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El Salón de las Músicas Perdidas

Anda...ha pasado un mes...

Me pongo a pensar y me resulta raro escribir tan poco últimamente. Lo digo porque pienso mucho y de eso nunca saco nada bueno pero sí muchas reflexiones que suelo poner aquí. Pero ya ves, releo y descubro que la última vez que escribí fue hace un mes en pleno bajón anímico…

 Será que me sigue gustando la caña y escribo más cuando hay cosas malas que contar…

 

 Pues me han pasado cosas buenas y cosas malas en este mes.

 

 Para empezar, me decidí. Y digo me decidí cuando en realidad ya estaba decidido… me explico que esto empieza a parecer un acertijo.

 Hace tiempo mis hermano L y su pareja, los viajeros de la familia, nos comentaron que este año se iban a Japón. Su experiencia del año anterior en la India no había sido tan buena como esperaban y creo que buscaban un sitio un poco más… limpio, civilizado, menos caótico, escoged el adjetivo que más os guste.

 

 Mi cara cuando me enteré debió ser un poema de proporciones bíblicas. Pena que nadie tuviera una cámara en ese momento… Y es que Japón es uno de los pocos lugares por los que siempre he dicho que sería capaz de mover el culo y salir del país. Desde jovencito me ha interesado la cultura mediática y social japonesa. Empezó como casi todo, con las series de dibujos y los mangas, pero poco a poco he ido desarrollando con los años un conocimiento cada vez mayor de la historia, los usos y costumbres y la forma de vida japonesa.

 

 En resumen que mi cara era una mezcla de “uy, que bien como me alegro por vosotros” mezclada con algo de “CABRONES!!!!” al más puro estilo envidia cochina.

 

 La revolución llega cuando unos días después, tras varios comentarios de la envidia que me daban, mi hermano me dice “pues vente con nosotros”.

 

 Otra vez se echó de menos la cámara de fotos para reflejar mi a buen seguro inigualable expresión.

 

 Y me lo pensé. Y lo repensé. Y lo volví a pensar. Valorando pros y contras. Lo caro que iba a ser. Primera vez viajando en avión y sería encima al otro extremo del mundo (si quieres té, toma dos tazas). La sensación de ser el tercero en discordia viajando con una parejita (y eso que ellos no son tan pegajosillos como mi otro hermano y mi cuñada…).

 

 Pero al final, qué narices. Es Japón. Trabajo así que tengo pelas disponibles. Y de perdidos al río.

 

 Dije que si.

 

 Al comprarlo algo más tarde, me costó el billete 100 euros más, pero me consiguieron uno en el mismo avión y ruta que ellos, ida y vuelta, porque con mi proverbial berza por la que soy famoso, igual me perdía y acababa viviendo en el aeropuerto de Doha y criando camellos para vivir… (Doha es la capital de Qatar y es donde nuestro avión hará escala a la ida y a la vuelta… 16 horillas de viaje de na…)

 

 Y desde entonces mi tiempo libre está centrado casi por entero en el viaje. Blogs y diarios de viajeros. Busqueda de información de ciudades, hoteles, albergues, precios, trenes, precios… Aprendizaje de japonés (mal y poco, es complicado aprender un idioma que para empezar tiene un alfabeto radicalmente distinto al tuyo… y encima es que tienen 3 alfabetos, no solo uno. Y la estructura gramatical es bastante distinta. Y casi nadie habla inglés!!!!).

 

 Y nervios. Muchos nervios y más que habrá según se acerque el momento de empezar el viaje.

 

 Va a ser mi primera salida al “mundo exterior”. Y va a ser al lugar que siempre quise ir.

 

 Vamos, que ando con un Síndrome de Stendhal continuo y eso que aún no he ido. ¡Quiero ir a todas partes y verlo todo! Pero “sólo” tenemos 18 días, allá por julio, así que no puede ser. Pero se intentará.

 

 En otro orden de cosas…

 

 N. restableció contacto, tratamos, hablamos, gruñimos, quedamos, reímos… O sea, vuelta al baile en círculos usual y yo ya no sé qué quiero o no quiero. Ya no pienso en futuros, intento no pensar en pasados y los pensamientos son presentes. En resumen, que quedamos (si ella quiere, sigo sin poder convencerla nunca como ella me convence a mi…) de vez en cuando pero no me como el tarro ya intentando encontrar señales de si o de no. Sólo intento Carpe diem. Y lo suelo conseguir. El resto del tiempo que no estoy con ella a veces pienso en ella, a veces no. Tengo días tristes y días alegres. Días ocupados y días relajados. Días en que no tengo ni que pensar en hacer las cosas para ponerme a ellas y días que cada cosa que hago me da una pereza tal que las hago como a disgusto.

 

 Es decir, vivo. Simplemente, vivo.

 

 

 Hace poco creí haber estropeado el sistema operativo del ordenador. Justo en medio de estar haciendo un curso de funcionario sobre hardware y cosas así, voy y la lío en el ordenador de mi casa. Entre el susto de haber creído perder la confirmación del billete de avión (que luego no era preciso nada de lo que me habían mandado por mail, ya que mi cuñada ya me había confirmado y pagado el mismo con lo que sólo necesito el pasaporte y el dni para recoger el billete físico el día que nos vayamos, pero eso no lo sabía así que imagina mis nervios ese día…) y la decepción y depresión que me cayó por haberla cagado de tal manera informáticamente, cuando me las suelo dar de listillo en esas cuestiones, esos días fueron intensos en lo malo.

 

 Pero todo se arregla salvo muchas cosas, así que ahora normal. N. me muestra un acercamiento cada vez mayor, pero uno nunca sabe si es como amiga o aceptando un inicio de algo que puede ser más. Es que ya sé que puede ser hacerme ilusiones sin fundamento, pero parece cada vez más cómoda conmigo y yo con ella, cada vez quedando más en plan “esto es lo que vamos a hacer toda la vida que nos reste”, para cosas importantes y para cosas normales, para compras y para no compras. Para reír un rato. Para vernos, simplemente. Vamos, como hacen muchas parejas. Y como no hacen otras muchas. Pero cada vez aceptándonos más.

 

 No sé. Tampoco quiero ponerme a analizar las cosas demasiado.

 

 Y llevo una semana con catarrazo gargantero, que con esta mierda de tiempo cambiante no hay manera que cure. El coche sigue en su sitio sin cambios y ha sido conducido con cierta regularidad así que en ese aspecto, bien.

 

 Y sigo vivo. También bien.

2 comentarios

Androgen a La Dama Oscura -

Renovado o deprimido de haber terminado la única aventura que me espera en la vida... Ya ves, yo siempre pensando en qué pasará cuando acabe más que en lo que pasará mientras dure, tal vez eso explique mucho de mis problemas...

Un abrazo

La Dama Oscura -

Me alegro mucho por lo del viaje, a mí también me gustaría visitar Japón algún día, es uno de mis lugares pendientes.
Seguro que lo pasas muy bien, y además, creo que lo necesitas, estoy segura de que volverás renovado :-)

Un beso