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El Salón de las Músicas Perdidas

Límites

Límites

El sábado, hace dos días, corrí una carrera. Se celebraban los 400 años de la Universidad de Oviedo y hacían una carrera para celebrar la promoción del deporte universitario que había hecho la universidad en estos cuatro siglos, o algo así.

Resumiendo, era gratis y te daban una camiseta de muy buena calidad si llegabas entre los 400 primeros. Así que tras que mi hermano 3 me lo contara de esa manera y me insistiera un poco dije que si y me apunté.

La carrera eran 4 kilómetros, un recorrido urbano por Oviedo. Mi hermano y su pareja iban también y desde el principio ya acordaron ir tranquilamente, como si fuera un entrenamiento, correr 20 minutos (más o menos lo que se tarda en hacer esa distancia) con un ritmo tranquilo y constante y llegar con calma, ya que según mi hermano no había 400 apuntados así que la camiseta la teníamos simplemente por llegar a la meta.

 

Yo en principio iba a ir con ellos. Pero para variar, no hice caso a lo que mi cabeza me decía.

 

Vale, ya sé que llevo más de un año yendo al gimnasio, no estoy en mala forma, pero es una distancia a la que no estoy acostumbrado. Aún así quise ir a más, forzar mi límite. Y no es que lo forzara, es que lo rebasé a los cinco minutos de empezar. Fuí a un ritmo excesivo para alguien que no entrena carreras de fondo. De hecho tuve que pararme tres o cuatro veces falto de aire y fuerzas y al final, como suelo hacer siempre, como hacía en el colegio, me pegué la gran esprintada los últimos 500 metros o así. Si, vale, adelanté a cinco o seis personas, pero llegué con sabor a sangre en la garganta, dolor de pulmones y de todos los músculos del cuerpo... ¿y para qué? Para llegar en el puesto 219 y un tiempo de 18:48 (lo sé porque nos mandaron a todos los participantes con móvil un sms con estos datos), un minuto antes que mi hermano... y un dolor anquilosante de muchos músculos del cuerpo que me dura hasta hoy, motivo por el que hoy no he ido al gimnasio, porque no es que tenga agujetas, es que no me responden algunas partes del cuerpo, los gemelos, tobillos y bícep derecho principalmente. Están anquilosados, no me sostienen bien, no se mueven libremente.

 

Nunca he sido de carreras largas. Donde destacaba algo en el colegio era en las carreras de velocidad. Porque no sé guardar las fuerzas,decidir un ritmo constante y quedarme en ese ritmo, controlar mis fuerzas. Tengo que explotar al máximo en el menor tiempo posible y correr todo lo rápido que pueda sin restricciones, sin planear, sin pensar, sólo ir a toda máquina.

 

Y pensando estos días entre los dolores me he dado cuenta que no es sólo en los deportes donde me pasa esto. Es en la vida.

 

Doy el máximo a corto plazo. En poco tiempo doy mucho. Soy capaz de esforzarme mucho, de ilusionarme, de entregarme. Pero según pasa el tiempo, los días, las fuerzas se dispersan, la voluntad se dispersa, las ganas decaen, la constancia se interrumpe.

Soy de ilusiones breves. De esfuerzos momentaneos.

 

O tal vez no. No sé, tal vez lo que me pasa es que necesito un poco de retroalimentación para seguir con las ganas (esto lo digo en el terreno de lo personal), necesito que me devuelvan un poco para seguir, porque a veces en lo personal y sentimental no he sido de velocidad, sino de fondo, durando en mi decisión más de lo que la razón, el sentimiento e incluso la realidad aconsejaban.

 

Pero necesito algo. En eso supongo que soy como todos, si algo que ilusiona no devuelve frutos en un espacio que determinaos internamente, algún fruto, alguna evolución, alguna respuesta, tendemos a dejarlo pasar, por madurez, por salud mental o por fría lógica, para no hacernos más daño, para no desperdiciar la vida.

 

Pero fuera de lo sentimental, es lo que hay, soy de velocidad no de fondo. Es un fallo: si no consigo pronto lo que quiero, una evolución muy acusada... lo suelo dejar para más adelante. Y a veces lo retomo (como el dibujar, esa constante inconstante en mi vida, con periodos intensos y largas pausas en la práctica y aprendizaje) y a veces no.

 

¿Soy inconstante? No, pero me decepciono demasiado fácilmente. Tengo que corregir eso, ser más realista y objetivo. Que la Evolución a veces es un pasito y eso es lo que había que conseguir en ese momento, no esperar una zancada, que una zancada son diez pasitos...

3 comentarios

sabbat -

Tú no hablas de recibir. Hablas de conseguir tener lo que te gustaría. No, así no. Y sí pero es más natural. Lo otro. No hay que empeñarse. Eso no fluye :)

besos

Androgen a sabbat -

Dar por amor a Dar es algo precioso. Pero yo creo que el amor es Dar... y Recibir. Porque para que el amor sea pleno y completo la otra persona te Da también... y si no recibes nada, lo esperes o no... pues no es Amor.
¿no?

Tardé tres días en que remitiera la mayor parte del dolor (aún hoy me duele un músculo de una pierna) y poder volver al gimnasio con normalidad. :)

¿sabes que me ayudaste a vivir?

Un beso enorme

sabbat -

Y ya verás a medida que cumplas años lo que te va a ir doliendo. Yo me pienso hacer el camino de Santiago. En principio voy sola. Tenía un miedo que te cagas pero... lo estoy superando. Y sé que va a ser matador. Siempre he sido de velocidad pero eso caput. Muere con los años. Sin embargo el autoanimarse, no tiene por qué morir.

Si esperas algo y das esperando te jodes siempre.
Hay que dar por amor a Dar. Que es eso es el amor.

Besos y animo en la próxima. La experiencia es un grado y ya con esta carrera... verás que bien :))