Los Siete Magníficos-Soberbia
Vanidad, soberbia, chulería, pedantería... hay muchos nombres. En el fondo la intención es clara: creerse mejor que otros, pensar que uno debe ser admirado o respetado aunque diga absurdidades, considerar que las opiniones propias son piedra angular irrebatible de la sabiduría universal.
Extracto de esta página, interesante estudio sobre la película "Se7en" (o "Seven") y los Siete Pecados Capitales:
"El pecado más terrible fue considerado, en la antigüedad, el pecado de la soberbia, pues era el pecado de Luzbel y había sido también identificado con el pecado original, ya que, de acuerdo a las antiguas tradiciones, lo que el demonio le había ofrecido a Eva, a cambio de comer el fruto prohibido, era "ser como Dios", "conocer el bien y el mal". La soberbia no sólo implicaba vanidad, estaba acompañada por orgullo y por la tendencia a menospreciar a los demás, considerándolos como inferiores. En el siglo XVI, Thomas More había expresado: "El Diablo, el espíritu orgulloso, no puede esperar para mofarse."
Sin embargo, el pecado de la soberbia se transformó con el tiempo en un pecado casi exclusivo de los intelectuales, era el mejor argumento para reprimir al que deseara saber más de lo que la Iglesia consideraba prudente que un hombre supiera, se le acusaba del pecado de soberbia intelectual. Identificado exclusivamente con el orgullo que causaba la belleza física, el pecado de la soberbia se redujo al pecado de la vanidad.
Como la lujuria, el pecado de la vanidad fue identificado en la Edad Media con las figuras femeninas, ejemplos de esta representación tradicional encontramos abundantemente en las artes plásticas. Llama la atención sin embargo, que la figura femenina que representa a la vanidad en el filme tenga la cabeza cubierta por vendajes, porque en la obra de El Bosco podemos observar que el personaje femenino que representa a la vanidad tiene también la cabeza cubierta (por una pantalla de una lámpara).
Dentro de las representaciones tradicionales, un elemento constante que acompañaba a las alegorías de la vanidad era el espejo. En la película, el espejo ha sido sustituido por el retrato colgado en la cabecera de la cama de la víctima, lo cual destaca que la "belleza" es sólo una imagen, más que un reflejo."
Bueno, debo decir que hasta ahora los mayores ejemplos de soberbia con los que me he encontrado han sido masculinos... Supongo que en la Edad Media, donde el macho era dueño y señor de la creación, aparte de no gustarles mirar sus propios defectos, consideraban cualquier intento femenino de mejorar sus condiciones o igualar su estado y posibilidades a los masculinos como un querer abandonar su lugar establecido en la sociedad al creerse mejor que siglos de tradición y "buenas" costumbres.
Leí hace tiempo que la mayor parte de las mujeres quemadas como brujas en Alemania, Francia, Italia, España e Inglaterra, eran acusadas de brujería porque vivían de manera distinta a las demás mujeres "decentes". Eran curanderas, vagabundas, mujeres solteras en su mayoría que buscaban vivir su vida sin estar subordinadas ni supeditadas a un hombre o a unas leyes. En el caso de curanderas acusadas de brujas, esto era más relevante por ser poseedoras de un poder (la sabiduría de conocer las enfermedades y el modo de tratarlas y aliviarlas) que podía llegar a hacer que los hombres se encontraran en una posición inferior respecto a ellas. El libro opinaba que la caza de brujas que duró siglos se debió al miedo de las autoridades (masculinas) a ceder su poder para llegar a una igualdad con las mujeres.
Pensaban que el sitio del hombre era estar por encima de la mujer. Pecado de Soberbia.
Supongo que luego la Soberbia se hizo tan habitual que decidieron modificar el pecado para convertirlo en la Vanidad. Al fin y al cabo era más fácil de disimular, se puede ser soberbio de pensamiento, pero no mostrarlo abiertamente. Sin embargo la vanidad es una pose, además de un estado mental, un presumir de puertas afuera, no vale sólo que te consideres mejor, sino que tienes que demostrarlo porque es lo natural que otros reconozcan tu superioridad.
Mi soberbia: Si que me he considerado mejor que otros. A ver, a veces creo que todos tenemos idas de olla, y durante unos segundos pensamos cosas de las que luego nos horrorizamos cuando pasa el calentón(desear la muerte de otro, disfrutar con las desgracias ajenas...). Bueno, obviamente no puedo decir si a otros les pasa. A mí me pasa. Durante unos instantes surge la emoción o el sentimiento con fuerza, como si la parte bestial en mí gritara exigiendo el control, sin poder ser evitada la idea se insinua pero en cuanto soy consciente de ella la aparto más o menos horrorizado, porque esa es una de las funciones de la razón, no dejarnos llevar por cualquier impulso que nos domine durante un momento si es algo que rechazamos de corazón y mente. El Divino Marqués de Sade opinaba que no debíamos negarnos ni esos impulsos y debíamos satisfacerlos si surgían. El problema es que soy consciente de las consecuencias, de la existencia de la conciencia, es decir, un acto no finaliza cuando se comete, sino que luego queda dentro. Y habrá gente que pueda apartar ese recuerdo con un agitar despectivo de la mano, o incluso que puedan disfrutar del recuerdo de atrocidades cometidas. Yo no y así es como soy. Si algo estoy convencido de hacerlo mal, me carcomerá por dentro si lo hago.
Volviendo al tema. Se me ha insinuado a veces la idea de ser mejor que otros. Incluso a veces la idea se me ha quedado dentro y sigo pensando ser mejor que pederastas, asesinos y dictadores. Joder, si a veces veo en la tele noticias sobre un hombre asesinando a su pareja y pienso "y yo que tengo tanto amor para dar, aquí estoy, sólo, mientras bestias avasalladoras como esa tenían alguien que estaba con ellos aunque les pegaran". Un poco patético por mi parte pensar así. Eso es fácil, si uno se compara con los extremos, siempre tendrá algo mejor que ellos. Eso es muy fácil. Lo que me preocupa es considerarme a veces mejor que personas que no pertenecen a esos extremos, personas normales, tan normales como yo.
Eso sí es soberbia.
Otra forma de soberbia que cometo, es considerar que mis opiniones son las únicas válidas, por haber "visto la luz" sobre un tema (intuición y azar) o haberlo investigado hasta llegar a una conclusión (dedicación e información). En ambos casos nunca debería pensar que mis opiniones son inamovibles. Sin son fuertes, si son reflexionadas, si son lógicas y no se ha llegado a ellas por impulso, ya sabré defenderlas delante de quien sea, pero jamás deberíamos cerrarnos nadie a que otro nos pueda enseñar algo de valor para nuestras vidas.
De esta forma de soberbia es de donde nacen los racismos (raciales y políticos). Pero claro, la naturaleza humana hace difícil reconocer los errores, admitir las equivocaciones, temer el esfuerzo de tener que volver a investigar sobre el tema bajo otro punto de vista. Nos gusta pensar (y a mí el primero) que de lo que creemos estar seguros es la única verdad. Y puede ser así, o puede no serlo.
De antes era menos soberbio en este aspecto. De hecho es que normalmente me dejaba avasallar por una opinión fuerte y admitirla como válida. Resumiendo, que no tenía criterio, dejándome dominar por el que más vehementemente hablara (o gritara). Un día me dije que no podía seguir así y que en algo debía plantarme, algo en lo que creyera sinceramente. Plantarme y defenderlo. Supongo que ese fué el mejor momeneto, porque el problema es que luego la cosa fué degenerando hasta el punto que me empecinaba en opiniones de las que no estaba tan seguro. Pasé de dialogar las cosas a discutirlas (diferencio ambos términos en el sentido de que el diálogo considero que es una charla razonada, analítica y la discusión es ese punto en que dos personas gritan (aunque no sea alzando la voz) sus opiniones sin estar dispuestos a ceder ni un ápice y queriendo imponer la suya a la del otro).
Hace poco estaba volviendo a un equilibrio, aceptando la posibilidad de que no tuviera siempre razón pero dispuesto a dialogar las opiniones que creía veraces. Y en estos momentos vuelvo a la cerrazón. Veremos como me quito ese estado de encima.
Y me resta hablar de mi soberbia/vanidad, ese estado en que demando la atención de los demás porque, claro, me la merezco (esto lo digo con ironía :) ).
Siempre me ha gustado que la gente esté por mí. Me acostumbré a ser el chiquitín de una familia numerosa, el que llegó con más diferencia de edad y del que mi madre se pudo ocupar con más exclusividad, el que se librabra de broncas y regañinas en ocasiones porque "déjalo, es el pequeño", aquel al que sus hermanos se veían obligado a pasar las tonterías porque eran los mayorones y fíjate, abusando de un pobre hermano pequeño.
No soy un líder, eso lo sé, pero me gusta la atención. Me gusta que si alguien me ve de bajón, triste o preocupado, se fije y se acerque a confortarme, consolarme, apoyarme y ayudarme. Me gusta que se rían de mis chistes, que consideren agudos mis comentarios. Y si me ignoran durante un tiempo, me mosqueo, pongo mala cara, me enfurruño, hago comentarios que intentan ser hirientes...
Tampoco quiero decir que SIEMPRE esté así. Estoy recalcando lo que siento cuando me sucede. Si estuviera siempre así, realmente sería un verdadero incordio y un gilipollas. Tampoco voy a decir ahora que yo sea el mal absoluto encarnado.
Sobre la vanidad física, de esa creo que me libro. Y es que no me gusto físicamente a mí mismo. Perder el pelo fue una tragedia para mí, me gustaba mi pelo. Y actualmente ando preocupado por el michelín estilo flotador pero sin patito que me está surgiendo en la zona de la cadera. Pero nunca me he considerado guapo, ni atrayente físicamente. Creo que no tengo unos ojos feos y me gustan mis manos. Y para de contar. Lo demás tampoco pienso que sea Quasimodo, pero creo que no destaco físicamente en nada como para atraer a las personas por mi aspecto. Mi definición suele ser "normalucho", con ese "-ucho" ligeramente despectivo.
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¿Por qué hago esto? ¿Por qué disgregar sobre mis pecados capitales?
bien, no basta decidir que uno quiere volver a alzar la cabeza y retomar el camino correcto que llevaba antes. Hay que actuar. Y haciéndome escribir sobre estos fallos, los analizo de una manera más profunda que un pensamiento casual. No basta analizarlos, hay que actuar sobre ellos. Debo empezar a disminuir mi soberbia (además, como si hasta ahora se hubiera demostrado muchas veces que tenía razón en muchas cosas...) pero no en plan aspirar al Paraiso y la santidad, sino porque me dejen de reconcomer tantas cosas por dentro, porque en la mayor parte de las cosas soy mi peor enemigo y el mayor daño me lo estoy haciendo yo. Mejor me iría sin tantas autopuñaladas.
Tengo que ordenar cosas dentro de mí y hoy es un buen día para empezar, ya que hoy, me siento bien.
3 comentarios
Androgen -
¿No tengo remedio? Al contrario. He vislumbrado mi remedio para lo que haya que remediar.
Spook- Alicia -
infantiles.
2.- Vale más un diamante con defecto, que un pedrusco sin ninguno." (Jose A. Hernandis).Tú perteneces a la categoria de los primeros. Cuidate y que les den.
2.- ¿Sabes cariño?
clavel -
no tienes remedio