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El Salón de las Músicas Perdidas

Isla

Isla

...y la tormenta pasó y la isla volvió a ver el horizonte familiar que le rodeaba.

 

 Pero las cosas no eran iguales... o tal vez si pero la isla nunca las había visto de esa manera y ahora el panorama parecía distinto aunque siempre hubiera sido así.

 

 Descubrió lo que significa ser una isla, cuando nadie fuera de su familia pareció interesarse por su ausencia de tres semanas, las llamadas tardaron en llegar o ni siquiera se produjeron, como si durante esos 19 días nadie le hubiera echado de menos. E incluso cuando al final habló con algún colega, ni siquiera parecieron muy interesados por lo que había hecho. Además de que se planteó que tenía que tratar seriamente con ellos el hecho de que cuando era otro el que estaba ausente la gente no se reunía, no quedaban, no jugaban... Pero estando él ausente si se reunían, si quedaban, si jugaban. Y ya era la tercera vez que pasaba. Se siente un poco menospreciado y no quiere dejar pasar la cosa sin al menos comentarlo.

 

 Descubrió que en su trabajo todo había cambiado, la persona que era el punto central de la oficina no estaba, le habían diagnosticado un tumor en el pecho y estaba a la espera de operarse. Así que además de la preocupación por la salud de una persona majísima y una buena compañera desde hacía más de un año, se sumaba el hecho de que el trabajo se había multiplicado para todos y que había cosas que ahora había que hacer que nadie sabía como hacerlas. Se sobreviviría, se tiraría para adelante, como habían hecho tantas personas en situaciones parecidas, el trabajo al final se regularizaría, pero por ahora, en breve, eso no iba a pasar. Iban a ser tiempos duros y agobiantes.

 

 Descubrió que se había producido un cambio climático y las corrientes que antes había intercambiado con la otra isla del horizonte durante 4 años ahora ya llegaba, sus intentos de comunicar eran ignorados. Y lo que antes le había dado la otra isla ya no se lo daba. Ya no era cuestión de amor o sentimientos. Era que ni siquiera le hablaba como amigo. Y él está cansado de la situación y sabe que es necesario plantear algo odioso, un ultimatum: o se produce un cambio o esto se acabó y habrá que dejar de mirar a ese horizonte. No piensa que vaya a servir de nada, cuando alguien te plantea un ultimatum, la reacción normal es rechazar de plano lo que te dice y que le den por culo al tipo, cómo se atreve a forzarte a una elección y encima poniéndose en plan "o haces esto o no me vuelves a ver" como si él fuera tan importante en mi vida... Así que sé que saldrá mal, pero sinceramente pienso que debo hacerlo. Porque tal vez entonces en el futuro no joda a otro amigo como me ha jodido a mí. Lo mio no tiene ya arreglo, pero por ella, espero que se de cuenta (no será hoy ni mañana, pero en un futuro) de que así no se pueden hacer las cosas y que no puede ser siempre la cosa "dame" y nunca nunca nunca "doy".

 

 Descubrió que temporalmente la corriente había alejado a la fauna tan familiar que habitaba sus costas y durante unos días estará sólo con su padre y la casa le parece algo vacía y aunque se sienta un poco sólo en ella, al menos está tranquilo, esa tranquilidad y silencio que descubrió en su viaje a Japón y que tanto le gustó y emocionó. Así que una de cal y otra arena, en principio ahora, en casa, con menos gente para provocar iras propias y de su progenitor... está bien.

 

 Pero ahora no tiene con quien compartir ese estado de bienestar, esa tranquilidad de espíritu.

 

 Y ahí está la isla, que podría pensar que no vale la pena irse de viaje... pero no puede pensar eso, porque disfrutó del viaje y sabe que lo que hay es lo que había y la ausencia sólo ha hecho un poco más grandes las grietas que ya existían. Nada hay que no hubiera antes.

 Ni siquiera su tristeza.

2 comentarios

Androgen a La Dama Oscura -

Y luego uno piensa que cada isla tiene sus tormentas y terremotos y no siempre tiene tiempo para mirar a las islas de al lado... Y se siente egoista a la vez que sólo y triste.

Un abrazo muy fuerte y gracias :)

La Dama Oscura -

Siempre hay cosas preciosas en las islas, paisajes paradisíacos, lugares recónditos que esconden una belleza inigualable, flora y fauna difícil de encontrar en otros lugares, en otras islas. Pero siempre hay personas que no se atreven a explorar ese maravilloso lugar, que no les importa lo que pueda ocurrir en el corazón de la isla con cada acto o palabras suyos. Y también hay personas que son todo lo contrario, aunque de ésas quedan pocas... Y estoy segura, de que algún día llegará una de esas personas para ayudarte a cerrar esas grietas, porque una isla así se lo merece.

Sí, es duro descubrir que no eres imprescindible para nadie, o que nadie te echa de menos tanto como para llamarte en tu ausencia, pero es la realidad del mundo que nos rodea, la realidad de que al fin y al cabo, siempre, todos, estamos, y estaremos solos.

Me alegro de que lo pasaras bien por Japón :-)
Un abrazo enorme que haga más llevaderas las grietas.