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El Salón de las Músicas Perdidas

Recuerdos dispersos de infancia

Recuerdos dispersos de infancia Mi madre me ha contado que cuando era un niño, a veces, mientras comíamos, le pedía que me leyera un tebeo. Y la corregía cuando leía algo mal por leerlo por encima, porque me sabía el tebeo de memoria.

Siempre he tenido buena memoria...para lo que me ha dado la gana, como dice ella. Eso me ha servido durante toda mi vida para aprobar asignaturas por puro esfuerzo mnemónico estudiando una semana antes del examen. Recuerdo que toda la geografía de EGB la aprobé así, con alfileres, como decían los profesores. Así me va ahora que mis hermanos se reían ayer de que no supiera que Alicante está en la Comunidad Valenciana.

Pero curiosamente no puedo depender de mi memoria, porque me ha fallado gravemente muchas veces. Recuerdo una vez que creí que tenía un examen de facultad un día y me llamo mi hermano una semana antes a las nueve de la mañana para decirme que acababa de mirar la hora del examen (él salía de otro) y que era a las once de ese mismo día. O me he olvidado de ir a sellar la tarjeta del paro, o de cosas muy importantes.
Pero sin embargo recuerdo tebeos que leí hace años, frases de películas, fragmentos de libros...

¿Memoria selectiva?

El caso es que me parece curioso que recuerde tan poco de mi infancia, de cuando era niño. Durante un tiempo proclamé a gritos que era una época de mi vida que quería olvidar, renegar de mis actos de infancia y ceñirme sólo a la lógica adulta. Tal vez me creí de verdad que quería matar a ese niño que fuí en mi recuerdo como si no hubiera existido nunca.

Pero recuerdo cosas.

Mis padres tienen cinco hijos. Cuatro chicos y una chica. Los cuatro primeros los empezaron a tener al poco de casarse, al "ritmo" de uno cada año y medio más o menos. Así que mis hermanos (y hermana, ella es la segunda en edad) se llevan poco tiempo y compartieron infancia. Yo vine cinco años después del último y sin ser esperado ni planeado. Querido si, aceptado supongo, pero desde luego ellos creían que ya habían tenido a toda su familia y yo fuí un rompimiento de planes. Mi madre me tuvo cuando le quedaban dos meses para cumplir 41. Con los cuatro primeros reconoce que le agotaron. Cuatro niños tan seguidos, cuidarlos a todos era una tarea esforzada. Sobre todo porque mi padre tenía un horario bastante extenso y además, al llegar a casa, se iba con los amigos al bar (no a ponerse ciego, sino a pasar la tarde) y ayudaba muy poco en casa. Por suerte para mi madre, mi abuela paterna la ayudó siempre a cuidarnos, mi yaya fué como una segunda madre para mis hermanos mayores. Cuando yo llegué ya iban al colegio todos (lo que descarga mucho a una madre) y me pudo, como dice ella "disfrutar más". Es decir, con mi hermano mayor ella había podido hacer de madre dedicada, pero en seguida tuvo que dividirse entre varios. A mi me mimó. No me importa reconocerlo. Tal vez me mimó en exceso. Pero no hubo peligro que me convirtiera en un niño caprichoso. No es que pasáramos hambre pero con cinco hijos y un sólo sueldo, no había espacio para los caprichos inútiles. Además ya estaban mis hermanos mayores para pararme los pies si me pasaba. O si ellos creían que me pasaba. Creo que sólo uno de mis hermanos, el más cercano en edad, con el que he compartido habitación desde los tres a los veintiseis años, se ha sentido protector conmigo, como un hermano mayor que debe vigilar al atolondrado infante. No se lo he pagado muy bien, he abusado mucho de su bondad. Mi madre ha dicho muchas veces que le daban ganas de darle una colleja al ver como abusaba moralmente de él para que hiciera lo que yo quisiera y cuando ella le recriminaba que se dejara dominar él respondía "es que es tan pequeñin y tan mono..."
Con los demás no hubo ese riesgo. Las lágrimas para ellos eran motivo de risa, mofa y befa. Así que se terminó desarrollando una cierta dinámica de conflicto. Sé de familias en las cuales los hermanos se adoran, apoyan, demuestran cariño, hablan maravillas los unos de los otros... E incluso a veces no será sólo de cara a los demás, realmente se sentirán así.
En nuestro caso nos damos caña. Nos reimos de los fallos de los demás hermanos, los favores se hacen a regañadientes y con protestas, antes damos una colleja que un abrazo...
Pero también buscamos la aprobación verbal de los demás a nuestras gracias, ocurrencias y actos. No porque vayamos de pensar que está mal lo que hacemos si no nos lo aprueban, sino porque no mola que los demás hermanos estén de acuerdo con nosotros.
Tampoco es que nos odiemos, repudiemos o demos de tortas todo el día (aunque recuerdo unas cuantes peleas brutas entre dos de mis hermanos). Creo que si fuera necesario sabríamos hacer un sólo bloque contra quien amenazara a alguno de los demás.

Mi padre siempre ha dicho que le decepcionamos. Siempre somos demasiado vagos, demasiado rebeldes, demasiado poco de acuerdo con sus ideas... Ahora le gusta decir a mi madre que es ella la que nos educó y que lo hizo mal y que por eso le llevamos siempre la contraria. Tampoco él se molestó mucho en hacerlo bien, pienso. Recuerdo una vez que estaba estudiando para los exámenes del colegio de esa semana, entró en mi habitación, se sentó en la silla con unas facturas en la mano y me soltó de golpe "¿tu sabes cuanto nos cuesta tenerte en el colegio?"
Nunca aprobaba todo a la primera. En el colegio había los exámenes de evaluación, luego unos exámenes de recuperación si habias suspendido y si suspendías también, en Junio, al final del curso, junto tras los exámenes de la cuarta y última evaluación, había los exámenes de recuperación del curso, donde podías aprobar todo lo que te iba quedando durante el curso. Yo solía aprobar y recuperar a buen ritmo, en los exámenes finales sólo tenia unas dos o tres evaluaciones que recuperar, y siempre lo hacía, siempre pasaba limpio al siguiente curso.
Pero antes de los exámenes, mientras estás estudiando, no creo que eso sea lo que quiere oir un hijo de su padre. Que le cuesta mucho dinero tenerle en el colegio. Si me ve estudiando, si me ve esforzándome... ¿por qué cojones me viene a decir eso?
Mi padre es el que nos daba cachetes. Muchas veces justificados. Algunas veces no. Y siempre ha preferido hablar con sus hijos a gritos, exigiendo obediencia y que nos metiéramos a calzador sus ideas y opiniones antes de intentar convencernos. Lo ha hecho siempre, seamos niños o ahora adultos. Y tiene bastantes ganas de que nos "larguemos de su casa y le dejemos en paz de un puta vez" en palabras propias.

Mi madre siempre nos ha defendido y nos ha mimado. A veces demasiado. "Gallina clueca" ha dicho mi hermano mayor a veces. Es difícil saber cuando estas abrazando y cuando ahogando, cuando estas protegiendo y cuando evitando actuar con libre albedrío. Mi madre aún no sabe que le cuesta distinguir esas cosas.

Cuando en casa llorábamos sabíamos que nuestra madre iba a correr a ver que nos pasaba. Que nuestro padre iba a gruñir. Y que los demás hermanos nos iban a dar mucha mucha caña.

Tal vez me acostumbré a llorar en cuanto me sentía un poco mal para evitar más dolor. Me acostumbré a ser expresivo a pesar de mi padre y mis hermanos para que mi madre velara por mí. No tenía que fingir emociones, simplemente dejarlas salir al primer indicio, aunque no fueran tan graves como para provocar esas reacciones exageradas.

No me molesta ser así, si lo supiera ser sólo con quien es de confianza y creo que no me va a hacer daño si me muestro demasiado a él o ella. Pero me abro demasiado rápido, me dejo llevar por esos primeros sentimientos como si ya fuera fuertes y firmes, cosa que a veces han llegado a ser y otras veces no.

Si lloro, a veces será de corazón, otras veces porque en cuanto la emoción se acumula dentro de mí abro automáticamente la válvula de escape. Pero hay veces que me he sentido con una columna de hielo clavada en el estómago y la columna vertebral y no he llorado. Mi sentir es sincero llore lágrimas de corazón o no las llore. Las lágrimas que "se me escapan" en algunas situaciones, se que sólo son la reacción ante una emoción ajena que me afecta un poquito, una vez las aparto con la punta del dedo, no salen más.

Pero hay cosas que siempre me harán llorar sinceramente. Y por eso algunas lágrimas si significan algo, si importan, si son algo. Y sé que tengo de dejar de desvirtuar esas lágrimas sinceras con los escapes momentaneos.

7 comentarios

imaginate -

La empatía es la capacidad de meterse en la piel del otro para imaginarse como se siente. Yo soy altamente empática. Y al parecer comparto capacidad con la mayoría de los estafadores. ¿Crees que la empatía es sublime? ¿O pudiera ser que sólo fuera algo más, como por ejemplo que se te den bien las matemáticas o cocinar? Porque a mí me parece que va a ser esto... que la empatía tampoco es nada especial... no más especial que las demás cosas ;)

Androgen a Paquilou -

Me ha encantado que te encante, andaluza chispeante :)

Un beso así de gordo...

Androgen a Su -

A veces, cuando te dicen mucho lo de defraudar, dejas de pensar si es verdad que lo puedes estar haciendo y te blindas pensando que ya está con su cantinela de siempre. A eso he terminado llegando. Al fin y al cabo al que más grave sería decepcionar es a mí mismo, ¿no? :)

¿Sabes esas formas de aceptar abrazos que tienen algunas personas que se entregan totalmente a él y tienes la sensación de que con tu abrazo estás sanando el mundo y te están dando el mismo cariño que das?
Pues así aceptó y acojo yo tu abrazo :)
Un beso

Androgen a Imaginate -

Bueno, es que me limité a hablar de empatía sólo con la tristeza, y la empatía es más que eso, cometí un error.
Tengo que reflexionar si la empatía que creo poseer se extiende más allá de la pena...
Un beso :)

Su -

Pues eso, qué les jodan!! a todos lo que te digan que no se debe llorar, a todos los que te miren con cara rara cuando llores y a todos los que no te acepten como eres.

Ya sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero de verdad que no merece la pena tener a tu lado garrapatas que te absorben las ganas de vivir y las ilusiones.

Upps, espero no estar sonando demasiado decadente.

Joder, no te quiero poner triste ni nada de eso, pero eso de que un padre le diga a sus hijos que le han decepcionado, es lo peor ¿no?. Yo no recuerdo que me lo hayan dicho nunca, pero a veces, he sentido que les estaba decepcionando y sé que es un sentimiento horrible.

Un abrazo Androgen, uno fuerte.

PaquiLou -

Me ha encantado imaginarte en todo tu proceso de crecimiento, me encantado en el aspecto más tierno de tu lugar sucesoria de tu propia familia, me encantado que te preguntaran dónde estaba Alicante, y no tuvieras ni pajotera idea de dónde se ubica...y sobre todo,...me ha encantado ese Fernando, que habla largo y tendido de su propio yó...
Me has encantado...Fernando..un beso de Mariposa...pero eso sí, andalúz..(que se note vamos..).

imaginate -

Es muy interesante esto que cuentas. Pero ves... ahora hablas de emocionalidad, no de empatía :)

Y cada uno es cómo es. Si eres emocional pues lo eres y quién te quiera tendrá que aceptarte así :)

un beso :)