ARZACH VUELA SOBRE TRENES ROTOS Y PUEBLOS ANEGADOS
Tal vez era sólo el viaje, no el destino. Pero ahora nunca sabremos hacía donde volaba el viajero sobre el pterodáctilo.
Jean Giraud “Moebius” nos dejó el sábado, con la pluma goteando tinta sobre el papel blanco de lo que está por venir. Tendremos que encontrar nuestros propios trazos, pero qué difícil es siempre hacerlo sin poder fijarse ya en los nuevos senderos que los artistas nos trazaron antes para guiarnos y darnos pistas…
Que el Incal te proteja y te guarde siempre en su interior, maestro.
Y mientras uno intenta no escuchar a los vivos, con sus reformas deformantes, con sus protestas en días equivocados como si ya no importara el pasado por mucho minuto de silencio que hagas en mitad de los gritos, o con sus “si, hay que seguir buscando” o “no, ya está todo sabido”, sus vilezas proclamadas, sus intereses a cuentas de cenizas, sus restos de hierros y penas….
Los muertos están en silencio, como el silencio ante un altar lleno de grullas de papel, bajo el susurro de las olas que antaño moraron brevemente donde no debían, anegando no sólo polvo, sino sueños y pesadillas, arrastrando al silencio de la oscuridad en la profundidad chispas breves de luz que se apagaron en su vientre húmedo.
Aquí y allí lejos. Tragedias lejanas y cercanas, vidas perdidas, segadas. Vida en riesgo. Reconstrucciones de cenizas para que los que vengan luego no tengan que sufrir lo que sufren los que ahora recogen los restos de lo que fueron vidas propias y ajenas.
Otro día más, lunes y a trabajar. Y si queda hueco para la tristeza, más tristeza vendrá. Hoy o mañana o al otro.
Y tan poca felicidad en reserva…
Francia. España. Japón. Tragedias.
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