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El Salón de las Músicas Perdidas

Las músicas perdidas

Mensaje en una botella de estrellas

Mensaje en una botella de estrellas

Ayer leí una historia curiosa. Hace poco regresó a la tierra una sonda enviada a recoger un poco del polvo estelar que deja tras de sí un cometa en su eterno recorrido por el mar de las estrellas. Dentro de la sonda viajaba además una carta manuscrita del descubridor del cometa en cuestión, un astrónomo de 80 años. Durante siete años sus palabras viajaron dentro del artefacto, como un mensaje dentro de una botella enviado al infinito. No sé por qué lo harían, meter esa carta en la sonda. ¿Esperaban que se cruzara con "algo" que pudiera leerla?

Hace un par de días, la sonda aterrizó de nuevo en este pedazo de tierra enmedio de las estrellas. Misión cumplida. Y la carta vuelve a estar en manos de quien la escribió.

Hace tiempo leí que una de las sonda enviadas a vagar para siempre al espacio en busca de otros sistemas solares, de otras galaxias, de emisiones que puedan demostrar que no estamos solos en el universo, en busca de maravillas que sus sistemas registraran fríamente, sin maravillarse, sin asombrarse, asustarse, emocionarse, pura y fría lógica de máquina, lleva en su interior una placa con los dibujos de un hombre y una mujer, un mensaje de saludo en algún idioma matemático que una civilización inteligente pueda descifrar y un esquemático mapa de nuestro sistema solar con una señal indicando el tercer planeta en cercanía a la estrella, nuestro planeta.

Otra carta enviada al infinito, a vagar para siempre en busca de respuesta.

Así me siento últimamente. Como si hubiera estado toda mi vida lanzando a mi alrededor, a ese espacio que no es oscuro cuajado de luces pero que me rodea, lanzando señales, cartas, gritos, palabras... y unas no los han querido recoger, otras no los han entendido como si fuera un idioma alienígena y extraño... y a la mayoría ni les ha interesado siquiera el esfuerzo de interpretarlos.

Así siento que ha sido mi vida en relación al amor.

Pedazos de cielo sobre cuatro patas

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"Truchi es una cariñosa y hermosa gata siamesa de seis años, que vivía en Alcalá de Henares, en casa de una muchacha de diecinueve, estudiante de Filología Inglesa en la Universidad Complutense de Madrid: Angélica. Truchi era la alegría de Angélica. Las he visto a las dos en una foto de la Nochebuena de 2003: Angélica le ha puesto una corbata a la gata para la fiesta y está allí Truchi, feliz y sumisa a pesar de la fama de los siameses.

Truchi acompañaba a Angélica en su cuarto mientras estdiaba. Iba tras Angélica por toda la casa, como un perrito. Dejaba qe le acariciara la barrigota. Dormía en su cama, acurrucadas las dos. Cada mañana, antes de salir hacia la Facultad, Truchi se acercaba a Angélica para que le diera un beso de despedida. Aquella mañana fue para Truchi una mañana repetida, una forma de felicidad. Había dormido con su cara pegada a la de Angélica, compartiendo almohada. Antes de salir de la cama, la muchacha, como cada mañana, ofreció a la gata su primera voz, el primer mimo.

-¡Ay, mi gatita preciosa!

Truchi le mostró entonces como siempre la panza, que es la forma en que los gatos preguntan por los sueños. Angélica le rascó la barriga, que es la forma en que las mujeres dicen que están alegres. Luego, se arregló, desayunó, tomó sus libros y se fue hacia la universidad, no sin darle un beso a su gatita.

Era el día 11 de Marzo de 2004. El 11-M.

...

Truchi seguro que lo supo al instante.

Y sabe desde aquella mañana del 11-M por qué Angélica no ha vuelto.

Desde aquella mañana en que había dormido con ella como todos los días, Truchi vaga penando por la casa. Va a la cama de Angélica. La huele buscándola. Se arrebuja en su ropa y allí se pasa las horas, como si se negara a separarse de lo único que le queda de su amiga: su olor, su espíritu, su alma.

Yo no sabía por qué mi gato estaba tan triste y azul y por fin lo pude saber. Mi gato estaba, como yo ahora, pensando en los azules ojos de la siamesa Truchi, inmensos como el mundo, incapaces de albergar tanto dolor, tanta tristeza, tanta rabia por la muchacha que ya no podrá nunca más dormir acurrucada con una gata que la sigue esperando en un lugar donde permanece la cercanía de su juventud, de su sonrisa.

De su vida alegra de muchacha con gata.

<< ...Otra cosa que Angélica también quería contarle sobre Truchi era su amplio repertorio expresivo-comunicativo. Con cada miembro familiar se comunica con sonidos diferentes y parece que mantiene conversaciones. Pero con Angélica era especial. Era enternecedor escuchar las parrafadas de ambas:

-¿Y mi gatita linda? ¿Quién es la más guapa y la más bonita?- preguntaba Angélica con su voz alegre y cantarina.

Y Truchi contestaba con una serie de sonidos, unos más largos que otros, melosos, alegres, felices. Parecía una conversación entre las dos. Angélica volvía a dedicarle piropos y la gatita volvía a contestar al tiemo que daba una voltereta rápida para ofrecerle su barriguita.

Desde el 11 de Marzo de 2004 a las 7.05 horas, última vez que Angélica salió de casa ilusionada como cada día para coger el tren que la llevaría a la universidad y no regresó más, no hemos vuelto a oir esos sonidos de Truchi. Aquella alegría se ha transformado en unos enormes lagrimones que la gata derrama cuando me ve a mí llorar, al tiempo que mira hacia la puerta de la calle y luego hacia el dormitorio de Angélica. Créame, que es verdad lo de las lágrimas y no por conjuntivitis. Yolanda, su veterinaria, me ha dicho que ella ha visto otros animales llorar, sobre todo perros.

...

Los primeros días de la ausencia de Angélica era desgarrador oír sus lamentos de persona. No decía "miau", sino que emitía el mismo sonido que nos sale a los humanos cuando nos duele el alma y no tenemos aliento para articular palabra: algo parecido a "¡ah!, ¡ah!". Otras veces se pone pegada a la puerta de entrada y lanza unos maullidos desgarradores, como pidiendo explicaciones a alguien por la ausencia...>>

(fragmentos de una carta de la madre de Angélica)

" (extractos del libro "Alegatos de los gatos" de Antonio Burgos)

Hay unas cositas que no dejan de soltar pelo, con mal aliento, depositadoras (por deposiciones) libres y anárquicas, pesadas, latosas, chantajistas emocionales, glotonas, vagas, de las que a veces hay que estar pendientes como si fueran bebés.

Y todo eso vale la pena. Porque son un pedazo de divinidad a tamaño manejable.

Son nuestras mascotas, nuestros animales de compañía.

Mi yaya tenía dos. Un pastorazo aleman, mimoso, cariñoso, consentido, que cuando le dejaba a dormir en el sótano gemía lastimero hasta que mi yaya le dejaba dormir en su cuarto, porque el perro no quería estar sólo. Nunca he sabido como se llamaba ese perro.

También tenía una gata. Gato y perro eran casi necesarios en su finquita en las afueras de Oviedo, para prevenir alimañas roedoras y alimañas de dos patas que suelen ser mucho peores. La gata creo recordar que era simplemente "Missi". Una gata desconfiada, como buena gata de campo, que gustaba de tumbarse enmedio de la huerta, donde más daba el sol. Una gata blanca con manchas marrones y ojos siempre entornados. Una gata que me miraba asustada cuando mi padre, con sus rudas maneras, le frotaba el lomo de tal manera que la pegaba contra el suelo. Una gata que se frotaba contra mis piernas cuando me acercaba a ella porque sabía que mis caricias eran menos bruscas y mucho más placenteras.

Uno de mis primeros recuerdos es el pastor aleman paseando por el caminito de cemento alrededor de la casa de mi yaya con la gatita muy jovencita, casi cachorro, tambaleándose detrás de él.

El perro murió siendo yo muy joven. Se puso muy malo, de los pulmones, creo. Hubo que darle la inyección, porque estaba sufriendo. Mi yaya recuerda que vino el veterinario y tras ponerle la inyección, el perro se tambaleó dando un par de círculos por la hierba, se dirigió hacia mi abuela, se dejó caer junto a ella y se murió.

Y aunque puede que hubiera sido necesario, mi yaya no quiso tener otro perro. No quiso volver a pasar nunca por lo mismo.

La gata vivió mucho. 18 años, según mis cálculos, lo que es una señora edad para un gato. Con razón la pobre estaba fatal la última vez que la ví. Estaba casi sorda y se asustaba mucho, porque no oía las cosas hasta que las tenía muy muy cerca. Cuando me acercaba a ella mientras tomaba el sol enmedio de la huerta, antaño me oía llegar a muchos metros, me miraba con su cara calculadora y luego volvía a contemplar el infinito. Ya sabía que estaba allí y ya no la asustaba. Pero al final, de repente se volvía de golpe al notar tus pasos en la huerta, o cuando la tapabas el sol o cuando estabas muy muy cerca y te oía por fín y siempre daba una corta carrerita porque se asustaba de verte tan cerca, de que la pillaras tan desprevenida. También caminaba ya mal. Se tambaleaba, casi no se elevaba al saltar. Cuando expropiaron a mi yaya y se tuvo que ir a vivir a la ciudad, el vecino de finca se hizo cargo de la gata. Y murió al poco de irse mi yaya. No de pena, eso no, porque esa gata tenía una relación cordial con mi yaya pero no íntima, era gata de campo, de finca, no de piso. Mi yaya y su gata sabían cual era el puesto y lugar de cada una y así se llevaban divinamente, sin querer cambiar las cosas, estando bien como estaba.

No, esa gata se murió de que se le acabó la vida, una vida que había exprimido hasta la última gota.

Sé que mi yaya se puso triste por la defunción de su gata. Pero más triste me puse yo.

Y ahora ahí estará mi yaya, en su nube, con el pastor alemán gimiendo en una nube cercana hasta que mi yaya le deje acercarse a su nube y tumbarse a sus pies. Y la gata estará tumbada cerca mirando al perro como diciendo "menudo caprichoso", pero no se alejará de ambos, sino que estará muy cerquita de mi abuela y su perro. Así quiero creerlo al menos.

El 31 de Diciembre volví a casa de JD para celebrar su cumpleaños y me enteré que el gatito leucémico que me había agradecido con su dulce mirada cada caricia que le había dado no había superado la enfermedad. Y pasé un rato que para mí fué como tocar el cielo rodeado de cuatro jóvenes gatos (tres gatitas y un gato ciego) que se arremolinaba sobre mi figura arrodillada y me faltaban manos para atender a tanta petición de mimos, caricias y rascaduras. Una mordisqueaba los cordones de mis botas, pinchaba con sus garritas mi pantalón y la manga de mi jersey cuando dejaba un sólo segundo de hacerle carantoñas para atender a las otras. Otra me mostraba continuamente la panza. Otra se mantenía un poco alejada, como pasando del tema, pero mirándome de reojo y agradeciendo con ronroneo cada caricia que le daba, como queriendo aparentar que no le importaba que la acariciara o no, pero muriéndose de ganas que lo hiciera. Hasta el gatito ciego, desconfiado por minusvalía, un poco brusco, cauto hasta el extremo, olisqueó mi mano y dejó que le acariciara, aceptándome.

Por unos minutos toqué el cielo. Mi mejor regalo de reyes vino cinco días antes y fueron esos momentos.

Y ayer entre mis regalos estaba ese libro del que os he transcrito un extracto: "Alegatos de los gatos" La segunda parte de otro llamado "Gatos sin Fronteras", pero no importa, se puede leer suelto. Los que odian a los gatos no le encontrarán el más mínimo interés. Lo que adoramos a los gatos lo devoraremos como yo lo devoré.

Yo no odio a los perros. Me gustan mucho los perros. Sólo llegué a despreciar a la puñetera perra que me cogió manía sin que aún sepa el por qué, la perra a la que le cambió la actitud tras tener cachorros y se volvió arisca, ladrona y puñetera. En incluso cuando murió de una enfermedad no me alegré, simplemente sucedió y no saqué ni pena ni alegría de ello. Pero ella es la única que no me ha gustado. Me gustan más los gatos, si, pero tambien me gustan los perros. He notado que es más común que un amante de los perros odie a los gatos que un amante de los gatos odie a los perros.

Y me da igual cuando en mi círculo de amigos se ponen a disfrutar del deporte de poner a parir a los gatos. No me importa. Ellos se lo pierden. Para mí es el único animal con el que siento que puedo llegar a adoptar una relación de igualdad. Si, de igualdad, por mucho que amantes y detractores de los gatos defiendan que en realidad nos subordinamos a ellos. Allá cada uno si se deja dominar. Yo no quiero ser más ni menos que él, si es que alguna vez llego a tener alguno. Ahora no puedo y bien que me duele.

Y siempre me produce una alegría especial ver a un gato y un perro compartiendo siesta, comida y juegos, porque entonces siento que así es el mundo que quiero.

Algunos de vosotros tendreis mascotas. La Dama Oscura y sus Ana y Rano, que espero que estén felices y gordotes croando en su pecera. Sabbat y su gata, es curioso imaginar a una gata humana junto a una gata animal. Y más que tendreis y no sabré.

Todos vosotros recibid un abrazo y/o un beso (a elegir por cada uno) porque no sabeis como os envidio y admiro.

Y un beso para tí Truchi, gata triste, angel con abrigo de piel y ojos azules.

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(Angélica y Truchi)

Gracias y desgracias

Gracias y desgracias

 Gracias por el año. Gracias por las personas que ha valido la pena conocer durante el 2005 y que espero que sigan ahí mucho tiempo. Gracias por sabbat, por Su, por Mar de Calma, por la Dama Oscura, por todos los demás que escriben y leen.

 Gracias por el blog, aunque no tenga fama, no tenga mil lectores o no vaya a salir en ninguna revista de ordenadores como ejemplo de como hacer un buen blog. 

 Gracias por la felicidad de Irma y de Gemma. Gracias por Toñi, Bego, Isa, Elena, porque siguen ahí, pasa el tiempo y tal vez se alejen, pero este año estuvieron ahí.

 Gracias por que a mi familia no le ha pasado nada grave este año. Aunque mi abuela ya no esté y eso es una desgracia.

 

 Desgracia haber perdido a la Estrella (aunque el alejamiento ya empezó antes de este año, pero este año no regresamos y esa es la desgracia), desgracia por la historia de fantasía que yo quise que fuera real con "Iris".

 

 Desgracia porque sigo sólo, porque sigo sin trabajo, porque sigo sin cumplir lo que quiero hacer.

 

 Gracias por JD que estos días está aquí. Gracias por los demás colegas, que este año no me han montado alguna y si me han aguantado unas cuantas a mí (Enero fué muy malo, con la tristeza de la pérdida aún muy dentro y las vías de escape no fueron las adecuadas).

 Gracias porque creo que escribo mejor, que dibujo mejor, que pienso mejor. Gracias porque este fin de año tengo la cabeza en su sitio y no en las penas y desgracias pasadas y desesperanzas futuras, sino que estoy aquí y no hay luego, hay ahora, por lo menos durante unos días y eso ya es mucho.

 

 Desgracias por el dolor de la boca que aún no ha terminado (quedan las sangrías monetarias de reponer la pieza perdida) pero gracias porque terminó un día tras un mes de suplicio.

 Gracias porque dos de mi hermanos están con alguien que les hace felices. Eso da esperanzas de que algún día me pase a mí.

 

 Gracias por mi nueva habitación, aunque actualmente sea tan comunal que no la disfrute del todo. Gracias porque al fin pude decir adiós a fantasmas del pasado y borrar móviles de la agenda sin dolor. 

 

 Desgracias por el dolorazo de garganta (los restos del catarro, tengo la voz que no parece la mía, casi me asusta oirme hablar porque me parece que es otro el que lo hace).

 

 

 Y gracias porque sigo respirando. Porque este día puedo verlo, porque el de mañana espero verlo también. Y porque aunque tal vez no lo sienta así el 31 de Diciembre del 2006, al menos podré mirar atrás y eso ya es algo por lo que dar las gracias.

 

 Gracias. Cuidaos. Feliz día. 

Héroe II

Hay héroes y héroes. Hay héroes mundanos y héroes, podríamos decir "geniales". No siempre hace falta salvar una vida para ser un héroe. Ya mucho antes del 11-S para mí los bomberos son un tipo especial de personas, son humanos, tendrán sus grandezas y miserias, como todos. Pero su profesión me mueve a un respeto difícil de mesurar. Sé que yo no sería capaz de hacer lo que hacen. Cobran menos que corredores de fórmula 1, banqueros, futbolistas o creadores de sistemas operativos informáticos. Se juegan la vida. Casi a diario. Y salvan vidas. A veces arriesgándose más de lo que se puede pedir a alguien, más allá del deber. Acabas de ver quemarse a tu compañero y ya estás entrando otra vez en el edificio en llamas, la garganta ácida por el humo y los ojos llorando por el dolor de fuera y de dentro.

Los bomberos del 11-S eran conscientes de que existía un riesgo claro y manifiesto de derrumbe de los edificios. Sabían también que en un rascacielos el riesgo aumenta, no se pueden poner colchonetas inflables que amortigüen una caida desde un piso 85, sólo hay un vía de escape, las escaleras, que como se incendien, se acabó amigo, retirada cortada.

Y aún así, bomberos fuera de servicio corrieron a coger su equipo y entrar en las torres en llamas para ayudar a sus compañeros.

343 bomberos y 23 policias murieron junto con cientos de personas dentro de las torres. Los cientos de civiles inocentes no pudieron salir. Estos 366 entraron.

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Héroe "genial" puede ser el que salva vidas.

Pero no son los únicos héroes. No hay que salvar una vida para ser un héroe, como he dicho antes. A veces ser un héroe es apretar los dientes y seguir adelante día a día a pesar de todo lo que te haya podido caer encima, ayudar a una persona, conseguir un logro cuyos efectos no se empiezan a notar hasta mucho más tarde y tal vez a pequeña escala. Ser un héroe no está limitado a las grandes obras.

Hay héroes "mundanos".

Esta mujer se llamaba Rosa Parks. Murió hace un par de días.

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Y esta es Rosa Parks siendo fichada por la policía, en 1956.

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¿Su delito? En 1956 existía la segregación racial en EEUU (la tierra de las libertades, ya sabeis). Existían baños "sólo para blancos" en los bares, los negros no podían lavarse las manos en los mismos lugares que los blancos, ni ocupar los mismos lugares en transportes urbanos, teatros, cines... El 1 de Diciembre de 1956, en la localidad de Montgomery, Rosa Parks, costurera de 41 años, se sentó en un asiento del autobús. Era un asiento en la zona para blancos (es decir, no al fondo, que era donde los negros "debían" sentarse), pero si nadie requería el asiento no había problema. Pero un blanco le requirió el asiento. Lo "normal", lo "habitual" era que la persona de piel negra agachara la cabeza, cediera el asiento y buscara un sitio libre en "su zona" y si no lo había (todos sabemos como van los autobuses normalmente) se aguantara de pie todo el trayecto.

Pero Rosa Parks estaba cansada. Cansada de cuerpo y cansada de espíritu. Y se negó a ceder el asiento. El pasajero blanco se quejó al conductor (también blanco, claro) y este la conminó a ceder el asiento. Como ella seguía sin ceder, elevó la voz diciendo que iba a llamar a la policía. Rosa Parks sostuvo su mirada y le dijo "Si, puedes hacerlo".

Detenida por "desorden público", Rosa Parks fue fichada y se le impuso una multa de 14 dólares.

Pero su caso se conoció. Se creó la Asociación por el Desarrollo de Montgomery, grupo que eligió como uno de sus portavoces a un joven pastor de la Iglesia Bautista, un desconocido para el público. Su nombre era Martin Luther King. Se inició un boicot al transporte público que duró 381 días, durante el cual cientos de trabajadores negros fueron despedidos y muchos arrestados pero al final la autoridad del transporte público terminó la práctica de segregación racial en buses públicos. Las protestas contra la segregación en los demás ámbitos de vida social y privada siguieron. Estas protestas terminaron en 1964 con el Acuerdo de los Derechos Civiles, el cual prohibía la discriminación racial en ese país.

¿Se puede ser un héroe por no levantarse de un asiento de autobús? Si se da el caso de que puedes ser detenido por no hacerlo, vilipendiado, apaleado incluso, ninguna ley te va a proteger, vas a tener que pagar una multa (en aquella época 14 dólares no debía ser cosa baladí) y resulta que tu convencimiento de que las cosas tienen que cambiar para bien y que ya basta de algo que está mal... pues sí, puedes ser un héroe.

Como puede ser un héroe un hombre cuya arma fueron las palabras, un hombre que tenía un sueño.

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Un sueño de paz. De igualdad. Un hombre que mataron por atreverse a gritar que tenía un sueño.

Un héroe militar es un hombre que mata a miles de personas. Perdón, de enemigos. Supongo que se considera un héroe al general que diseñó la estrategia de bombardeos masivos con creación de muros de fuego sobre las ciudades industriales alemanas en la Segunda Guerra Mundial (destinados no sólo a acabar con su capacidad de fabricación de materiales de guerra, sino a dar un golpe a la moral del pueblo alemán matando a tantas personas como fuera posible, civiles sobre todo), al piloto que dijo que volvería a arrojar la bomba atómica sobre Hiroshima (cuando no fueron esas bombas las que forzaron la rendición de los japoneses, sino el que el país llevara dos años siendo bombardeado hasta los cimientos), algunos consideran héroes a Hitler, Stalin y demás genocidas...

Pero a veces, un héroe, es simplemente la persona que no se mueve de su sitio. Aunque delante tengas a los más fuertes. Aunque tu vida corra peligro. Aunque aún hoy, nadie sepa tu nombre y no sepas que una cámara te está filmando, sólo, pero convencido de estar haciendo lo correcto.

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Shower drops keep falling in my head...

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"La primera regla del club de la ducha es que no existe el club de la ducha" (parafraseando a una película...)

Y tampoco voy a poner una imagen de la "madre de Norman" cuchillo en mano, no es el tema del asunto... :)

Me encanta ducharme. Y no sólo me gusta hacerlo por necesidad higiénica. Disfruto de mis duchas. A pesar del frío de tener que salir cuando has usado agua caliente y el resto del baño se te antoja más helado que el Ártico hasta que te quitas todo el agua que se enfría de encima. Me encanta a pesar de que se pueda considerar una obligación impuesta socialmente (por eso del olor corporal) aunque en la antiguedad era considerado incluso pernicioso (había varias teorías, una decía que al lavarse en exceso se despojaba a la piel de su capa protectora natural exponiéndonos a las enfermedades, otra teoría decía que al lavarse demasiado a menudo (o sea, más de una vez al año) se abrían demasiado los poros de la piel permitiendo la entrada a través de ellos en el cuerpo de los aires nocivos que flotaban por ahí, influencia de los demonios... en fin, había opiniones para todo).
A mi tampoco me afecta mucho el olor corporal. Bueno, a ver, concretando, yo sudo como suda cualquiera hijo de vecina, pero tengo la suerte de que mi sudor huele poco, y hace falta una cierta acumulación del mismo para que empieze a notarse. Conozco gente que su sudor siempre huele muy fuerte, aunque sea poca cantidad. Y en cierto sentido es una suerte, porque para mí la ducha es un semiprivilegio del que no puedo disfrutar tanto como merezco. A ver, tampoco es que me aten para que no lo haga, pero para resumir diré que somos seis en mi casa (antes siete) y sólo hay una ducha... Y como en mi casa han cogido algunos la maravillosa costumbre de "no, al aseo no voy a hacer mis necesidades que no estoy cómodo" (es pequeño, está la lavadora, el retrete encajonado en una esquina y cuando éramos pequeños vale, pero ahora se cabe difícil) pues el resultado es que el baño no se puede ocupar mucho porque casi todo el mundo lo usa exclusivamente. Sobre todo algunos. Uno de mis hermanos llegaba a ducharse dos veces al día (al levantarse y al volver de entrenar) además de encerrarse en él para acompañar a su puesta diaria de la lectura del periódico (aunque mas bien era leer sentado y luego hacer lo que debía hacer, a juzgar por cuanto tardaba).

Dios mio, estoy hablando de los hábitos depositores en mi casa... ciertamente me estoy desviando.

Concretando, el egoismo aumenta a pasos agigantados en mi casa y nadie está dispuesto a cambiar sus "costumbres" ("Yo sólo uso el baño y no uso el aseo") por el bien común. Con lo cual no me puedo estar tanto tiempo como querría en la ducha (añadiendo además el coste del agua, siendo seis se gasta mucha) ni a las horas que yo querría. Por eso disfruto cada vez que me ducho, para mi es una especie de lujo no-lujo, no sé si me explico.

Me encanta empaparme, notar los golpes de las gotas en la piel que no se hacen dolorosos y luego sentirlas resbalar por todo el cuerpo, cálidas (porque si puedo suelo usar agua bastante caliente) y estimulantes. Demonios, si alguna vez me estreno me encantaría que fuera en una ducha, debe de ser algo increible.

Me gustaba también bañarme, llenar la bañera de agua caliente y sumergirme en ella durante largo rato. Pero eso se me acabó en cuanto crecí (demasiado gasto de agua y demasiado tiempo empleado en ello, cuando eres pequeño se te toleran algunas cosas que luego ya no) y lo hecho de menos. Debe hacer que no me sumerjo en una bañera... puf, muchos años, que pena.

Si alguna vez tengo casa propia y las facturas lo permiten, mis duchas serán laaaaaaaaaargas sesiones de relax. Eso lo tengo más claro que el agua. Que el agua de la ducha, claro :)

Suelo preferir ducharme por las noches, para ir a la cama con una cierta relajación. Aunque alguna vez que lo he hecho por las mañanas, admito que es una buena manera de empezar el día, para despertarse y afrontar el resto de las horas con un estado general mucho mejor.

Oh, dioses, debo estar en horas bajas si de lo que más gansa tenía de hablar hoy es de lo bien que me lo paso duchándome... :)

Un año desde la ira y la pena.

Ayer mi hermano se preguntaba por qué recordar las cosas cuando ha pasado con un año como si hubiera obligación de ello, como si tuvieramos que sentir más que cuando sucedieron.

No lo sé. Habrá fines políticos, económicos a veces, habrá gente que realmente necesita recordar y gente para la que revivir el recuerdo es morir de nuevo, porque llevan no un día al cabo de un año, sino todo el año haciéndolo.

Yo aún no me termino de asimilar lo que sucedió en Beslán hace un año.

No voy a entrar en muchos temas que podría entrar, sobre la ira y el fanatismo que impulsa a hacer lo que hicieron, a por qué se llegó a eso, sus posibles causas...

No, no voy a hablar de eso. Voy a hablar de una de las cosas que más me impactó y aún me impactan mientras los telediarios nos rememoran el horror en imágenes.

Esas imágenes de soldados llevando a niños heridos me estremecen. Me estremecen los rostros de esos soldados. Son gente a la que se ha enseñado a matar, gente que debe estar dispuesta a cumplir las órdenes que sean por horribles que nos puedan parecer si con eso se considera que defienden su país. Y los soldados rusos no tienen precisamente fama de suaves.

Y de repente...

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De repente una niña muere en tus brazos mientras la sacas del infierno. Tienes las armas. Tienes el entrenamiento. Tienes el poder. Pero no puedes evitar esa muerte. Esa niña a la que no conoces, que hasta hace unos minutos no habías visto antes. Esa niña de la que ni conoces el nombre.
Y el soldado llora.

O este otro. Sus manos se han acostumbrado a cargar rudos trozos de metal y madera fusionados en fusil. No son manos suaves, sino ásperas, acostumbradas al trabajo duro, al roce de la tierra y el acero de sus armas. No le han entrenado para ser tierno.

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Pero lo es. Probablemente es la carga más preciosa que ha llevado en toda su vida. Casi parece que teme romperlo. Su fusil al hombro no es nada. El arma ya no es lo importante. Con esos brazos fuertes del entrenamiento no le cuesta esfuerzo llevar ese peso de pocos kilos, pero lo hace con más cuidado del que jamás ha llevado granada, fusil o pistola alguna.

O este otro, con toda la pinta de ser un veterano curtido en mil lides, que cree que lo ha visto todo...

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Pero su expresión dice que acaba de ver algo que preferiría no haber visto nunca. Otra forma de expresar el horror como la mirada del soldado que corre detrás. Ambos con niños heridos en brazos.

Si, hay algo que me turba al ver a duros soldados llorando. Llorando por los que ven, por lo que han hecho, por los que han visto morir, llorando porque nada puede prepararte para soportar siempre este mundo, para afrontarlo. Nin gún entrenamiento te puede hacer olvidar totalmente que eres un ser humano.

En todas partes. Soldados americanos. Iraquies. Israelies. Españoles. Chinos. Donde sea.

Y que algún día, por mucho que te vendan que eres una máquina de combatir insensible y obediente, llorarás, conmovido, tocado en lo más profundo. Como lloramos todos.

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Huérfano de cine

Huérfano de cine ME DEJAN SIN CINES!!!!!!!!!

Bueno no exactamente...

A ver, desde el principio.

Me gusta el cine. Reconozco que soy muy escogido en cuanto a las películas desde que después de ir a ver una que me decepcionó tremendamente (Killing Zoe) me dije "no más". Si me iba a gastar lo que cada vez vale más el cine que fuera por películas que de verdad quisiera ver y me interesara su premisa, no por modas o comercialidad.

Y normalmente tenía mi cine Principado a dos calles, de una sóla sala, pero al que acudía con frecuencia. Y estaban los Minicines. Y los Clarín. Y el Filarmónica (que es teatro pero también cine). Y el Real Cinema...
Variedad y espectáculo. Cines para acudir toda la familia o sólo los amigos.

Pero todo se acaba. Cerraron los Minicines para abrir un anexo al centro comercial Salesas. Luego el Cinema cerró para poner un Alimerka. El Filarmónica dejó de poner cine. Hubo una reforma en los Brooklin que mantuvieron la esperanza viva al ampliar a ocho las hasta entonces dos salas. Pero los Clarín, de la misma cadena, se dejaron morir y han cerrado también.

Y luego vino esa aberración llamada Parque Principado...

Desde el principio me temí lo que iba a ser la cosa y me rebelé a mi protestona manera. Me negué en redondo a ir NUNCA JAMÁS a los cines Warner. La sóla idea de tener que afrontar un desplazamiento en autobús fuera de la ciudad en plan excursión para ir al cine, por muy buenas que sean las salas y el sonido, me parece aberrante. Puro USA, grandes centros comerciales fuera de la ciudad para pasar todo el día entre hilo musical aburriente, anuncios por doquier, colorines para atraer la atención del comprador y tiendas tiendas tiendas. Aparte que el tener tantas salas, hacía que el 90% de lo que ponían en esos cines era basura de relleno americana de chistosos gañanes teta-culo-pirulo, humor zafio, erotismo zafio y guiones obtusos. Tampoco voy a ir de Garci y decir que sólo veo cine afgano subtitulado al holandés por un cultivador de nabos coreano, pero me gusta tener las cosas claras: si voy a ver una pelicula de tiros sin guión , quiero saber que eso es lo que voy a ver. Y si voy a ver una obra maestra de guión, interpretación y ejecución, pues tambien quiero saber que eso es lo que voy a ver.
Mis amigos están hasta las narices de llamarme para ir a ver una peli y como van a Parque Principado les digo que no, porque a ellos les importa un nardo mis reivindicaciones. Lo cual tampoco es malo, yo no obligo a nadie a hacer nada. Si ellos quieren ir, pues vale, no voy a dejar de hablarles. Y sé que no yendo yo nunca tampoco se van a arruinar los Warner. Pero es una cuestión de orgullo personal. Si digo que no voy, no voy, si digo que es mi manera de protestar el no darles un duro, pues lo hago.

¿Y por qué protestaba? Porque ya me veía como iba a ser el asunto: triunfarían, como así ha sido. De hecho ha propiciado el éxito de Parque Principado el abrir el centro comercial Los Prados, también con multicines, pero al menos aún dentro de Oviedo, aunque sea justo en el borde de la ciudad (aunque supongo que en un par de añitos ya habrán dejado de ser frontera, hay que ver como crecen las ciudades...).

Y ahora resulta que.... CIERRAN LOS BROOKLIN!!!!!!!!!! ¿Y por qué? Porque han vendido el terreno para hacer OTRO supermercado. Con lo cual tendremos ya cien supermercados en la ciudad... Y NI UNA SALA DE CINE!!!!
Llegado el caso... ¿por qué no trasladan todas las bibliotecas de la ciudad a Parque Principado también? Total...
Resulta que a finales de este año, como poco, para ir al cine, tendré que ir a Los Prados (ahí si voy, al menos están en Oviedo y no tengo que montar una excursión en plan proyecto del Día D para ir a ver una película), que para mí son 20 minutos de caminata. Un pequeño esfuerzo pero esfuerzo al fin y al cabo. O ir a Parque Principado, a lo cual me niego en redondo porque sigo culpándoles de que hayamos llegado a esta situación, al desplazarse la gente ahí para ver peliculas e ir menos a los Brooklin con la consiguiente pérdida de benficios que ha terminado con la venta de los multicines.

¿Y bien, hasta donde llegamos? ¿Qué mas vamos a trasladar fuera de la ciudad a inmensos centros comerciales? ¿Bibliotecas, parques, hospitales? Hala, toda la ciudad un maldito supermercado y cualquier cosa que no sea comprar las patatas habrá que ir a hacerla fuera de la ciudad... Es RIDICULO!!!!!

Ya sé que hay cosas más importantes en el mundo. Claro que las hay. Pero esto me cabrea tanto porque es algo que afecta a mi vida cotidiana, considero que es una babosa rendición al americanwayoflife (como si no tuviera cosas mejores que imitar que esto...) y al beneficio puro y duro, a la mierda la gente, viva el euro y todos robots.

Qué triste...

Cachorrito asustado

Cachorrito asustado La pregunta es...¿quiero saberlo?

Bien, me paro a pensar. Hay dos, si me forzais, tres posibilidades.

Que como me dicen varias personas, todo fuera una tomadura de pelo, un juego cruel, un engaño. Que ella no existiera y ahora haya decidido buscar otra presa.
La segunda posibilidad es una evolución de la primera: Que si existiera pero en el último momento se arrepintiera y decidiera huir o esconderse o lo que sea.

Y me temo que los que me leeis pensais que lo más probable es que sea una de estas dos posibilidades lo que ha pasado. Pensais que una vez más me he dejado llevar, me han engañado.

Ahora bien, os pido un pequeño esfuerzo, un pequeño favor. Por unos momentos olvidad lo que pensais, sólo unos momentos. Y ahora pensad lo siguiente: pensad por unos instantes que realmente exista, sea real, que viajara a Méjico y a la vuelta le haya pasado algo grave. Pensadlo unos segundos.

Duele.

Estoy rompiéndome. No es la primera vez que me engañan y me paso el día repasando las conversaciones grabadas, mirandos sus fotos, recordando sus llamadas telefónicas, los momentos pasados, el sonido de su voz... Intento buscar una pista que me diga si es real o no es real lo que me está pasando. No encuentro nada definitivo ni en un sentido ni en el otro. Pero por dentro sigo con la sensación de que sí es real. Por varias cosas, por lo del fin de semana que pasó en un pueblo con los amigos y me llamó para decir que les estaban evacuando por un fuego que se había declarado ANTES de que saliera en las noticias y luego comprobé que sí era el lugar y la hora correctas, por el tono de su voz cuando me decía ciertas cosas por el teléfono, por impresiones de las conversaciones, de lo que hablamos y nos contamos...

Yo sigo creyendo que es real. Y sé que puedo equivocarme (estoy oyendo los suspiros hastiados de unos cuantos mientras digo esto, pensando algo así como "este chaval es masoca, se engaña, tiene que aprender...") pero ahora no puedo sustraerme de esa sensación.

Y no me hundo porque no pienso en ello. No llego a una decisión sobre si es real o no. Porque si Klaus, porque no voy a salir indemne, pero no saldré indemne SEA REAL O NO LO SEA.

Si no es real otra vez he sido engañado cuando yo fuí sincero, cuando creía, cuando no mentí, cuando quise tener ilusiones y esperanzas. Eso DUELE. Duele muchísimo, te hace desconfiar, perder la esperanza, las ilusiones.
Y si es real... dios si es real el dolor va a ser inmenso. INMENSO. Porque era alguien maravilloso, alguien que me quería y a quien yo podía querer con toda mi alma y me ha sido arrebatada.

NO SALDRE INDEMNE. Pero por ahora no quiero llegar a una conclusión. Tal vez dentro de poco me ponga manos a la obra e intente confirmar por mi cuenta la historia (hoteles, aviones, identidades...) o tal vez lo deje pasar y un día descubra que el dolor ya está instalado y no vale la pena ponerme a buscar o dejar de buscar nada.

Por ahora intento no pensar en ello. Porque sea lo que sea me voy a romper. Y voy a sobrevivir y tener que seguir tirando para adelante.

Ahora mismo soy un cachorro asustado, que quiere saber pero no quiere saber. Porque teme tanto descubrir como quedarse en la ignorancia, porque el dolor no va a ser menor en ninguno de los dos casos.

Recogiendo el testigo literario.

Recogiendo el testigo literario. La Dama Oscura me ofrece las preguntas. Aprecio su gesto, la aprecio a ella. Por eso estoy encantado de responderlas aquí.

Gracias Dama :)

1) Recomienda 5 libros para el verano.

Pues empezamos bien... :)
No voy a hacerlo. Cada cual sentirá la llamada, ya sea porque lleva un tiempo sintiéndola, o por atracción repentina, o porque simplemente surge, y leerá algunos o muchos libros. Algunos le dejarán huella, otros no.
¿Cómo voy a recomendar si haría falta que pudiera leer en vuestra alma para recomendaros libros que puedan rozarla en tierno contacto?

2) ¿Qué libro te gustaría ser?

"El Señor de los Anillos" de J.R.R Tolkien. O tal vez "El Hobbit", del mismo autor.

Un sueño que crea sueños. Una fantasía que crea fantasías. El libro de mi vida, indudablemete.

3) ¿Alguna vez te enamoraste de un personaje de ficción?

Respondí una vez a algo parecido... :) Normalmente odio a ciertos personajes de ficción. Me es más fácil odiarlos que amarlos.
Pero sí. Ahora recuerdo algunos. Sobre todo me enamoro de las mujeres que pinta Luis Royo. Sobre todo de cierta lágrimas de sangre junto a nueve lenguas de acero en la guarda de su espada...

4) El último libro que compraste fue...

"El Caballo de César" de Colleen McCullough. Su serie de libros sobre el final de la República Romana debía ser completada entre mis posesiones. Y ahora ya está entera.

5) ¿Qué estás leyendo actualmente?

Acabo de terminar "La era del diamante: Manual ilustrado para jovencitas" de Neal Stephenson. Novela de ciencia ficción sobre un futuro de personas asociadas en "tribus" para sobrevivir, viviendo de la nanotecnología, y sobre la influencia de la educación en nuestro comportamiento adulto.

6) Cinco libros que te llevarías a una isla desierta

¿Sólo cinco? Ya dije una vez que más que libros me llevaría personas para idear historias juntos. Pero a ver que haga un esfuerzo...

"El Señor de los Anillos" de Tolkien.

"La sombra de la guillotina" de Hillary Mantell.

"Entrevista con el vampiro" de Anne Rice (¿o me llevaría mejor "Lestat el vampiro"? dura lucha habría aquí...)

"Las mil mejores poesías de la lengua castellana" Lo tengo en casa y desde pequeño he abierto sus páginas y he buscado y buscado algo...

"Guardias guardias" de Terry Pratchet. Risa y sonrisas, que falta harán en esa isla...

7) ¿Qué libro abandonaste y después te encantó?

"El Silmarillion" de Tolkien. Demasiados nombres al principio, era muy pequeño la primera vez que lo cogí y me abrumaron tantos nombres.
Pero cuando volví a cogerlo mas adelante... magia. Pura magia.


8) ¿Qué libro quisieras leer y aún no has conseguido?

Todos :) Llamadme ambicioso, pero me encantaría poder llegar a leer todos los libros que se han escrito en el mundo. Ya sé que no podré...
También me gustaría colarme en la Biblioteca Prohibida del Vaticano y ver que consideran ellos "prohibido".


9) ¿A quién le pasas el testigo y por qué?

A nadie y a todos :) Quien quiera lo responderá, quien quiera responder sólo a unas cuantas preguntas lo hará. Y quien no quiera decir nada no lo dirá. Me encanta esa libertad. Eso sí, no te sientas mal Dama Oscura pensando que me has obligado a responderlas, no lo has hecho, lo hago porque me hacía gracia hacerlo y porque quería que sonrieras al leer todo esto y pensaras "esta escribiendo algo que lo le propuse"

¿He conseguido mi objetivo de hacerte sonreir? :)

Un abrazo.

Porque yo soy así, porque salto de emoción en emoción como un caos, como una espiral, como un cruce y una mezcla...

Porque yo soy así, porque salto de emoción en emoción como un caos, como una espiral, como un cruce y una mezcla... Una historia que escribí hace mucho tiempo. Lamento las faltas de ortografía, no lo he corregido. Lo pongocomo quedó.

Sólo un aviso, es una historia con un componente erótico.

" POR SIEMPRE CONTIGO

Siempre que culminaba una búsqueda con éxito sentía lo mismo. Mientras avanzaba por las estanterías de la biblioteca su corazón latía con un ritmo especial. Era la misma sensación que de niña tenia cuando cogía los regalos de navidad y empezaba a abrir el envoltorio. Expectación, ansia, nervios...felicidad. Llevaba tres años en ese trabajo y siempre era la misma sensación. Era la encargada de encontrar ejemplares raros o antiguos de libros para una prestigiosa casa de subastas. Los incunables y primeras ediciones eran su mundo. La investigación su deleite. Las bibliotecas del mundo su campo de juegos.
Seis meses llevaba buscando aquel ejemplar en concreto. "Mil países, mil leyendas" de Paolo Scarfeza. Siglo XVI. Era uno de esos libros que le encantaba buscar. Solo dos ediciones, seis ejemplares supervivientes de la segunda, ninguno de la primera. Ninguno? Eso se pensaba hasta que sus jefes le asignaron la investigación sobre el paradero de las supuestamente destruidas obras de la primera edición, en vista a una futura compra y subasta de un ejemplar.
Y al fin, después de tanto tiempo recorría los oscuros pasillos de una biblioteca en Milán. Una zona que parecía haber sido olvidada por todos menos por las arañas y el polvo. Consulto de nuevo la hoja donde la anciana bibliotecaria le había dicho que podía hallarse su objetivo y observo con atención las estanterías. Lo vio al instante. Destacaba entre los demás tomos polvorientos ya que, aunque se notaba el paso del tiempo en el, la decadencia no había sido tan acusada. Los dorados del lomo aun brillaban levemente. Era como encontrar una joya resplandeciente entre la basura. Apenas sintió la sonrisa que ilumino su rostro mientras se ponía los guantes con los ojo fijos en el libro y lo sacaba con exquisito cuidado de la estantería. Con el corazón palpitante abrió con cuidado la tapa y leyó en la primera página. "Edición original". Se le corto durante unos segundos la respiración. Aquel no era uno de lo libros de la primera edición. Era el libro original escrito por Scarfeza. Aquel del cual se habían sacado las dos ediciones. Lo volvió a cerrar y lo acuno reverentemente entre sus manos. Casi estaba a punto de llorar de alegría. Era el descubrimiento más importante de su vida.

Había un hombre junto al atril del libro. La joven se alarmo y avanzo rápidamente hacia el.
"Oiga, como ha entrado? No se puede acceder a esta sala" empezó.
El hombre levanto la mirada y la fijo en ella. Saco unos papeles de su bolsillo y se los mostró.
"Soy Giacomo Foria, el restaurador que sus jefes han contratado."
El alivio inundo a la joven que estrecho la mano del restaurador de libros. Este volvió a centrarse en el libro y ella pudo observarlo con calma. La preocupación por el libro no le había dejado fijarse bien en el cuando entro en la sala, pero ahora vio que era alto, una frente mas que ella. Su rostro era delgado y su piel pálida. Mas pálida aun en contraste con el largo y oscuro cabello que caía por sus hombros. Sus ojos eran de un color marrón vulgar, pero tenían un brillo peculiar, una sombra de tristeza en ellos. Vestía ropas gastadas y parecía poco mayor que ella. Un hombre atractivo, aunque probablemente no trataba de serlo.
"Yo soy Maria Fermel. Encontré el libro. Bueno, dígame, en que estado se halla?"
"Bueno, a simple vista parece extremadamente bien conservado, para haber pasado años en este húmedo edificio. Ha hecho bien en traerlo a esta sala de restauración mas seca." recito el hombre con tono profesional mientras se ponía unos guantes.
Había algo tranquilizador en su voz. A Maria le recordaba la de algún cantante de los 60 que había oído siendo niña, pero no pudo precisar a quien. Giacomo abrió con cuidado la cubierta del libro y observo las primeras paginas una a una.
"El papel parece en buen estado. Algo ajado pero es normal con el papel que usaban en aquella época. Se tornaba duro con facilidad al poco tiempo. Pero usaron una buena tinta, las palabras se leen sin problemas. Mire que curioso."
Ella se inclino sobre la pagina que el señalaba. Era la página de la dedicatoria. En ella Scarfeza solo había escrito "Paolo y Laura, 1584". Pero lo más sorprendente era que debajo de esta dedicatoria había mas nombres escritos. Siempre parejas, seguidas por una fecha. Y si se hacia caso a estas fechas, al menos dos parejas cada siglo habían escrito sus nombres en la extraña lista.
"Son reales estas inscripciones? Realmente ha habido gente que ha estado seis siglos escribiendo sus nombres en el libro o es actual?" pregunto ella intrigada.
"Bueno, así a simple vista no podré decírselo. Habrá que hacer una pruebas con las tintas."
"Hágalo por favor, si ello no estropea el libro, claro."
El sonrió por primera vez. Y Maria sintió que enrojecía levemente a su pesar ante la suave sonrisa que el recién conocido le mostró.
"Veo que le gustan los misterios señorita Fermel."
Ella le devolvió la sonrisa y durante unos segundos se las dedicaron mutuamente, mientras el libro seguía abierto junto a ellos.

"Escucha lo que he encontrado" dijo Maria sacudiéndose la lluvia de la gabardina.
"Yo también me alegro de verte. Un día horrible,eh?. Tu bien? Yo bien gracias." murmuro el de seguido mientras aplicaba con cuidado un algodón empapado en alguna sustancia química a una mancha en la cubierta del libro.
Ella le saco la lengua y luego revolvió en su carpeta. Hacia casi una semana que iba todos los días a la sala de restauración de la biblioteca a ver trabajar a Giacomo. Le gustaba sentarse ahí en silencio y verle devolver poco a poco el brillo a los dorados del lomo, el color a las tapas, la vida al libro. Casi no se atrevía a decírselo a si misma, pero le encantaba el gesto de concentración que se pintaba en la cara del restaurador cuando trabajaba. No le gustaba hablar mientras aplicaba su arte al libro, pero en los descansos y comidas que habían compartido a los largo de aquellos días ella le encontraba encantador. Un poco reservado tal vez, pero de calida sonrisa, conversación ocurrente y todo un caballero. Con un estilo anticuado, que muchas mujeres considerarían incluso cómico, pero que ella adoraba. Giacomo levanto sus gafas de aumento hasta su frente y se giro hacia ella mientras terminaba de ordenar los papeles de su carpeta.
" Paolo Scarfeza murió en 1584. Bueno se supone que murió en esa fecha, aunque más correcto es decir que simplemente desapareció un día. Se encontraron en su casa borradores planeando otros libros, pero al final este fue el primero y único que escribió. Aunque también hay que decir que murió muy joven, a los 24. Pero lo mas interesante es esto: Scarfeza se casó con una dama llamada Laura Contino, que murió un año antes que el."
" Laura? Ese es el nombre que aparece en la primera pareja de la primera página. Y la fecha coincide."
" No te parece precioso? Dedico su libro a su mujer muerta cuando ya había pasado un año de su fallecimiento. Debió amarla mucho."
Un velo de tristeza inundo los ojos de Giacomo.
" Cuando eres joven piensas que el amor es eterno, y que la felicidad solo puede venir de el. Giacomo tuvo suerte, murió antes de poder saber que la vida mata cualquier posible eternidad, incluso la del amor."
Ella le miro sorprendida. El joven parecía hablar de un dolor personal. Nunca antes había hablado de algo de su pasado. Maria se pregunto cual seria la pena que guardaba en su corazón.

"Estoy a punto de rendirme." dijo Maria desalentada.
Giacomo la sonrió cariñosamente. Desde hacia dos semanas ella estaba buscando registros, rastreando los archivos de bibliotecas en busca de los anteriores propietarios del libro, de alguna pista sobre por que durante siglos algunas parejas habían escrito sus nombres en el. Pero no había encontrado nada. Giacomo la había ayudado muchas veces, noches rebuscando entre ajados papeles, revolviendo registros mal almacenados. Empezaban a sentir como si se hubieran conocido desde hace años, no solo un mes.
" Sabes? Ayer me di cuenta de una cosa. Hemos estado buscando en el lugar equivocado"
Ella le miro interrogativa. El se coloco ante el libro y lo señalo.
"Hemos buscado registros, pero no hemos leído el libro. Creo que en el esta la respuesta. Vine hace unas horas y empecé a leerlo. Está lleno de leyendas e historias, nada que no hubiera leído ya antes. Menos el final. La leyenda se llama "Amor eterno". Solo he leído la primera página. Estaba esperando que vinieras para seguir leyendo. Pero creo que aquí esta la clave."
Ella se coloco junto a el y empezó a leer. A cada palabra sentía que su corazón se iba acelerando, por que era cierto, ahí estaba la respuesta al enigma.

" AMOR ETERNO
Existió no hace mucho tiempo un hombre cuyo mayor sueño era escribir. Su nombre era Paolo. No tenia otro anhelo que hacer llegar a toda la gente a su alrededor y a los que vendrían cuando el no estuviera la maravilla de los mil mundos que su mente imaginaba. Todas las historias que se inventaba, tristes, alegres, divertidas, con final feliz o no tan feliz, de intriga, de mundos fantásticos... Empezó a escribir todo lo que imaginaba y de su pluma nacían mil maravillas. Un día Paolo se quedo sin palabras en mente y pluma durante unos segundos. Los segundos que la sonrisa de Laura se poso sobre el por primera vez. No fue la última sonrisa que la dulce dama le mostró. Siempre que le dedicaba exclusivamente una de sus sonrisas Paolo sentía que por mil años que viviera no podría inventar unas palabras que describieran aquella sonrisa en todo su esplendor y belleza. Paolo dedico mucho tiempo a cortejar a la joven. Esta leyó sus historias, sus poesías, oyó de sus labios parte de su mundo interior y amo a aquel joven que inventaba tan hermosas cosas. El amor entre ellos creció, pasó por momentos duros aunque fueron más los felices. Y así se consolido, inmutable, fuerte y juraron que eterno. Su boda no fue mas para ellos que un trámite, por que era el amor que compartían el que les unía en alma, más fuerte y seguro que cualquier ceremonia. Paolo terminaba su primer libro animado por su gentil esposa. Dejo parte de su alma en el, por que quería que Laura se sintiera orgullosa de el. El amor de su esposa le daba nuevos bríos e imaginación para escribir.
Solo seis meses después de la boda Laura enfermo. Paolo dedico cuerpo y alma al cuidado de su esposa, dejando de lado su libro. Para el Laura era más importante que cualquier eternidad que pudiera alcanzar su nombre por sus relatos. Pero a pesar de los esfuerzos de Paolo y de que este puso todo el dinero que ambos poseían en su enferma esposa, esta no mejoro. Fue languideciendo cada día más, hasta que fue evidente que sus horas estaban contadas. La última noche que la hermosa Laura alumbro con su alma esta tierra la pasó Paolo sujetando su mano junto al lecho, contándole todas las historias que aun no le había contado. Cuando iba a amanecer ella le miro a los ojos y sonrió, con su maravillosa y siempre pura sonrisa."

Maria y Giacomo estaban totalmente enfrascados en la lectura. Al acabar la página hicieron ademán a la vez de ir a pasarla. Y sus manos se rozaron. Solo fue un toque, pero Maria sintió que el calor inundaba su estomago y su corazón. El la miro sintiendo que su mano siempre segura al restaurar los libros temblaba ligeramente.
"Maria" susurro el.
Había mucho más en su voz que solo su nombre. Había mil sentimientos que creía olvidados, que creía que solo le daban dolor. Para ella fue música oír como pronunciaba su nombre. Las manos de ambos seguían rozándose unos centímetros sobre la superficie del libro. El movió la suya y recorrió la suave piel de la mujer. Ella creía que su corazón iba a explotar. Desde hacia días deseaba que ocurriera aquello, aunque no lo hubiera pensado conscientemente. Pero reconoció la sensación que ahora crecía en ella. Le deseaba. Mas que deseo, deseaba beber de su alma, y hacerlas las dos, la suya y la de Giacomo una sola. Alzo su otra mano y acaricio suavemente la mejilla del hombre. Este giro la cabeza y beso esa mano suavemente en la palma. Mientras su caricia llego a los labios de Maria y con el pulgar recorrió su contorno. Ella entreabrió sus labios y dejo que el dedo se deslizara por ellos. Cerró los labios y lo chupo suavemente. Mientras deslizo su mano hasta la nuca del joven, entre el largo cabello y la acaricio. El acerco sus labios al cuello de Maria y lo beso, lo acaricio con labios y lengua. Ella se sentía arder donde ella la besaba. Lo atrajo contra ella y sus manos volaron por la espalda, apretándole contra ella, acariciándole arriba y abajo. El apoyo las manos en sus nalgas y las apretó, comprimiendo sus vientres mientras sus bocas se fundían en besos apasionados, besos en los que las lenguas jugueteaban, se acariciaban, pugnaban. Sin darse cuenta habían retrocedido hasta una de las mesas de la sala de restauración, una que por suerte solo tenia unas pocas herramientas sobre ella. Giacomo barrió con el brazo los utensilios que cayeron al suelo con estrépito y alzo a Maria hasta que esta quedo sentada en la mesa. La hizo tumbarse y subió la falda de la joven hasta que esta quedo enrollada en su cintura. Besos sus muslos mientras deslizaba sus manos por debajo del borde de las bragas y tiraba de ellas para quitárselas. Libre del impedimento de la tela hundió su boca entre las piernas femeninas y beso y lamió suavemente el centro del placer de ella. Sus labios y lengua se movían con tal maestría y suavidad que ella se encontró incapaz de controlar el temblor de sus músculos. Se arqueo sujetando la cabeza del hombre contra ella, para que no parara de darle aquel placer que la estaba llevando al culmen. Se mordió los labios entre jadeos mientras sus piernas se tensaban y sentía llegar el orgasmo. No hubo tregua al acabar este. Giacomo se subió a la mesa y se arrodillo sobre ella, que empezó a desabrocharle el pantalón. Mientras el se despojaba de la camisa Maria libero el caliente miembro de su encierro y lo sostuvo entre sus dedos, acariciándolo, notando su dureza antes de alzar la cabeza y posar sus labios sobre el. Durante unos maravillosos momentos lo engullo, recorriéndolo con la lengua, saboreándolo, sintiéndolo llenarle la boca con su calor. Sus esfuerzos se vieron recompensados con los gemidos que empezaron a brotar de la boca el hombre, que con los ojos cerrados la rogaba que no parara. Cerrando los ojos para mejor notar el movimiento de entrada y salida de su boca ella no pudo ver como Giacomo movía la mano hacia atrás. Solo se dio cuenta cuando sintió las yemas de sus dedos rozaron el lugar que antes había lamido su boca mientras uno de ellos penetraba en la húmeda caverna del interior de la mujer. Al poco volvía a estar excitada, ansiosa por tenerle. Y el no se hizo de rogar. Salio de su boca y la arrastro bajo el hasta que la tuvo con las piernas dobladas a la altura correcta. Sin dejar de mirarle a los ojos ella le sujeto y le guió hasta su interior. El entro de un solo golpe, provocando en ella un arqueo del cuerpo y un gemido bajo. Luego le abrazo con las piernas sintiendo que su interior se amoldaba perfectamente a la carne que estaba dentro de ella. Empezaron el movimiento antiguo que durante siglos la humanidad ha practicado. Ella apretaba sintiéndole entrar y salir, gemía sintiéndole besar y morder suavemente sus erectos pezones, lamer su cuello y su boca. Se apretaba contra el deseando que la llenara por completo, cuerpo y alma. El ritmo había empezado suave, pero pronto adquirió un rápido vaivén, mientras sentían como empezaban a perder el control y se iban hundiendo en el frenesí del placer. Sus cuerpo ya actuaban sin permiso de sus mentes, queriendo unirse al otro mas rápido, mas fuerte, sin parar nunca. Nunca antes les había pasado, pero sintieron al unísono el llegar de la brutal ola del éxtasis. Sus gemidos se convirtieron en gritos mientras su placer les inundaba en el mismo momento, incrementado por el orgasmo del otro. El se vertió en ella y ella le recibió, uno ansiando dar más, la otra recibir más. El tiempo se difumino por unos momentos inmersos en el blanco y atemporal mundo del culmen de la pasión. Luego poco a poco el momento pasó. El se recostó junto a ella aun respirando ambos con dificultad. Se miraron con los ojos entrecerrados, mientras sus manos recorrían la piel húmeda del otro, sus labios fundiéndose en largos momentos mientras disfrutaban del sentir alejarse el momento compartido.
Cerca de ellos, una brisa movió la página del libro, mostrando la página final del mismo, que mas tarde leerían, antes de volver a dar rienda suelta al deseo y la pasión.

" Paolo supo que ella partía. Aferro su mano con más fuerza entre lágrimas.
-Amada mía, no serás olvidada. El amor no será olvidado. El puro y perfecto amor que hemos compartido y compartiremos siempre, eternamente. Por que reescribiré el libro que estaba terminando. Y al final del mismo narrare la historia de la pureza y maravilla de tu alma, de tu hermosa alma que es para mí el bien mas preciado que concebirse pueda. Conozco cosas. Investigar leyendas durante mucho tiempo me ha dado el conocimiento de ciertas practicas que muchos consideraran perversión de las obras de Dios. Pero las prácticas que haré me permitirán crear una obra que no puede ser ofensa a Dios, por que nada que sea amor eterno puede ser malvado. Ahora y para siempre el libro permanecerá legible, y aquellas parejas que sientan amor entre ellos, que en el futuro lo lean y lean nuestra historia, la historia del amor que compartimos, hallaran que ese amor se hace fuerte y florece. Será un amor duradero, no perfecto por que habrá malos momentos, pero serán superados merced al esfuerzo, al saber que el amor vale la pena y que si uno quiere y ha amado de verdad, nunca muere. Y ellos escribirán sus nombres bajo los nuestros en el libro, por que en el escribiré tu nombre, dulce Laura, por que nos hemos amado de una manera que ha dado sentido a nuestras vidas y ha permitido que te diga ahora, aquí, que mi vida has sido tu, por que me has dado la vida que creía tener, pero no disfrutaba en toda su belleza.-
La sonrisa de ella se había ido apagando poco a poco. Cuando Paolo termino de hablar el alma de Laura voló mas allá de donde los humanos moran y Paolo se quedo solo. Velo el cuerpo de su amada durante horas, antes de avisar a un doctor. Pocos días después de que el que había sido el envoltorio carnal de su adorada reposara en la tierra, empezó a escribir su libro, acompañado siempre por el alma de Laura.
Así se escribió esta historia. Y al terminarla su autor se reunirá con la que fue su alma, el complemento que le hacia sentirse pleno con ser. Y juntos moraran para siempre entre estos párrafos y en el corazón de aquellos que como tu los leen y viven el amor."

FIN"


Ya estamos con el calor, el externo y el interno. Lo noto en el aire. Espero que esto haga arder más dulcemente ese calor.

Un saludo a todos.

Las 5 que le "sustraje" a Barbie.-1

Las 5 que le &quot;sustraje&quot; a Barbie.-1 Una a una, una cada día. Empezando por el final, como buen tio raro :)

5) ¿Cuál es el recuerdo más antiguo que conservas de tu vida?

Caigo hacia atrás, como a cámara lenta. En el momento no creo que me pareciera cámara lenta, pero en el recuerdo es como se ha quedado.
Tengo cuatro años. Bueno, no sé si tres. Como cumplo en Septiembre siempre cumplía años entre curso y curso. Así esquivaba el llevar caramelos a todos los de la clase ese días... ¿Cuatro? Digamos cuatro.
Es el patio de recreo de los preescolares. Aún no llevo gafas. Aún soy muy rubio. El patio no es a cielo abierto, es un espacioso vacío atechado, amurallado de ventanas y suelo de baldosa, rodeado por las aulas de los párvulos. Hay un baño, dos o tres meaderos de pie, tres cuartitos con retrete y una pileta con grifo de esos de pulsar y que poco a poco va perdiendo fuerza el agua que sale hasta que se detiene, como una cisterna. Ahí es donde bebemos, donde hacemos cola para beber, a veces ayudados por las maestras que vigilan el patio si tienen problemas los bajitos para beber.
Y la cola de beber es el particular campo de batalla de los niños.

Ese día he perdido la batalla, uno de los matoncetes (porque a esa edad ya empezabamos a definirnos) me ha empujado de la cola. Hacia afuera.
Y el reciento abierto de los baños está elevado unos quince centímetros del resto del patio.
De ese escalón es de donde caigo. De espaldas.
Creo que me giro un poco al caer y pongo el brazo para amortiguar la caida. Convierto así lo que hubiera sido un golpe en el costado, molesto pero no grave, en una caida sobre el brazo estirado.
La palma se posa en el suelo, el brazo se tensa rígido y recibe el peso de mi cuerpecito.

Crack.

Mi primer recuerdo es esa caida, la cara del matoncete, el techo apareciendo en mi campo visual. El dolor es un recuerdo tan vago que no puedo llamarlo dolor.
Luego recuerdo también agarrándome el brazo mientras mis padres han venido a recogerme y a llevarme al hospital donde me enseñan una radriografía con una bonita linea negra en uno de mis huesos ("esto es lo roto") y el matoncete castigado a estar de pie todo el recreo de la hora de comer contra una columna. Me hubiera gustado la imagen de no ser por lo mucho que me dolía el brazo.

Por cierto que hubo más peleas con ese chico a lo largo de los años. Lástima que en su familia hubiera maestros de judo y karate y algo le enseñaran, siempre llevé las de perder. Pero eso nunca me hizo achantarme ante él.

Cabezota que es uno.

Varios meses (porque la llevé a la playa y se me mojó y hubo que poner otra nuevo) de escayola. Era mi brazo izquierdo, la mano con la que escribo en el momento en que nos estaban enseñando a escribir. Unos meses de retraso y el resultado creo que es la horrible letra que tengo, como buen zurdo.

Preferiría tener algo bonito de primer recuerdo, pero eso no se elige.

Borroso breviario del paso del fin de semana

Borroso breviario del paso del fin de semana Estos días han sido como una bruma para mí. Desde el jueves, desde el día de las lágrimas ajenas que llenaban ríos que me ahogaban. Y el viernes sueño sueño sueño...cansancio de quebrar la mente, poco más podía hacer que leer con lentitud los blogs ajenos y volcar un breve comentario en cada uno intentando resumir y no perderme en lo borroso que me parecía mi interior. Y el viernes también es el día de las llamadas, llamadas que me calman el corazón, que me funden al auricular intentando colarme por él y besar los muchos colores. El día de las malas caras de mi madre hasta que tengo que hacer bífida mi lengua y soltar unas palabras frías para evitar unos gritos innecesarios y desproporcionados, para calma el burbujeo de mi interior y respirar al fin.
Y sigo tan cansado...

El sabado es el día que tengo las horas aseguradas con ocupación. Casa de amigo, reunión de colegas, anécdotas, historias y sonrisas. Breve calma en la tempestad y suavizar el tedio que cuando abandono el ordenador y el móvil me inunda el resto de la semana.

Y sigo cansado.

Hoy también sigo cansado, los excesos horarios del sábado siempre pasan factura. Pero hoy el cansancion no se me extiende a la mente y puedo leer, pensar, reflexionar y escribir al fin tras estos días de desierto.

Leo al fin un gran trozo del blog de la mariposa que me aterra. Y me aterra porque me da la impresión de que mira a donde yo no me atrevo, como cuando al niño de sexto sentido le da miedo girarse en el baño y no lo hace durante un tiempo. Y si la mariposa caminara a mi lado al primer susurro de mi miedo se giraría al instante y riendo saltaría a la oscuridad. Por eso me da miedo, porque tengo la impresión de que mira las cosas en 180 grados a como las veo yo.

Leo una petición de historias para dormir y escribo, escribo, escribo... Escribo una historia que iba macerando lentamente en mi interior desde hace años, cuando la improvisé sin saber como iba a acabar un momento y quedó sin concluir en espera del momento adecuado para acabarla. Habla de estrellas pero no de la de la e mayúscula y habla de pérdida, de sueños imposible, de añorar las cosas que creíamos seguras...

Hoy leo el blog antaño de tonos rojo y ahora azul suave y leo las palabras "muerte" "miedo" "arcadas"... y se me encoge el corazón...se me encoge encoge encoge, dragón, ¿qué te pasa? Y sé que los dragones aprendieron a no bajar nunca más la cabeza, que hay días y días para todos, y que horas después habla con cariño de la cabezonería de las abuelas maravillosas y mi abuelo atendía normalmente al nombre de "Pepe" aunque el suyo era Guillermo y sonrío entre lágrimas que no están corriendo pero que me hacen borroso lo que me está entrando dentro, borroso como la foto del espejo de mirada hacia otro lugar, como las vírgenes renacentistas.

A mi espalda el sol empieza a lucir y el calor del ordenador en mi pequeña habitación se une al del sol a pesar de la cortina. Mis ojos están un poco cerrados del sueño, y la foto que está en lo alto ahora, muestra tonos azules y la boca es como un beso o una "o" de sorpresa o concentración.

Y así pasa el fin de semana, esperando que mañana otra vez me inunden los colores de la sonrisa de Iris y sonreir de nuevo con las palabras ajenas y hacer sonreir con las mías. Que el rosa sea ternura, el azul reflexión y maravilla, el sur una dulce combinación de besos andaluces y ojos de mirada tan profunda y directa y el mar una calma de imágenes preciosas.

Saludable fin de semana para todos.

Los mecanismos del perdón

Los mecanismos del perdón "Siempre has sido muy buena conmigo" dije.

"Para eso estamos los amigos" respondió.

Y al leer eso me emocioné.

R. es una de las pocas cosas buenas de las que guardo recuerdo de Madrid. Siempre que fuí, junto con JD, son las dos únicas personas que siempre tuvieron tiempo para mí cuando viajaba a esa mancha de hormigón y egoismo en la meseta que llaman capital. Siempre me hicieron sentir que se alegraban de verme, que les gustaba que hubiera viajado, que entendían que para mí era un esfuerzo monetario y moral ir allí.

Es la segunda chica a la que he besado en mi vida. La segunda a la que he acariciado hasta lograr su climax. La primera con la que practiqué sexo telefónico.
Recuerdo sus abrazos, tan fuertes y cariñosos, como si no quisiera dejarme escapar. Recuerdo sus besos, largos, húmedos, inyectando su saliva en mi boca. La recuerdo llevándome de la mano por el pasillo de su casa en dirección a su habitación (uno de los actos más eróticos y sensuales que he experimentado en mi vida), para apartar los peluches de su cama y tumbarnos en ella a besarnos y acariciarnos.
Recuerdo que ella quiso una vez que fuera su primera vez y que yo soñaba con que fuera mi primera vez. Y nos pusimos de acuerdo nunca, nunca pensamos que el otro quisiera lo mismo. Así que no pudo ser.
Recuerdo las esperas en las estaciones de metros para saludarnos con una sonrisa. Recuerdo ir juntos a ver "El diario de Bridget Jones" y sentirme un poco cohibido por sus "que fuerte" y "que morro" en voz alta.
Recuerdo haber pensado que si iba a trabajar a Madrid alguna vez, le pediría que salieramos a ver si funcionaba.
Recuerdo haber pensado que por qué no me enamoraba de ella si era una persona dulce y que me quería mucho.

La distancia ayudó mucho a que no pudiera ser. Y mis inseguridades.
En fin, pasó, no pudo ser. Al menos no perdimos el contacto.

Recuerdo ponerme a rabiar cuando rompia con algún novio o este rompía con ella, por pensar que merece que la mimen y cuiden y quieran y hagan feliz y me duele cada ruptura porque sé que sufre.

Y hace poco, al contarle por el messenger que he conocido a alguien y que puedo ser feliz al fin, se ha alegrado por mí. Y le he dicho que lamentaba todas las veces que la he puesto triste.

Y luego vino la frase que encabeza el post.

Aún no sé como es capaz de perdonarme así. También es cierto que cuando nosotros perdonamos a un amigo por algo, hacmeos lo mismo, lo hacemos pasar con un movimiento de la mano como si disiparamos una nubecilla molesta y ya no vuelve a molestarnos. Pero siempre que otro me perdona pienso "¿merezco ese perdón? ¿merezco que olvide lo que le hice?"

En parte ayuda a perdonar el tiempo, que hace que lo que antes parecía tan grave nos haga pensar ahora "no era para tanto". También ayuda la empatía: "ahora entiendo por qué hizo eso" También, obviamente, el tipo de persona que eres, tu capacidad para disculpar (o pasar página, que no todo es perdón y a veces es mejor aparcar a un lado y dejar criar polvo sin volver a mirarlo) o lo buenazo (en sentido peyorativo que no siempre se puede ser así) que seas y que dejes pasar las cosas con un "bueno, ya cambiará de actitud, tampoco le voy a decir nada".

R. es buena persona. Y espero seguir en contacto con ella mucho mucho tiempo, contarnos nuestras penas y alegrarnos por las alegrías del otro, contarnos los cotilleos y recordar con cariño como ha pasado el tiempo.

Porque para eso están los amigos, ¿verdad?

(PD: la imagen es un óleo de Fernando Ureña que se titula "El Perdón")

Recuerdos dispersos de infancia

Recuerdos dispersos de infancia Mi madre me ha contado que cuando era un niño, a veces, mientras comíamos, le pedía que me leyera un tebeo. Y la corregía cuando leía algo mal por leerlo por encima, porque me sabía el tebeo de memoria.

Siempre he tenido buena memoria...para lo que me ha dado la gana, como dice ella. Eso me ha servido durante toda mi vida para aprobar asignaturas por puro esfuerzo mnemónico estudiando una semana antes del examen. Recuerdo que toda la geografía de EGB la aprobé así, con alfileres, como decían los profesores. Así me va ahora que mis hermanos se reían ayer de que no supiera que Alicante está en la Comunidad Valenciana.

Pero curiosamente no puedo depender de mi memoria, porque me ha fallado gravemente muchas veces. Recuerdo una vez que creí que tenía un examen de facultad un día y me llamo mi hermano una semana antes a las nueve de la mañana para decirme que acababa de mirar la hora del examen (él salía de otro) y que era a las once de ese mismo día. O me he olvidado de ir a sellar la tarjeta del paro, o de cosas muy importantes.
Pero sin embargo recuerdo tebeos que leí hace años, frases de películas, fragmentos de libros...

¿Memoria selectiva?

El caso es que me parece curioso que recuerde tan poco de mi infancia, de cuando era niño. Durante un tiempo proclamé a gritos que era una época de mi vida que quería olvidar, renegar de mis actos de infancia y ceñirme sólo a la lógica adulta. Tal vez me creí de verdad que quería matar a ese niño que fuí en mi recuerdo como si no hubiera existido nunca.

Pero recuerdo cosas.

Mis padres tienen cinco hijos. Cuatro chicos y una chica. Los cuatro primeros los empezaron a tener al poco de casarse, al "ritmo" de uno cada año y medio más o menos. Así que mis hermanos (y hermana, ella es la segunda en edad) se llevan poco tiempo y compartieron infancia. Yo vine cinco años después del último y sin ser esperado ni planeado. Querido si, aceptado supongo, pero desde luego ellos creían que ya habían tenido a toda su familia y yo fuí un rompimiento de planes. Mi madre me tuvo cuando le quedaban dos meses para cumplir 41. Con los cuatro primeros reconoce que le agotaron. Cuatro niños tan seguidos, cuidarlos a todos era una tarea esforzada. Sobre todo porque mi padre tenía un horario bastante extenso y además, al llegar a casa, se iba con los amigos al bar (no a ponerse ciego, sino a pasar la tarde) y ayudaba muy poco en casa. Por suerte para mi madre, mi abuela paterna la ayudó siempre a cuidarnos, mi yaya fué como una segunda madre para mis hermanos mayores. Cuando yo llegué ya iban al colegio todos (lo que descarga mucho a una madre) y me pudo, como dice ella "disfrutar más". Es decir, con mi hermano mayor ella había podido hacer de madre dedicada, pero en seguida tuvo que dividirse entre varios. A mi me mimó. No me importa reconocerlo. Tal vez me mimó en exceso. Pero no hubo peligro que me convirtiera en un niño caprichoso. No es que pasáramos hambre pero con cinco hijos y un sólo sueldo, no había espacio para los caprichos inútiles. Además ya estaban mis hermanos mayores para pararme los pies si me pasaba. O si ellos creían que me pasaba. Creo que sólo uno de mis hermanos, el más cercano en edad, con el que he compartido habitación desde los tres a los veintiseis años, se ha sentido protector conmigo, como un hermano mayor que debe vigilar al atolondrado infante. No se lo he pagado muy bien, he abusado mucho de su bondad. Mi madre ha dicho muchas veces que le daban ganas de darle una colleja al ver como abusaba moralmente de él para que hiciera lo que yo quisiera y cuando ella le recriminaba que se dejara dominar él respondía "es que es tan pequeñin y tan mono..."
Con los demás no hubo ese riesgo. Las lágrimas para ellos eran motivo de risa, mofa y befa. Así que se terminó desarrollando una cierta dinámica de conflicto. Sé de familias en las cuales los hermanos se adoran, apoyan, demuestran cariño, hablan maravillas los unos de los otros... E incluso a veces no será sólo de cara a los demás, realmente se sentirán así.
En nuestro caso nos damos caña. Nos reimos de los fallos de los demás hermanos, los favores se hacen a regañadientes y con protestas, antes damos una colleja que un abrazo...
Pero también buscamos la aprobación verbal de los demás a nuestras gracias, ocurrencias y actos. No porque vayamos de pensar que está mal lo que hacemos si no nos lo aprueban, sino porque no mola que los demás hermanos estén de acuerdo con nosotros.
Tampoco es que nos odiemos, repudiemos o demos de tortas todo el día (aunque recuerdo unas cuantes peleas brutas entre dos de mis hermanos). Creo que si fuera necesario sabríamos hacer un sólo bloque contra quien amenazara a alguno de los demás.

Mi padre siempre ha dicho que le decepcionamos. Siempre somos demasiado vagos, demasiado rebeldes, demasiado poco de acuerdo con sus ideas... Ahora le gusta decir a mi madre que es ella la que nos educó y que lo hizo mal y que por eso le llevamos siempre la contraria. Tampoco él se molestó mucho en hacerlo bien, pienso. Recuerdo una vez que estaba estudiando para los exámenes del colegio de esa semana, entró en mi habitación, se sentó en la silla con unas facturas en la mano y me soltó de golpe "¿tu sabes cuanto nos cuesta tenerte en el colegio?"
Nunca aprobaba todo a la primera. En el colegio había los exámenes de evaluación, luego unos exámenes de recuperación si habias suspendido y si suspendías también, en Junio, al final del curso, junto tras los exámenes de la cuarta y última evaluación, había los exámenes de recuperación del curso, donde podías aprobar todo lo que te iba quedando durante el curso. Yo solía aprobar y recuperar a buen ritmo, en los exámenes finales sólo tenia unas dos o tres evaluaciones que recuperar, y siempre lo hacía, siempre pasaba limpio al siguiente curso.
Pero antes de los exámenes, mientras estás estudiando, no creo que eso sea lo que quiere oir un hijo de su padre. Que le cuesta mucho dinero tenerle en el colegio. Si me ve estudiando, si me ve esforzándome... ¿por qué cojones me viene a decir eso?
Mi padre es el que nos daba cachetes. Muchas veces justificados. Algunas veces no. Y siempre ha preferido hablar con sus hijos a gritos, exigiendo obediencia y que nos metiéramos a calzador sus ideas y opiniones antes de intentar convencernos. Lo ha hecho siempre, seamos niños o ahora adultos. Y tiene bastantes ganas de que nos "larguemos de su casa y le dejemos en paz de un puta vez" en palabras propias.

Mi madre siempre nos ha defendido y nos ha mimado. A veces demasiado. "Gallina clueca" ha dicho mi hermano mayor a veces. Es difícil saber cuando estas abrazando y cuando ahogando, cuando estas protegiendo y cuando evitando actuar con libre albedrío. Mi madre aún no sabe que le cuesta distinguir esas cosas.

Cuando en casa llorábamos sabíamos que nuestra madre iba a correr a ver que nos pasaba. Que nuestro padre iba a gruñir. Y que los demás hermanos nos iban a dar mucha mucha caña.

Tal vez me acostumbré a llorar en cuanto me sentía un poco mal para evitar más dolor. Me acostumbré a ser expresivo a pesar de mi padre y mis hermanos para que mi madre velara por mí. No tenía que fingir emociones, simplemente dejarlas salir al primer indicio, aunque no fueran tan graves como para provocar esas reacciones exageradas.

No me molesta ser así, si lo supiera ser sólo con quien es de confianza y creo que no me va a hacer daño si me muestro demasiado a él o ella. Pero me abro demasiado rápido, me dejo llevar por esos primeros sentimientos como si ya fuera fuertes y firmes, cosa que a veces han llegado a ser y otras veces no.

Si lloro, a veces será de corazón, otras veces porque en cuanto la emoción se acumula dentro de mí abro automáticamente la válvula de escape. Pero hay veces que me he sentido con una columna de hielo clavada en el estómago y la columna vertebral y no he llorado. Mi sentir es sincero llore lágrimas de corazón o no las llore. Las lágrimas que "se me escapan" en algunas situaciones, se que sólo son la reacción ante una emoción ajena que me afecta un poquito, una vez las aparto con la punta del dedo, no salen más.

Pero hay cosas que siempre me harán llorar sinceramente. Y por eso algunas lágrimas si significan algo, si importan, si son algo. Y sé que tengo de dejar de desvirtuar esas lágrimas sinceras con los escapes momentaneos.

El precio de la empatía.

El precio de la empatía. Hablando sobre lágrimas estos días he pensado sobre algo.

En cuanto veo a alguien llorando suelen humedecérseme los ojos. Y muchas veces se me escapa por la comisura una lágrima.

En un lugar encuentro esta definición de Empatía: “Empatía: habilidad que posee un individuo de inferir los pensamientos y sentimientos de otros, lo que genera sentimientos de simpatía, comprensión y ternura”

Hace poco nos saturaron con las imágenes del duelo de los cristianos por la muerte del papa. Y aunque en principio, pensándolo con la cabeza, no tuve ganas de llorar (era un hombre muy mayor y enfermo que estaba sufriendo. Ya no me adscribo a la religión que representaba, pero no deseaba su sufrimiento al igual que no deseo el sufrimiento de mucha gente), luego vino el aluvión de lágrimas ajenas y alguna se me escapó.
Y también se me escaparon con el tsunami, con los civiles de Irak, con el 11 (sea S o M), con el sufrimiento de las personas que aparecen en "Gente" o en los telediarios, con el ver llorar a alguien por la calle...
Y también por las cosas más directas: sentir que algún amigo está llorando, la muerte reciente de mi abuela, la muerte de personas queridas, sentirte sólo y hundido...

Lloro demasiado, tal vez. La empatía es buena para poder comprender y aceptar a los demás y sus modos de pensar. Pero no si te dejas avasallar por los sentimientos ajenos y te pasas el día llorando por otros o cambiando tu modo de actuar por que sientes que otros van a llorar si actuas como deseas.
No es que prefiriera no sentirla. Creo que al saber ponerme en el lugar de otros me esforzaré siempre en ayudar y apoyar a alquien querido cuando se sienta mal, contra vienyo y marea. Gracias a esa empatía seré fiel y no le fallaré, atento, cariñoso... No tendré problemas de pensar que puedo parecer un aparentador, que puede parecer que hago las cosas para que otros digan "míralo, que bueno es, que majo". No, no lo pienso porque yo sé que me preocupo sinceramente.
Lástima que a veces esa empatía me falle para comprender a gente que tengo muy cerca, para comprender por qué la Estrella se ha perdido en el espacio de lo mundano, por qué hago daño si conscientemente no me lo propongo.
Parece que me es más fácil empatizar con los que no conozco y tengo lejos, que con los más cercanos y las cosas que me pasan.
Lógico si pensamos que nunca somos totalmente objetivos respecto a nosotros mismos.
Ilógico si pensamos que los que tenemos cerca y nosotros mismos somos las personas sobre las que tenemos mayor información, y de primera mano.

Debería aprender a orientar correctamente esa empatía no sólo hacia el cariño hacia los que quiero, sino también hacia la prudencia. Y debería aprender a no dejar que la emoción entre con las puertas abiertas de par en par. No negarla pero tampoco dejarme ahogar por ella y olvidarme de mí.

Supongo que es otra parte del proceso de madurar, de evolucionar. Pero tengo que tener cuidado, porque no considero la empatía como algo malo, sino como una virtud.
Tampoco quiero perderla.

Decepción.

Decepción. Paquilou, no he podido escribir en tu blog, otra vez me dice que no se puede (en este caso porque dice que el artículo ya ha sido retirado, que ya no existe. Cosa curiosa cuando me lo dice a la vez que lo tengo delante...)

Así que te comentaré aquí.

Yo sé lo que es desconfiar de todo y de todos en internet. Pasaba por ello tras cada nueva decepción. Metía en el mismo saco a la generalidad por un sólo ser.
Supongo que es una reacción normal. Magnificadas por los sentimientos del momento, la opiniones se hacen extremas.

En este caso además podría sentirme aludido. Al fin y al cabo yo escribo en tu blog. Pero no me siento aludido. Me preocupa que se desconfíe de mí cuando no creo haber dado motivos para ello, pero aparte de eso, yo sé que he sido sincero y lo que sieto y digo. Así que por qué preocuparme...
Pues me preocupo porque te ha dolido. Entiendo que te sientas como si él fuera uno de los mismos sobre los que trata de advertirte.

Llevo años en internet. Por mi experiencia sé que en este mundo las cosas terminan pasando. Las ganas de hablar con alguien se convierten en compromiso molesto. Terminas acumulando tantos correos electrónicos que empiezas a desecharlos hasta que al final puedes no conservar ni uno. Y más si a la otra persona le pasa lo mismo.

¿Pero eso no pasa también fuera de aquí? En internet es más fácil que pase, vale. La distancia, los horarios, el no verse en persona... todo ayuda.

Pero también sé que tengo una amiga que desde hace ocho años ahí está, al pie del cañón, haciendo lo que puede en la distancia. Y el contacto se conserva y se agradece.
¿Por qué no puede volver a pasar? Por supuesto que habrá gente cuyo camino pasará por el mío un trecho y después nos distanciaremos. Pero no puedo meter a todos en el mismo saco, sería injusto y además falso.
Cuando establezco contacto habitual con alguien no es pensando que pasará la sensación, sino que el contacto evolucionará, cambiará de colores y finalmente se hará estable. Dulcemente estable.

Yo creo que en verdad cree que te quiere avisar de un peligro. Pero pienso que está tan dolido por algo que generaliza demasiado, no lo habla sino que sentencia y además no ha valorado si ese "antes de borrarlo, leelo" ya presupone que no vas a volverle a hablar porque te va a hacer mucho daño y no cree que le vayas a perdonar. Ya se está despidiendo de tí de antemano.

Hay lobos, claro que sí. Ya hemos hablado de ellos. Pero yo creo que tienes la suficiente cabeza para ver y distinguir un poco. Yo confio en tí y en tu criterio. Y si te equivocas (o creo que te equivocas) te diré mi opinión y te dejaré decidir. Y lo haré esperando que mañana me digas "te equivocaste, tontolculo" con una sonrisa y pasemos a hablar de otra cosa, habiendo aprendido yo algo. O si tengo razón que sepas que te apoyaré en lo que sea.

Porque así es como me quiero comportar con mis amigos.

Y por cierto, yo no hice la comunión de trajecito, pero estabas muy mona con esos lazos y ese espacio entre los dientes (yo también tengo uno ;) ).

Siento lo de tu abuela. Yo perdí a la última que me quedaba a finales de diciembre.
Los recuerdos son muy gratos y la mantienen viva.

Un beso andaluza.

Las caras del amor

Las caras del amor En un manga (comic japonés) encuentro esto. Son tres personas, tres de los protegonistas del mismo, hablando sobre el amor:

Primer personaje:
"El paraiso consiste en ser amado.
Yo soy amada y eso me hace sentir segura. Todo mi pasado lleno de angustias y pesares ha desaparecido, ya que me aman.
Al ser amada, ya no tengo que preocuparme de nada, ahora me siento fuerte.
Pero aún temo perder ese amor. No puedo resistir la idea de que vuelva a ser todo como antes de que me amaran.
El amor me hace fuerte y débil al mismo tiempo."


Segundo personaje:
"Odio la sola idea del amor.
Para mí el amor es un infierno. Todos lo buscan y se desesperan cuando no pueden conseguirlo llegando incluso a destruirse a sí mismos.
Conozco por mi propia experiencia que el amor significa un anhelo inalcanzable y acaba engendrando odio. Intentar ser amado con la misma intensidad que uno ama es algo parecido a la locura.
No hay peor castigo divino que el sufrimiento experimentado por aquellos pecadores que se atreven a amar."


Tercer personaje:
"Ahora estoy enamorada.
Me da miedo reconocerlo. Temo que al hacerlo algo en mí cambie para siempre. Ya nunca volvería a ser la misma.
Me da miedo amar."


Y me pongo a pensar por cuantos de esos pensamientos he pasado a lo largo de mi vida.

Por todos.

Desde el anhelo del primer personaje de amar, sus dudas, la sensación que no quiere perder y el miedo no sólo a perderlo, sino también a que cambie, que deje de causar felicidad y pase a causar dolor.
Ese paraiso de sentimientos que experimentamos al principio, esa burbuja por cuyas paredes no pasa la tristeza pero que es burbuja de jabón y va a terminar explotando. Y hay qe adaptarse a la vida, con sus penas y miseras y alegrías ajenas al amor, o al explotar las paredes de jabón sentimos frío, sentimos miedo...
He pasado también por el odio al amor. He pasado por la época de mirar a las parejas que se besan, que pasean juntas, que ríen juntas y odiarlas. Inundar la mente de pensamientos oscuros deseándoles una pronta ruptura porque nos soportaba verles felices y juntos y yo sólo y triste. Desprecié el amor tildándolo de algo inútil, pensando que en él sólo era válido el sexo, que lo demás eran vorágines de emociones que terminaban por desgarrarte, por llenarte de celos, tensiones, miedos, dudas y sufrimiento, hondo profundo e insondable sufrimiento. ¿Para qué amar si al final, cuando acaba, y siempre acaba, quedas más roto de lo que estabas antes? pensaba. Para qué alzarse más cuando ibas a caer, si así te ibas a hacer más daño. Mejor no conocer la felicidad momentanea para luego no añorarla.
Y también he pasado y paso por el pensamiento del tercer personaje, el miedo a amar. Miedo a amar por el cambio, por la posible renuncia a tener lo que antes tenías, por pagar los precios... Ese miedo ya no lo tengo. Pero sí tengo la inquietud de desconocer que va a ser de mi vida, hasta donde van a llegar los cambios. Porque los voy a afrontar. Ya no es cuestión de si puedo pagar los precios o no. Los voy a pagar. Con creces. Pero me inquieta pensar que no es posible saber a donde me llevarán esos pagos. A qué lugares, a qué personas, a qué pensamientos... a qué futuro.

Consuela saber que al menos tendré amor y respeto. Que dos personas juntas, amándose, se ayudan a superar lo que sea. Al menos a esforzarse todo lo posible en superarlo.

Lo sé. En el fondo siempre seré un incorregible optimista.

Desengaños, engaños

Desengaños, engaños El desengaño de la distancia, el engaño de lo posible.

Ya he comentado alguna vez lo mucho que me duele aún no haber visto nunca en persona a Charlotte. No por ello la considero menos real, conocí su voz varias veces, si el hecho de estarnos más de dos años hablándonos por internet no me hubiera bastado para no dudar de su realidad. Pero hay tantas cosas que me gustaría haber hecho... haber visto sus sonrisa, sus ojos, las caricias que no pudimos darnos, la pasión que podía haber supuesto el encuentro...
Eso me dejó con un cierto regusto amargo sobre conocer a gente que está muy lejos. Siempre temí enamorarme de alguien con quien no podía estar, porque la distancia sí importa salvo en esos amores de cuento de hadas o novelas en cuya portada un pirata de torso musculado y depilado sostiene entre sus brazos a una escultural dama de gesto arrebolado. Pero esto es la vida real. Y la distancia se sufre y no creo que nadie que nunca pueda ver a la persona que desea o ama mantenga el sentimiento con la misma fuerza mucho tiempo en su corazón. Los seres humanos necesitamos compartir cosas para formar bases, notarnos con todos los sentidos además de con el corazón.

Así pues siempre me ha dado miedo la distancia, pero eso no evitó que amara a Roma (en Madrid estaba y está), que quisiera a Argenedith (todo un oceano atlántico de por medio), que adorara a Charlotte (Milán era su refugio habitual)o que quiera a la de los muchos colores (aunque a ella le bañen las costas mediterraneas y a mí las cantábricas).

Pero hubo dos casos concretos que me hacen desconfiar de la distancia e ir con pies de plomo hasta donde puedo dejar llevarse a mi alma.

El primer caso fue el de Eva. Me dijo que era un año menor que yo, que vivía en Barcelona donde estudiaba psicología y trabajaba de gogo y modelo. Hubo charlas interminables por internet y por el movil. Era además un momento en que yo estaba especialmente bajo de ánimo y ella me ayudó a superarlo con su dulzura, su comprensión y su cariño. Y se comprometió a venir a verme, luego yo le devolvería la visita. La primera vez que dijo que vendría me llamó luego diciendo que había tenido un accidente leve con el coche y que tendría que mandarlo al taller así que tenía que retrasar el viaje. La segunda vez no supe de ella en todo el día y cuando la llamé al día siguiente me contó que había muerto uno de sus sobrinos y tenía que ir al funeral. Y la tercera vez me dijo que ya estaba en Oviedo, pero no sabía darme el nombre de su hotel, ni en que calle estaba en incluso cuando la dije el nombre de mi calle y que podía coger un taxi para venir a ella, el contacto se cortó. Sólo un par de días más tarde me llamó por última vez para decirme que "alguien" le había dicho que yo en realidad era un hombre casado y con hijos que se dedicaba a jugar con chicas como ella.
Recuerdo como me sentía el día que esperaba ver llegar un taxi desde mi terraza, sin comer por esperarla, viendo pasar el tiempo y que la udda y la sospecha del engaño y del que habían jugado conmigo se empezaba a dejar sentir. No puedo olvidarlo aunque quiera, porque ese día, cuando entraba a veces en casa desde la terraza mientras esperaba, veía dos aviones estrellarse contra dos rascacielos. Era un 11 de Septiembre del 2001. Así que si alguien me pregunta "¿donde estabas cuando lo de las Torres Gemelas?" yo contestaría "sintiéndome como un imbécil confiado con el corazón roto esperando a alguien que no llegaba".
No volví a saber de ella ni ganas. No sé si realmente alguien quiso joderme o ella fue la que quiso reirse y joderme. Me da igual. Su número y direccion de mail están borrados y no quiero saber nada más de ella, fuera quien fuera.

Y luego sucedió una de mis primeras mujeres sabias, que había vivido mucho no sólo por tener más años que yo, sino por haberlos aprovechado. Era pura magia, inteligencia, reflexión... Empezamos una historia compartida que era fantástica, ella escribia unos párrafos y luego yo los continuaba y luego ella continuaba lo que yo había escrito... aún conservo todo lo que escribimos de esa novela compartida y es muy buena. Con Trem. soñé, reí, fantaseé, me emocioné... a pesar de su ex marido celoso que ella me decía le tenía pinchado el ordenador de manera que sabía con quién hablaba y con quién no. A pesar de ese enganche sexual que ella me decía había evitado que le dejara antes.
Trem. también prometió venir a verme. Y tampoco lo cumplió. Lo último que me dijo fue que había decidido darle otra oportunidad a Mr Celos. Al fin y al cabo también había hijos en común y eso tira mucho, pero también tiraba la adicción sexual que él le provocaba. Dijo que ya me escribiría.
No lo hizo. De ella aún guardo foto y escritos, dirección de mail y número de teléfono. Supongo que un día, haciendo limpieza física y del corazón, lo tiraré-borraré todo.

La gente sabe donde encontrarme. No soy yo quien suele romper los lazos, si algo bueno tengo es la absoluta fidelidad a la gente que quiero, con amor o con amistad. Los que me conoces saben que siempre pueden contar conmigo, día o noche, frío o calor. Que haré lo que pueda por ellos si me lo piden, que estaré para oirles, escucharles, comprenderles, abrazarles, ayudarles.

No engaño. De hecho sé que me han engañado a veces, y además de no tener la capacidad para hacerlo yo, sé coo se siente y no veo sentido a hacérselo a otros.

Pero me estoy desviando del tema. El tema es que me cuesta superar los dolores pasados y volver a confiar a ciegas. Y creo que no es malo del todo. Así que antes de ofrecer mi alma, esencia y corazón otra vez, quiero ver que es real y que no.
Quiero que no sólo mi corazón y mi mente me emocionen, sino que mis sentidos complementen eso que siento y se haga pleno.
No creo pedir tanto y no creo que sea una petición tan poco razonable.

Cerebro de estática, carne de ondas, infancia de televisión

Cerebro de estática, carne de ondas, infancia de televisión No sé por qué hoy me he puesto a pensar en toda la televisión que he visto en mi vida. Tal vez el comentario de hace tiempo del blog rosa me ha dejado posos, o tal vez los juegos de los Icos (para los que no los conozcan te ponen uno o dos segundos de un trozo de canción de una serie de imagen real o dibujos animados de los 80 y 90 y tienes que adivinar y escribir el título de la serie, te ponen realmente nostálgico...)

Realmente un montón de horas.

Recuerdo ese Barrio Sésamo en el cual mis hermanos, todos mayores que yo y de la generación de Caponata ya no se interesaban y donde Espinete y Don Pimpom compartían sus vidas con Chema el panadero, Ana ("los niños de este barrio quieren, ya jugar, con Ana"), el kiosquero de cuyo nombre no recuerdo... Y Epi y Blas con su peculiar pareja de hecho, el Conde contando todo lo que veía... Luego vino el engendro de los Mundos de Yuppie y perdí todo el gusto al programa. O tal vez es que crecí.
Pero seguía viendo los dibujos de Silvestre y Piolín, el Coyote y el Correcaminos, Bugs Bunny y el Pato Lucas ( y como empezé a odiar ver perder siempre al gatito y al hambriento coyote). Cómo me enfada con mis hermanos cuando me picaban diciéndome que Isidoro era mejor que Garfield, al que yo prefería de lejos. Veia la Cometa Blanca y ese extrañísimo programa que era El Planeta Imaginario. Recuerdo la Bola de Cristal con los Electroduendes, y ver El Valle Secreto, conocer a Torrebruno mejor que a mis compañeros de colegio, sonrojarme mirando a la sobrina del Inspector Gadget, ponerme triste viendo a Gargamel llorando y pataleando por no poder atrapar a un pitufo (no puedo evitarlo, me suelen caer mejor los malos que los buenos), no perderme un sólo episodio de Heidi mientras que Marco y su incesante búsqueda no me gustaba tanto. Veía por las mañanas de los fines de semana El Equipo A y el Coche Fantástico (que pintas que me llevaba David Hasselhoff antes de ponerse el bañador rojo), me obnubilaba con Mac Gyver y su habilidad de hacer bombas nucleares con un chicle y un clip, comentaba con mis amigos en el colegio los combates de lucha libre de Pressing Catch y nos reíamos de los porrazos de Humor Amarillo. Me reía tan bobamente como el que más con los "pechos fuera" de Afrodita-A en Mazinger Z. Aquellos Maravillosos Años donde no me caía nada bien el protagonista y esperaba que la chica le dejara con un palmo de narices, Los Problemas Crecen, Farmacia de Guardia y Médico de Familia (que horror como podía ver esas series...).
Con Tocata empezé a conocer la música. A la Familia Telerín no llegué, pero a mi me mandaba a la cama un monstruito peludo que se lavaba los dientes "con mucha pastita y agua corriente". ¿Como porras se llamaba?
Y empezé a descubrir lo que es babear por una presentadora no con Leticia Sabater (gracias a dios) sino con Beatriz Rico presentando el programa Hugo. Viví como el que más la lucha de la humanidad contra los hombres lagartos de V, descubrí el anime japonés con Robotech y sus batallas espaciales (a pesar de estar Heidi y Mazinger z antes) y me estremecí con Jhonny y sus Amigos y su triángulo amoroso. Recuerdo haber visto el primer episodio de Cristal y de Abigail. Recuerdo haber aprendido a jugar al voleybol con Juana y Sergio y haber vibrado como un hooligan con los campos de futbol infitos de Campeones. Y como me gustaban los Osos Gummy.

Y eso es sólo mi infancia, y me quedarán muchas cosas en el tintero. Sigo viendo mucha televisión, pero eso nunca me impidió leer mucho también. Supe repartir mi tiempo y creo que aún sé. Porque como ya he dicho muchas veces, nunca sabes donde vas a encontrar la belleza, sea en la televisión (que alguna belleza aun queda en alguna parte de la programación de las cadenas aunque cada vez menos), la radio o los libros. O en la vida misma. No me arrepiento de haber visto tanto. Peor es no conocer y ahora puedo decir que no creo que tantas horas de imágenes me hayan afectado para mal. Todo es cuestión de como asimilas lo que ves.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa En libros y películas todos habremos visto a la persona que trata de abandonar su adicción y sus reuniones, sus asociaciones y sus pasos de curación.
Suelen empezar por el primer paso: Reconocer el problema.

Eso no es sólo recordar el pasado objetivamente y analizar si cosas que durante tiempo creimos que era ASI, resulta que eran de otra manera. Y también es reconocer los errores, algo que es duro porque aunque nadie los sepa, nos avergüenzan, por haber actuado de una manera irracional aunque en ese momento era lo que nos brotaba de dentro y si actuamos así era porque la ira, la furia y la tristeza nos ofrecieron una racionalidad hueca y con pies de barro, que al pasar el momento dejaba de apoyarnos. Pero cómo reconocer que nos habíamos equivocado luego... eso sería admitir nuestros errores, ¿verdad?. Aceptar nuestra falibilidad. Alejarnos de la perfección. O incluso temer que ceder una vez ante otro sería darle pie para avasallarnos siempre pensando que podría volver a hacernos reconocer un error (real o no) con un poco de presión.

Pues ahora voy a hablar de errores. De mis errores. Pero no como dice el título del comentario, porque siempre he tenido la sensación de que en el catolicismo te enseñan que reconocer el error es para sufrirlo, arrepentirse con dolor, golpearse el pecho entonando el "mea culpa". Y eso no. No más mortificarse por lo hecho, sino aprender de ello, sin más dolor del necesario. Darte cuenta del error ya duele. Revolcarte en él hiere aún más. Y si la letra con sangre entra y con dolor es como más se aprende, la sangre también ciega y nos puede hacer volver al mismo error o a errores nuevos que no podemos evitar por tener la vista fija en el error que fustiga.

Asimilar, aprender y no hacer de los recuerdos una tortura. Ese sería el ideal.

Voy a hablar entonces de algunos errores que he cometido, esperando aprender de ellos y con calma.

Me acuso de haber adorado demasiado rápido. De haberme entregado demasiado pronto, conociendo poco, cediendo al ansia de amar sin saber si la persona quería ser amada. Me acuso de haberme sentido inferior y por tanto sólo digno de adorar no de ser adorado. De no haber vivido en igualdad con la persona. Si a mi no me gusta que me consideren inferior (aunque a veces me lo he sentido), ¿por qué tengo que pensar que a otros les gusta ser adorados? Puede que sí, puede que no. Pero debería haber conocido primero, no haber elevado a altares con demasiada prisa.

Me acuso de haberme sentido menos, ya que hablamos de ello. Pero me acuso de ello por haberme sentido inferior en cosas que no debería. Porque aunque sé que tengo errores, sé que no he tenido éxito en muchas cosas, sé que hay gente mas lista, culta, dispuesta, valiente, etc que yo, yo también tengo cosas buenas y me las he negado y podía haberlas matado al negarlas. Y si pienso que tengo pocas virtudes y las mato, peor lo pongo.

Me acuso de no saber leer entre lineas, al menos de haberme equivocado casi siempre que lo hacía. A veces supuse y deduje y no era como yo creía. Y tampoco pensé que pudiera ser de otra manera. Esto estoy corrigiéndolo de la manera más simple, siendo siempre directo. Puede que esté un poco preparando el camino, pero al final siempre hago preguntas directas y trato de no presuponer. Porque no tengo la bastante experiencia o habilidad (o combinación de ambas) como para saber que lo que deduzco de las palabras y giros del lenguaje, de las metáforas, es lo cierto. Puedo equivocarme y de hecho me equivoco mucho. Pero durante un tiempo creí entender y no entendía.

Me acuso de haber hecho daño. Pocas veces a propósito (porque es curioso, si quiero hacer daño a propósito no me suele salir bien, pero he podido hacer daño cuando no lo pretendía con más facilidad de la esperada) pero ha sucedido. He hecho daño desconfiando de Begoña cuando me dijo que ofrecía libremente. He hecho daño a Isabel intentando saciar apetitos que con ella no podían ser saciados. Fui egoista con Charlotte llorando y pataleando queriendo obligar. Fui egoista con Roma por volcar en ella un amor adolescente y por ende egoista e inexperto, que cuando dice amar no era verdad porque no aceptaba ni entendía. He podido hacer daño a mis amigos llorando de más, uniendo al dolor real la exigencia de atención y hacerme notar hasta el punto de desesperarlos a veces.

Me acuso de no quererme. Y uno puede quererse o no en el sentido de decir "puedo ser mejor y no puedo amarme plenamente hasta que sea esa persona que quiero ser". Pero yo no me he querido por hinchar errores y fracasos, por pensar que sólo volcándome en otros y descuidándome podía ser feliz. Y ahora que pienso en mí, que me mimo un poco por dentro, que trato de ayudarme, descubro que se puede alcanzar la paz por dentro antes, durante o después de convivir con otros.

Me acuso de querer más de lo que se me ofrece. Esto no es tan grave, porque creo plenamente que debemos superarnos para llegar a más, venciendo barreras. Pero no intentar forzar lo que no puede ser, como quiso ser con la Estrella, que me ofreció su total amistad y quise su amor y su deseo.

Y habrá más errores, errores más concretos con nombres y lugares, pero por ahora está bien. Estos puedo asimilarlos y luchar por cambiarlos. Y cuando tenga más fuerzas, otros pocos. Y así sucesivamente.

Estos días no están mal. En algunos toco algo cercano a la tranquilidad. Sé que puede ser sólo un estado de ánimo temporal, pero a aprovecharlo mientras dure. Que no sólo os voy a decir siempre que me rompo por dentro, ¿no?