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El Salón de las Músicas Perdidas

Poner o no poner

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Muchas cosas poco importantes y alguna interesante pasan estos días. Y yo me he ido alejando cada vez más del Salón y no las consigno, incluso cuando tengo algo de tiempo libre en el ordenador. No es sólo el estudiar. Nunca me he matado estudiando y las costumbres son difíciles de abandonar, y aunque haya estado echándole más tiempo que de costumbre he tenido tiempo.
Tiempo para pensar, para leer, para escribir.

He podido leer como alguien a quien aprecio y quiero escribía que le había hecho descubrir la palabra que define lo que le faltaba, lo que no había alcanzado, lo que no encontraba... su "home", su "hogar".
Y yo no le dije que aunque no pudiera darle o facilitarle el llegar a ese "hogar" creo firmemente que hay un lugar cojonudo para ella en alguna parte, un lugar que ella siendo como es, echándole todo lo que le echa, descubriendo todo lo que descubre, alcanzará. Estoy seguro. Porque hay esperanzas básicas en esta vida, sino abandonarla sería más fácil de lo que es. La esperanza de ser amado, la esperanza de que las cosas pueden arreglarse, la esperanza de que un día bueno puede compensar muchos malos, la esperanza de darle algo mejor de lo que hay a quienes quieres... y la esperanza de que la gente brillante, la gente que refulge, alcanzará lo bueno que merece por haber dado esa luz a los demás. Esa es la esperanza que tengo para ella.

También me siento avergonzado de mi vagancia al leer como otra persona que me encanta leer por como hace de lo cotidiano algo sorprendente, me escribe "no escribo mucho pero te leo"...
Y al escribir eso ya ha escrito más de lo que le he escrito yo últimamentem que también la he estado leyendo pero no he dejado huella, porque la leía (como he hecho últimamente) sin leer del todo, últimamente desde hace unos años siento que leo saltándome palabras, deprisa, como si me faltara tiempo, como si tuviera que leer todos los libros del mundo y si me paro a leer con tranquilidad no pudiera cumplir mi cometido. Eso es lo que he perdido, la tranquilidad, la inmersión, la sensación de que el tiempo es eterno cuando me pongo a leer...
Ella me escribió en su poco tiempo y yo no a ella, por eso me dió vergüenza.

También me escribe en mis escasas apariciones recientes la ventana al mundo, a la que siempre miro las fotos y una vez más, no dejo mi huella más que a veces, aunque sólo sea para sonreir, dos carácteres que no me cuestan más de dos segundos teclear y que pueden significar tanto y no lo hago... Y también siento vergüenza por no hacerlo cuando sus comentarios me demuestran que hay gente más decente que yo aunque me dirá que nadie me obliga y es verdad, pero siento que estoy... fallando en algo.

Y leo sobre ahijado verdes que cierran sus grandes ojos para siempre, leo las mismas historias de barcos y arrecifes que desde hace un tiempo erosionan el terreno antaño cambiante... y escribo poco.

Me refugio en el cansancio para escribir menos. Me pasan los momentos propicios entre idas y venidas de la banalidad de un curro temporal de nueve a dos y clases de una hora medio amodorrado, oposiciones finsemaneras...

Escribo poco incluso a gente que esta lejos y echo de menos cada día que pasa. Aunque haya tantas cosas que quisiera comentarle, aunque sepa que lee estas letras no basta, nunca basta la lejanía con la gente brillante y él es uno de ellos y no basta con frías letras negras en eléctrico blanco y mensajes en contestadores de messengers. La distancia no es el olvido, nunca lo ha sido en mi caso, pero si ha sido es y será dolor y soledad...

Cada vez más gente que me hacía dejar de sentirme sólo acaba en Madrid, esa ciudad que es mi fobia autoadquirida y probablemente injusta. Y yo sigo aquí.

Pero no es sólo los kilómetros hasta la pérfida Albión o hasta la asfixiante Madrid. La lejanía puede ser leer menos a menudo y perderse en las bellas palabras que están ahí con una belleza no tan oculta de fondos negros. La lejanía puede ser el minuto después de que N. se marche... aunque normalmente me tarda más de un minuto en llegar esa lejanía, cuando disminuye el aura, la sensación, cuando llega la resaca.
Cuando paso una semana sin verla como esta semana y espero al salir de la oposición con ansia que haga sol para que ella venga y no viene y no responde al sms ni siquiera para decir que no vendrá y tampoco está cuando llamo para narrarle las ofertas de trabajo que han salido ese día en el periódico y no sé cuándo podré verla porque está trabajando en otra ciudad y no puede desplazarse tanto como cuando no trabaja...
O si puede. Pero no hay motivo para hacerlo.
Porque no siente lo mismo que yo. Y hay días que lo llevo mejor como le dije, pero hay tantos días que no lo llevo bien...

Porque no dejo de recordar que me dijo que no la ponía. Y a veces un coloquialismo vulgar resume mejor que mil silencios o poesías o catedráticos de diccionarios todo. Todo. Porque no la pongo y no sé si la llegaré a poner algún día porque creo que tiene miedo de que eso pase porque piensa que me perderá, o se perderá ella o perderá algo. Y desde luego creo que algo cambiará, pero no necesariamente se perderá. Pero no es más que mi opinión y la suya no cambia y no cambia y no sé si me dijo la verdad sobre ponerla o si es cierto que es lo que hay pero eso puede cambiar o si no va a cambiar nunca, por miedo o porque es lo que hay, porque no sé poner a nadie... No es correcto decir esto, porque tal vez si hubo a quien puse pero no "aproveché" el momento, pero desde luego cuando yo quise poner y ser puesto y estaba dispuesto a seguir hasta el final siempre me detuvieron y es su derecho pero me deja pensando que no valgo para hacer sentir pasión y eso es muy muy duro.
Porque aumenta el riesgo de quedarse sólo cuando uno no sabe despertar pasiones.

Y mi mente funciona todo estos días, porque no hay veces que uno piense más cosas diversas en todos sus profundos aspectos que cuando tiene que pensar en una sóla, como las oposiciones en este mi caso, que resulta ser al final a la que menos tiempo dedicas de tu mente. Y pienso maravillas y simplezas. EScucho canciones que hace unos meses hubiera corrido contra viento y marea a poner en el Salón. Proyecto planes que no cuajan, empiezo escritos que nunca terminan, inicio lineas de pensamiento que se pierden con las luces de otro día. Me descubro en un marasmo y me dejo llevar por la ausencia de movimiento sin luchar contra ello con todas mis fuerzas. Hilo palabras que ahora me rehuyen para hablar de sueños y esperanzas y pasiones y deseos y N. y dragones y amigos y hermanos y soledades y futuros posibles y amores y amoríos que están presentes pero de los que nunca he hablado aquí y secretos no contados y secretos sí contados...
De pasados vistos de otra manera, de interpretaciones nuevas a cosas que creía certezas, de alejamientos a veces necesarios y a veces desmesurados de cosas de las que no quiero alejarme. De niños que se llaman como yo, de niños que a otros les vendrán...

De miserias magníficas y miserias mundanas. De pecados que me quedan por autoestudiar, de calvicies grasas y barbas que dejan heridas al ser rapadas.

¿Cómo hablar de todas esas cosas si siento que ha pasado el instante de contarlas? PEro esto es un círculo y puede que llegue otras vez un momento propicio y las palabras fluyan, sin necesidad de que sean mágicas o nobelescas o dejen huella eterna en quien las lee, simplemente siendo... las adecuadas.

Pero hay cosas que puedo contar ahora, como dos oposiciones suspensas (aunque ya haya hablado de ello) y dos que aún quedan por salir las notas. Y no salen ofertas de trabajo "adecuadas" que pueda enviar así que otra semana más, ahora sin oposiciones a la vista en breve, quedo a la espera... esperando no sé el qué, porque nunca ha llegado. Y cuando llega en el momento siento que és eso, como un sms de cierta persona o un instante de decisión o un proyecto en el que logro volcarme durante más de un día entero... pero al final no es eso lo que esperaba, porque sigo esperando y no llega.

Y la vida sigue pasándome.

6 comentarios

Androgen a carmen -

Ay que mal te trata blogia últimamente, ya hasta se te come letras :(

Puede ser miedo por todo lo que no he contado aquí, pero tienes razón en que hay que dejar de ser ridículo y pensar que lo malo es lo más reciente, que lo bueno es lo más antiguo y que toca tomar una decisión...

Un besotazo

Androgen a un_mar_de_calma -

Vergüenza porque paso y a veces se me ocurre qué escribir y no escribo, vergüenza por la vagancia.

Un abrazo

Androgen a Patricia -

Me paso la vida perdiendo intercolutores estables...

Hasta yo mismo dejo de serlo y cuando uno no se tiene ni a sí mismo para responderse... malo.

Un abrazo

crmen -

chiqui... si ell_ te dijo que no l_ pones... eso no es miedo precioso, es que no l_ pones... sorry, pero eso es r_dic_l.. un bes_zo

un_mar_de_calma -

VErguenza,`porque?no hay ninguna obligación, yo paso cuando puedo al igual que tú.

un abrazo

Patricia -

Si ya está todo dicho en el refranero: el que espera, desespera. Por eso esperar a que un milagro cambie las cosas nos pudre por dentro. Hay que menearse.
Estás cagado y eso te impide algo mejor que esperar.
Es tan fácil verme en tu pasividad (salió la awela), y tan difícil susurrarte que luego la vida te pasa por encima de lo no vivido(a los gritos): ¡¡mueve el culo!!. Recuerda las palabras del profe en Los poetas muertos: carpe diem, carpe diem.
Si, ya, que fácil decirlo.
Pírate de vacaciones, solo, exponte, déjate mostachos, rápate la calva... O no hagas nada y disfruta de ese "refuerzo secundario" que es la pasividad. Tienes poesía tío, pero no interlocutores; búscalos en otra parte.
(Madrid no es la única alternativa hombre)