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El Salón de las Músicas Perdidas

Pedazos de cielo sobre cuatro patas

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"Truchi es una cariñosa y hermosa gata siamesa de seis años, que vivía en Alcalá de Henares, en casa de una muchacha de diecinueve, estudiante de Filología Inglesa en la Universidad Complutense de Madrid: Angélica. Truchi era la alegría de Angélica. Las he visto a las dos en una foto de la Nochebuena de 2003: Angélica le ha puesto una corbata a la gata para la fiesta y está allí Truchi, feliz y sumisa a pesar de la fama de los siameses.

Truchi acompañaba a Angélica en su cuarto mientras estdiaba. Iba tras Angélica por toda la casa, como un perrito. Dejaba qe le acariciara la barrigota. Dormía en su cama, acurrucadas las dos. Cada mañana, antes de salir hacia la Facultad, Truchi se acercaba a Angélica para que le diera un beso de despedida. Aquella mañana fue para Truchi una mañana repetida, una forma de felicidad. Había dormido con su cara pegada a la de Angélica, compartiendo almohada. Antes de salir de la cama, la muchacha, como cada mañana, ofreció a la gata su primera voz, el primer mimo.

-¡Ay, mi gatita preciosa!

Truchi le mostró entonces como siempre la panza, que es la forma en que los gatos preguntan por los sueños. Angélica le rascó la barriga, que es la forma en que las mujeres dicen que están alegres. Luego, se arregló, desayunó, tomó sus libros y se fue hacia la universidad, no sin darle un beso a su gatita.

Era el día 11 de Marzo de 2004. El 11-M.

...

Truchi seguro que lo supo al instante.

Y sabe desde aquella mañana del 11-M por qué Angélica no ha vuelto.

Desde aquella mañana en que había dormido con ella como todos los días, Truchi vaga penando por la casa. Va a la cama de Angélica. La huele buscándola. Se arrebuja en su ropa y allí se pasa las horas, como si se negara a separarse de lo único que le queda de su amiga: su olor, su espíritu, su alma.

Yo no sabía por qué mi gato estaba tan triste y azul y por fin lo pude saber. Mi gato estaba, como yo ahora, pensando en los azules ojos de la siamesa Truchi, inmensos como el mundo, incapaces de albergar tanto dolor, tanta tristeza, tanta rabia por la muchacha que ya no podrá nunca más dormir acurrucada con una gata que la sigue esperando en un lugar donde permanece la cercanía de su juventud, de su sonrisa.

De su vida alegra de muchacha con gata.

<< ...Otra cosa que Angélica también quería contarle sobre Truchi era su amplio repertorio expresivo-comunicativo. Con cada miembro familiar se comunica con sonidos diferentes y parece que mantiene conversaciones. Pero con Angélica era especial. Era enternecedor escuchar las parrafadas de ambas:

-¿Y mi gatita linda? ¿Quién es la más guapa y la más bonita?- preguntaba Angélica con su voz alegre y cantarina.

Y Truchi contestaba con una serie de sonidos, unos más largos que otros, melosos, alegres, felices. Parecía una conversación entre las dos. Angélica volvía a dedicarle piropos y la gatita volvía a contestar al tiemo que daba una voltereta rápida para ofrecerle su barriguita.

Desde el 11 de Marzo de 2004 a las 7.05 horas, última vez que Angélica salió de casa ilusionada como cada día para coger el tren que la llevaría a la universidad y no regresó más, no hemos vuelto a oir esos sonidos de Truchi. Aquella alegría se ha transformado en unos enormes lagrimones que la gata derrama cuando me ve a mí llorar, al tiempo que mira hacia la puerta de la calle y luego hacia el dormitorio de Angélica. Créame, que es verdad lo de las lágrimas y no por conjuntivitis. Yolanda, su veterinaria, me ha dicho que ella ha visto otros animales llorar, sobre todo perros.

...

Los primeros días de la ausencia de Angélica era desgarrador oír sus lamentos de persona. No decía "miau", sino que emitía el mismo sonido que nos sale a los humanos cuando nos duele el alma y no tenemos aliento para articular palabra: algo parecido a "¡ah!, ¡ah!". Otras veces se pone pegada a la puerta de entrada y lanza unos maullidos desgarradores, como pidiendo explicaciones a alguien por la ausencia...>>

(fragmentos de una carta de la madre de Angélica)

" (extractos del libro "Alegatos de los gatos" de Antonio Burgos)

Hay unas cositas que no dejan de soltar pelo, con mal aliento, depositadoras (por deposiciones) libres y anárquicas, pesadas, latosas, chantajistas emocionales, glotonas, vagas, de las que a veces hay que estar pendientes como si fueran bebés.

Y todo eso vale la pena. Porque son un pedazo de divinidad a tamaño manejable.

Son nuestras mascotas, nuestros animales de compañía.

Mi yaya tenía dos. Un pastorazo aleman, mimoso, cariñoso, consentido, que cuando le dejaba a dormir en el sótano gemía lastimero hasta que mi yaya le dejaba dormir en su cuarto, porque el perro no quería estar sólo. Nunca he sabido como se llamaba ese perro.

También tenía una gata. Gato y perro eran casi necesarios en su finquita en las afueras de Oviedo, para prevenir alimañas roedoras y alimañas de dos patas que suelen ser mucho peores. La gata creo recordar que era simplemente "Missi". Una gata desconfiada, como buena gata de campo, que gustaba de tumbarse enmedio de la huerta, donde más daba el sol. Una gata blanca con manchas marrones y ojos siempre entornados. Una gata que me miraba asustada cuando mi padre, con sus rudas maneras, le frotaba el lomo de tal manera que la pegaba contra el suelo. Una gata que se frotaba contra mis piernas cuando me acercaba a ella porque sabía que mis caricias eran menos bruscas y mucho más placenteras.

Uno de mis primeros recuerdos es el pastor aleman paseando por el caminito de cemento alrededor de la casa de mi yaya con la gatita muy jovencita, casi cachorro, tambaleándose detrás de él.

El perro murió siendo yo muy joven. Se puso muy malo, de los pulmones, creo. Hubo que darle la inyección, porque estaba sufriendo. Mi yaya recuerda que vino el veterinario y tras ponerle la inyección, el perro se tambaleó dando un par de círculos por la hierba, se dirigió hacia mi abuela, se dejó caer junto a ella y se murió.

Y aunque puede que hubiera sido necesario, mi yaya no quiso tener otro perro. No quiso volver a pasar nunca por lo mismo.

La gata vivió mucho. 18 años, según mis cálculos, lo que es una señora edad para un gato. Con razón la pobre estaba fatal la última vez que la ví. Estaba casi sorda y se asustaba mucho, porque no oía las cosas hasta que las tenía muy muy cerca. Cuando me acercaba a ella mientras tomaba el sol enmedio de la huerta, antaño me oía llegar a muchos metros, me miraba con su cara calculadora y luego volvía a contemplar el infinito. Ya sabía que estaba allí y ya no la asustaba. Pero al final, de repente se volvía de golpe al notar tus pasos en la huerta, o cuando la tapabas el sol o cuando estabas muy muy cerca y te oía por fín y siempre daba una corta carrerita porque se asustaba de verte tan cerca, de que la pillaras tan desprevenida. También caminaba ya mal. Se tambaleaba, casi no se elevaba al saltar. Cuando expropiaron a mi yaya y se tuvo que ir a vivir a la ciudad, el vecino de finca se hizo cargo de la gata. Y murió al poco de irse mi yaya. No de pena, eso no, porque esa gata tenía una relación cordial con mi yaya pero no íntima, era gata de campo, de finca, no de piso. Mi yaya y su gata sabían cual era el puesto y lugar de cada una y así se llevaban divinamente, sin querer cambiar las cosas, estando bien como estaba.

No, esa gata se murió de que se le acabó la vida, una vida que había exprimido hasta la última gota.

Sé que mi yaya se puso triste por la defunción de su gata. Pero más triste me puse yo.

Y ahora ahí estará mi yaya, en su nube, con el pastor alemán gimiendo en una nube cercana hasta que mi yaya le deje acercarse a su nube y tumbarse a sus pies. Y la gata estará tumbada cerca mirando al perro como diciendo "menudo caprichoso", pero no se alejará de ambos, sino que estará muy cerquita de mi abuela y su perro. Así quiero creerlo al menos.

El 31 de Diciembre volví a casa de JD para celebrar su cumpleaños y me enteré que el gatito leucémico que me había agradecido con su dulce mirada cada caricia que le había dado no había superado la enfermedad. Y pasé un rato que para mí fué como tocar el cielo rodeado de cuatro jóvenes gatos (tres gatitas y un gato ciego) que se arremolinaba sobre mi figura arrodillada y me faltaban manos para atender a tanta petición de mimos, caricias y rascaduras. Una mordisqueaba los cordones de mis botas, pinchaba con sus garritas mi pantalón y la manga de mi jersey cuando dejaba un sólo segundo de hacerle carantoñas para atender a las otras. Otra me mostraba continuamente la panza. Otra se mantenía un poco alejada, como pasando del tema, pero mirándome de reojo y agradeciendo con ronroneo cada caricia que le daba, como queriendo aparentar que no le importaba que la acariciara o no, pero muriéndose de ganas que lo hiciera. Hasta el gatito ciego, desconfiado por minusvalía, un poco brusco, cauto hasta el extremo, olisqueó mi mano y dejó que le acariciara, aceptándome.

Por unos minutos toqué el cielo. Mi mejor regalo de reyes vino cinco días antes y fueron esos momentos.

Y ayer entre mis regalos estaba ese libro del que os he transcrito un extracto: "Alegatos de los gatos" La segunda parte de otro llamado "Gatos sin Fronteras", pero no importa, se puede leer suelto. Los que odian a los gatos no le encontrarán el más mínimo interés. Lo que adoramos a los gatos lo devoraremos como yo lo devoré.

Yo no odio a los perros. Me gustan mucho los perros. Sólo llegué a despreciar a la puñetera perra que me cogió manía sin que aún sepa el por qué, la perra a la que le cambió la actitud tras tener cachorros y se volvió arisca, ladrona y puñetera. En incluso cuando murió de una enfermedad no me alegré, simplemente sucedió y no saqué ni pena ni alegría de ello. Pero ella es la única que no me ha gustado. Me gustan más los gatos, si, pero tambien me gustan los perros. He notado que es más común que un amante de los perros odie a los gatos que un amante de los gatos odie a los perros.

Y me da igual cuando en mi círculo de amigos se ponen a disfrutar del deporte de poner a parir a los gatos. No me importa. Ellos se lo pierden. Para mí es el único animal con el que siento que puedo llegar a adoptar una relación de igualdad. Si, de igualdad, por mucho que amantes y detractores de los gatos defiendan que en realidad nos subordinamos a ellos. Allá cada uno si se deja dominar. Yo no quiero ser más ni menos que él, si es que alguna vez llego a tener alguno. Ahora no puedo y bien que me duele.

Y siempre me produce una alegría especial ver a un gato y un perro compartiendo siesta, comida y juegos, porque entonces siento que así es el mundo que quiero.

Algunos de vosotros tendreis mascotas. La Dama Oscura y sus Ana y Rano, que espero que estén felices y gordotes croando en su pecera. Sabbat y su gata, es curioso imaginar a una gata humana junto a una gata animal. Y más que tendreis y no sabré.

Todos vosotros recibid un abrazo y/o un beso (a elegir por cada uno) porque no sabeis como os envidio y admiro.

Y un beso para tí Truchi, gata triste, angel con abrigo de piel y ojos azules.

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(Angélica y Truchi)

15 comentarios

milagros -

los dos estan bellos decearia tener dos mascotas asi que se quieran de verdad como lo hacen esas dos preciosuras... me llamo milagros tengo 15 años y me gustan bastante los animales

Androgen a la Dra. Rios -

No deje usted de curarles, por favor. Nunca nunca deje de hacerlo :)

Gracias por sus palabras y su trabajo y enviada está ya la foto, espero que la haya recibido bien.

Saludos.

DRa. RIOS -

SOY UNA VETERINARIA AMANTE DE LOS ANIMALES..ME ENAMORE DE ESA FOTO TAN HERMOSA, TE RUEGO MANDAMELA A abejitarosada@yahoo.es

Androgen a Su -

Ay, las fotos... preciosas. Y eso hace aún más triste el libro luego... pero no quiero adelantar nada.
Mira, por ejemplo la foto que puse en el artículo, esa del gatito y el perrazo, la saqué de una serie de fotos que bajó uno de mis hermanos de internet, casi me da una sobredosis de ternura de ver tanto gatito, gato, gatazo... puf, alucinante. Me encantan, que le voy a hacer :)
Y da gustito que alguien te diga que se acuerde de tí a veces, muchas gracias :)
Un besote

Androgen a un_mar_de_calma -

Pues un mimo para el perro y un duelo de miradas de esos que uno siempre pierde con los peces.
Y un gran abrazo para tí ,por supuesto :)

Su -

Eeee Fer, casualmente el otro día estaba en pryca mirando libros y vi este sobre los gatos. Jejeje,le estuve echando un vistacillo a loas fotos.

Nada, sólo eso, que me había acordado de ti :-)

un_mar_de_calma -

En mi caso, por casa pulula un fosterrier, y tras los reyes una pecera. Mascotas o seres animados que nossacan la mejor de nuestras sonrisas.
un saludo en esta mañana fria de enero

Androgen a Su -

No hay de qué avergonzarse. Yo soy cauto con los perros y los gatos (sobre todo con los primeros) aunque me gusten. Si así debe ser, algún día se te quitará ese miedo :)

Y los reyes bien, adecuados como siempre, tampoco espero maravillas :)
Aunque teniendo en cuenta que me mandas un beso, debería decir que se han portado magníficamente, que mejor regalo que eso podían darme... ;)

Un besote, espero que contigo también fueran muy buenos.

Androgen a Patricia -

Lo mismo que me remenea a mí cuando estoy cerca de alguno de esos adorables bichejos ladrones o maullantes :)
Un mimo para tu gato, un saludo para vos.

Androgen a La Dama Oscura -

Misma situación conmigo... sé que tardaré en tener un gato dominándome... :)

Un beso para ti y otros para las ranas.

Androgen a sabbat -

Gracias amiga :)

Un beso

Su -

Reconozco, pelín avergonzada, que le tengo miedo (pánico) a la mayoría de los animales, pero algunos son taaaan guapos y dan tantas ganas de achucarlos, que a veces me gustaría meterme el miedo por el culo y tocar una de esas bolitas peludas.

Un beso Fer, ¿qué tal se han portado los reyes?

Patricia -

Jo-dó. Me remeneaste los pilares, pilastras y pelochos. En serio. Mi gato Ruso y yo te lo agradecemos :)

La Dama Oscura -

Pos sí, están muy gordotas ya, creo que comen demasiado... Pero están muy majicas :-D

Yo también adoro a los gatos, los perros no me gustan tanto pero también me gustan. Siempre he querido tener un gato, pero hasta que no tenga casa propia me parece a mí que... va a ser que no. Me resultan realmente entrañables.

Un besote.

sabbat -

Esto es literatura chiquitín.
Entrañable y bien redactado.

Un besazo :))