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El Salón de las Músicas Perdidas

BEARD OF SORROW

BEARD OF SORROW

 Que traducido quiere decir algo así como “la barba de la angustia”. Es un término acuñado en TVTropes (página dedicad a analizar los tópicos y estereotipos frecuentes en los medios visuales, está en inglés, pero para quien lo entienda es una fuente de curiosidad y sorpresas constantes, con el consiguiente peligro para la existencia de tiempo libre…)

 

  El término hace referencia a todas esas situaciones en las que la manera más sencilla de mostrar que un personaje masculino está sumido en una depresión es mostrando que ha dejado de afeitarse, ya que una de las consecuencias más evidentes de la depresión es perder interés por el aspecto personal y dejarse de afeitar, junto con llevar la misma ropa arrugada día tras días, son la forma más visual de mostrar el abandono del interés por tener buen aspecto.

 

 Y yo ahora llevo perilla. Bueno, más bien como le dije a un colega hace un par de días, más que dejarme barba lo que parece es que soy una bola de billar que ha caído en un charco de mierda y le ha quedado el cerco en la parte inferior (ahora que me corté el pelo recientemente es lo primero que pensé cuando me miré al espejo). Es sólo bigote y perilla formando un círculo, tampoco lo dejo crecer demasiado, pero ahí está. Y aunque la depresión comenzó antes de que un día por probar empezara a dejarme la barba (para ser concretos, cuando mi madre estaba ingresada en el hospital, con lo que ya vamos por el mes y medio casi de crecimiento pelo-facial) me ha dado por pensar últimamente que este es otro de esos intentos de hacer un cambio en la vida y al no saber por donde empezar en comportamiento y pensamiento, siempre es más fácil cambiar algo del aspecto, usualmente las personas cambian de corte de pelo (los que lo tengan. Este es otro tópico que en TVTropes denominan “Corte de pelo con importante sentido”. Es más importante en los medios orientales sobre todo en el caso de las mujeres, donde culturalmente el peinado y longitud del pelo eran antaño parte de la representación del estatus y estado social, con lo que un corte de pelo o cambio de peinado significaba un cambio importante tanto en lo exterior como en la actitud interior) pero me temo que yo carezco del equipamiento necesario para permitirme esas aventuras estéticas. Así que por ahora es sólo la barba.

 

 Sólo mi madre me ha dicho que me queda mal, pero es que a ella no le gusta ninguna barba. El resto de la gente, por ahora, hermanos, compañeras de trabajo, colegas… me ha dicho que me queda bien.

 

 Yo no sé si me queda bien. Me hace distinto, pica bastante y es molesta de cuidar. Veremos lo que dura ahí puesta.

 

 

 La depresión que igual es el motivo de dejarme la barba o igual no, viene motivada por una serie de factores. El primero creo que es el estrés. O lo que yo considero que es estrés, porque a cualquiera que esté con más presión en la vida que yo le parecerá un chiste lo que voy a contar, pero bueno, ya sabemos como funciono en lo relativo a valorar las cosas es su justa medida… El estrés se me ha estado acumulando entre el ingreso de mi madre, la situación de percepción de menosprecio que creía notar por parte de mis colegas, la consciencia cada vez mayor de la rutina de soledad en la que estoy inmerso, el incremento de la presión en el volumen de trabajo por la ausencia de nuestra compañera y las ingeniosas medidas presupuestarias que se le han ocurrido ahora al cerebrito privilegiado del consejero de economía y sobre todo por N.

 

 Bueno por N. no, no por algo que ella haga. Sino por lo que estoy haciendo yo con respecto a ella.

 

 Hace un mes y medio que no la veo y es por decisión mía.

 

 No es que pasara nada relevante, ningún momento Hollywood a cámara lenta y música lacrimógena. No. Pensaba que todo empezó de una manera muy sencilla, en principio íbamos a quedar el penúltimo o último día de San Mateo y no me llamó, como otras veces y luego pasó lo de mi madre y la huelga y tuve la mente ocupada y cuando me dí cuenta pues ya hacía casi 3 semanas que no sabía de ella. Y lo dejé estar así. Pasé por varios estados en ese asunto. Primero fue como ya he dicho “ahora no puedo pensar en eso”. Luego vino “vamos a ver cuánto tarda en llamarme si yo no la llamo a ella”. Luego pasé por “estoy un poco cansado ya de todo esto”. Luego mi favorito, el estadio de “esto es lo que me causa dolor y lo merezco, así que como me hace más daño no verla que verla, pues vamos a seguir así”. Entremezclado en los anteriores hubo algunos días de “échame de menos y pásalo mal, como me haces pasar a mí”. Pero no soy un alma tan cándida ya y sé que al no sentir lo mismo que yo, para ella realmente no es un dolor no verme. Puede ser un disgusto, un aburrimiento, una extrañeza, una inquietud, algo de echar de menos, pero desde luego no es dolor.

 Últimamente ha asomado otro curioso pensamiento sobre este tema que es “ya que he llegado hasta aquí, a ver hasta donde llego”

 

 Con todo este batiburrillo en mi mente creo que es fácil darse cuenta que no tengo ni idea de por qué estoy haciendo esto y qué quiero conseguir con ello. No sé si quiero provocarle una reacción, que eche de menos y cambien sus sentimientos hacia mí por ver lo que es la vida sin mí (toma ramalazo de egocentrismo y megalomanía, como si yo fuera el mejor melón de la huerta o algo así…), que sea ella la que corte el lazo y pase de mí porque yo no tengo valor para hacerlo por mi cuenta, no sé si quiero llegar a poder ser sólo su amigo sin que me duela verla y sus ausencias, no sé si quiero dejar de quererla, no sé si quiero castigarme a mí mismo o a ella…

 

 En fin, un lío monumental. Pero aquí sigo. Y eso que he tenido oportunidades. Cuando quedaba un día para que se cumpliera el mes sin vernos me mandó un sms, en el que aunque no hablaba de quedar si me parecía que dejaba la puerta abierta a que yo lo sugiriera. Mi primer impulso fue no responder al sms como a veces hace ella y que probara su propia medicina, pero también por impulso irracional terminé respondiendo, enviando un trozo de la letra de una canción de Amaral en la que sólo cambié una palabra al final y un buen entendedor traduciría enseguida mi estado de ánimo de ese breve texto. No hubo respuesta por su parte, no sé si porque interpretó correctamente mi respuesta, porque no lo leyó en el momento sino horas o incluso días más tarde y para entonces responder ya no tenía sentido o porque no entendió nada y pensó que tampoco tenía muchas ganas de entender y para qué iba a contagiarse de mi estado de ánimo si indagaba un poco más o que mejor mantenerse alejada por un tiempo de alguien que mostraba una inestabilidad tan acusada.

 Pasó otro medio mes y el viernes me mandó un sms para quedar, pero yo ya había quedado con los colegas, habían venido dos de los exiliados madrileños, así que por suerte pude aferrarme a eso para no quedar con ella, porque aunque no pensaba que después de tanto tiempo me inquietara un sms suyo, pues si, todavía me inquieta y me produjo agitación, lo que demuestra que sea donde sea que quiero llegar, aún no he llegado. De no haber tenido esa excusa, me hubiera pasado una hora pensando “la llamo, no la llamo, quedo, no quedo, si quedo qué voy a hacer, hablarlo con ella o no, mostrar la turbulencia que tengo dentro u ocultarla, si no quedo qué le voy a responder, algo que puede que cause que no quedemos nunca más o no sé si querré quedar en el futuro y no debo cerrar la puerta…”

 Creo que tal como lo cuento queda claro el estado de paja mental en que me hallo.

 

 Por cierto, que antes dije que “pensaba que todo empezó de una manera sencilla”. Pero eso fue al principio ya que dándole vueltas me dí cuenta que había algo más. Durante mi cumpleaños una vez más hubo cierto enrolle leve entre ella y yo, motivado por su parte por la bebida y comenzando la resaca a las seis de la mañana en una cafetería tomando dicho brebaje para calmarse un poco y poder coger el coche de vuelta a su casa, una vez más el arrepentimiento se cebó en ella y me dijo otra vez que estaba bastante hastiada que yo siguiera intentándolo con ella. Tanto lo sentimental como lo sexual. Teniendo en cuenta que esa vez no había sido precisamente una de las más activas por mi parte, no sé porque me calaron tanto en esta ocasión sus palabras. Igual porque el viaje a Madrid tuvo una resonancia mucho más profunda y el mal trago, la discusión, lo que pasó, dejaron un regusto mucho más amargo y duradero de lo que creía a pesar de hablarlo entre los dos un par de veces ya. O igual se remonta a la otra discusión anterior sobre si contaríamos al otro que teníamos una enfermedad mortal y sus ramificaciones acerca de la confianza y la protección del ánimo de la otra persona en la cual, para variar, teníamos puntos de vista contrapuestos. No sé. O igual me pilló con los biorritmos descolocados. El caso es que me tomé en serio sus palabras mucho más que en ocasiones anteriores y el par de veces que quedamos a tomar algo durante San Mateo no hubo intentos por mi parte de tonteo, toqueteo, insinuación, seducción o cualquier otro intento de acercamiento. Y a pesar de hacer eso pues no quiso quedar cuando habíamos hablado de quedar al final de las fiestas, lo mismo que sucede cuando sí me pongo pesado, o sea que no hay diferencia en función de cómo me comporte. Al menos esa fue la impresión que me dio.

 Así que realmente tal vez estoy intentando comportarme como ella quiere. Lejos pero no demasiado. Cerca cuando quiere pero tampoco demasiado cerca. Sólo una amistad desapegada que se esté un par de meses sin verse y parezca que no han pasado esos meses cuando de repente se quede dos o tres días en una semana y luego otro mes sin verse y luego verse un día y luego otro mes y medio y etc etc. Una amistad en la que yo tenga que beber aunque no quiera, trasnochar aunque no quiera, ir a sitios donde no quiero ir, pero ceda porque es lo que ella quiere. Una amistad en la que yo haga como que verla y estar con ella no es lo que más quiero en este mundo y el plan que hace que cancele todos los demás planes, sino que pueda decirle “hoy no” aun sabiendo que pasará otro mes hasta que ella me llame para decir que vale, que quedemos, porque si intento yo hacer esa llamada, no habrá respuesta o serán cuatro “hoy no” seguidos hasta que me canse y deje de llamar y sea ella la que decida que quiere quedar y se mueva para conseguirlo, como ha pasado hasta ahora.

 Y por supuesto que deje de amarla y quererla.

 

 No sé si soy capaz de eso. Creo que no. Esto se parece demasiado a uno de esos ultimátum de “o todo o nada” si no fuera porque no existe esa elección realmente, yo no puedo elegir si sentir todo o nada, lo único que puedo elegir es cómo actuar una vez que me doy cuenta que no puedo ser sólo su amigo. Aunque ser un amigo, un buen amigo, el mejor amigo es algo importante, para mi es un “vaso medio vacío”.

 

 

 

 Así que así ando. Y aunque la situación con los colegas se ha remendado un poco (con un pequeño coste en la importancia que tienen en mi vida) ahora me surge una nueva inquietud. Aunque me queje del aumento de volumen de trabajo debo reconocer que mi situación laboral es de las pocas cosas que me iban bien últimamente. Y ahora puede que eso se haya terminado también.

 

 (aquí va a empezar una un poco larga explicación de conceptos administrativos y funcionariales que si aburren pueden ser saltados hasta el siguiente paréntesis donde resumiré la situación con menos esdrújulas y niñovicentismo)

 

Mi hermano me comunicó el sábado que hay rumores creíbles y fiables de que va a darse un concurso de traslados en la administración del Principado. Un concurso de traslados consiste en que se ofrecen a la gente fija ocupar ciertas plazas que están vacantes en la administración (vacantes es que el puesto está ocupado por un interino que no está sustituyendo una baja médica o de maternidad o temporal, sino que el anterior ocupante fijo del puesto se ha ido a otra parte, ha ascendido y por tanto abandonado ese puesto para irse a otro o se ha jubilado o ha abandonado la administración. O sea, que la interinidad no tiene una fecha concreta y segura de finalizar. Hay gente que se está un mes así y otros que se han jubilado tras 30 años así) en visos a que la gente pueda acercarse a su lugar de residencia si es que están trabajando fuera, o cambien de lugar de trabajo si están teniendo tensiones en donde están ahora o por ascender de nivel sin cambiar de categoría (en la misma categoría, por ejemplo auxiliar administrativo, hay diversos niveles, usualmente relacionados con las tareas que desempeñe el auxiliar, su nivel de responsabilidad y una jornada de trabajo más o menos reducida, así un mayor nivel hace que cobres más, pero por ejemplo igual tienes que trabajar cinco horas más a la semana) o simplemente porque les de la venada de cambiar de aires. Se ofrecen los puestos, se apunta la gente a esos puestos, hay un examen para fijar el orden de precedencia de ocupación de esos puestos y luego se adjudican. Y el interino a la calle.

 Pues si se da un concurso de traslados, yo estoy ocupando una vacante. Así que si se oferta mi puesto y alguien lo quiere… yo acabo. En un momento en que la bolsa de empleo con la que entré en la administración no se mueve porque no hay dinero para sustituciones y el mercado laboral está infame, con lo que sería para mi otra vez el paro. Y nuevas oposiciones para ser fijo van a tardar al menos un año en darse, así que sería otro año mano sobre mano y encima sin la seguridad de poder aprobar una oposición en el futuro.

 

(retomamos el lenguaje llano. En resumen: que puede que unos meses me echen, no es seguro pero si bastante posible)

 

 Así que no estoy muy animado estos días. Me debería preocupar bastante esos arrebatos de autoodio que me están viniendo recientemente, hasta el punto de pensar cosas como “debería acostarme pronto que mañana madrugo para ir al curro, pero no voy a hacerlo, para andar bien jodido mañana que es lo que me merezco, el malestar, el dolor de cabeza y el sentirme derrotado en la vida BWA HAHAHA!!!!”. Bueno, lo de la risa maniaca final no lo hago, pero da idea del tono general de pensamiento…

 Entre pitos y flautas, depresión, hiperactividad, preocupación, falta de ganas de acostarme, miedo a quedarme pensando en la oscuridad antes de dormirme y autodesprecio, hubo una semana que dormí de media cuatro horas (si, de media, los 7 días de la semana).

 Así que también vuelvo a tener trastornos del sueño…

 

 Fantástico. A veces me siento como si volviera a ser el de hace 4 años y nada hubiera servido…

2 comentarios

Androgen a La Dama Oscura -

Mi madre mejor, gracias, ya hasta la vuelven a hacer la vida amarga, así que la familia debe considerar que ya está sana de nuevo...
Lo del concurso de traslados sale hoy la lista de puestos (el mio está) y que será en 6 meses, como dices depende de si alguien se interesa por la plaza, es una plaza de nivel simple así que no es probable pero siempre es posible, veremos.
El otro día estuve hablando con la educadora del servicio (que estudió psicología) y le pasa como a mí, depresiones crónicas, y me dijo que si es una cosa de la química del cerebro, no es evitable por buenos pensamientos y optimismo, y la gente no puede entenderlo que eres perfectamente consciente que no hay tantos motivos para andar depre, pero es imposible evitarlo.

Siento lo del gato.
Un abrazo

La Dama Oscura -

Espero que tu madre esté mejor, y siento lo del coche. Iba a escribirte en el post anterior cuando lo escribiste pero cuando lo leí no podía entretenerme demasiao y luego ya se me pasó.

Lo de la administración... no sé cómo funcionará allí en Asturias, pero si es como la de Aragón yo no me fiaría demasiado de esos rumores. Además, aunque sean ciertos, puede pasar mucho tiempo hasta que el concurso de traslados se lleve a cabo, y también puede ser que nadie se interese por tu plaza, asi que no te dés mal con eso, no seas tan pesimista. Y bueno, si al final se acaba tu interinidad, ya te llamarán, por muy poco que se mueva la bolsa en estos tiempos, siempre se mueve algo, así que no desesperes.

Tienes que empezar a ser un poco más optimista. El otro día en un programa de la tele, en el que salía la hija de Punset, no sé si lo verías, decía que había estudios sobre las personas que tienen buena suerte y las que no la tienen, y depende en gran medida de la actitud de la persona. Las personas que tienen buena suerte es porque la buscan, porque están abiertas a nuevas oportunidades y experiencias, porque son optimistas y cuando algo va mal piensan que podría ir todavía peor y le sonríen a la vida. En cambio, las que no tienen buena suerte, es porque están tan abatidos, tan derrotados, que no se dan cuenta de las oportunidades y las buenas cosas que la vida les va brindando, porque son incapaces de levantar la vista del suelo, y entonces no las ven y las dejan escapar. Además, su actitud pesimista no ayuda.
Ahora yo intento ver las cosas de otra manera, desde un lado más positivo, aunque también he de decir que es difícil, que cuando llevas un montón de días en los que absolutamente todo te sale al revés y sólo hay desgracias, pues no es fácil. Yo llevo unas semanas que... en fin, demasiados accidentes juntos. Pero lo importante es reírse después y pensar "joder, podría haber sido peor, podría haber muerto, o al menos haber acabado en el hospital, y no fue así"

Un abrazo.