeron sobre ellos o los que amaban.

¿Por qué?

¿Por qué?

¿Por qué?


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" Ha pasado el tiempo
no he dejado ni un momento
de pensar en los viejos sueños
en las noches de conciertos en un bar

Ha pasado el tiempo
y no sé por qué te cuento esto
será que se ha ido
la inocencia que llevo conmigo
si será el dolor, este amanecer
que me ha helado el alma
quiero despertar
porque no puede ser verdad
esta mala hora


Esta madrugada
que parece nunca acabar
esta noche de angustiosa calma

Va pasando el tiempo
bajo el cielo sin estrellas de Madrid
pero hoy no encuentro
la ilusión que me quemaba dentro
Nada más llegar a esta ciudad
que nos devora
dime dónde estás que te quiero ver
y dejar pasar esta mala hora

Esta madrugada
que parece nunca acabar
esta noche de angustiosa calma
Quédate conmigo
hasta que la luz se haga
esta madrugada

Quiero despertar
porque no puede ser verdad
esta mala hora

Esta madrugada
que parece nunca acabar
esta noche de angustiosa calma
Quédate conmigo
hasta que la luz se haga
esta noche oscura de mi alma

Esta madrugada
que parece nunca, nunca acabar
quédate conmigo
hasta que la luz se haga
esta madrugada"

("Esta madrugada" Amaral (canción inspirada en el 11-M) )

¿Por qué?

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PD: La foto está sacada de esta página: http://www.fijaciones.org/archives/2005/03/estacion_de_ato.html

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