Blogia
El Salón de las Músicas Perdidas

Desnudando lo inconfesable

¿Cómo de bajo puedo caer?

¿Cómo de bajo puedo caer? Si antes digo que estoy bien, antes la cago.

Lo triste es que era verdad. Antesdeayer estaba bien. Y ayer ya no estaba bien.

Todo el día nervioso y como inquieto. Cayendo poco a poco sin darme cuenta en un estado de ánimo asqueroso.

Y por la tarde ya, la degradación suprema.

Me abofeteé a mi mismo. Varias veces. Durante cinco minutos.

Uno no puede desarrollar la misma fuerza haciéndose eso a sí mismo que haciéndolo a otra persona. Es una cuestión física, de recorridos del brazos. Pero uno se puede pegar bofetadas a sí mismo bastante fuerte. Y eso hice ayer.

Golpearme a mí mismo.

Y más triste aún, por una gilipollez, una pérdida de nervios por haber perdido en un juego de ordenador. Supongo que eso era sólo una mera excusa, lo de perder en el juego. Que tenía ganas acumuladas de darme de tortas desde hace tiempo. De antes como mucho golpeaba mis manos entre ellas, estuve una semana con dolor de muñeca de una de esas veces. O golpeaba la cama, o la mesa. La ira acumulada y esas cosas. El autodesprecio.

JD me mira asustado cuando se lo cuento y me sugiere un psicologo. Bego cuando me llama me dice "te noto en la voz que estás mal" y es verdad.

Cómo no estar mal cuando uno se siente tan miserable, imbécil e infantil.

Ya no me fio ni de mi mismo. Ni de mis reacciones ni de lo que puedo hacer. Estoy nervioso, estoy furioso, estoy asustado.

Ni sé que coño me pasa ni por donde agarrarlo ni que hacer ni nada.

Estoy harto

Bocas que se devoran

Bocas que se devoran El otro día hice un experimento. En un buscador porno puse la palabra "kiss" (beso en inglés). Y como me suponía, los resultados que aparecieron, casi en exclusiva, remitían a páginas lésbicas, salvo una o dos de gays y una de una pareja heterosexual.
Parece ser que en el mundo del porno por internet, sólo se consideran sensuales los besos que dos mujeres se dan...

Creo que es una fantasía muy extendida entre los hombres el excitarse contemplando dos chicas besándose. Normalmente se supone que luego el "semental" se une a ellas y el sabroso trio está asegurado. En mi caso, el sólo hecho de verlas besarse, sin necesidad de imaginar la cama redonda, ya me excita. ¿Y por qué me sucede eso? Porque estoy fascinado por los besos. Me gustan los besos. Me encantaba darlos y recibirlos, adoraba soñar con ellos y esperarlos con expectación.

Y hace demasiado que no beso. Ya hasta se me ha olvidado el sabor de una boca ajena acariciando la mía. Demasiados años sin besar, sin sentir que desean mis besos, sin notarlos en los labios y la lengua. Estoy un poco desesperado, porque añoro muchísimo el besar.

Me gustaba el juego de lenguas sinuosas rozándose, el cosquilleo que se quedaba en la piel de los labios cuando eran rozados por otros labios, el abrir la boca contra la boca abierta y beber el aliento del otro mientras me fundía en un fuerte abrazo y las respiraciones se hacían profundas y algún gemido semiahogado por las bocas se escapaba. Me gustaba el sonido húmedo cuando los labios se separaban al fin y las miradas se cruzaban y se sumergían en la del otro antes de otro beso. O perder el aliento en besos largos sin fin que no calmaban el hambre que sentía por la otra boca. O los besos cortos y suaves como caricias en las comisuras de los labios, como mil mariposas aleteando sobre la piel del otro.

Considero los besos terriblemente excitantes. Algo tan sencillo me encanta. Y hace tanto tanto tanto que no puedo saborearlos...

"Por una mirada un mundo,
por una sonrisa un cielo,
por un beso...
!yo no sé que te diera por un beso¡"


(Gustavo Adolfo Becquer)

Breves sueños

Breves sueños Ya he dicho algunas veces que no suelo recordar mis sueños. En el caso de que los recuerde al despertarme, suelen olvidárseme al poco, dejándome sólo una sensación vaga.

Aún así he tenido sueños recurrentes.

Concretamente recuerdo dos.

En uno tengo que llegar pronto a algún sitio. Sea por tener un examen, porque me hayan llamado, porque haya quedado...
Y no es que me cueste avanzar, como he leido que pasa en los sueños de los que tuvieron problemas para salir del útero al nacer, sino que la distancia se alarga. Cada paso que doy siento que me cansa mucho y no avanzo casi nada. La distancia es tan enorme...

El otro sueño recurrente es bizarro. De repente me doy cuenta que estoy enmedio de la calle en pijama y zapatillas. O algunas veces en calzoncillos. Creo que una vez fue que estaba desnudo. Y me daba cuenta que había llegado hasta ese lugar así, sin que me importara que los demás me miraran o hacer el ridículo. Y de repente era como si despertara de un trance y me diera cuenta del ridículo que estaba haciendo. Y daba media vuelta analizando la distancia que me quedaba para volver a casa, haciendo como si siguieran sin importarme las miradas de los demás (ofendidas, jocosas, asombradas, acusadoras) pero sí que me importan. Ando de vuelta a mi casa pensando que narices me ha pasado y sintiéndome totalmente avergonzado, deseando haber seguido en el trance para no sentirme tan mal por dentro.

No recuerdo haber tenido nunca un sueño erótico aunque si tuve poluciones nocturnas en mi adolescencia. Y he tenido sueños de heroes y violencia, de ser el protagonista de una película de acción, he vuelto a ver en sueños a compañeros de colegio que no eran amigos y me pareció extraño soñar con ellos. He muerto en algunos sueños pero no me despertaba cuando pasaba, sino que saltaba a otro personaje del sueño y a partir de ese momento ese era yo y el muerto también era yo pero ya no estaba. He soñado con que era una mujer o que era varias personas en el mismo sueño. He soñado alguna vez que soñaba algo y al despertar seguía soñando hasta despertarme de verdad.

Si es que alguna vez nos despertarmos de verdad...

Me encantaría acordarme de mis sueños siempre y con detalle. Debe ser algo genial, como un subidón de endorfinas.

Será el calor...Un relato, una fantasía.

Será el calor...Un relato, una fantasía. Este es el primer relato erótico digno de tal nombre que escribí hace años, siendo muy joven...

Hoy tenía ganas de mostraroslo. Será que llega el calor y la piel se pone más sensible...

(la imagen es un fragmento del cuadro "La caricia", de Julio Daniel Rodriguez Berneo)

"NOCHEVIEJA

Cuando bajé al portal, ahí estaba. Entre la verja y la puerta interior. El rojo de su vestido fue como un latigazo en mis ojos que me acompañó a la salida del ascensor. Más detalles se descubrieron ante mí al acercarme a la puerta. Un abrigo negro en sus brazos. Cabello castaño, tan claro que dudo si no llamarlo mejor rubio. Mirada al suelo y cortos paseos en el pequeño espacio. Me vino a la cabeza la imagen de un tigre enjaulado. Poderoso, terríblemente bello, pero preso.
Cuando abrí la puerta se giró hacia mí, como si me estuviera esperando. Cruce de miradas y se me antojó que sus ojos verdes brillaban, lanzaban chispas que chocaban en los míos. La mirada se sostuvo un segundo más de lo debido para que fuera casual, hasta que la sonrisa nació en sus labios, pintados del mismo rojo brillante de su vestido. Vestido de corte oriental, cuello alto y hombros y brazos al descubierto. Corte lateral en la falda mostrando en breves aleteos una generosa fracción de su muslo. La sonrisa se mantuvo como el tajo en su falda: omnipresente, misteriosa, insinuante. Pero su falda dejaba entrever la oscuridad de sus medias, su sonrisa por contra, la blancura de sus dientes. Su voz surgió de entre ellos, aunque creo que no la oía, sino que el significado de sus palabras volaban en el brillo de su mirada y me llegaba directamente a la mente.
"Hola. Se puso a llover un poco y entré aprovechando que lo hacia una señora para no mojarme el pelo, pero ahora..."
"Ahora no sabes como abrir la verja de salida, no?"
Mi sonrisa reflejo la suya, que creció un poco más. La mirada de los dos se volvió hacia la verja, que adolecía de una manilla interior. La comunidad de vecinos habíamos decidido poner esa verja exterior hacia poco. Estando situados en zona de bares evitaba que los borrachos entraran a vomitar a nuestro portal. Señalé el botón blanco junto a los llamadores de los timbres de los pisos.
"Se abre apretando ahí"
Extendí la mano para mostrárselo, pero ella se me adelantó. Mi mano quedó a unos milímetros del botón...y a uno sólo de la suya.
Juro que creí sentir el calor que despedía su piel. Nuestras miradas volvieron a cruzarse mientras sonaba el zumbido y el chasquido que indicaban la apertura de la verja. No puedo explicar que se dijeron nuestros ojos, pero fue algo cálido, mágico. No retiramos las manos, ninguno tenía prisa ya. Rocé su mano con mis dedos, suavemente. Tembló ligeramente, pero no la retiró. Yo me comportaba como un extraño para mí mismo, me sorprendía lo que estaba haciendo. Pero no podía ni quería parar. Deslicé mis dedos cuidadosamente por la cara interna de su antebrazo. Ella cerró lentamente los ojos y su sonrisa cambió, convirtiéndose en una sonrisa de placer. El dorso de mis dedos paso suavemente por su codo y se deslizo por la sensible y calida carne de su bíceps. Se mordió el labio inferior y un levísimo gemido surgió de su boca.
Yo estaba hechizado. Su sonrisa, su mirada, su piel, aquel gemido. Mis dedos llegaron a la tela de su vestido mientras acariciaban su hombro. Me detuve dudando, no si dejar de tocarla, sino el camino que tomaría a partir de ahí. Subir hasta la curva de su cuello? Deslizarme por su costado hasta la cintura? Hacer rodar mis dedos y rozar sus pechos por encima del vestido?
"Ana!"
Abrió los ojos de golpe y yo retiré la mano con la rapidez de una serpiente. Volvimos a tener consciencia del mundo a nuestro alrededor. El momento que compartíamos se desvaneció como el humo. Y descubrí que nuestras respiraciones estaban agitadas y mi corazón palpitaba a todo ritmo. Ella se giró hacia el exterior del portal y yo maldije por lo bajo. Un chico trataba de mirar por encima de la gente que se agolpaba en el exterior de la discoteca enfrente de mi edificio. Gritaba el nombre. Su nombre. Pero no miraba en nuestra dirección.
Ella se giró una última vez en la verja. Sostuve su mirada y me descubrí diciéndole el piso y la letra del apartamento donde vivía. Solo dije ese número y esa letra. Ella sonrió una vez más y salió. La vi llegar junto al chico y llamarle. Hablaron un minuto y luego, tomados del brazo, se alejaron. Yo me quedé en el portal. Miré mi mano. Recordé la sensación de acariciar la piel de aquella extraña y mi mano tembló un poco, como protestando el haber perdido la delicia de aquel contacto y gimiendo por mas.
Suspire y partí a reunirme con mis amigos, para celebrar la nochevieja.

Eran las cuatro de la tarde del día siguiente, el primero del año, cuando abrí la puerta de casa. Ana se giró y nuestros ojos volvieron a quedar presos. Ya no había maquillaje en su rostro. Mejor. Su belleza me pareció más natural. Vestía mas apropiadamente para el frío de las fechas. Cuello azul claro de la blusa surgiendo de lo alto del jersey blanco. Pantalones vaqueros negros y botas marrones de puntera estrecha. Abrigo marrón y el mismo bolso de la noche anterior.
"Debo haberme vuelto loca. No te conozco. No sé quien eres. Pero anoche, cada vez que Tomás me tocaba sentía ganas de apartarme. No podía dejar de recordar tus manos y como me acariciaron. Llegué incluso a fingir que estaba demasiado bebida para acostarme con él. No podía soportar pensar que me iban a tocar otras manos que no fueran las tuyas."
Miré mi mano. No es que me desagradara, pero tampoco encontraba nada en ella digno de elogio. Aquellas manos tenían realmente el poder que aquella chica les atribuía?
Alcé de nuevo la vista y mi mano acompañó su recorrido hasta su mejilla. El dorso de mi índice rozó suavemente su piel. Recorrí el camino hasta que toqué el lóbulo de su oreja y luego avancé por la línea de su mandíbula hasta la barbilla. Ella mantuvo sus ojos clavados en los míos durante toda la caricia. Al final alzó su mano hasta la mía y la sostuvo. Giró la cabeza y apoyó sus labios en mis dedos. No los besó, sino que más bien los acarició. Sus labios cerrados los recorrieron. Aquello me produjo un cosquilleo maravilloso en ellos, hasta hacerlos temblar ligéramente. Entreabrió la boca y deslizó mis dedos dentro de ella. Sentí su lengua lamer con suavidad las yemas y apretarlos con su boca. Cuando retiró los labios di un paso atrás y con un gesto la invité a entrar. La puerta se cerró tras nosotros."

...te devuelve la mirada...

...te devuelve la mirada... Yo lo llamo "síndrome del abismo", por la famosa frase de Nietzsche.

Ya sé que a veces me pongo un poco melodramático...

Ignoro si es el proceso normal de todo vértigo. Al fin y al cabo yo sólo conozco el mío, agradecería que me comentaran los que lo sufren como lo sienten ellos.

El caso es que cuando me encuentro en una cierta altura lo sufro. Pero no es que me maree. No es sólo que se me doblen un poco las rodillas y tenga que sujetarme a una barandilla, pared o lo que sea. Es que siento una horribles ganas de saltar. De arrojarme, de tirarme, de impulsarme y lanzarme. Yo no sólo siento miedo a las alturas, es que siento que el vacío me llama.
Cuando estoy en un sitio elevado tengo que agarrarme a algo porque tengo ganas de tirarme.

No es racional, ni siquiera voluntario, no tengo la menor gana, idea o intención de suicidarme.

Y es que encima vivo en un sexto. Pensareis que pasándome eso no salgo nunca a la terraza.

Pues no. A veces he salido a intentar afrontarlo, pero cuando me parece que las ganas de saltar, el caerme adelante, el impulso de arrojarme, se hacen demasiado fuertes me retiro. Tampoco es cuestión de arriesgarme demasiado. E incluso un par de veces salí a sufrirlo para pensar como sería saltar y acabar con todo.
No sé como afrontar este problema físico, o del equilibrio o de lo que sea. Tal vez tenga que ponerme a hacer puenting hasta aburrirme para perderle el miedo a saltar. Pero para que salte una primera vez, por mucha cuerda doble que haya, va a ser un poema verme intentarlo.

Por ahora dejaré de pensar en el problema físico y trazaré una analogía de personalidad. Creo que a veces tenemos ese miedo y esas ansias. Sabemos que algo nos va a hacer daño. O lo tememos. Pero aún así lo hacemos, saltamos, nos arrojamos. Y no por confianza en salir bien, o esperanza en que se arregle y mejore. Sino porque por mucho que racionalizemos, pensemos, reflexionemos, oigamos experiencias parecidas que nos sirvan de referencia... ese punto tan adentro, ese abismo en sí mismo que llevamos dentro, tan oscuro que no sabemos como mirarlo ni como interpretarlo, nos impulsa a ello. Y a veces ataca con una fuerza tal, que cuando se insinua en u mente el primer "un momento, que estoy haciendo", ya estás en caida libre y con el suelo o la negrura acercándose.
Hay veces que no es cuestión de arriesgarse y pagar precios. Hay veces que el desastre está ahí, es seguro.
Y lo hacemos igual.

Satisfaciendo curiosidades

Satisfaciendo curiosidades Esta va dedicada a tí Paquilou... :)

cuales son tus medidas?
De altura casi metro ochenta, de pie un 40-41, de barriga algo más de lo que desearía, de cuello la desconozco...y la medida que falta dejemoslo en un tranquilizante para mi ego "media mundial según la última encuesta de Durex"... :)

Color de ojos?
Marrón oscuros.

perfume que usas?
Ninguno. A menos que el desodorante Rexona cuenta como perfume...

Estilo de vestir?
Según mi madre, "estilo Adán". Según yo, "estilo a-ver-como-me-encuentro-hoy-para-escoger-entre-esta-ropa-que-me-dura-desde-hace-años". Alguien imparcial probablemente diría que informal, aunque a veces me dá por ponerme elegante con colores y cuero oscuros. Lamento la falta de concreción, me temo que tendreis que decidir sobre esta pregunta en función de como me veais en persona.

Usas preservativos?
Hubiera usado si hubiera habido ocasión. De hecho la única vez que "casi", preservativo enfundado había tras haber desechado otro porque creí que lo había roto con la uña. Hablando del tema siempre me viene a la mente la rica y jocosa anécdota de que la primera (y única)caja de 10 preservativos que me compré caducó hace tres meses habiendo sido usados sólo tres de ellos (y uno fue para practicar como ponérmelo). Es una de esas cosas que alguna vez contaré tratando de reirme de mí mismo y encontrarle la guasa al asunto cuando en el fondo me deprimirá muchísimo (los preservativos de calidad, tardan AÑOS en caducar).

Besas bien?
Ni idea. La única vez que me comentaron algo al respecto fué "no besas muchos, ¿verdad? Mira se hace así..." Y me lo dijeron cuando ya había pasado bastante tiempo y había besado a varias chicas desde mi primer beso. Así que supongo que la respuesta es "no, no sé besar" si es cuestión de juego de lenguas y labios. Pero como dice Malú "si dejas la vida en cada beso, ¿qué importa tu sexo, si dejas la vida?". Y cuando he besado ha sido queriendo complacer y complacerme, queriendo besar, anhelando el cosquilleo que te deja en las comisuras de los labios, queriendo entregarme a través de mis labios. No conozco la técnica de besar (si es que existe una técnica), pero le pongo todas las ganas.

F....A bien?
Supondré que la pregunta completa es "¿follas bien?". Y a eso me temo que aún no puedo contestar, porque en la mente de todos los hombres todos somos unos leones y a veces no llegamos más que a gatitos autosatisfechos. Yo tengo la seguridad (que no la certeza porque para eso hace falta contacto real) de que no sólo me concentraré en mi propio placer, sino en el de la persona con quien esté. Otra cosa es que consiga hacer disfrutar y me vuelvo a remitir a la espera de mi desvirgamiento.

Haces el amor, una vez a la semana, al mes...?
En un sitio leí que hay un chiste que es más o menos así
"-Oye, ¿tu cuantos cigarrillos te fumas entre polvo y polvo?
-Dos mil quinientos"
Pues eso. Que nunca. Por querer, querría que fuera siempre que coincidiera el deseo entre mi pareja y yo. Eso puede ser una vez a la semana, una vez al día o una vez a la hora, no creo que establezca plazos (aunque me temo que estos se establecen solos...)

Limpias, friegas y planchas?
Limpio, friego y aborrezco planchar. Tampoco se me caen los anillos por poner la lavadora, tender la ropa (en tendedero interior, que tengo vertigo y me llevo muy mal con los tendederos exteriores), cocinar (aprenderé, llevo años queriendo aprender, me lo prometo, terminaré aprendiendo) y demás faenas. Lo que me pasa con planchar es que nunca me queda la ropa bien planchada y me cansa el cuerpo horrores (supongo que como a todos).

Te huelen los pies?
Un poco. Normalmente no a sudor, sino al cuero del zapato, la tela del calcetín, el esparto de la zapatilla...

Y los sobacos?
Tengo la inmensa fortuna de que mi sudor casi no huele. Puedo estar en verano sudando a chorros que casi no existe olor corporal (lo siento por las feromonas que dicen que se transmiten por el sudor al aire, supongo que será por eso por lo que así me ha ido en mi "carrera" de seductor...) A veces sufro lo que denomino "sudor ácido", normalmente al estar enfermo o en tensión emocional que entonces sí me huele mucho el sudor a algo ácido y oxidado.

Vaya, ¿ya está? Tenía la sensación de que eran más preguntas... Las cinco que le he afanado a Su las respondo en otro momento que pueden dar mucho jugo.
Y hablando de la señorita Barbie asturiana...

Su, ¿tengo permiso para copiarte la foto de los escalones? Me cuesta codificar el estremicimiento que me ha recorrido al verla. La considero la más intensa de todas las que has puesto hasta ahora y me gustaría conservarla.

Un saludo a todos y ya sabeis, si alguien quiere crear otro cuestionario para que lo responda, atento a vuestras peticiones quedo.

...anticipando un poquito la Evolución...

...anticipando un poquito la Evolución... Esta imagen me salió buscando en google imagenes sobre "hope" (esperanza en inglés).

Y me parece que refleja bien este momento en mi vida.

Hay una red verde (color tradicional de la esperanza) a mi alrededor que me conduce hacía lo que tengo delante, a donde voy a llegar, ese destello cálido, brillante y atrayente, eso que hará que mi vida sea distinta a partir de ese momento, para bien, para mal o lo más habitual, para regular, ya que aunque no cambiemos sustancialmente, hay cosas que vivimos que nos cambian, cosas que recordaremos para siempre.
Y en esa situación estoy.

Porque la de los muchos colores viene a verme a finales de Julio.

No puedo decir que confío plenamente porque mentiría. Sigo teniendo dentro un poquito de prudencia-recelo (a veces creo que uno gana al otro pero luego no por eso no sé exactamente como definirlo). Ya he contado como hubo promesas similares antes. Pero creo que ella es la que va a cambiar eso. La que va a decir que viene y venir realmente.

Trato de pensar mucho, de no ilusionarme mucho. Puede que todo lo que piense no sea nada y luego actue y me comporte como me surja en el momento (espero que sí, quisiera ser natural). También sé que por mucho que piense lo bueno que puede ser, la realidad será mucho mucho mejor. Lo experimentando siempre es distinto y más desbordante que lo soñado. Tampoco quiero marcarme una pauta de conducta y luego descubrir que me quiero comportar de otra manera.
Y la vida es la vida, puede que surjan mil cosas y haya que retrasar, adelantar o incluso anular la visita.

Por eso no quiero pensar, aunque no pueda evitar soñar un poquito a veces, desesperar un poquito a veces, anhelar un poquito a veces...

Quiero vivir sabiendo que va a suceder pero no basando mi vida en ello. Es decir, quiero vivir lo que soy y me estoy convirtiendo y cuando llegue el momento, si mi vida cambia mucho, aceptar el cambio y pensar que hubo un antes y un después, no crearme ahora una ilusión o fingir que no va a existir un cambio.

Ahora estoy aquí. La esperanza está ahí, a finales de Julio. Mientras debo seguir aprendiendo a vivir y a pensar y a sentir. Quiero seguir dando sonrisas, sintiendo como se me escapan lagrimitas traviesas a veces, pensando sobre palabras propias y ajenas.

Tengo ahora mi vida para vivir.

Un poco de Lado Oscuro

Un poco de Lado Oscuro "¿Que te pasa?" me pregunta mi madre.

Y yo no la miento, pero la doy una respuesta a medias.

"Na, mami. Que como llevo dos días durmiendo poco me he levantado atontao, ya sabes."

No sé si con eso se queda tranquila. Pero que me lo note es el segundo trueno de aviso de que se avecina una tormenta.

El primero ha sido un rato antes pero no me he dado cuenta hasta más tarde. Como todos los martes (y jueves, salvo festivos) he ido con mi madre al centro comercial a comprar. Bueno, en realidad compra ella, yo me quejo de lo mucho que compra (para que no gaste mucho) y ayudo a cargar bolsas, que a sus hijos nos preocupa que cargue demasiado y luego le duela la espalda, que somos muchos en casa y mucha la comida para alimentar a tanto parásito.
En un momento dado, cruzando frente al Campoamor, mi madre ha comentado "como iban las chavalas". Normal, luce el sol, hace algo de calor, los pajaritos cantan, las telas se levantan (o se acortan) y las pieles lucen. Mi respuesta ha sido "no sé mamá, no me he fijado".
Y coño, es verdad. No me he fijado. Yo, el salido, el mirón, el aullador desaforado cual lobo en celo, el que siempre mira porque no tiene otra cosa, el que siempre encuentra algo físico que le gusta, al que siempre se le van los ojos aunque se sienta como un cerdo pero tampoco hace mucho para resistir el movimiento ocular, el contemplador de pechos y traseros enfundados en telas... No me he fijado. Y no vale como excusa que estoy cansado, que llevo tres días durmiendo poco y mal. No, es que ese es el primer trueno de aviso.

¿De aviso de qué? De un mal día. Un día de hastío, como lo llamo yo. El hastío para mí es cuando te sientes entre cansado, triste, con malestar físico leve, sin esperanzas, apático... sin un motivo concreto. Simplemente unes unos días de acostarse tarde y levantarse tarde, una ausencia de sonrisas que no te ofrecen por la mañana, unas gotas de baja autoestima...y zas. Ya todo te parece un rollo, todas las palabras las oyes como ariscas y todos los colores los ves apagados.
De antes tenía muchos días así. De un tiempo a esta parte ya menos, pero hoy el peso me ha caido encima, como a Atlas que se siente sosteniendo el mundo encima.

Así que mientras mi madre está pidiendo en la pescadería aparto el carro del camino para dejar pasar a la gente y me pongo a pensar de qué hablaré hoy en el blog. Tenía pensado hablar del Lado Oscuro, responder al desafío-no desafío (porque ya me dí cuenta que era sólo una sugerencia, no un desafío, no te enfades, lo digo para chincharte :) ) de Imaginate. Contar mis miserias, enfrentarme a ellas y saber que la gente no me va a rechazar por ellas, porque todos somos humanos y fallamos. Porque eso es lo que más miedo me da, que los que me leeis aquí, que tan importantes sois para mí, me deis la espalda porque mi Lado Oscuro pueda ser demasiado desagradable. Y me pongo a cantar por lo bajo la canción de Jarabe de Palo:

"Puede que hayas nacido en la cara buena del mundo.
Yo nací en la cara mala, llevo la marca, del lado oscuro.
No me sonrojo si te digo que te quiero, y que me dejes o te deje, eso ya no me da miedo.
Habrías sido, sin dudarlo la más bella, entre todas las estrellas que yo vi en el firmamento.
Como ganarse el cielo, cuando uno ama con toda el alma. Porque el cariño que te tengo no se paga con dinero.
Como decirte que sin tí muero."


Vaya, ahora pienso que debería haberme dado cuenta, con la canción haciendo referencia a estrellas...

Porque llegó el tercer trueno. En la sección de yogures (y que se nos queden esos detalles estúpidos a veces como el número del pasillo, la canción que suena de fondo y no te gusta nada y luego se te olviden fechas importantes, como la de aniversarios por ejemplo...) la veo venir. El pelo ondulado como ella y de un color parecido. Gafas de sol muy parecidas a las que usa ella. La altura adecuada, la expresión de la boca casi idéntica... Por un segundo pienso que esa mujer que se acerca con los yogures en la mano es la Estrella.

Y no lo es. Lo veo después de ese segundo. Cuando pasa a mi lado me mira y debe estar un poco asustada de la mirada fija que le he echado. Pero no es ella, al fin y al cabo.

Pero da igual. Me han entrado unas ganas brutales de ponerme a llorar. Aunque logro contener las lágrimas el frío por dentro se me ha quedado y sé instantaneamente que no hablaré de onanismos, egoismos, bajezas y lados oscuros en el blog hoy, sino que será una crónica de como me he sentido durante esta mañana. Lo que he visto, pensado y sentido.

Y me tomo el pincho con mi madre en la cafetería sin poder dejar de canturrear "llevo la marca del lado oscuro", sintiendo el peso del hastío encima. Y pensando en la Estrella, en como reaccionaría al verla, si de verdad me pondría a llorar o como siempre ocultaría lo que siento y la sonreiría lo mejor que pudiera. Y pensando en como desde que la conozco odio a Melendi porque ella lo canturreaba a menudo (ya me caía un poco gordo de antes, su música no me gusta mucho pero no es por eso, sino porque intenten vendérnoslo como el colmo de la asturianidad y te hagan sentir que no eres asturiano si no te gusta Melendi, no animas a Fernando Alonso, no eres borracho y dinamitero y no eres de un partido de izquierdas y sindicalistas. Y que quereis que os diga, siempre he pensado que Asturias es más que eso, que Asturias y los asturianos somos otra cosa...), como si tuviera un coche no me compraría un Mitsubishi (ella ya sabe por qué), como Amaral me hace llorar ahora más que antes, como la sigo deseando pero sé que lloraría si hiciéramos el amor porque ya nada es como antes, como la añoro cada día aunque sienta (sea verdad o no) que ya no le importa si la añoro o no...
Y encima al salir cargado de bolsas, hay dos mujeres hablando en la salida del centro comercial de Salesas y no sé de qué están hablando pero solo capto de refilón y sin proponérmelo una frase:

"Y es que cuanto más caña nos dan mas les queremos"

No sé en torno a qué gira la conversación. Pero sí que sé como me sienta esa frase. Como una losa a añadir al peso del hastío. Y casi no hablo mientras volvemos a casa y lo primero que hago al llegar es encender el ordenador y ponerme a escribir, porque no quiero olvidarme de nada y aun así seguro que de algo me he olvidado.

Y mientras lo empiezo a escribir me maravillo de descubrir que al final mis planes se cumplieron. Esto también es mi Lado Oscuro. El que aunque sepa como debo reaccionar, como no dejarme vencer por estas sensaciones, que debo ser más positivo, olvidar a quien merece ser olvidado, aclararme y ver que es lo que de verdad es importante y me puede afectar o lo que no... no lo consigo siempre. Uno de mis Lados Oscuros es la debilidad.

Y el contagiaros de mi hastío por escribir esto, que es un riesgo como cualquier otro al hablar de él. Siempre me ha dado pena hacer que mis amigos y la gente que me quiere se desespere por verme caer en los mismos errores una y otra vez y no sepan ya como ayudarme.

Pero lo bueno es que me encuentro un poco mejor después de contarlo aquí.

Como contar lo que uno no conoce.

Como contar lo que uno no conoce. Hoy había pocas cosas lo bastante formadas en mi interior como para escribir un artículo. Así que me fuí de visita, en parte para inspirarme, en parte como curiosidad.
Pasé a visitar blogs ajenos, no sólo el que acostumbro, sino los de quienes me han visitado. Considero que me he comportado descortesmente ni siquiera devolviendo visitas.

Error subsanado.

Me he fijado que en muchos de ellos se habla del sexo. Sexo directo, gráfico, íntimo y no tan íntimo. Relaciones carnales y/o personales examinadas como parte importante de la vida.

Y lo malo es que suscribo esa última parte. Y lo malo es que no puedo hablar de ello. ¿Como hablar del sexo siendo virgen? Lo que pueda decir me parece leves impresiones de la imaginación, que el sexo entre dos (o más) no uno sólo, eso no es sexo, eso es alivio momentaneo. Y me encantaría hablar de sexo por haberlo experimentado. Y me encantaría desarrollar esa parte de la vida sin la que creo que no se puede pasar, sexo apasionado y breve, sexo duradero e íntimo, sexo entre dos que se complementan y comparten, sexo por placer, sexo por necesidad, sexo, sexo sexo...
Y también me gustaría saber usar menos la conjunción "y".

De joven tenía ideas elevadas. Pensaba que la primera sería la definitiva, que me reservaría hasta la que sería mi otra mitad. Hasta sentía verguenza de la masturbación por mi educación jesuita, como algo sucio y pecaminoso. Eso no quiere decir que no pusiera en práctica el onanismo (aunque es un término erroneo, Onán lo que practicaba era la marcha atrás "derramando su simiento en la tierra") sólo que sentía remordimientos por ello.
Una vez dije a una amiga que en cuestiones de sexo he ido bajando el listón de mis expectativas. Más bien pienso ahora que he ido descubriendo lo que quería y siendo sincero conmigo mismo y mi forma de ver las cosas.
Primero me dejó de importar esperar al matrimonio. Luego acepté que el deseo podía surgir por alguien que no fuera un canon de belleza convencional. Luego que mi primera vez fuera con la mujer de mi vida, que podía ser alguien a quien amara pero quitando la certeza de que existen las eternidades. Luego acepté que el deseo puede estar relacionado con el amor o no, que puedes desear a quien quieres no sólo a quien amas. Ahí establecí mi diferencia entre amar y querer. Amar sublime y querer precioso. El amor de los cuentos, poemas y canciones. El querer de no forzarte a ir al extremo sino vivir lo que sientes. Quiero a mucha gente. He amado realmente a pocos en mi vida.
Y así he llegado hasta ahora. Mi primera vez quiero que sea con alguien a quien respete y desee. Ayer leí que muchas jovenes tienen su primera experiencia sexual con un amigo. Y aunque yo no sea chica eso es lo que deseo. Que esa primera vez al menos no me traiga recuerdos contradictorios, confusos, o arrepentimiento. Que no sea una experiencia horrenda, sé que puede no ser tan maravillosa como deseo, pero si preparas bien las bases de las cosas, luego hay mas probabilidades de que salgan parecidas a como esperabas al empezar a construir.
Deseo una amiga para mi primera vez. Amiga del alma o buena amiga. Ya tendré tiempo para experimentar con polvos rápidos de desconocidas, polvos planeados con ansias duraderas, polvos con sueños que se derrumbarán (o no). Tendré tiempo para experimentar los límites de mi deseo.

Pero siendo sincero, jodido lo llevo. Sé lo que veo en el espejo. Ahí no está Narciso, ni en que me considere una belleza ni en que lo esa. Ahí está mi inexperiencia, que mientras en los hombres parece ser algo fascinante iniciar a otro en el mundo del sexo, he notado que las mujeres que he conocido hasta ahora lo que quieren no es ser maestras de nadie, sino que las hagan vibrar, porque lo suyo han tenido ya y tienen el derecho a ser bien folladas. Ahí está el hecho de me suelen atraer mujeres mas experimentadas (en vida y en años) que yo, ante las cuales parezco un niño a pesar de que 27 años me pesen mucho.

Sí, casi fui follado una vez. Ambos virgenes y ambos algo bebidos de garrafón barato en la incomodidad del coche de ella. Y aunque me averguenze un poco el haber fallado prematuramente sin llegar siquiera a la penetración, sigo pensando que fue lo mejor, porque ella esperaba y tenía derecho a un sueño y yo sólo era un breve tiempo, era lo que sentía por mucho que hubiera querido hacerme amarla y era sincero con lo que sentía. No iba a engañarla aunque ella quisiera ser engañada en ese aspecto. Eso falló en mi relación con Begoña. No confié en que después de eso ella supiera lo que quería y sentía (que arrogante por mi parte pensar que sabía mejor que ella lo que sentía). Me puedo dar cuenta de haber fallado en eso, pero si fallé pienso que fue porque no estaba seguro. Y así sigo, puro, incólume y hasta las gónadas de serlo.

Sé que no es obsesión, ni ser un maniaco, un sátiro, un salido o un enfermo. El sexo está ahí en la vida, se disfruta, se hace (bien o mal) y es parte inherente del ser humano. Yo no quiero estar aparte porque si estoy seguro y bien reflexionado sobre lo que quiero, es tortura no poder llevarlo a cabo. Tortura y gilipollez.

De lo humano y lo divino 2/2 Humano: Sensualidad y anhelo

De lo humano y lo divino 2/2 Humano: Sensualidad y anhelo Ha sido difícil elegir una imagen para esta entrada en el blog. Dudé entre una venus clásica (Velázquez, Botticelli), algún dibujo o cuadro más moderno de rostro bello y mirada languida, una mirada intensa, una foto mas erótica de cuerpos torneados...

Finalmente me he decidido por lo que mayor atracción ejerce sobre mí, unos labios.

Me gusta besar y hace demasiado que no lo hago. De hecho hace demasiado que no hago nada. 27 años día mas día menos.

Podría achacarlo a un conjunto de mala suerte, incapacidad social, timidez y confusiones sobre estar preparado o no, tanto mias como de las chicas con las que he estado. Hace un tiempo me dí cuenta que simplemente es que no estaba preparado para aceptar la sensualidad, la pasión, el placer y el sexo sin un compromiso ferreo. Le ponía límites y trabas a algo que no debe tenerlo, porque el sexo no es cadenas, sino liberación.
E evolucionado, pensado, reflexionado y sentido. Estoy preparado para aceptarlo. Para aceptar que deseo sumergirme en la sensualidad, deseo recorrer una piel con los cincos sentidos, deseo hundirme en el interior de una húmeda calidez. Me estoy perdiendo algo importante y maravilloso en la vida, algo natural y que hay que vivir.
Quiero sentir la pasión, el placer, el estallido. Quiero completarme y sentirme entero en esos segundos de abandono que tan largos parecen. Quiero encajarme en otro cuerpo y sentir que hay un acoplamiento entre la carne, una aceptación entre las almas.
Deseo saber lo que es ser amado, follado, cabalgado, escalado, descubierto.

Hace tiempo leí en otro blog que la pasión es dos personas descubriéndose, acercándose y encontrándose. Espero que alguna vez me acerque a alguien que se esté acercando a mí.
Y sentir. Por fin, sentir.

Casi un sueño...

Casi un sueño... Hay un miedo que me ha asaltado desde hace unos años. La noche. Pero no en su conjunto. En general la noche me gusta, la oscuridad, el misterio, las promesas veladas que encierra.
No, el miedo es por un momento concreto, el momento antes de dormirme. Esos instantes en que estoy sólo en la oscuridad, encerrado con mis propios pensamientos en el confinamiento de la cama. Esos momentos en que no quieres pensar, porque lo que deseas en dormir, pero el sueño tarda en acudir y tu mente empieza a vagar, trabajando sus ultimos momentos antes de descansar en el sueño. En esos momentos es cuando mas tristezas he pasado en mi vida. Porque me pongo a recordar, a pensar, a reflexionar de una manera mas profunda que durante el día. Durante las horas de luz puedes evitar mucho mejor el asalto de las hordas de la pena y los recuerdos. Puede fijar la vista en los lugares iluminados, en las caras de la gente, en lo que sea, una lectura, una canción, un sonido. De noche me cuesta más hacerlo. Y entonces es cuando pienso en los pequeños fracasos cotidianos, en la soledad vivida durante el día, en los planes que tuve durante años y no dan fruto, en la evolución personal que no termina de calmar mis sufrimientos internos. He pasado noches de auténtica angustia cuando las reflexiones han sido mas profundas, hondas y oscuras. Recuerdo una noche con doce años que llore en silencio durante horas porque me puse a pensar en la muerte, a imaginar lo que sería estar rodeado eternamente de oscuridad y silencio, sin esperanza, sin luz, sin alegría, sin gozo y en completa soledad. Como además siempre me ha costado recordar mis sueños (porque sé que soñar si sueño, todos los hacemos) tampoco encuentro el consuelo de recordar esos momentos absolutamente mágicos en los cuales nuestro cerebro a medio gas nos crea un escenario, una vida, un universo de sensaciones que son reales mientras descansamos, tan reales como la vida que vivimos despiertos.

Porque me cuesta recordar los sueños, cuando logro recordar uno es todo un acontecimiento. Esta noche me semidesveló el ruido del granizo y la tormenta en el exterior. La lluvia golpeando el patio, los tendales, los plásticos que los cubrían. Y sentí algo extraño, algo maravilloso. Sé que casi era un sueño, porque no estaba despierto pero tampoco dormido. Sentía en mi vientra luz y calor. En ese estado en el que el mundo onírico tiene su propia lógica que uno acepta y comprende aunque lo racional nos grite que no tiene sentido, entendí lo que estaba sintiendo. Yo en esos momentos era un hombre con vientre de mujer, un vientre que explotaba de placer y deseaba ser llenado. Llenado por una mujer con un vientre con hombre, una mujer que quisiera llenar mi alma de calidez, de pasión, de ternura y de aceptación. Quería tener a esa mujer a mi lado, llenarnos mutuamente, completarnos, hacernos plenos, enteros, consumarnos, aspirarnos, fundirnos y separarnos, hundirnos en el placer.
No osaba ni tocar la zona de mi vientre que palpitaba, por temor a perder esa sensación. Una autoexploración sensual no iba a conseguir llegar ni a los pies de lo que estallaba espontaneamente en mí.
Pero tenía que terminar, por desgracia, porque ese estado entre dos mundos, onírico y mundano, no puede mantenerse. Es una balanza, antes o después tiene que inclinarse hacia un lado. Y se inclinó hacia el lado del desvelo, dejándome vacío, con el calor desvaneciéndose por mucho que tratara de aferrarme a él. Sólo un recuerdo quedaba, de aquello que tanto deseaba. Y perdía la comprensión de lo sucedido a cada segundo de estar despierto.
Estaba sólo, entre las brumas de la noche.

No me arrepiento de soñar, aunque luego eche de menos las sensaciones vividas durante el sueño. Pero me encantaría poder llegar a vivir las mismas emociones durante la vigilia.