Algo que no es un final
Si, sale de dentro para tí. Así que no creo que sea desperdiciarla. Es una belleza que te correponde.
El último trozo de un cuento, pero no su final:
"... pasaron tormentas y resacas, estaciones y sombras. El sol jugó al escondite con la noche cientos de veces y el aire giró a veces cálido y a veces frío, siempre cambiante...
Los gigantes de piedra perdieron un milímetro de su piel al embate de las olas. Y siempre que miraban abajo ahí estaba la nereida.
Sólo que una vez que miraron ya no estaba.
Había pasado demasiado tiempo. "No, ya no está, ya no viene, ya no voy. El tiempo ha pasado" había pensado ella cuando un duro granizo impactó en su piel expuesta, enfriándola, dañándola. La ausencia de él se convirtió en definitiva, sin ningún motivo físico para ello, simplemente fue como si un botón se hubiera apretado dentro de la mente y corazón de la nereida y ese botón hubiera encendido las luces y hubiera sido consciente de algo que antes no veía: su lejanía. Supo que él no había emprendido nunca el viaje, que nunca había pensado ir hacia ella, o marcarle el camino a ella para ir hacia él.
El encuentro había pasado de ser una certeza, algo que iba a suceder, a convertirse en el recuerdo de una esperanza.
Así que la nereida se incorporó de su roca y se adentró de nuevo en el mar. Era lo natural, pensaba, de el mar había surgido y al mar volvía. Pero no se sentía en su lugar entre las corrientes y los peces y las fumarolas, así que nadó y nadó. Y llegó a una sima tan profunda que hasta la oscuridad se había olvidado de su existencia y lo que allí habitaba era lo que está justo por debajo de las tinieblas. Allí ninguna fumarola soltaba luz y calor, ningún pez abisal se adentraba porque era un vacío absoluto. Allí hasta el tiempo temía entrar. Y la nereida nadó a ciegas siempre hacia abajo. Se detuvo enmedio de las sombras y escuchó las voces.
-Ven, pequeña, porque pequeña eres en cuerpo y alma para nosotros. Ven a nuestro abrazo. No te ofrecemos olvido, no te ofrecemos paz, pero tampoco te ofrecemos luz engañosa que luego huye dejándote con el dolor de su recuerdo. Tampoco te ofrecemos compasión ni piedad, ni nada para sanar tu interior. Pero tampoco te decimos que van a pasar cosas que luego no suceden, no te ofrecemos esperanza para que luego no haya sufrimiento. Lo que te ofrecemos es volverte como nosotros, ser olvidada por el tiempo, fundirte con la oscuridad para que nunca haya quizás ni preguntas ni dudas, solo una eternidad de estancia, de presencia, sin sueños ni tristezas, sin alegrías ni movimiento. Ven y deja de sentir, como nosotras hemos dejado de sentir.
Pero la nereida rió y las sombras temblaron asustadas y enfurecidas, porque hacía tiempo que una risa sincera y la luz que trae, mancillaban el vacío de la sima.
-Mi vida no acaba con su ausencia. Estoy viva. Viva para sentir, cosas buenas y cosas buenas. Viva para sentir la vida. Me esperan muchas cosas. Nada ha terminado. Quedaos aquí con el final que habeis escogido. Yo escojo el aire y el agua, la risa y la lágrima. Yo escojo ser lo que siempre he sido.-
Y la nereida volvió a ascender, a la luz del sol que se partía en mil reflejos bajo las olas, a la salada espuma que corona las algas flotantes, a las puntiagudas rocas de coral, a la crujiente arena de la playa y a la caricia del aire.
La nereida no era su prima la sirenita."
Al seguir viviendo no puede ponersele un FIN al final de una frase, porque la vida continua y el "comieron perdices" es una forma muy triste de resumir millones de segundos de sentir.
4 comentarios
Androgen a un_mar_de_calma -
Es una sirena en posición de poder :)
Un abrazo.
un_mar_de_calma -
Androgen -
Gracias por los besos, cada uno ha hecho brotar una sonrisa :)
Polen -