Espiral hacia el interior
Los ojos pueden girar en muchas direcciones. Podemos elegir a donde mirar para ver cosas que nos sean curiosas, nos complazcan, incluso que nos horrorizen. También podemos apartar la vista para dejar de mirar esas mismas cosas.
¿Pero alguna vez hemos deseado mirar hacia adentro?
En "El corazón de las tinieblas", Kurtz ha mirado dentro de su alma. En el marco adecuado, en el momento y lugar adecuado, al igual que en la novela "El misterio de la isla de Tokland", recorrió el laberinto de su alma, su ser y sus pensamientos y llegó al centro, al final de la espiral. Y como nos advirtió Nietzsche, al mirar al abismo a veces este nos devuelve la mirada.
Kurtz, incapaz de expresar con palabras a donde llega la profundidad y oscuridad de su alma, sólo puede musitar que ha visto "el horror, el horror..."
No sé si hará falta bucear tan adentro de uno mismo, si el ansia de conocimiento, descubrimiento y necesidad de saber vale la pena el riesgo de hundirse tan adentro como Kurtz para abrazar la locura. Pero sí estoy convencido que antes o después deberemos adoptar una postura fetal en la mente y mirar hacia adentro, cada vez mas adentro, en una espiral directa al alma, al porqué de nuestras acciones. Esa espiral está formada por nuestros actos, nuestras experiencias, lo que hemos tenido que aceptar o negar por fuerza de la sangre o de la razón... en resumen todo lo que nos hace como somos hasta ahora.
Y aunque a veces te preguntes si debes cambiar de actitud, en esa exploración profunda será cuando te convenzas si debes cambiar de manera de ser. Tú. Sólo tú te convencerás de ello, porque sólo ese cambio será el real, lo que los demás te quieren impulsar a hacer no es nada si no estás convencido de corazón de lo que haces.
A veces siento que estoy delante de la rampa en espiral que se abre ante el abismo. Que puedo empezar a recorrerlo. Puedo pero no sé si estoy preparado para hacerlo, para aceptar lo que veré y si tendré fuerzas para cambiar lo que no me guste.
Tampoco sé si podré volver a ascender.
¿Pero alguna vez hemos deseado mirar hacia adentro?
En "El corazón de las tinieblas", Kurtz ha mirado dentro de su alma. En el marco adecuado, en el momento y lugar adecuado, al igual que en la novela "El misterio de la isla de Tokland", recorrió el laberinto de su alma, su ser y sus pensamientos y llegó al centro, al final de la espiral. Y como nos advirtió Nietzsche, al mirar al abismo a veces este nos devuelve la mirada.
Kurtz, incapaz de expresar con palabras a donde llega la profundidad y oscuridad de su alma, sólo puede musitar que ha visto "el horror, el horror..."
No sé si hará falta bucear tan adentro de uno mismo, si el ansia de conocimiento, descubrimiento y necesidad de saber vale la pena el riesgo de hundirse tan adentro como Kurtz para abrazar la locura. Pero sí estoy convencido que antes o después deberemos adoptar una postura fetal en la mente y mirar hacia adentro, cada vez mas adentro, en una espiral directa al alma, al porqué de nuestras acciones. Esa espiral está formada por nuestros actos, nuestras experiencias, lo que hemos tenido que aceptar o negar por fuerza de la sangre o de la razón... en resumen todo lo que nos hace como somos hasta ahora.
Y aunque a veces te preguntes si debes cambiar de actitud, en esa exploración profunda será cuando te convenzas si debes cambiar de manera de ser. Tú. Sólo tú te convencerás de ello, porque sólo ese cambio será el real, lo que los demás te quieren impulsar a hacer no es nada si no estás convencido de corazón de lo que haces.
A veces siento que estoy delante de la rampa en espiral que se abre ante el abismo. Que puedo empezar a recorrerlo. Puedo pero no sé si estoy preparado para hacerlo, para aceptar lo que veré y si tendré fuerzas para cambiar lo que no me guste.
Tampoco sé si podré volver a ascender.
2 comentarios
Androgen a Moriana -
En el libro de Töklan hay una cosa que me encanta: el último acertijo, el misterio definitivo, es el alma del ser humano. Leeló de nuevo, es fácil y rápido de leer y para ser un libro de lo que se llama "literatura juvenil" plantea muchas reflexiones.
Un saludo
Moriana -
Nos hicieron leer ese libro del misterio de Tökland en el colegio... y creo que me gustó, pero creo que me gustaría volver a releerlo ahora y descubrir en él, la manera en que enseñó...