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El Salón de las Músicas Perdidas

PULIENDO LAS ARISTAS DEL VOLANTE

PULIENDO LAS ARISTAS DEL VOLANTE

Poco a poco voy mejorando con el coche. No digo que pueda emular a mi tocayo y ponerme a conducir un fórmula 1, pero sí que voy haciéndome menos propenso a los accidentes.

 Los primeros días aún cogí el coche con reparos, con desconfianza. Con miedo. Después del incidente del retrovisor, tenía una cierta aprensión cada vez que lo conducía. Aunque mi principal problema era que se me calaba el motor en los semáforos, alguna vez hice locuras, un adelantamiento incorrecto, un cambio de carril sin mirar, pegarme demasiado al lado derecho…

 

 Normalmente conducía mejor cuando algún pobre suicida iba conmigo en el coche. Tal vez sería porque entonces era más consciente aún de la responsabilidad que entraña manejar un cacharro de media tonelada de peso a 60 kilómetros por hora. No digo que cuando fuera sólo hiciera de piloto de rally o como esos cretinos que van haciendo piruetas por las carreteras, pero tal vez es que sigo valorando inconscientemente la vida de los demás un poco por encima de la mía. No sé, el caso es que cuando voy con pasajeros la velocidad es más constante y las maniobras un poco más cuidadosas. Puede que me acostumbrara con las clases de conducción a tener a alguien al lado más sabio y con más experiencia y me encuentre más cómodo cuando hay alguien en el asiento del acompañante.

 

 Y poco a poco se van puliendo los detalles, limando las aristas. Hasta ahora un colega, mi padre y N. me han acompañado en el coche y gracias a ellos voy ganando horas de experiencia. Sigo con fallos, sigo teniendo que tener cuidado, sigo sin poder confiarme. Pero tiro adelante y lo hago un poco mejor cada vez.

 

 Como en la vida. Lo mismo estoy haciendo, yendo con cuidado, confiando en los copilotos que me acompañan, aprendiendo, equivocándome a veces, asustándome otras, orgulloso de lo que hago en algunas ocasiones, sorprendiéndome, atreviéndome, con precaución, queriendo lanzarme a veces… En la vida uno tiene muchas horas de práctica, pero eso no evita meter la pata en cosas que creías ya bien aprendidas. Pero sigues adelante e insistes y tal vez logres no sólo poder ir sin tensión excesiva por la vida, sino incluso disfrutarla y terminar siendo bueno en el arte de vivirla.

 

 Así que a seguir practicando. En conducir y en vivir.

2 comentarios

Androgen a María -

Me hace bien saber de tí :)

Felices pasos y que lo bueno te acompañe doquiera tu luz te lleve. Un abrazo tremendo :)

María -

Me ha gustado mucho leerte Fernando. Yo creo que ahora sí :)

Abrazos, yo pronto me voy a la aventura. Me gustan mis opciones y cada vez vivir, por dentro al menos, es mejor.