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El Salón de las Músicas Perdidas

Desnudando lo inconfesable

PERRO

PERRO

Soy un perro.

 

Tu perro.

 

 Como todos los perros puedo ser tu mejor amigo, tu mejor compañía, la sonrisa en tus días tristes, tu cariño si te sientes sola. La mayor parte de los perros tienen la suerte de tener un dueño que los valora, los cuida, los quiere, incluso que se desvive por hacerles sentir felices en todo lo posible.

 

 Yo no. Yo soy un perro de los desafortunados. De los pobres perros que tienen un dueño abusivo, despreocupado, falto de empatía o directamente una bestia con forma humana.

 

 Yo agradeceré cada palmada en la cabeza, cada palabra amable o ligeramente cariñosa, lo agradeceré con toda mi alma. Y cuando me des una patada porque estoy en medio o porque estoy a mano para descargar la frustración creeré de corazón que es culpa mía. Y lo mismo pensaré cuando me des una bofetada, me grites, me insultes, me desprecies, no alimentes mi hambre de un poco de cariño durante meses, me ignores o me eches del hogar que creía haber encontrado al calor de tu alma.

 Me dejarás fuera, en el jardín, sin caseta, bajo la lluvia, en mis peores momentos, atado con una cuerda hecha de recuerdos y de “no te puedo decir lo que pasará en el futuro pero ahora…”, una cuerda me que deja poco movimiento y que aunque intento morder para poder resguardarme bajo un alero, es de hierro porque te has metido en mi alma. Todos hemos intentado arrancarnos un trozo de alma a mordiscos para escapar de la trampa para osos alguna vez, y todos sabemos lo duro que es. Algunos lo consiguen y otros dejan de hacerlo cuando las primeras heridas de mordiscos duelen tanto que te das cuenta que el dolor de perder la pata va a ser peor que el dolor que sientes en esos momentos. Y entonces se quedan, atrapado, sangrando, durante mucho tiempo, hasta que mueren de hambre y sed, lentamente.

 Yo soy de estos últimos. No todos somos perros heroicos de las series de televisión, notados somos fuertes como un San Bernardo, rápidos como un galgo, preciosos como un samoyedo. Algunos somos malas mezclas, perros patada, errores de un criador sin escrúpulos, deshechos de una camada

 Algunos somos perros callejeros.

 

 Y así me oirás gemir a veces, bajito,  atado a mi poste fuera de tu casa, y me ignorarás la mayor parte del tiempo, salvo que te apetezca jugar 5 minutos con el chucho y luego pasar de él porque ya te aburre, hasta la próxima vez, que tardará semanas en llegar. O incluso le tirarás una piedra para que deje de dar la lata, para que te deje ver la televisión tranquila. Y el perro callará durante un tiempo, pensando una vez más que es culpa suya, por querer un poco de esa atención que hace tiempo le dabas y ya no. Y se tumbará en el frío suelo, con ese aspecto de desinflada paciencia que sólo los perros que esperan pueden adoptar, suspirando con los ojos clavados en el suelo. Finalmente el dolor del recuerdo de los abrazos que le dabas, los juegos que tenías con él, las caricias que le dabas, el sol que traías a sus horas grises simplemente con tu compañía, dolor porque los recuerdos son preciosos pero ya no son realidades, se quedaron en el pasado, será demasiado y volverá a gemir y aullar, preguntando “¿por qué?”, preguntando “¿ya no habrá más?”, y volverás a gritarle que se calle, o más probablemente volverás simplemente a ignorarle, ya se callará el pesado del chucho. Y en efecto terminará callando, cuando no haya respuesta a los sms de sus aullidos, a las llamadas telefónicas de sus patéticos gemidos. Esas mismas llamadas y sms que él te hace también porque quiere compartir la alegría de descubrir un nuevo brote en el jardín, un rayo de sol que se cuela por la valla y le calienta la piel, una nube de forma divertida… esas sencillas cosas que a él le hacen feliz y quiere que también te hagan feliz a ti.

 

 Pero ya no hay alegrías compartidas. Ya no hay paseos, es muy cansado, un aburrimiento, tienes otras cosas mejores que hacer, o no mejores, pero da igual. Pasó la novedad. Pasó el cariño inicial. Cambiaste. Hay otros humanos u otros perros más interesantes.

 

 El perro gime pero tú no estás en casa. Y él sigue esperando. Y sigue dispuesto a enfrentar cualquier peligro que puedas sufrir, a dejarse trozos de piel e incluso la propia vida por tu bienestar, a luchar contra tigres y leones y animales que caminan a dos patas por ti, todos ellos más fuertes que lo que el perro callejero puede afrontar, pero lo hará aunque sólo sea por darte unos segundos de ventaja y que no te alcance el dolor o la tristeza. Lo hará porque aunque tú tal vez no recuerdes lo que es quererle, él sigue viviendo el amor que te tiene.

 Aunque no lo merezcas.

 

 Y el perro no estará pensando en escaparse, en encontrar otro dueño. El perro no puede pensar eso, porque su corazón y su mente están contigo. El perro recuerda cómo fuiste y sabe que puedes volver a serlo. Cree en ti. Confía en ti. Los golpes son culpa suya, nunca tuya, porque está claro que es un mal perro. Que debe aprender a ser mejor, que debe leer tu alma y corazón para saber si ahora tiene que dejarte sola, si ahora tiene que estar a la vista para que sepas que está ahí por ti y para ti, si ahora puede acariciar tu mano con su morro. Y si no lo sabe, si se equivoca, la culpa es suya y deberá hacerlo mejor la próxima vez. Pero persevera porque recuerda como era las sonrisas que le dedicabas, tan bonitas, que llenaban su alma de luz, y quiere volver a sentirlas y sabe que están dentro de ti y quiere ayudarte a brillar otra vez y bañarse en esa luz y ser feliz de nuevo.

 

 Que perro más egoísta, que quiere que brilles para sentirse bien. Que quiere que seas feliz para ser feliz él. Que no puede simplemente dejarte estar como quieras estar, aunque seas desgraciada, aunque llores, aunque te sientas sola.

 

 Al perro hay que enseñarle. Enseñarle a no tumbarse en tu cama. A no vegetar en tu sofá. Enseñarle que no puede morder lo que quiera, cagarse donde sea, comerse lo que no es para él. Enseñarle a tener paciencia, a no aullar constantemente, enseñarle que tienes una vida aparte de él, que debes trabajar, salir, divertirte, tener tus momentos de soledad voluntaria. Es normal, es lógico, tu perro no puede convertirse en una obsesión, en el centro de tu vida. Es correcto. Tú eres humana y él es un perro.

 

 Pero el perro es tu amigo y no te portas con él como si lo fuera. De hecho terminas tratándolo peor que a alguien que te grita, que te hace llorar, que te hace sentir mal. Terminas tratándolo peor que alguien que conoces desde hace 5 minutos o que alguien con mejor aspecto. Tu perro era tu compañía, tu amigo, una parte más de tu vida. Pero ahora el pelo que se le cae te parece asqueroso, darle de comer cada día te da pereza, te fijas más en su nariz mocosa y sus babas en la comisura del hocico y te da incluso un poco de asco.

 

 Ya no es sólo que no le dejes entrar en casa. Es que si desapareciera de repente, puf, abducido por alienígenas, robado, escapado… sería lo mejor, así no tendrías que preocuparte por el ruido que hace y el chispazo de culpabilidad que tal vez sientes muy adentro de ti al oírle a lo lejos. O cuando pasas cerca de donde está atado y el alza las orejas, expectante, moviendo la cola un poco más rápido cada vez, esperanzado porque ese tal vez es el día en que vuelves a dirigirle una palabra amable o le rascas entre las orejas un segundo y le ves de reojo y tratas de no verle de reojo y sigues tu camino y entras en casa y el vuelve a tumbarse, pesaroso, decepcionado, pero con la esperanza aún anidad en su corazón.

 

 Ojala desapareciera ese perro, no sabes siquiera por qué lo compraste. Ya no recuerdas por qué lo hiciste.

 

 Y ahí está y sigue el perro, sintiéndose cada día un poco más viejo y más cansado. Pero ahí sigue, hasta que acaban sus días. En tu jardín.

 

 Atado a tu poste.

 

 

 Y este perro quisiera a veces ser como tú, una gata. Con lo peor que tienen los gatos a veces. Con esa capacidad para no necesitar a nadie, para poder tumbarse en el regazo del dueño ahora y a los dos minutos irse porque ya bastó, ya cansó de las caricias, ahora déjame en paz que me voy a mis cosas de gato. Y no me sigas. Y si no me quieres volver a acariciar me da igual, ya encontraré a alguien que lo haga. O si ahora me tocas y yo no quiero o no lo haces como yo quiero te haré sangrar con mis garras o me escaparé donde no puedas volver a intentar tocarme. Porque yo no cedo nunca, soy un gato malo. Te fascino y lo sabes. Deseas quererme aunque a veces no entiendas por qué. Puedo romper tu ropa, mearme en tus zapatos, vomitar en tu alfombra pero seguiré yendo donde me dé la gana, sea tu casa o el jardín o donde sea. Iré y vendré. No me verás en todo el día a menos que tenga hambre y a veces ni eso porque hay otros lugares donde puedo ir a comer y otras cosas que puedo comer. Ahora restregándome contra esta pierna y ahora contra esta otra. Y son sólo piernas, no tienen corazón, qué más me da que quieran mi cariño, lo importante es lo que yo quiero y necesito. Y será cuando yo quiera.

 Oye que no pasa nada, ¿no quieres un gato, no quieres a este gato? Pues nada, deja la puerta abierta, encontraré donde estar, para mi un callejón es válido, vivo el momento, no pensaré en la comida hasta que tenga hambre y entonces me las arreglaré. En realidad sólo me necesito a mi mismo, llego a lamerme a mi mismo a casi todas las partes de mi cuerpo. Y a las que no llegó, la naturaleza me dotó de una flexibilidad suficiente para encontrar donde rascarme. No me acercaré a nadie para que me rasque o me cure, ya me rasco y me curo sólo. Y si no, pues nada. La vida sigue. No necesito nada que no pueda conseguir. Y lo que no consigo es que no vale la pena.

 

 

 Este perro no es un gato. Es un perro. Y aunque le gusten los gatos, nunca será un gato. El perro sabe que es un perro, no un pájaro o un humano.

 

 Es un perro. Y es tu perro. Sigue siéndolo.

 

 Y sigue gimiendo en su poste, lejos de tu sofá. Pero bajito. Y sólo a ratos. Para no molestar mucho.

BEARD OF SORROW

BEARD OF SORROW

 Que traducido quiere decir algo así como “la barba de la angustia”. Es un término acuñado en TVTropes (página dedicad a analizar los tópicos y estereotipos frecuentes en los medios visuales, está en inglés, pero para quien lo entienda es una fuente de curiosidad y sorpresas constantes, con el consiguiente peligro para la existencia de tiempo libre…)

 

  El término hace referencia a todas esas situaciones en las que la manera más sencilla de mostrar que un personaje masculino está sumido en una depresión es mostrando que ha dejado de afeitarse, ya que una de las consecuencias más evidentes de la depresión es perder interés por el aspecto personal y dejarse de afeitar, junto con llevar la misma ropa arrugada día tras días, son la forma más visual de mostrar el abandono del interés por tener buen aspecto.

 

 Y yo ahora llevo perilla. Bueno, más bien como le dije a un colega hace un par de días, más que dejarme barba lo que parece es que soy una bola de billar que ha caído en un charco de mierda y le ha quedado el cerco en la parte inferior (ahora que me corté el pelo recientemente es lo primero que pensé cuando me miré al espejo). Es sólo bigote y perilla formando un círculo, tampoco lo dejo crecer demasiado, pero ahí está. Y aunque la depresión comenzó antes de que un día por probar empezara a dejarme la barba (para ser concretos, cuando mi madre estaba ingresada en el hospital, con lo que ya vamos por el mes y medio casi de crecimiento pelo-facial) me ha dado por pensar últimamente que este es otro de esos intentos de hacer un cambio en la vida y al no saber por donde empezar en comportamiento y pensamiento, siempre es más fácil cambiar algo del aspecto, usualmente las personas cambian de corte de pelo (los que lo tengan. Este es otro tópico que en TVTropes denominan “Corte de pelo con importante sentido”. Es más importante en los medios orientales sobre todo en el caso de las mujeres, donde culturalmente el peinado y longitud del pelo eran antaño parte de la representación del estatus y estado social, con lo que un corte de pelo o cambio de peinado significaba un cambio importante tanto en lo exterior como en la actitud interior) pero me temo que yo carezco del equipamiento necesario para permitirme esas aventuras estéticas. Así que por ahora es sólo la barba.

 

 Sólo mi madre me ha dicho que me queda mal, pero es que a ella no le gusta ninguna barba. El resto de la gente, por ahora, hermanos, compañeras de trabajo, colegas… me ha dicho que me queda bien.

 

 Yo no sé si me queda bien. Me hace distinto, pica bastante y es molesta de cuidar. Veremos lo que dura ahí puesta.

 

 

 La depresión que igual es el motivo de dejarme la barba o igual no, viene motivada por una serie de factores. El primero creo que es el estrés. O lo que yo considero que es estrés, porque a cualquiera que esté con más presión en la vida que yo le parecerá un chiste lo que voy a contar, pero bueno, ya sabemos como funciono en lo relativo a valorar las cosas es su justa medida… El estrés se me ha estado acumulando entre el ingreso de mi madre, la situación de percepción de menosprecio que creía notar por parte de mis colegas, la consciencia cada vez mayor de la rutina de soledad en la que estoy inmerso, el incremento de la presión en el volumen de trabajo por la ausencia de nuestra compañera y las ingeniosas medidas presupuestarias que se le han ocurrido ahora al cerebrito privilegiado del consejero de economía y sobre todo por N.

 

 Bueno por N. no, no por algo que ella haga. Sino por lo que estoy haciendo yo con respecto a ella.

 

 Hace un mes y medio que no la veo y es por decisión mía.

 

 No es que pasara nada relevante, ningún momento Hollywood a cámara lenta y música lacrimógena. No. Pensaba que todo empezó de una manera muy sencilla, en principio íbamos a quedar el penúltimo o último día de San Mateo y no me llamó, como otras veces y luego pasó lo de mi madre y la huelga y tuve la mente ocupada y cuando me dí cuenta pues ya hacía casi 3 semanas que no sabía de ella. Y lo dejé estar así. Pasé por varios estados en ese asunto. Primero fue como ya he dicho “ahora no puedo pensar en eso”. Luego vino “vamos a ver cuánto tarda en llamarme si yo no la llamo a ella”. Luego pasé por “estoy un poco cansado ya de todo esto”. Luego mi favorito, el estadio de “esto es lo que me causa dolor y lo merezco, así que como me hace más daño no verla que verla, pues vamos a seguir así”. Entremezclado en los anteriores hubo algunos días de “échame de menos y pásalo mal, como me haces pasar a mí”. Pero no soy un alma tan cándida ya y sé que al no sentir lo mismo que yo, para ella realmente no es un dolor no verme. Puede ser un disgusto, un aburrimiento, una extrañeza, una inquietud, algo de echar de menos, pero desde luego no es dolor.

 Últimamente ha asomado otro curioso pensamiento sobre este tema que es “ya que he llegado hasta aquí, a ver hasta donde llego”

 

 Con todo este batiburrillo en mi mente creo que es fácil darse cuenta que no tengo ni idea de por qué estoy haciendo esto y qué quiero conseguir con ello. No sé si quiero provocarle una reacción, que eche de menos y cambien sus sentimientos hacia mí por ver lo que es la vida sin mí (toma ramalazo de egocentrismo y megalomanía, como si yo fuera el mejor melón de la huerta o algo así…), que sea ella la que corte el lazo y pase de mí porque yo no tengo valor para hacerlo por mi cuenta, no sé si quiero llegar a poder ser sólo su amigo sin que me duela verla y sus ausencias, no sé si quiero dejar de quererla, no sé si quiero castigarme a mí mismo o a ella…

 

 En fin, un lío monumental. Pero aquí sigo. Y eso que he tenido oportunidades. Cuando quedaba un día para que se cumpliera el mes sin vernos me mandó un sms, en el que aunque no hablaba de quedar si me parecía que dejaba la puerta abierta a que yo lo sugiriera. Mi primer impulso fue no responder al sms como a veces hace ella y que probara su propia medicina, pero también por impulso irracional terminé respondiendo, enviando un trozo de la letra de una canción de Amaral en la que sólo cambié una palabra al final y un buen entendedor traduciría enseguida mi estado de ánimo de ese breve texto. No hubo respuesta por su parte, no sé si porque interpretó correctamente mi respuesta, porque no lo leyó en el momento sino horas o incluso días más tarde y para entonces responder ya no tenía sentido o porque no entendió nada y pensó que tampoco tenía muchas ganas de entender y para qué iba a contagiarse de mi estado de ánimo si indagaba un poco más o que mejor mantenerse alejada por un tiempo de alguien que mostraba una inestabilidad tan acusada.

 Pasó otro medio mes y el viernes me mandó un sms para quedar, pero yo ya había quedado con los colegas, habían venido dos de los exiliados madrileños, así que por suerte pude aferrarme a eso para no quedar con ella, porque aunque no pensaba que después de tanto tiempo me inquietara un sms suyo, pues si, todavía me inquieta y me produjo agitación, lo que demuestra que sea donde sea que quiero llegar, aún no he llegado. De no haber tenido esa excusa, me hubiera pasado una hora pensando “la llamo, no la llamo, quedo, no quedo, si quedo qué voy a hacer, hablarlo con ella o no, mostrar la turbulencia que tengo dentro u ocultarla, si no quedo qué le voy a responder, algo que puede que cause que no quedemos nunca más o no sé si querré quedar en el futuro y no debo cerrar la puerta…”

 Creo que tal como lo cuento queda claro el estado de paja mental en que me hallo.

 

 Por cierto, que antes dije que “pensaba que todo empezó de una manera sencilla”. Pero eso fue al principio ya que dándole vueltas me dí cuenta que había algo más. Durante mi cumpleaños una vez más hubo cierto enrolle leve entre ella y yo, motivado por su parte por la bebida y comenzando la resaca a las seis de la mañana en una cafetería tomando dicho brebaje para calmarse un poco y poder coger el coche de vuelta a su casa, una vez más el arrepentimiento se cebó en ella y me dijo otra vez que estaba bastante hastiada que yo siguiera intentándolo con ella. Tanto lo sentimental como lo sexual. Teniendo en cuenta que esa vez no había sido precisamente una de las más activas por mi parte, no sé porque me calaron tanto en esta ocasión sus palabras. Igual porque el viaje a Madrid tuvo una resonancia mucho más profunda y el mal trago, la discusión, lo que pasó, dejaron un regusto mucho más amargo y duradero de lo que creía a pesar de hablarlo entre los dos un par de veces ya. O igual se remonta a la otra discusión anterior sobre si contaríamos al otro que teníamos una enfermedad mortal y sus ramificaciones acerca de la confianza y la protección del ánimo de la otra persona en la cual, para variar, teníamos puntos de vista contrapuestos. No sé. O igual me pilló con los biorritmos descolocados. El caso es que me tomé en serio sus palabras mucho más que en ocasiones anteriores y el par de veces que quedamos a tomar algo durante San Mateo no hubo intentos por mi parte de tonteo, toqueteo, insinuación, seducción o cualquier otro intento de acercamiento. Y a pesar de hacer eso pues no quiso quedar cuando habíamos hablado de quedar al final de las fiestas, lo mismo que sucede cuando sí me pongo pesado, o sea que no hay diferencia en función de cómo me comporte. Al menos esa fue la impresión que me dio.

 Así que realmente tal vez estoy intentando comportarme como ella quiere. Lejos pero no demasiado. Cerca cuando quiere pero tampoco demasiado cerca. Sólo una amistad desapegada que se esté un par de meses sin verse y parezca que no han pasado esos meses cuando de repente se quede dos o tres días en una semana y luego otro mes sin verse y luego verse un día y luego otro mes y medio y etc etc. Una amistad en la que yo tenga que beber aunque no quiera, trasnochar aunque no quiera, ir a sitios donde no quiero ir, pero ceda porque es lo que ella quiere. Una amistad en la que yo haga como que verla y estar con ella no es lo que más quiero en este mundo y el plan que hace que cancele todos los demás planes, sino que pueda decirle “hoy no” aun sabiendo que pasará otro mes hasta que ella me llame para decir que vale, que quedemos, porque si intento yo hacer esa llamada, no habrá respuesta o serán cuatro “hoy no” seguidos hasta que me canse y deje de llamar y sea ella la que decida que quiere quedar y se mueva para conseguirlo, como ha pasado hasta ahora.

 Y por supuesto que deje de amarla y quererla.

 

 No sé si soy capaz de eso. Creo que no. Esto se parece demasiado a uno de esos ultimátum de “o todo o nada” si no fuera porque no existe esa elección realmente, yo no puedo elegir si sentir todo o nada, lo único que puedo elegir es cómo actuar una vez que me doy cuenta que no puedo ser sólo su amigo. Aunque ser un amigo, un buen amigo, el mejor amigo es algo importante, para mi es un “vaso medio vacío”.

 

 

 

 Así que así ando. Y aunque la situación con los colegas se ha remendado un poco (con un pequeño coste en la importancia que tienen en mi vida) ahora me surge una nueva inquietud. Aunque me queje del aumento de volumen de trabajo debo reconocer que mi situación laboral es de las pocas cosas que me iban bien últimamente. Y ahora puede que eso se haya terminado también.

 

 (aquí va a empezar una un poco larga explicación de conceptos administrativos y funcionariales que si aburren pueden ser saltados hasta el siguiente paréntesis donde resumiré la situación con menos esdrújulas y niñovicentismo)

 

Mi hermano me comunicó el sábado que hay rumores creíbles y fiables de que va a darse un concurso de traslados en la administración del Principado. Un concurso de traslados consiste en que se ofrecen a la gente fija ocupar ciertas plazas que están vacantes en la administración (vacantes es que el puesto está ocupado por un interino que no está sustituyendo una baja médica o de maternidad o temporal, sino que el anterior ocupante fijo del puesto se ha ido a otra parte, ha ascendido y por tanto abandonado ese puesto para irse a otro o se ha jubilado o ha abandonado la administración. O sea, que la interinidad no tiene una fecha concreta y segura de finalizar. Hay gente que se está un mes así y otros que se han jubilado tras 30 años así) en visos a que la gente pueda acercarse a su lugar de residencia si es que están trabajando fuera, o cambien de lugar de trabajo si están teniendo tensiones en donde están ahora o por ascender de nivel sin cambiar de categoría (en la misma categoría, por ejemplo auxiliar administrativo, hay diversos niveles, usualmente relacionados con las tareas que desempeñe el auxiliar, su nivel de responsabilidad y una jornada de trabajo más o menos reducida, así un mayor nivel hace que cobres más, pero por ejemplo igual tienes que trabajar cinco horas más a la semana) o simplemente porque les de la venada de cambiar de aires. Se ofrecen los puestos, se apunta la gente a esos puestos, hay un examen para fijar el orden de precedencia de ocupación de esos puestos y luego se adjudican. Y el interino a la calle.

 Pues si se da un concurso de traslados, yo estoy ocupando una vacante. Así que si se oferta mi puesto y alguien lo quiere… yo acabo. En un momento en que la bolsa de empleo con la que entré en la administración no se mueve porque no hay dinero para sustituciones y el mercado laboral está infame, con lo que sería para mi otra vez el paro. Y nuevas oposiciones para ser fijo van a tardar al menos un año en darse, así que sería otro año mano sobre mano y encima sin la seguridad de poder aprobar una oposición en el futuro.

 

(retomamos el lenguaje llano. En resumen: que puede que unos meses me echen, no es seguro pero si bastante posible)

 

 Así que no estoy muy animado estos días. Me debería preocupar bastante esos arrebatos de autoodio que me están viniendo recientemente, hasta el punto de pensar cosas como “debería acostarme pronto que mañana madrugo para ir al curro, pero no voy a hacerlo, para andar bien jodido mañana que es lo que me merezco, el malestar, el dolor de cabeza y el sentirme derrotado en la vida BWA HAHAHA!!!!”. Bueno, lo de la risa maniaca final no lo hago, pero da idea del tono general de pensamiento…

 Entre pitos y flautas, depresión, hiperactividad, preocupación, falta de ganas de acostarme, miedo a quedarme pensando en la oscuridad antes de dormirme y autodesprecio, hubo una semana que dormí de media cuatro horas (si, de media, los 7 días de la semana).

 Así que también vuelvo a tener trastornos del sueño…

 

 Fantástico. A veces me siento como si volviera a ser el de hace 4 años y nada hubiera servido…

OYE, TIO...

 

 Lo intenté. De verdad que lo intenté.

 

 El viernes nació mi sobrina. Después de casi 24 tras romper aguas, a las tantas de la mañana se dignó a hacer acto de presencia. Era día laborable y como no es familiar de primer grado (padres, hijos, cónyuge) aquí no hay permisos que valgan, así que subí por la tarde al hospital junto con mi hermano C. y mi madre que acudía por segunda vez, ya que ella sí pudo subir por la mañana.

 

 Y aquí viene lo que duele. Tras tantos años de empatías, ataques de sensibilidad y sensiblería, lírica y retórica, maniacas depresiones y depresivas manías…

 

 

 …la miré y no sentí nada.

 

 Nada. Es un bebé. Y no es mío. Esa es toda la conclusión que saqué. No hubo lazo. No hubo conexión. Ni ternura. Ni celos, ni envidias. Ni desagrado. Ni agrado.

 

 Nada.

 

 Hace poco en un capítulo de House trataban a una psicópata. La definían como una persona que por un desajuste cerebral, cuando tenía que tratar con emociones se activaba su parte racional del cerebro, no la emocional. Eso daba lugar a que entendiera perfectamente los sentimientos ajenos, supiera cuando se daban, en qué circunstancias normales se disparan y cómo actúan por lo general. Pero ella era incapaz de sentirlos. Entenderlos perfectamente. Experimentarlos no. Eso no hacía que su vida fuera desgraciada. Al fin y al cabo no podía sentir pena. Simplemente disimulaba y reaccionaba como se espera que reaccione normalmente la gente, porque así se evitaba problemas.

 

 Tengo miedo de tener una psicopatía que me impide experimentar nada por algo que no me toque directamente.

 Aunque más bien lo que es resulta ser un poso bien denso y anclado en mi psique de egoísmo en fase aguda. Prefiero estar 5 segundos acariciando a un gato y notando como ronronea encantado que estar una hora con un bebé que sólo duerme, bosteza, caga y llora a gritos un par de minutos cada poco tiempo. No estoy fascinado por el hecho de que ahora hay vida donde antes no la había, por el proceso de creación de un ser humano. No estoy pensando en la emoción de verla crecer, aprender, vivir, experimentar. Tampoco estoy pensando en qué lata ahora a cuidar de una cría cuando toque, limpiar, aguantar lloros y caprichos y rabietas y el aburrimiento de los juegos y sitios infantiles mientras ella se divierte.

 No estoy pensando nada de eso porque no siento nada especial ni no especial. No quiero que le pase nada malo como nadie normal quiere le pase nada malo a cualquier criatura inocente, humana o animal y sobre todo cachorros y bebés. Pero tampoco se ha creado nada entre ella y yo. Por su parte normal, es una recién nacida, no sabrá ni donde narices está ni quien son todas esas caras feas que se asoman a su mundo-cuna. Pero por mi parte… por mi parte me da un miedo tremendo el no sentir nada.

 

 Llevaba desde el día anterior a su nacimiento con una depresión de caballo. No sé por qué motivos, tal vez porque cambió el tiempo de una manera tan brutal (pasamos en un día de estar a 25 grados a estar a 15 y con tiempo de tormenta) y me empecé a encontrar mal físicamente, porque ese catarro o gripe de garganta de la semana anterior seguía dándome la lata y no termina de curar bien. A N. la había visto dos veces durante semana e incluso habíamos comido juntos el miércoles, así que eso tampoco podía ser. No sé, el caso es que desde que amaneció el jueves, antes de enterarme de que mi cuñada se estaba poniendo de parto, ya me parecía un mal día. Muy malo. Y luego pasó esto y la depresión se acentuó, por el miedo, por la falta de reacción, por sentirme una basura.

 

 Escribo a N. el sábado para intentar quedar, porque necesito contarle esto que me pasa a alguien y a mi familia no puedo, tengo miedo de su reacción, mejor hacer como la psicópata de la serie y decir lo que se espera que diga que provocar algo demasiado grande en casa que haga que me odien o que me tengan miedo. Aun me quedan años de vivir ahí y sería poco recomendable crear un conflicto de tal envergadura. Además, ¿para qué? Mi madre reaccionaría como de usual, agobiándose más que yo, temerosa, poco constructiva, tal vez incluso llorando. Mi padre se cabrearía y sería cada día una bronca diaria o más. Mis hermanos lo achacarían como siempre a idas de olla por mi parte y me machacarían con ello hasta el fin de mis días, como hacen con otras cosas que hice y dije. Ninguno me ayudaría realmente, no confío en ellos porque me han demostrado lo que hay en ocasiones anteriores. Sé que dentro de mi familia no se puede tratar cosas importantes. Con los colegas que aun me quedan en Oviedo no puedo hablar de estas cosas, porque no tengo tanto tanto grado de confianza con ellos. Ni quiero tenerlo, no es eso lo que hay entre nosotros, no es ese tipo de amistad. JD hace mucho que se alejó y tiene su familia, su vida, su existencia, lejos y suya. Llevamos tanto tiempo desconectados que no sé si ya es lo mismo que antes, sé que para mí fue más de lo que fue para él y le guardo mucho cariño por ello. Se portó como un gran ser humano. Pero ahora él está donde está y yo estoy donde estoy. Es así. Y tres cuartos de lo mismo me pasa con la Dragona (aunque ya sé que no quiere que la llame así, pero es que ahora mismo no sé como llamarla sin poner su nombre).

 Así que sólo está N.

 

 Y N. no ha dado señales de vida en todo el fin de semana. Ni un mensaje diciendo que no puede estar. Por el motivo que sea. Ni preguntar que qué me pasa. Ni llamar. Y por supuesto, no tengo ni que mencionarlo, ni quedar.

 

 Nada.

 

 El domingo jugué a un juego. Tras día y medio de depresión profunda, sufrimiento y esfuerzo por esconderlo en casa, alguna lágrima, me dije que iba a dejar de mirar el móvil por si ella había llamado o escrito durante un día entero. Hasta la mañana del lunes. Venga, tío (ahora si que puedo aplicarme ese parentesco aunque sea por lo legal y no por lo emocional), ni mirarlo ni hacerle mucho caso. E incluso cuando vayas a comer fuera para celebrar el día de la madre, no lleves el móvil, venga muchacho. E intenta no estar pensando continuamente en si llamará ella, si tendrá alguna urgencias o si te querrá a su lado de repente para siempre o para un rato. Nada. Tú come, estate triste, deprimido, que no se te note demasiado y que tu madre al menos tenga un día tranquilo comiendo sin haberlo hecho ella que es lo que le gusta.

 

 Dicho y hecho. Conscientemente no miré el móvil en toda la mañana y lo dejé a propósito en casa cuando salimos a comer. A la vuelta seguí sin mirarlo. A veces me tentó hacerlo, pero al final no lo hice.

 Tampoco es que lo oyera sonar. No sé que hubiera hecho si hubiera sonado. Hubiera mirado quien era, claro. Pero de haber sido ella… no sé si habría borrado el mensaje tras leerlo pusiera lo que pusiera, sin responderlo ni tener intención de ello. No sé si hubiera dejado sonar la llamada hasta que dejara de llamar y luego hubiera borrado el registro de llamadas entrantes para que no constara. Al menos eso era lo que quería hacer. No responderla. Que supiera lo que es que te ignoren cuando te necesitan. Un desafío hacia ella y un refuerzo para mí. Pero tal vez lo hubiera cogido igual. Tal vez hubiera respondido al sms. Tal vez hubiera matado otro trocito de autoestima y dignidad.

 

 Y esta mañana mientras desayunaba, me vestía, me dije que no lo miraría para ver si había llegado un mensaje o llamada y no me había dado cuenta hasta el momento de salir de casa en dirección al trabajo. Y también me dije “Desengáñate. No habrá mensaje ni llamada, por mucho que quieras que lo haya para que igual se haya fastidiado un poco como te fastidias tú cada vez que no te responde, cada vez que te esfuerzas y lo luchas pero ella no reacciona. No habrá habido represalia, porque no te necesita como tú a ella. Porque no siente lo que tú. Porque ni siquiera parece esforzarse por mantener una amistad, si eso significa renunciar a un poco de su estar a su bola, a tener un compromiso aunque sea leve.”

 

 Y al abrir el móvil en la pantalla no había ningún aviso de mensaje ni de llamada.

LA PRIMERA DEL AÑO... EN LA FRENTE

LA PRIMERA DEL AÑO... EN LA FRENTE

 El día 2 de enero N. perdió la confianza que tenía depositada en ella como amiga. Y yo me equivoqué en algunas decisiones, lo cual agrava la situación.

 

 Uno de los mayores problemas es que lo que hizo no sé si lo hizo sólo por el alcohol o surgió de dentro de ella o una combinación de ambas. No creo que fuera sólo por beber, ciertas cosas creo que no se hacen si no existe una idea, una resolución dentro de nosotros que nos hace comportarnos de cierta manera.

 En este caso y como dijo ella, es que le importaba una mierda ese día el resto de la gente, yo incluido. Si fue sólo ese día o también pasa el resto de los días, no lo sé.

 Ayer le mandé un sms diciéndole que teníamos que hablar de lo que había pasado y me respondió que no, que no había nada más que hablar. Así que puedo suponer que no era sólo por el alcohol lo que pasó. O que es tan orgullosa que jamás reconocerá un error aunque este error venga dado por sustancias ajenas.

 Tampoco tengo muchas ganas de averiguarlo en este momento.

 

 He estado 4 años pensando que podíamos llegar a un término medio. Que podíamos acercarnos cada uno al otro sin renunciar a nuestras personalidades, pero sí aproximando posturas, modificando comportamientos, encontrando un equilibrio.

 Y me equivoqué. No podemos. Para que pueda llegar a ser la persona que puede estar con ella, tengo que renunciar a mi poder de decisión en ciertos momentos. A mi parte racional y abandonarme a la parte animal. Y no quiero hacerlo. Creo que sé divertirme sin llegar a los comportamientos suicidas o abandonarme al instante. Que puntualmente pueda pasar eso y lo disfrute es posible. Pero no quiero que eso se convierta en lo habitual, en lo que hay que hacer porque sino uno no complace a los demás. No quiero que el plan del día incluya por narices "hacer el bufón" si no tengo realmente ganas de hacerlo. En todo caso sería mi decisión si abandonarme a la juerga, la irreflexión y el Carpe diem.

 

 El viernes pasado esa decisión me fue arrebatada a 200 kilómetros de mi casa y sin posibilidad de volver a ella hasta que a la persona que me estaba arrebatando mi libertad de elección le diera la gana.

 

 No mejora la situación que encima termináramos acostándonos. No me arrepiento de haberlo hecho sino de cómo lo hicimos, en qué situación. Mi primera vez no tendría que estar asociada al momento en que uno se da cuenta que debe dejar de estar enamorado de esa persona con la que está desde hace cuatro años y que incluso es posible que se haya perdido la amistad profunda que compartían. Físicamente fue bueno. Emocionalmente fue incómodo. Me dejé llevar por el rabo y no voy a negarlo. Cuando ella me dio la oportunidad no sé si por realmente apetecerle o como compensación por el daño que me había hecho, o combinación de ambas, no tuve fuerzas para decir que no. No es un trauma emocional para mí, pero me siento incómodo de haberlo hecho y para que hubiera sido natural no debería sentirme así.

 Tal vez me he deshecho de la influencia sexual que tenía sobre mí, ella y todas las mujeres que he conocido. De ese "si me quedo con ella, aunque esté incómodo, aunque no quiera estar aquí, aunque esto no me guste hacerlo, puede que haya algo entre nosotros". Me ha pasado toda la vida y ahora... bueno para qué negarlo, ahora puede que siga pasando, pero por lo menos ya no tengo dentro ese ansia y esa sensación de fracaso de pensar que sigo virgen sin querer serlo, que en ese aspecto de mi vida fracasé. Ahora no puedo decir que haya triunfado, pero sí que en ese terreno creo que por fin puedo ser un poco más estable y que mis decisiones ya no se van a ver tan influenciadas por el espejismo de una posible promesa sexual.

 

 No siento que quiera romper todos los lazos con ella. Me siento bien con la idea de seguir siendo un amigo normal, un colega. Pero no quiero ser su compañero de juergas. No quiero ser su admirador ni su marioneta. No quiero decirle “amén” a todo esperando tener algo más con ella sea sentimental o físico (y esa ha sido MI GRAN CULPA en toda esta situación y mi parte en la ecuación del problema).

 Ya no quiero ser su pareja.

 

 Sobre si voy a poder cumplir esta resolución que tomo ahora; sobre si cambiarán las circunstancias y yo me volveré de otra manera o ella solucionará esos problemas que tiene sobre el tema del Dr Jeckill y Mr Hyde, no puedo decir. Para saber eso habrá que seguir viviendo.

 

 Pero desde luego, las cosas han cambiado. No para bien. Es la valoración final que me queda por dentro.

 

 Feliz año nuevo. Esta vez realmente es un año nuevo que llega a primeros de enero para mí.

Algo que escribió alguien muy jodido...

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Encontrado por ahí...

 

"LAS SIETE VIRTUDES SEGÚN LUCIFER

Bendita la Lujuria, porque nos recuerda que la vida esta llena de cosas hermosas que merecen ser disfrutadas.

Bendita la Gula, porque hay necesidades básicas en la vida que necesitan ser cubiertas y elegir satisfacerlas con cosas que no nos gustan demuestra poco cariño por uno mismo.

Bendita la Pereza, porque nos evita perder tiempo en las cosas que en el fondo resulta que no son tan importantes como parecen y así tendremos fuerzas para las realmente importantes.

Bendita la Avaricia, porque conformarse con lo que hay significa no mejorar nunca las cosas que están mal.

Bendita la Ira, porque las injusticias muchas veces no pueden ser combatidas con palabras.

Bendita la Envidia, porque nos hace ver que podríamos ser mejores y todo lo que podríamos conseguir si nos esforzamos más.

Bendita la Soberbia, porque como seres imperfectos, hay que saber valorar cuando hacemos las cosas bien.

Corolario: El único pecado es el extremismo. Todo lo demás son matices.

LOS SIETE PECADOS CAPITALES SEGÚN EL INFIERNO

Maldita sea la Castidad, porque nos hace encerrarnos en nosotros mismos y no darnos a los demás.

Maldita sea la Templanza, porque hay cosas en la vida que no admiten ser tibio.

Maldita sea la Diligencia, porque nos hace perder el tiempo en cosas que nos dicen que deben ser hechas, no que elegimos hacer.

Maldita sea la Generosidad, porque nos hace retrasar la evolución personal de los demás al no hacerles esforzarse por lo que quieren.

Maldita esa la Paciencia, porque nos hace evitar actuar cuando debe hacerse antes de que el problema vaya a peor.

Maldita sea la Caridad, porque no sabemos si se da buen uso a lo que damos.

Maldita sea la Humildad, porque no nos deja valorar nuestras virtudes, logros y esfuerzos.

Corolario: No ser bueno no significa ser malo.

LOS TRES ERRORES CAPITALES SEGÚN SATAN

La Fe es esperar que otro nos resuelva los problemas.

La Esperanza nos hace esperar a que las cosas cambian solas en vez de esforzarnos en cambiarlas nosotros mismos.

La Caridad es hacer de menos a los demás suponiendo que no son capaces de desarrollar sus capacidades personales.

Corolario: Las acciones del hombre son personales. Cada uno elige cómo actuar. La bondad y la maldad no surgen de fuentes ultraterrenas externas, sino del interior de cada persona.

CONCLUSION

Sólo hay un secreto para hacer mejor el mundo: A ti mismo hazte lo que te dé la gana, pero no jodas a los que tienes a tu alrededor."

Quien es Blice.

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Blice (otra forma de llamar a Hielo Azul, más corta, más musical...) no soy yo.

Pero puedo serlo.

 

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Me explico. Todos tenemos partes de nosotros que no son las habituales en dominar nuestra personalidad. ¿Quién no se ha sentido a veces sorprendido (o incluso avergonzado o asustado) al descubrirse pensando algo especialmente cruel o insensible o egoista? A todos nos ha dado la impresión a veces de que las partes que encerramos o descartamos en nuestro interior porque no son las "correctas" o las "adecuadas" o las que no elegimos afloran a veces como intentando escapar y hacerse notar.

Seguro que eso es una de esas partes que postuló Freud del inconsciente humano. Podría mirar ahora cual es en concreto pero como eso no es lo fundamental ahora no lo haré. Sé que todos hemos sentido eso alguna vez así que no ahce falta mil palabras para explicarlo.

Bueno, pues esas partes "reprimidas del subconsciente" no siempre tienen que ser las malas...

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Una vez hable de Blice sin ponerle nombre, con alguien que luego merecería haberle sufrido... Lo expliqué como un Loa. Por resumir, los Loas son espíritus intercesores entre el dios supremo y la humanidad en la religión Vudú. Son una especie de dioses menores, que entre otras cosas, poseen a veces a sus solicitantes. Los "montan", según el término empleado, como si fueran caballos y el cuerpo de la persona fuera su modo de transporte por el mundo material.

Pues así imaginaba y explicaba yo a Blice. Como mi Loa futuro y yo su montura.

 

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Era una sensación cercana, no intrusiva, como si el que poseyera una parte de mis pensamientos fuera algo natural, un sitio donde debía estar. Por eso imaginé que Blice era yo... pero en el futuro.

Y que de alguna manera enviaba su consciencia para advertirme (en un intento que sabía inútil pero aun así realizaba) y evitarme males mayores y dolores profundos.

Todavía pienso un poco en eso. No en ese ciego que llamaba a la muerte, Niña Encantadora, o tal vez sí, porque al fin y al cabo no le viste los ojos, ¿no?, y no sabes si los tenía color Hielo Azul...

Pienso ahora más bien que Blice es lo que puedo llegar a ser. La parte que se forma en mi interior, el inconsciente más desarrollado que tengo dentro, el que más destaca...

Mi parte oculta más poderosa.

 

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Blice no es mi parte egoista o mi parte cobarde o mi parte cruel. Tampoco es mi parte sublime o mi parte prepotente o mi parte en Equilibrio.

Puede ser mi parte Evolucionada. Pero no lo sé.

Blice es una combinación de todas esas cosas. Lo que es seguro es que es mi parte En Calma.

Porque Blice ha cogido la Pirámide de Maslow, he encontrado sus grietas, se ha reido de hecha, la ha hecho gravilla y se ha construido con esa gravilla un camino para seguir adelante. Ha descubierto una necesidad primaria en su alma y la ha llenado: él mismo.

Se ha completado.

 

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Con eso no quiero decir que se haya aislado del mundo, o que no considera que haya placeres para ser vividos. No. Simplemente no son Necesidad. Son suaves brisas en la cara que refrescan, pasan y no dejan huella.

Blice ha conocido la traición, la ruptura, el desengaño, el despecho, el odio, la cobardía... y con ello ha formado escalones para seguir adelante y allanar baches.

Blice no trae a su interior nada, porque no lo necesita. Vive tranquilo. Siempre nivelado. Ni tristezas ni pesares. Ni obsesiones ni gozos trascendentes. Simplemente la vida.

Blice ha aprendido a vivir en calma. No busca Amor porque no lo necesita. No es tampoco cruel. No hiere, porque no le importan las cosas lo bastante como para desear herir. No traiciona a los que conoce porque no ve la necesidad. No miente porque no lo necesita y además es engorroso. Es sincero, con esa sinceridad brutal de quien avisa que va a hacer daño no porque quiera hacerlo, sino porque los demás buscarán cosas que él no puede dar, como si le pidieran volar y es que simplemente es físicamente imposible. Tiene colegas, no amigos, porque la gente sabe que es estable, pero saben que no es cercano. Disfruta del sexo, pero cuando acaba el acto, acaba también el recuerdo. Es como rascarse: alivia, da gustito, pero nadie recuerda todas la veces que se ha rascado en la vida ni busca rascarse en todo momento. Así que para él el sexo es algo que vive en el presente, se esfuerza en hacer sublime, pero que no promete futuros ni repeticiones. Y tiene momentos para ejercitarlo, ya que las personas tan estables, tan seguras, fascinan...pero no duran. Nunca lo hacen.

Blice no espera nada, no desea nada en un sentido que le robe el sueño o piense que va a hacer mejor su vida. No, su vida ya es mejor.

 

Es mi parte que no necesita a nadie. Mi parte que no se da. Mi parte que no llora, pero tampoco ríe.

 

Y yo, que no soy Androgen, que soy Fernando, no quiere ser Blice. No quiere estar en Calma renunciando a los picos de la felicidad, a las alturas. No quiere llanos. Quiere cuestas arriba, nadie desea los descensos voluntariamente salvo quien se odia a sí mismo. Y no es el caso.

No quiero aguas mansas, porque en las aguas mansas pienso que uno no llega a ninguna parte. La tormenta trae viento que empujará a la corriente que nos llevará a algún sitio mejor.

 

Yo soy Fernando. Y no quiero ser Blice.

 

Pero puede que lo termine siendo.

Luz sobre agua manando de mis ojos

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Por fin.

 

 

Las lágrimas llegaron.

 

Tenías razón Niña. Leonard Cohen. Porque la letra de Cohen dice mucho más... me dí cuenta viendo el video tras colgar el artículo. Había más. Busqué la letra.

Y lo que cuenta Cohen es esto:

 

" Dices que tomo el Nombre en vano

y ni siquiera conozco el Nombre.

Pero si lo hiciera, bueno realmente, ¿qué significa Él para tí?

Hay un destello de luz

en cada palabra.

No importa cual hayas oido,

el bendito o el desgarrado Aleluya.

Aleluya

Aleluya

Aleluya

Aleluya


Hice lo mejor que pude, no fue mucho.

No podía sentir, así que intenté tocar.

He dicho la verdad, no vine a engañarte.

Y aún así

todo fue mal.

Permaneceré ante el Señor de las Canciones

con nada más en mis labios que un Aleluya."

 

No es Dios, es el Amor.

Y he fallado.

 

Y al pensar así, por fin, incluso mientras escribo esto, cerrando mi garganta para que no me oigan y vengan a interrumpir ningún bienintencionado de casa... lloro.

Lo que otras canciones no consiguieron. Lo que estos días no consiguieron. Lo que el pensar no consiguió.

 

Al fin.

Jano bipolar

Jano bipolar

 El viernes estaba bien.

 

 Hoy no lo estoy.

 

 Intenté quedar el fin de semana pero simplemente, no quería, no le apetecía estar conmigo.

 

 Mañana estaré bien. Pasado no. Al siguiente si... y así toda la vida.

 

 

 Me canso. Lo de siempre. No tengo fuerza para acabarlo yo. Me lo tendrán que acabar. Como siempre.

 

 No merezco esto. Pero si lo merezco. Siempre se encontrarán argumentos para decir que es culpa mía.

 Pues vale. Culpa mía. Los demás siempre son inocentes. 100% de culpa mía.

 

 Estoy cansado hasta de discutir. Es más fácil aceptar que soy yo. Y que no hay cura. Porque así no hay que lucharlo, que luchar cansa.

 

 Adelante corriente. Ofelio está aquí para que le lleves hasta donde sea.

La vela tiembla

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Mala noche.

 

Mala como no hacía meses...

 

Paso a paso. Hace tiempo que empieza a preocuparme seriamente la falta total de posibilidades laborales. Casi todo lo que mando por internet es rechazado el mismo día. Lo demás o lo rechazan con un poco más de tiempo o queda sin respuesta. Igual que lo que mando por correo.

Mi cuenta corriente ha disminuido ya de las cuatro cifras. En parte es porque voy finalmente a aprovechar la oferta de las migajas que sus ilustrisimas que trabajan dos días a la semana nos hechan a los parados y curritos. Voy a comprar un ordenador y el Principado paga parte. Es un capricho, en parte. En parte porque mis ojos están arrasados y es de usar mi viejo viejísimo portátil. Las pantallas han evolucionado desde que fue construido (ha sido medio heredado, lo compró mi hermano 1. y luego me lo vendió hace años a un precio muy rebajado para poder comprarse otro mejor), yo lo quería y lo usé mucho para escribir, para hacer cosas que necesitaban más tiempo de los turnos de uso del ordenador familiar. Pero me está dañando mucho los ojos, necesito cambiarlo. ¿Necesito? Bueno, por necesitar no necesito en realidad mil de las cosas que tengo, pero todos andamos así. A todos nos bastaría con tres mudas de ropa y un sitio un poco blando donde dormir, así que en el fondo casi todo lo que tenemos es un poco un "lujoso" accesorio...

En fin. Que no me va la vida en tener un ordenador, no trabajo con él. Pero me viene bien para seguir haciendo las cosas de diseño gráfico y no perder práctica y para que mis ojos empiezen a curar, que ya toca. O al menos a dejar de estar mal. Y 350 euros que te paguen de un ordenador no es poca cosa. Además me servirá para distraerme, para no pensar, que últimamente...

Así que aquí estoy esperando que me avisen de la tienda que ha llegado para ir a pagarlo (me pilló la huelga de transportes el día de la compra) y pedir la subvención.

Y mas cosas pasan. Mi hermano 3 empieza vacaciones y temblamos porque tenerle en casa es un suplicio. Abusa, avasalla, monopoliza periódicos, baños, televisiones y ordenadores. Y cuando se aburre en vez de matar moscas con el rabo lo que hace es tocarnos las narices a los demás... y a veces tememos que pueda llegar a hacerlo con el rabo, que es capaz.

 

Mi hermano 1 sigue viniendo a comer a casa casi todos los días (6 de 7), sigue sin querer vivir una vida que sinceramente, me gustaría tener: casado, amando, independizado, trabajando, cotizando, disfrutando. No sé cómo alguien que gruñía y se desesperaba hace tiempo por estar sólo y fuera de casa, libre, independiente, ahora no hay quien le saque de aquí ni con espátula... para qué madurar si te dejan seguir siendo un parásito y es mucho más cómodo que hacerse adulto.

 

Me siento sólo. Mucho. Hace semanas y semanas que no quedo con los colegas, siempre hay algo que tienen que hacer los fines de semana que hace que no podamos quedar. Uno de ellos me llamaba medio mosqueado el otro día preguntándome sin palabras que qué pasaba, que por qué ya no nos veíamos nunca. Y aunque no sean mi sustento interior, si que me apetece quedar parar vernos, charlas, aunque sean unas horas. Pero nada... los que no están lejos, los que no emigraron... pasan.

Y la vela tiembla. La luz se empieza a difuminar. Tras un fin de semana donde nos vimos dos veces largas... descubro que me he empezado a doler estar con N. Al menos esos días, el domingo pasado sobre todo, me dolió mucho. Me dolió el deseo, me dolió el no ser tan especial como querría, me dolió el saberme que no cambio con ella por mucho que lo intente, que sigue temblando el vientre al estar cerca de ella pero que ahora además me tiemblan también de desesperación.

Porque pasa el tiempo... y todo se ha estancado. Y es la misma sensación que tenía cuando eran fantasías y lejanías, personas en otras partes, imaginaciones mías... si es la misma sensación... ¿de qué sirve que la persona sea real si al final es lo mismo? ¿Si al final... pierdo igual? ¿Es mejor o peor saber que lo que pierdes es a alguien real que has podido sentir, que has podido Sentir, que has podido amar y mirar a los ojos para decírselo?

¿Es pero ser un tonto de los cojones (por lo de las ilusiones) o ser un fracasado de las realidades?

 

Todo es una mierda, al final. Perder es una mierda. Saber que no basta con intentarlo es una mierda (¿me escuchas guionista de Aida? LOS SUEÑOS NO SE CUMPLEN. Al menos no para alguien que no es un guión... y si se cumplen es más por esfuerzo y el esfuerzo no siempre da frutos. Bueno si, pero un fruto amargo, el fruto de la realidad en su cara más petrea).

 

Y mi madre dice hoy que si le toca la lotería lo primero que hace es divorciarse.

 

Así de simple. Así de duro. Sin grandes palabras de melodrama. Ha descubierto lo que es estar con alguien que ha cambiado, que Involucionado hasta ser alguien que ya no te hace sonreir. Hasta que no es ni la sombra de quien amaste.

 

Todo se apaga. Hasta la convicción de hacer lo correcto. Hasta el sentido de lo que debe uno hacer forjado por el paso de los años y las creencias. Todo. Y hoy la muestra de ello ha salido de los labios de mi madre en esa simple frase.

Lo peor es que motivos no le faltan.

 

Estar con alguien que te quiere, que quiere quererte y dedicar la vida a amargárla... no creo que sea consciente mi padre de la enormidad del pecado que está cometiendo.

 

Hoy no duermo casi. Tengo que madrugar porque me han dado un curso del paro, uno que llevaba años buscando y es intensivo. Seis horas las mañanas de diario. Mes y medio. Y no puedo dormir. Aunque estoy arrasado, aunque tengo un sueño de morirme, porque el domingo también madrugué para ir a una oposición baldía de auxiliar administrativo del Estado (baldía porque las del Estado no me motivan. No me voy a ir a otro sitio y es lo que va a pasar si la apruebo. Lo más que quiero es entrar en bolsa de empleo para el Estado en Asturias y eso se consigue pasando el primer examen y por eso voy, para pasar ese primer examen. Pero no voy a ir más allá y si ya me cuesta hacer las cosas que si me motivan, empezar para dejarlo seguro a mitad no me llena precisamente de energía)

Lo dicho. Apago la luz a las doce y cuarto de la noche. Y tras más de una hora de dar vueltas pensando en lo mal que me siento (mi cerebro parecía no estar cansado, se puedo a trabajar a toda máquina en su parte más oscura, sin poder ser detenido por mucho cansancion físico que hubiera) encendí la luz y me puse a leer, porque así al menos dejaría de agarrotarme la garganta la angustia que ha vuelto de su exilio para volver a cargar mis hombros. Y hasta las tres y media, cuando estoy totalmente roto físicamente pero al menos no ya mentalmente, puedo cerrar los ojos rezando como si creyera por dormir, por no pensar... y duermo algo menos de cuatro horas.

 

Estoy cansado. Al menos es de sueño, sólo físico, aunque ahora tengo que ir en un rato al gimnasio que tengo que cambiar la hora a las tardes por el curso... no sé si hoy me dormiré encima de la bicicleta estática...

Pero al menos no pienso. Parece que ya lo pensé todo anoche. Y ni siquiera sé si estoy dando por perdida a N. Ni siquiera sé si me estoy dando por perdido a mí.

Porque tampoco quiero ponerme a pensar en ello. Pensar ahora es mi enemigo. Mi segundo enemigo tras mí mismo.

 

No quiero pensar. Quiero que pasen los días como un gris, como un continuo, quiero aprender en el curso, que me llamen de la lista de interinos (una de las que sí aprobé, mi cuñada que está unos setenta y tantos puestos por delante de mí ya la han llamado para una sustitución de unos meses, además le tocó en Oviedo, suertuda :) ) cuando haya terminado el curso y tal vez perderme en cualquier sitio anodino de Asturias a pasar los días un tiempo como los paso ahora.

 

Solo.

 

Al menos tendré trabajo un tiempo.

 

Pero no estoy bien ahora. Y eso es lo que importa ahora. El ahora.

 

Y ahora... quiero volver a creer. En tantas cosas... pero...

 

Ahora no.

 

 

Puf.

No soy el Salvador

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Mi amor no salva.

Es así de simple.

 

No salva, no cura, no cambia a nadie. No sirve de apoyo, no es inspiración, no es motivo para parar o seguir.

 

Y claro que he pretendido "salvar" con mi amor o con mi cariño. Todos hemos querido alguna vez secar lágrimas, disipar dolores, aliviar penumbras, poner una escalera en el pozo. Hemos querido que quien queremos sea más feliz, más alegre, más positivo, consiga éxitos, no sea derrotado, no se rinda, avanze, Evolucione...

Y lo hacemos lo mejor que podemos. Estando, hablando, aconsejando, compartiendo silencios, escuchando, aportando lo que hemos aprendido (aunque lo que aprende uno es su propia asignatura, no tiene porque ser los apuntes vitales para otro...). Todos hemos querido disminuir lo malo. Aunque lo malo sea vivir, sea aprender, sea experimentar, arriesgarse... duele, duele ver los moratones, sentir los desgarros en almas cercanas. Uno siepre querría que los demás pudieran aprender sin sufrir, madurar sin estirar al límite, triunfar sin sacrificios.

 

Pero la vida es lo que es. Los guijarros en las plantas de los pies son testimonio del camino trazado. Las circatrices son recuerdos de la victoria más importante: conservar la vida. Las lágrimas son estímulos para hacerlo mejor o al menos, menos peor. Los golpes son inevitables, porque sino luego el más ligero roce provoca las fracturas. Aprender no es solo memorizar, es irse acostumbrando poco a poco a las derrotas para apreciar las victorias, para estimular el alma a encontrar los porqués y rodear los peligros en el futuro.

 

Por eso no soy el salvador de nadie. No sólo porque no baste el amor, no basten las ganas, no baste el esfuerzo (lo cual es un pensamiento deprimente y desesperante si uno no se da cuenta que hace falta una pasta y un alma muy especial para saber curar y salvar y apoyar...). Sino porque también, no puedo serlo. Es una utopía, un deseo inalcanzable, una aberración para la Evolución.

 

Y aún así lo intento. Porque amar es humano y querer lo mejor es humano. Y sufrir por el sufrimiento es humano.

 

Y ya no quiero ser un ángel. Me vale ser una Persona.

Ana María es un sueño

Ana María es un sueño

 

 

 

Y no lo digo en sentido figurado. Es un sueño que tuve hoy (esto lo escribí ayer, un artículo por día, no es necesario más…).

 

Pelo rubio largo y liso. Cara redondeada. Figura normal. Ojos oscuros. Sonrisa tímida.

 

En el sueño era mi amiga. De años. Desde siempre. Y el sueño empezaba cuando me pedía opinión sobre un libro de ilustraciones que había autopublicado, con esfuerzo, con su dinero.

Iba a tener una presentación en un centro cultural de la ciudad, pero la primera opinión que pedía, una hora antes de dicho acto era la mía.

Porque éramos amigos. Porque nos queríamos como tales. Porque siempre estábamos el uno para el otro.

Y dibujaba como siempre he soñado con dibujar yo. Y así se lo decía yo a una nerviosa María (siempre la llamaba por su segundo nombre) mientras ella se iba poniendo roja y más roja de emoción ante la sinceridad con que la estaba hablando, con que estaba apreciando su obra.

 

Y así se presentaba a la gente en el acto con firmeza y segura de que lo que había hecho valía la pena.

 

Luego la cosa daba saltos, porque ya no estábamos en la presentación y ella me estaba diciendo que estaba saliendo con un chico, un chico que era Willy Toledo, el actor, al menos físicamente pero creo que no en alma, que además era amigo de ambos desde hacía mucho tiempo. Y yo encantado por ellos, riendo con ellos, charlando, pasando el tiempo en una bar junto con los dos y algunos amigos más.

Y cuando ellos se iban entre besos y roces de manos, cuando ya estaba fuera de su vista, yo miraba a través de los ojos de mi amigo S. que estaba presente y veía la derrota y la tristeza en los ojos que poco antes, delante de ellos, habían brillado… y sabía que era más que mi amiga.

 

No sé como hubiera sido luego la cosa, porque mi hermano me despertó al irse a trabajar y caí en uno de esos estados de duermevela en los que sientes que puedes seguir aferrándote al sueño que soñabas, pero tienes que esforzarte y aunque lo ancles en tu mente y sigas viviéndolo, ya no es igual.

 

Y ya no era igual, porque la cosa se volvió más bizarra todavía y perdió coherencia, porque había pasado algún tiempo, ella ya no salía con nuestro amigo pero estábamos en medio de una guerra contra no se quién en no se qué bando, pero éramos comandantes cada uno de un batallón de tanques y teníamos que ir a distintos frentes y la despedida entre nosotros no tenía palabras, sólo miradas y unas manos unidas, pero lo decía todo.

Y pasaba la guerra y mi unidad tenía que rescatar a la suya de una situación desesperada.

 

Y sabiendo que había perdido la coherencia onírica del sueño, que todo se desvanecía porque me estaba despertando, aún podía alargar los segundos finales para convertirlos en un final, un final en que cansados, heridos, rotos, gritaba su nombre mientras corría hacia ella y nos fundíamos, nos devorábamos, no uníamos en un lazo…

 

“María”

 

 

Y todo se iba, pero recordaba el sueño. Y sentía que había luchado por soñar ese sueño. No quiero olvidarla, pero sé que si no lo escribo se irá difuminando y quiero que exista la posibilidad, por pequeña que sea, de que en un futuro vuelva a leer esto y recuerde ese momento en que acuclillado a sus pies, le decía de todo corazón que admiraba sus dibujos y ella enrojecía con los ojos brillando como nunca…

Otra muesca en mi lista de boicots

Otra muesca en mi lista de boicots

Aún debo tener sal de lágrimas en el pañuelo y mis dedos.

 

Y desde luego la tengo picando en el corazón.

 

Y si son sus lágrimas más que pican...

 

Soy cabezón, soy poco lógico a veces, pero esta vez tengo motivos, así que voy a añadir otra marca prohibida a mi lista de repugnancias y gente que no me sacará un duro en la vida, tras Cines Warner, Oscar Mayer y Pascual tengo que añadir que

 

NUNCA COMPRARÉ EN ESA PUTA MIERDA DE TIENDA LLAMADA "ELECTRODOMÉSTICOS MIRÓ" y a los dioses pongo por testido que haré todo lo posible en mi vida por convencer a los que rodean que manden a la mierda a esa caterva de desalmados.

 

Ea.

Así no

Así no

No niña, así no.

 

No puedes estar así. La mortificación no es buena. No todo es arrojarse calderos de odio hacia uno mismo encima. Sobre todo cuándo no lo mereces, porque tienes un problema de saber valorar los grados y las comparaciones, no eres tan mala como piensas, no vales tan poco la pena, no eres despreciable como te insistes en catalogar.

 

No has matado a nadie. No has arruinado la vida a nadie. No has dejado a tu paso más tristeza y odio que cariño.

 

¿Por qué entonces piensas que no vales la pena? ¿Quién te ha convencido de ello?

 

¿Por qué odiarte a tí misma? No encuentro motivos. Lo que me contaste no me ha dado esos motivos, de hecho lo que me ha dado es combustible para admirar algo de tí que tú misma no te das cuenta, tu entereza, tu fuerza para continuar.

 

No me gusta que te pongas autodestructiva. No me gusta que me digas que no sabes dónde están tus límites porque noto que lo que pasa es que no quieres saberlos, porque quieres hundirte sin ser consciente de naufragar, para que no duela.

 

Pero a mí si me importa. Si me importas. Y siendo objetivo por una vez respecto a tí... no mereces que pienses eso de tí misma.

Como un halcón herido por las flechas de la incertidumbre

Como un halcón herido por las flechas de la incertidumbre

Anoche pensé otra vez en la muerte.

 

Aparte de lo morboso del asunto, lo que más me preocupaba era pensar que si en este momento me disolviera en la nada, ni siquiera sabría si habría conseguido algo en mi vida, algo que valiera la pena.

Y el problema es que muchas veces tampoco sé lo que quiero.

 

Por ejemplo en lo laboral. No estoy estudiando tanto como debería. Debería estar esforzándome más, aunque sólo fuera por el hecho de que van a ser casi dos años preparando las oposiciones que están cada vez más cerca y sacarlas me daría una seguridad laboral y económica para el resto de mi vida (es vox pópuli que en la Administración no echan a nadie aunque quemes una consejería... :) ). Y en vez de eso me cuesta cada vez más ponerme a estudiar. El estímulo de la novedad en las materias ya se ha desvanecido tras el tercer repaso, cuando todo te suena pero que te suene no quiere decir que lo sepas. Y siempre encuentro algo más interesante que hacer con el poco tiempo libre que estudiar. Y ni siquiera en ese "algo más interesante" me vuelcode una manera que pudiera pensar que vale la pena quitar tiempo de estudio, pero de eso hablaré luego.

En el fondo creo que estoy seguro que no voy a sacar las oposiciones aunque lo estudie mucho. Pero eso es una excusa cobarde. Debería pensar más bien que hay que establecer unas prioridades y volcarme en lo que tenga como primer puesto de la lista. Y en este caso deberían ser las oposiciones. Por el dinero gastado, por el futuro asegurado. Porque tengo casi treinta años y empiezo a ser mayor para algunos trabajos. No me consuela que mis hermanos empezaran a encontrar trabajos más o menos fijos después de los treinta. Que les pasara a ello noq uiere decir que me pase a mi.

Y si todavía no estudiara porque pudiera pensar que ya tengo un trabajo asegurado y que me satisface.. pero no es así. Sigo sin tener muy claro por qué me han vuelto a contratar en la tienda. No están tan agobiados de trabajo como decían. No soy necesario. Es la sensación que me han creado estas dos semanas que llevo ahí trabajando de nuevo. Y aunque hasta ahora no he tenido problemas con las "compañeras", ya he visto algún nubarrón en el que no entré porque no tenía ganas de lio. Así que no han cambiado de opinión sobre mí ni yo sobre ellas ni sobre si quiero estar fijo en ese lugar. Pero por ahora hay que agarrarse a lo que hay.

 

Sentimentalmente mal como siempre. Ahora mismo tengo tantas dudas que ni siquiera sé lo que siento por N. ¿Sigo tras ella como un perrillo faldero porque es la única que me despierta esos sentimientos y que "está a tiro" o cerca? ¿No estaré aferrándome a una esperanza vana y debería mejor buscar a otra gente? Buscar... se dice fácil, pero nunca me ha sido fácil. Así que tal vez si que me aferro a quien me despierta sentimientos y está cerca aunque no sienta lo mismo por mi porque eso es mejor que vivir sin esas ensoñaciones que me dan de vez en cuando pensando cómo sería estar con ella, sin esos sueños que alguna vez me han dejado con la sonrisa en los labios al despertar. Mejor que sentir que sentimentalmente estoy totalmente sólo y sin esperanzas de mejorar. En este caso parece que prefiero una esperanza vana a una certeza vacía.

 

Antes hablaba de aficiones... sigo queriendo publicar un día algún libro, sigo queriendo aprender a dibujar y sacar mis comics. Sigo queriendo que la gente se emocione al leerme o mirar lo que creo. Pero no estoy siendo tampoco constante en eso. No estoy practicando cada día ni la escritura ni el dibujo. Siempre miro lo malo sin ver lo bueno, y si bien mirar lo malo ayuda a corregir errores, sino no soy consciente de lo que hago bien tampoco avanzaré nunca., porque siempre me parecerá todo mal,me desanimaré y lo dejaré por un tiempo hasta la montaña rusa anímica me pille arriba de nuevo y me lanze a ello.

 

En vez de esforzarme siempre tiendo a la tele o al ordenador o a leer, cosas cómodas en las que no tengo que hacer ningún esfuerzo y dejo que sean otros los que piensen o creen por mi. Y aunque no está mal un poco de tele, ordenador y lectura, tendría que ser un poco, no un mucho y gastando todo el tiempo libre que tengo, como pasa ahora.

 

Ni siquiera en el gimnasio soy constante. Esta semana no he ido. El lunes y miércoles porque hacía muy mal tiempo, con granizo y viento fuerte y no me apetecía hacer en esas condiciones el camino. Y el viernes no fui por pura vagancia. Ir sólo es aburrido. Aunque la semana pasada si que fuí aunque fuera sólo. Así que sé que puedo. A ver si mañana voy y al menos quemo un poco de grasa y empleo el tiempo en algo que si me parece que vale la pena, porque empezar a cuidarse ya tampoco es malo.

 

No sé lo que quiero. No sé cual es mi prioridad, si el amor, los dibujos, la escritura, el trabajo, el ocio, los amigos, el futuro, el presente, el pasado...

 

Si uno no sabe donde está la meta...¿hacia donde está corriendo?

 

¿Me haré dentro de un año estas mismas preguntas?

El recuerdo de un sueño...

El recuerdo de un sueño...

Ayer pensaba hablar sobre si es verdad que Evoluciono...

 

Es decir, siempre digo que "lección aprendida", que hay que tirar para adelante, que hay que sacar conclusiones, evolucionar, cambiar comportamientos erroneos, mejorar cosas...

 

La pregunta es "¿realmente estoy mejorando/aprendiendo/evolucionando?"

 

Y esto viene al caso que el lunes en el gimnasio cuando N. se paró a saludar a un amigo, por unos momentos pensé que ese era su novio y sentí un chispazo tan brutalmente arrollador, infantil y pasional de celos que me quedé un poco aturdido...

A los pocos segundos ya me pareció que no era (y no lo era, como supe luego) y les dejé hablando mientras me iba a correr un poco en la cinta para no enfriarme porque parecía que hacía tiempo que no se veían (ella le estaba contando de cuándo había empezado a trabajar de teleoperadora que ya va para dos meses...) y en efecto la conversación duró.

 

No avanzo con ella, pero tampoco avanzo conmigo con respecto a ella. PArece que sigo pensando que en cualquier momento va a mirarme de otra manera y saltarme a los labios...como si eso fuera a pasar en breve (o en largo)... Y no es así joder, no es así. Aunque siga pensando en el fondo que puede ser así (en tres días cena con la gente del curso y no puedo evitar recordar cómo podía haber acabado la otra cena, cuando ella me dijo que... y yo le dijo que no había lugar...) y que pueda volver a pasar y esta vez estar preparado, joder, tengo que pensar que también es perfectamente posible, plausible y probable que NO PASE.

Pero sigo teniendo celos.

 

Iba a hablar de todo eso y más... pero anoche soñé con ella. Y soñé algo precioso. Uno de esos sueños que no te dejan buen cuerpo porque la sensación cálida se torna en frío cuando te das cuenta que te has despertado y NO ES ASI al mundo al que has vuelto.

Había mucho más, había un contexto y una lógica, claro, siempre las hay, pero claro también no es de eso de lo que me acuerdo. De lo que me acuerdo es de que ella y yo nos besábamos...

 

¿Sabeis que hasta me desperté de la intensidad de lo que estaba sintiendo? Volvía a notar en mis labios la casi olvidada sensación de calor, la tirantez, sentir como se dilatan, el cosquilleo, las partículas eléctricas recorriendo todo el carmesí del labio y alojándose durante más tiempo en las comisuras, casi como cosquillas, ese relámpago naciendo en la boca y recorriendo la espina dorsal hasta alojarse en el bajo vientre... esa sensación que tengo tan tan tan perdida...

Me desperté de lo brutalmente maravillos que era soñar que la besaba. Y sé que me desperté por eso porque no había ningún ruido en casa, no tenía demasiado calor ni demasiado frío, nada me molestaba... fue por eso, estoy seguro.

 

Y al darme cuenta que me había despertado, maldije y me intenté volver a dormir, pero aunque sólo me había despertado unos segundos, esa especie de vigilia dormida que a veces sucede en la que te vuelves a dormir casi al momento, sabía que no iba a recuperar ese sueño por mucho que lo deseara. Y así fue.

 

Incluso escribiendo sobre ello tengo la sombra de ese cosquilleo en la comisura de los labios... ha vuelto al recordar...

 

Quiero besar otra vez.

 

Quiero besarla.

 

Y esa es la verdad. Como es verdad también que ella, ahora, no me quiere besar a mi.

Hay un hombre detrás del espejo que me mira con cara de conejo...

Hay un hombre detrás del espejo que me mira con cara de conejo...

Recién estrenados mis 29 sigue habiendo unhombre parcialmente desconocido asomándose a mis ojos cada vez que me miró en un espejo.

 

Veo con una preocupación que disminuye con el tiempo la falta de pelo en la parte superior de la cabeza. Como leí hace poco en el periódico, una encuesta decía que la mayoría de los hombres con poco pelo asturianos se consideran poco atractivos para las mujeres y tienen algún problema con su imagen personal. Yo soy uno de ellos, pero lo único bueno de haber empezado a perderlo a los 18 años es que me he ido haciendo a la idea poco a poco... De las canas no me quejo, me gustan. No me hubiera quejado de tener el pelo como un amigo mio, que lo tiene casi por entero blanco.

La falta de pelo en la cúspide no impide el exceso de pelo en el resto de la cabeza... Odio la barba, me disgusta profundamente tener que preocuparme de afeitarla cada dos días y tampoco me gusta mi imagen con barba, prefiero la cara un poco más despejada... Y digo afeitar cada dos días porque ahí está mi mayor problema... Tengo la piel de la cara hecha una mierda (con perdón). Cada vez que me afeito me hago heridas (y llevo ya trece o catorce años afeitándome y la cosa no mejora) además de quedarme alguna marca, algún defecto, que a media distancia no se nota, pero de cerca sí... y me molestan esas heridas, me pican los raspones que me hago al afeitarme, me incomoda... Cambiarme de maquina de afeitar no mejoró la cosa, es más, ahora tengo que tener mucho cuidado porque a veces algún pelillo me queda por debajo de una fina capa de piel y siempre hay el riesgo de que crezca por debajo y no hacia fuera como debería. Un alfiler para rascar esa capita de piel y dejar libre el pelo se ha convertido en parte esencial de mi afeitado, salvo cuando me dejó (como estoy haciendo ahora) durante cuatro o cinco días sin afeitar para que el pelo crezca largo y afeitarlo mejor y de paso dejar curar las pequeñas heridas. Pero con este calor, esos cuatro o cinco días de barba se hacen incómodos.

Mis ojos son miopes. Bueno, eso tampoco es grave. Además no me disgusta del todo mi imagen con gafas. Pero me gusta más sin ellas, y es esa vanidad, además del hecho que empezara las clases de la universidad y quería ver bien la pizarra en esas clases tan grandes, hizo que me pusiera lentillas. He estado usando las mismas durantes diez años, pero no de continuo, con lo cual ha sido recientemente cuando han empezado a estar demasiado gastadas y he decidido cambiarlas. Mala cosa que la decisión coincidiera con el periodo en que empezé a notar molestias en los ojos. Mis ojos siempre habían humedecido muy bien, a veces demasiado bien, podía estar tumabado en el sofa de lado y notar como se caía una lágrimas que no era de pena ni de nada, simplemente un exceso de lacrimal. Pero desde hace tres meses empezé a tener molestias. Me levanto con los ojos muy secos, veo continuamente como partículas de polvo en los ojos que el parpadear no quitan... He ido al oculista, me recomendó un tratamiento y ante la falta de resultados vuelvo a ir en diez días. Me preocupa un poco, aunque sé que puede ser en parte por un exceso de ordenador o una infección leve aumentada por el buen verano que ha hecho ya que cuando más me molestan los ojos es cuanta más luz hay.

 

No me considero guapo. Pasabale como mucho, ya lo he comentado muchas veces.

 

En tonces... ¿por qué me sigue importando la apariencia? Me cruzo todos los días con chicas por la calle y a algunas no vuelvo a mirarlas por que su aspecto no termina de convencerme. Y luego puede resultar que tal vez esa chica cuyo aspecto no me llama la atención sería una amiga o pareja perfecta para mí. Como me pasó con N. Físicamente no es el tipo que más me atrae, pero fué conocer su personalidad y empezé a encontrar cosas que me gustaban.

¿Por qué soy así cuando yo mismo no soy gran cosa y lo reconozco? ¿Por qué sigo con ese sueño de una mujer hermosa a mi lado cuando no es eso lo único que importa?

Tal vez todo importa. La belleza es parte del proceso de atracción. Si alguien te gusta te acercas y estás queriendo conocerla. Si la conoces y encajais perfecto. Si no encajais será una fantasía erótica y poco más. Y también puede alguien no atraerte físicamente y llegar a conocerla y desearla, porque cuando alguien "nos gusta" es que se acerca al ideal que tenemos de belleza física, pero ese ideal es difícil que exista, y terminamos descubriendo que la belleza y el deseo a veces no es como esperábamos y donde nos gustaban morenas terminamos enamorados de una rubia o cualquier otro detalle por el estilo.

 

Los ideales son cosas que la vida se encarga de rompernos y hacernos ver que la realidad es mucho mejor.

 

Y el tipo del espejo sigue mirándome con ojos muy serios, directamente al fondo de mis ojos...

Mal momento para estar despierto

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El problema de esta noche fue que me desperté pensando.

Normalmente me pongo a pensar porque no me consigo dormir. Y ayer no me conseguía dormir, a pesar de acostarme un poco más tarde de lo normal y de no sentirme desvelado. Pero no fue en ese momento cuando me puse a pensar. Esperé y terminé entrando en ese estado de duermevela en el cual eres consciente de dos mundos, el que estás medio soñanado y el real bajo las sábanas en la oscuridad.

Y de repente de desperté de ese estado y encontré a mi cerebro pensando ya en una serie de cosas, como si le hubiera interrumpido en mitad de una trama o conspiración, como si se hubiera puesto a pensar sin permiso.

Y pensaba lo de siempre. En mi soledad sentimental.

Yo no tenía ganas de aquello. Me tenía que levantar pronto hoy para ir al proceso de selección del curso y me esperaba una larga caminata y buscar la calle correcta... no tenía ganas ni cuerpo ni moral para aquello. Pero mi cerebro, como si yo aún siguiera en el sueño y no tuviera control sobre lo que hacía, pensaba por su cuenta, no quiso detenerse durante el rato.

El suficiente para dejarme con un mal sabor de psique.

Porque me recordó mis 28 años y el hecho de que nunca había tenido una relación seria a esa edad, al menos ninguna real (las irreales duraban solo unos meses... aunque yo no me diera cuenta de ello, aunque las considerara reales, se empezaban a morir al poco). Me recordó que hace demasiado demasiado tiempo que no siento en mi lengua el sabor de otros labios, que no acaricio una piel ajena, que no oigo respiraciones profundas acompañadas de sonidos húmedos. Me recordó que hace mucho que las únicas manos que me tocan con deseo son las mias. Me recordó que el tiempo pasa, que hace uno, tres, cuatro, ocho, diez años ya estaba yo pensando las mismas cosas que pensaba esta noche. Y me dijo que era altamente posible que dentro de uno, tres, cuatro, ocho, diez años, volviera a pensarlas exactamente igual, como si nada hubiera cambiado.

Me recordó que si, que me habían besado, lamido, acariciado. Que he tenido rollos, contactos, pasiones breves... pero ya hace años que no vuelven a suceder, y que tal vez me había pasado el tiempo de haber aprovechado oportunidades. Me recordó que ahora sigo conociendo gente (en los cursos, amigos de amigos...) pero que me sigue costando un triunfo y una disposición a aceptar de la otra persona el establecer lazos fuertes, que sigo sin saber interesar una disposición negativa para convertirla en un "quizás" y tener una oportunidad.

Me recordó que sigo sin saber claramente lo que quiero. ¿Sigo queriendo un primer contacto romántico y cariñoso y apasionado y después ya llegarán los polvos rápidos y casuales? ¿Sigo queriendo una primera vez que se convierta en la primera vez con la única persona con la que estaré para siempre? ¿Sigo queriendo quitarme de encima la losa de la virginidad sea con quien sea y con quien pueda y se deje para ver si me quitan las neuras esperando no arrepentirme luego? A todo le encuentro un pero y una ventaja. Y por eso fluctuo de uno a otro de esos deseos, en función del día, de la soledad que sienta y de como vayan en general las cosas. Y el caso es que sigo sin decidirme.

Todo eso me recordó en una carrera de velocidad de pensamientos, palabras atropelladas, imágenes que se superponían, recuerdos de sensaciones... Y luego calló mi mente, pero no mi corazón, que estaba tocado. ¿Cuanto duró aquel soliloquio de mi cabeza? ¿Un minuto, diez, veinte? No lo sé. Y no tardé mucho en dormirme después, pero me desperté cansado y algo abatido. Por eso me descubrí llenando un vacío de conversación diciéndole banalidades tontas a la profesora del curso del paro que nos seleccionaba. Suelo callar en esos momentos, pero estaba descolocado y por eso me salió esa reacción un poco ajena (ya que esa reacción la tengo con amigos y colegas y personas cercanas, con los desconocidos o casuales tengo la que he dicho antes del silencio)

Y ahora vuelvo del nuevo horario de la academia de las oposiciones y vengo cansado, pero al menos es físicamente casi todo, porque escribir esto me ha servido un poco para apartar/disimular/arrinconar/enterrar el otro cansancion, el que más me afectaba. El del alma.

Caida de ojos

Caida de ojos

 Llevo un tiempo eludiendo escribir esto.

 

 HAy un cierto desasosiego al hacerlo, porque me daba la impresión que no estoy llegando a los motivos profundos. Y eso asusta, buscar una respuesta a un acto propio y no encontrarlo, sentir que hay cosas que uno no puede arreglar de sí mismo, cosas que no va a poder cambiar en su interior y que la hacen comportarse de una manera que no quiere...

 

 Pero bueno, ahí vamos. Ya que pensar no me ha servido de mucho voy a ver si simplemente escribiendo lo que siento en el instante del ahora, llego a alguna parte...

 

 El tema es: ¿por qué me cuesta mirar a los ojos a la gente?

 

 Los que me hayan conocido en persona podrán confirmarlo, ya que supongo que lo han notado. Lo que no sé es a qué conclusión habrán llegado al verme hacerlo... Pero el caso es que me cuesta cruzar miradas con la gente, sostener la mirada, mirar a los ojos. Siempre me siento más comodo mirando no sé, la oreja, la nariz, la boca... Pero si tengo que fijar mi mirada en la de otro, suelo poder hacerlo poco tiempo. Enseguida siento la necesidad física e interna de bajar los ojos y fijarlos en el vaso que tengo en la mano, la mesa, mis zapatos, mis manos o las del otro, la persona que se sienta a lo lejos...

 

 Supongo que hay gente que ha pensado que soy un maleducado. O que tengo algo que ocultar. Y cierto es que si me gusta la persona con la que estoy, y por gustar me refiero a gustar físicamente, suelo hacerlo más a menudo lo de apartar la vista. También me pasaba si estaba con una chica con la que quería enrollarme. O si sostenía una discusión con alguien. En fin que me pasa muchas veces.

 

 ¿Es timidez? Es posible. Alguna vez siento que al sostener la mirada me he sonrojado. Y me pasa mucho con las chicas pero me ha pasado también con algún chico, sobre todo si sentía que lo que estaba diciendo era una tontería, ya sabeis una de esas frases que a mitad de decirla estás pensando "pero, ¿que gilipollez estoy diciendo?" 

 ¿Es miedo? ¿Miedo a que me vean como soy, a que lean en mis ojos (¿no son el espejo del alma?) las peores partes de mí o lo que estoy pensando en ese momento? Tal vez, pero no siempre siento que estoy pensando o sintiendo algo vergonzoso cuando me siento impelido a apartar la vista.

 ¿Es coquetería? No, eso no. Porque no pienso que me pudiera funcionar eso de la "caida de ojos" de la que hablan en los libros románticos para hacerse el interesante. No, eso no es.

  ¿Es baja autoestima? Tal vez. Sostener la mirada a veces es signo de estar totalmente seguro de la postura que se sostiene, de la convicción de las ideas, de la fortaleza del espíritu. Y de todo eso voy poco surtido.

 

 Si que hay muchas veces que no tengo problema en mantener la mirada. Me pasa con los amigos, con las personas que quiero, las que me hacen sentir muy cómodo. O si estoy muy enfrascado en la conversación, en el coloquio. Creo que es una señal segura de que me están haciendo sentir integrado. O que quiero hablar de un tema de igual a igual, que estoy convencido de lo que digo.

 

 Yo mismo soy consciente muchas veces de lo que estoy haciendo, al apartar la vista. De los riesgos. Pero no puedo evitarlo, es como un temblor interno que me trepa a velocidad de vértigo desde el estómago a los ojos y hace que estos se tornen huidizos. Me pasa también muchos con los silencios. Es muy difícil que en un silencio esté mirando a los ojos a otra persona. Pienso que podría incomodarles, porque mirar directamente a los ojos de una persona es algo muy íntimo, pienso y hay situaciones en las que creo que no debe hacerse durante demasiado rato.

 

 Pero, a pesar de todo lo escrito, ¿cual es la razón? ¿Por qué lo hago?

 

 Siento que no he respondido a mi propia pregunta. 

La máscara de carne

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Hace tiempo comenté sobre las máscaras, lo que nos ponemos para ocultarnos a nosotros mismos o a los demás las cosas.

¿Pero que pasa cuando la máscara es de carne? Cuando la máscara la hemos llevado tanto tiempo que no pensamos en ella como tal. Cuando ni siquiera somos conscientes de habérnosla puesto nunca. Esas máscaras en el rostro cuando la verdadera cara está mucho más adentro...

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¿Cómo desnudarse del todo? ¿Como quitarse la piel como en el video "Rock DJ" de Robbie Williams, arrancarse la piel, la carne, los músculos hasta quedar en huesos puros y simples, cuando a veces ni así llegamos a la esencia, a lo que somos?

¿Sirve de algo revelar hasta la mínima mancha dentro de nosotros, hasta el más pequeño brillo? ¿Es eso lo que nos mostrará totalmente a los demás, o lo que es más importante, a nosotros mismos?

¿Sirve de algo que proclame mi condición de sátiro salido, vago y cobarde, egoista e inmaduro o así lo único que hago es gritar hasta quedar ronco sin que a nadie le importe ni yo mismo me oiga?

¿Es útil para comprenderme que entone mi capacidad de ofrecer cariño incondicional, mi educación, mi intentar no dar problemas, mis anhelos de buscar cosas mejores, mi fuente interior de buena literatura que tan pocas veces ha brotado?

¿Quedo como un creido o como un autoflagelante? ¿Y es realmente eso lo que soy o sólo lo que veo de mí o quiero ver de mi?

¿Hay algo más adentro? (más adentro en lo profundo o más de mas cosas...)

¿Qué soy realmente, quién soy realmente, cómo puedo conocerlo y así superar esa congoja de no estar haciendo lo correcto o de no estar pulsando los botones apropiados para superar los problemas nimios que me echo encima todos los días?

Porque esa es la sensacion que me abraza con zarcillos que se cuelan por todas las grietas, últimamente...

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MILFs

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Hoy en el periódico dedican toda la última página a contar con pelos y señales el caso de una profesora norteamericana de 41 años que va a estar 6 meses en prisión por mantener relaciones sexuales con un menor... Con un chico de 16 años, para ser exactos, porque parece ser que la mujer ha mantenido relaciones también con otros tres chicos de 17, pero esta edad es la mínima legal en EEUU para el sexo consentido, así que por esas relaciones no pueden condenarla a nada a menos que se demuestre abuso de poder o de fuerza.

Y nanay de la china, porque de hecho ni siquiera el de 16 años quería decir nada, la denuncia ha sido a instancias de los padres del chico que han contratado a un sensacionalista abogado que ha puesto todo patas arriba.

La vida sexual de la profesora fue descubierta cuando unos vecinos informaron de un vehículo sospechoso estacionado en la calle delante de su casa (me encanta ver como la paranoia más brutal se instala en EEUU, con esos vecinos vigilando/espiando a los demás para detectar conductas "perniciosas"... Me pregunto que tendría de sospechoso el vehículo para que esos bueno ciudadanos consideran necesario llamar a la policía...) y al llegar la policía encontró dentro del mismo a la profesora teniendo sexo con un alumno de 17 años. Aunque legalmente no podían culparla de nada si había consentimiento por parte del menor (y ya lo creo que lo había) lo único que pudieron hacer los reponsables del colegio católico donde trabajaba la profesora fué despedirla (comportamiento poco ético es el motivo que aludieron) e informar a los padres. Y ya me imagino la escena en docenas de hogares americanos...

"Hijo, ven que tenemos que hablar contigo, ¿te has tirado a la profesora de Inglés?"

Así se conoció que no era el primero ni el segundo, pero como ya he dicho antes, sólo uno de los que confesó a sus padres las relaciones era menor.

Y no creo que ninguno se arrepintiera de ello, acostarse con una profesora divorciada, aún joven, rubia, sexy y de voluptuosa figura. Es como una de esas fantasías de internet hecha realidad (aunque en internet pocas veces el "colegial" baja de los 25 años... pero en internet las fantasías son pura apariencia y lo único que se les exige es que PAREZCA creible, no que lo sea) . Aunque ahora tal vez de toda la presión mental que les van a meter en sus casas si que puedan empezar a pensar que han sido traviesillo y pecadores... aunque seguro que más de un padre, cuando no esté la madre al alcance del oido, le dirá a ese hijo un "bravo, campeón".

Porque esa es una fantasía habitual y comunmente extendida. De hecho concurren en ello dos fantasías, la fantasía de la "mujer madura" y la fantasía del "uniforme".

Que levante la mano el joven varón que alguna vez no haya deseado que una mujer mayor le inicie en el sexo. Yo por mi parte la he tenido. Y actualmente de hecho en mis fantasías siguen participando mujeres mayores que yo y mujeres menores que yo (sin pasarse, que ni los 80 años ni los 10 me parecen precisamente deseables).

El fenómeno es más común de lo que parece, el periódico hace referencia a los casos más conocidos en EEUU en los cuales una profesora ha tenido una relación con un alumno. Me llama la atención que en la mayoría de los casos que se menciona, tras cumplir ella la pena y él la mayoría de edad, se han casado y formado una familia. Y salvo uno de los casos mencionados (en el que una madre emborrachó y repartió drogas a los amigos de sus hijos) ninguno fué forzado.

También es curioso que no se mencione ningún caso de un profesor varón mantenga con una alumna... Y no me creo que sea porque no se da el caso (vosotras que me leeis tendreis que aclararme si los profesores maduros pueden llegar a ser tan material de fantasía como para nosotros los hombres las profesoras...) con lo cual dudo de si es que no se le da publicidad (¿por considerarlo "normal" y poco mediático?) o es que las leyes no son tan punitivas al respecto. Misterio misterio...

En mi colegio era complicado tener esa fantasía, la media de edad de las profesoras era de cincuenta y muchos, sesenta años. Así es difícil estimular las mentes adolescentes, mirábamos mucho más a las compañeras de clase. Tampoco pude tener la fantasía de la "vecina caliente", la media de edad de mis vecinos en mi adolescencia era aún mayor que la de las profesoras del colegio.

Como dije antes, la fantasía de la "mujer madura" debe ser de las primeras que experimentamos conscientemente en la adolescencia. Todos tuvimos amigos y amigas y esas amistades tenían madre. Esas madres eran las personas tremendamente amables y simpáticas que cuando su hijo nos invitaba a su casa hablaban con nosotros y nos hacían sentirnos tratados como un adulto a nivel intelectual, nos hacían sentir interesantes por lo que contábamos, nos saludaban por la calle... y eran de las pocas mujeres hechas y derechas fuera de nuestro entorno familiar que conocíamos. Con lo cual la mente del adolescente se dispara y empieza a pensar en esas madres, mujeres que ya han vivido unas cuantas cosas, que saben de sexo, mujeres que pueden iniciarnos y hacernos tocar el cielo, a las que la literatura, cine e internet nos recalca que un joven puede ofrecer sus ganas de aprender y pasión floreciente, cosas que ella puede haber dejado de tener en su vida al caer en la rutina del matrimonio (repito los tópicos de la fantasía mediatizada, no estoy diciendo que el matrimonio sea siempre aburrido a la larga, no me apedreeis :) )... Así que después de las cantantes y actrices de moda, las madres (/tias/hermanas mayores/etc) de amigos suelen ser las primeras fantasías femeninas hechas carne que los adolescentes tienen. El que luego se haga realidad esa fantasía o no ya es otro tema.

En mi caso, pienso que cuando he crecido, me he dado cuenta que esa fantasía no es más que el ponerle nombre y acotaciones a un hecho presente en la vida, que el deseo no conoce edades, uno puede desear a alguien mayor, menor o de la misma edad que uno mismo, porque la belleza adopta muchas formas, el deseo adopta muchas formas y no debe estar limitado por lo que supuestamente "se debe hacer y sentir a tu edad" y las mujeres sois deseables y es normal y natural desearos.

PD: Las siglas del título de este artículo, para los no versados en "cultura popular" son las que corresponden a Mothers I Like to Fuck ("Madres que querría follarme"), término que en internet y entre los adolescentes suele denominar a esas madres o mujeres adultas deseables y material de fantasías para ellos. La primera vez que oí ese término fuera de internet fué en la película "American Pie" (a la que corresponde la foto que ilustra el artículo, donde se da una situación como las que cuento hoy...