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El Salón de las Músicas Perdidas

Evolucionando

Entre dos aguas, entre dos labios

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Estoy enmedio.

 

Enmedio de dos aguas desde la depresión. Indeciso e ignorante de por donde avanzar. Fallándome y fallándole a gente que me importa en algunas cosas. Sorprendiéndo y sorprendiéndome en cosas maravillosas que nunca esperaba hacer o decir.

 

No esperaba sentirme tan pasota nunca. No esperaba sentirme tan... adecuado nunca.

 

Pero pasó. En casa. Con gente.

Llegaron los malos momentos y reaccioné mal y bien. Pasaron los malos momentos y no estoy herido. Pero tampoco sano. Estoy en la zona gris. En esa zona entre los mundos de la luz y la oscuridad, entre la decisión y el marasmo. Entre la acción y la apatía.

Estoy y no estoy en ninguna parte, porque enmedio no se está en ningún sitio.

 

Han sido días tensos, por causas ajenas. Lo que pueda haber provocado yo es nimio. Lo fuerte en todos los sentidos ha venido de fuera. Y se ha hecho fuerte al asimilarlo.

 

Sigo tenso, necesitando el roce de carne con carne. Sigo tenso, necesitando el calor y la radiación de un corazon que corresponda. Sigo tenso, necesitando un alma con la que fundir y fundirme. Sigo tenso... y también estoy bien. Porque el otro día pensaba que no estoy en el mejor de los mundos posibles. Ni en el peor.

 

Estoy en EL UNICO MUNDO QUE JAMAS TENDRE. Bueno y malo, perfecto a ratos y a ratos imperfecto. Bajo, sucio, roto, ardiente, sublime, azul, rojo, injusto, enternecedor... en ese mundo, en esa vida. Esa única vida.

 

Y ayer, entre dos labios, no había pasado, ni futuro. Había presente. Puro y simple presente. Había fuego y había... lo había todo. Porque esperar más sería pensar en luego, o pensar en antaño. No esperaba, sólo lo vivía.

Esos labios en los mios eran un momento. El único momento. El momento que nunca volverá.

 

Y así lo viví y así lo disfruté.

 

Ha sido único. Y como tal lo viví.

 

Sigo enmedio. A veces es una bendición estar ahí.

¿Vapor?

¿Vapor?

Llevo unos días curiosos... a principios de la semana pasada me tocó mi semana vaga, no tenía ganas de nada, no me motivaba nada, todo me daba pereza. En el gimnasio hice mi record personal de "menos esfuerzo realizado", luego en casa no quería más que tumbarme en el sofa y que la televisión llenara mi mente de basurilla que no dudaría ni un día ahí acumulada.

Me dio por ser muy mundano. No es que tampoco tenga todos los días extraordinarios, pero es que esos primeros días de la semana pasada ni me preocupaba ser mejor o peor, ser ordinario o no serlo... me cansaba hasta preocuparme.

 

Luego ya según fué avanzando la semana fuí recuperando la actividad, las comidas de tarro, las inquietudes...

 

Esta semana no empieza ni bien ni mal, pero hay una picazón mental... Tengo la impresión de que voy acumulando cosas en la olla, y el vapor aumenta la presión... y que puede que empieze a sisear pronto.

 

Y no se por qué motivo nuevo podría ser.... es decir, las preocupaciones que tengo son las de siempre, dinero, trabajo, amor y autosuperación o falta de ella...

 

¿Qué cosa nueva puede desencadenar que haya que abrir la tapa?

Casi se fue Marzo

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Y aquí andamos. Esperando notas. La nota de la oposición salen a partir del 3 de Abril y vista la reacción de absolutamente todo el mundo que ha visto el examen, gente que lo hizo y profesores que nos dan clase para aprobar las oposiciones, es altamente probable que bajen la nota de corte. Y es que el examen fue salvaje, extremadamente difícil para pedírselo a gente cuyo principal cometido va a ser rellenar papeles y saber cuatro cosas de Word y Excell... y no lo digo yo por excusarme de mi pobre resultado, sino que es vox pópuli ( y yo aliviado, ya sabeis, mal de muchos...) así que veremos ese día.

Mientras tanto voy preparando las del Estado, que en principio son en dos meses y dejo la academia a finales de este mes, porque ya tengo todas las leyes que necesito y seguir pagando los 90 eurillos mensuales es un gasto innecesario actualmente. Si se convoca algo para lo que necesite ayuda o salen las del ayuntamiento de Oviedo o cualquier cosa puedo reapuntarme en cualquier momento.

 

Este mes llegó la primavera (dicen los calendarios) pero no lo parece, más bien parece el final del invierno que se resiste a irse. Tampoco me ha llegado al primavera pero desde luego no estoy en invierno. Yo sigo a lo mio, sin agobios, sin triunfos pero sin derrotas, sintiéndome sastisfecho por el paso de las horas en general, pero queriendo mejorarlas.

Aquí ando tranquilo, sin sobresaltos, sin fosas profundas ni cumbres elevadas, a veces la linea ligeramente sinuosa pero en su mayoría recta está bien...

Es un periodo de calma. ¿Antes de la tempestad? ¿O las cosas cambian poco a poco?

 

Veremos.

Límites

Límites

El sábado, hace dos días, corrí una carrera. Se celebraban los 400 años de la Universidad de Oviedo y hacían una carrera para celebrar la promoción del deporte universitario que había hecho la universidad en estos cuatro siglos, o algo así.

Resumiendo, era gratis y te daban una camiseta de muy buena calidad si llegabas entre los 400 primeros. Así que tras que mi hermano 3 me lo contara de esa manera y me insistiera un poco dije que si y me apunté.

La carrera eran 4 kilómetros, un recorrido urbano por Oviedo. Mi hermano y su pareja iban también y desde el principio ya acordaron ir tranquilamente, como si fuera un entrenamiento, correr 20 minutos (más o menos lo que se tarda en hacer esa distancia) con un ritmo tranquilo y constante y llegar con calma, ya que según mi hermano no había 400 apuntados así que la camiseta la teníamos simplemente por llegar a la meta.

 

Yo en principio iba a ir con ellos. Pero para variar, no hice caso a lo que mi cabeza me decía.

 

Vale, ya sé que llevo más de un año yendo al gimnasio, no estoy en mala forma, pero es una distancia a la que no estoy acostumbrado. Aún así quise ir a más, forzar mi límite. Y no es que lo forzara, es que lo rebasé a los cinco minutos de empezar. Fuí a un ritmo excesivo para alguien que no entrena carreras de fondo. De hecho tuve que pararme tres o cuatro veces falto de aire y fuerzas y al final, como suelo hacer siempre, como hacía en el colegio, me pegué la gran esprintada los últimos 500 metros o así. Si, vale, adelanté a cinco o seis personas, pero llegué con sabor a sangre en la garganta, dolor de pulmones y de todos los músculos del cuerpo... ¿y para qué? Para llegar en el puesto 219 y un tiempo de 18:48 (lo sé porque nos mandaron a todos los participantes con móvil un sms con estos datos), un minuto antes que mi hermano... y un dolor anquilosante de muchos músculos del cuerpo que me dura hasta hoy, motivo por el que hoy no he ido al gimnasio, porque no es que tenga agujetas, es que no me responden algunas partes del cuerpo, los gemelos, tobillos y bícep derecho principalmente. Están anquilosados, no me sostienen bien, no se mueven libremente.

 

Nunca he sido de carreras largas. Donde destacaba algo en el colegio era en las carreras de velocidad. Porque no sé guardar las fuerzas,decidir un ritmo constante y quedarme en ese ritmo, controlar mis fuerzas. Tengo que explotar al máximo en el menor tiempo posible y correr todo lo rápido que pueda sin restricciones, sin planear, sin pensar, sólo ir a toda máquina.

 

Y pensando estos días entre los dolores me he dado cuenta que no es sólo en los deportes donde me pasa esto. Es en la vida.

 

Doy el máximo a corto plazo. En poco tiempo doy mucho. Soy capaz de esforzarme mucho, de ilusionarme, de entregarme. Pero según pasa el tiempo, los días, las fuerzas se dispersan, la voluntad se dispersa, las ganas decaen, la constancia se interrumpe.

Soy de ilusiones breves. De esfuerzos momentaneos.

 

O tal vez no. No sé, tal vez lo que me pasa es que necesito un poco de retroalimentación para seguir con las ganas (esto lo digo en el terreno de lo personal), necesito que me devuelvan un poco para seguir, porque a veces en lo personal y sentimental no he sido de velocidad, sino de fondo, durando en mi decisión más de lo que la razón, el sentimiento e incluso la realidad aconsejaban.

 

Pero necesito algo. En eso supongo que soy como todos, si algo que ilusiona no devuelve frutos en un espacio que determinaos internamente, algún fruto, alguna evolución, alguna respuesta, tendemos a dejarlo pasar, por madurez, por salud mental o por fría lógica, para no hacernos más daño, para no desperdiciar la vida.

 

Pero fuera de lo sentimental, es lo que hay, soy de velocidad no de fondo. Es un fallo: si no consigo pronto lo que quiero, una evolución muy acusada... lo suelo dejar para más adelante. Y a veces lo retomo (como el dibujar, esa constante inconstante en mi vida, con periodos intensos y largas pausas en la práctica y aprendizaje) y a veces no.

 

¿Soy inconstante? No, pero me decepciono demasiado fácilmente. Tengo que corregir eso, ser más realista y objetivo. Que la Evolución a veces es un pasito y eso es lo que había que conseguir en ese momento, no esperar una zancada, que una zancada son diez pasitos...

Again

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Hay algo claro.

 

Los seres humanos podemos no saber a donde vamos. Podemos ignorar de donde venimos.

Podemos no saber nuestras metas. Podemos no saber donde calibrar nuestras balanzas, donde trazas nuestras lineas.

Podemos ignorar de física, química o empatía. Podemos no estar seguros de las cosas que valen la pena.

 

Podemos dudar del amor. Podemos sentir debilitarse el odio. Podemos no saber equilibrar los mecanismos para lograr los fines. Podemos engañarnos con los ideales, con las cosas que nos harían luchar y descubrir demasiado tarde que no valió la pena.

 

Si, podemos dudar de todo lo existente.

 

Pero siempre vamos a topar de bruces con el dolor. El dolor puro, claro, directo, desnudo y profundo.

 

Hoy veo dolor por todas partes. En ambas fronteras de esa zona maldita con la putrefacción moral que baña el oriente del Mediterraneo. Dolor en mis calles, dolor en mi país, de norte a sur, en dos familias del norte y del sur, dolor al verles arrebatadas la inocencia de una niña y los años de sonrisas de un padre.

Dolor en el espejo.

 

Los que mueren ya no matan. Pero los que matan pueden tener por cierto que van a morir. Inevitablemente. Como todos hemos de hacer.

 

Y matar nos ahorra un segundo de sufrimiento.

Yo soy como hoy

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Hoy es día 29 de Febrero, el día fantasma. Según la wikipedia "Este día se añade para corregir el desfase que existe con la duración real de los años: 365 días y 6 horas aproximadamente. Esto hace que se corrija cada cuatro años (los años múltiplos de cuatro) que se acumulan 24 horas."

 

En resumen, una frontera artificial más. No hay un día más cada cuatro años, Cayo Julio Cesar, sino que los días duran 4 minutos más de lo que ponen nuestros relojes, esos relojes que hemos programado en días de 24 horas justas porque al ser humano le desagradan las fracciones, le lía recordar más números de los necesarios y le da miedo lo que no está completo...

 

 

Pues yo soy cómo uno de estos días artificiales. Soy un 29 de Febrero.

 

Porque cuesta 4 años verme de verdad. Porque me cuesta 4 años conseguir hacer algo de lo que estar orgulloso. Porque cuesta 4 años de paciencia el ayudarme a mejorar. Porque soy una carrera de fondo, alguien incapaz de causar una impresión ardiente a primera vista, de enamorar, encandilar, impresionar a primera vista.

Porque no soy una primera impresión. Porque no soy la mariposa del estómago de ir a toda la velocidad, porque me cuesta 4 años llegar a ser impulsivo. Porque me cuesta 4 años de soledad olvidar.

 

Obviamente el 4 es por poner un número de ejemplo, pero la analogía vale.

 

Soy una construcción a largo plazo.

 

Por eso Evoluciono en vez de florecer.

Querer no es poder ni conseguir

Querer no es poder ni conseguir

No he pasado la oposición.

 

Obviamente no es el fin del mundo, hay más, pero obviamente también estoy de bajonazo, porque me la había preparado con más ganas que nunca, porque tenía más posibilidades a priori que nunca, porque era más asequible que nunca.

 

Pero nada. No soy lo bastante bueno para la administración.

 

Como tampoco lo soy para el resto de los trabajos, habida cuenta que llevo más de un año sin que me llamen ni para una miserable entrevista de trabajo mandando una media de 7 currículums semanales, más ahora que también mando los de internet.

 

Sé que es el bajón, pero hoy no me siento muy útil para nada ni para nadie.

 

Mañana veremos.

Ganar perdiendo

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Aceptamos la derrota. Qué remedio, como si no aceptarla fuera a cambiar las cosas..

Todos aceptamos en algún momento u otro que podemos perder. Pero queremos perder a nuestra manera. Queremos que la derrota tenga un sentido, que se saque una lección, que deje una huella... que sea con nuestras condiciones.

 

Podemos perder, pero queremos pensar que lo hemos dado todo y simplemente el otro era mejor. Hemos perdido pero nos hemos esforzado más que nunca, nos hemos superado y salimos de la experiencia si no ganadores, al menos más fuertes.

Podemos perder, pero hemos dejado una huella indeleble en el otro. Nos han dejado pero pensarán en nosotros, en cuánto le quisimos, más que nadie podrá quererle nunca, recordarán nuestros gestos, cómo nos desvivíamos por ella... comparará siempre a sus futuras relaciones con nosotros y siempre seremos una constante referencia en su vida. Puede que incluso en el futuro se arrepienta siempre de haber terminado lo que existía...

Podemos perder, pero decimos la última palabra, la última frase venenosa, la última puñalada... que hará que pase noches y noches pensando que teníamos razón, sin poder dormir, sufriendo por saberse tan miserable, se dará cuenta que teníamos razón...

Podemos perder, pero ha tenido que sacrificar tanto para vencer que ha quedado tocado permanentemente, nunca podrá amar por entero, nunca podrá alcanzar otro orgasmo tan intenso, nunca podrá volver ser natural, a confiar, a entregarse...

 

Podemos perder pero el otro no ha ganado. Ha sido algo pírrico, tanto que mejor que ni lo hubiera intentado.

Podemos perder la batalla, pero ganaremos la guerra.

Podemos perder, pero nuestro ejemplo se cantará por siempre en historias y poemas, dará fuerzas y sentido a los intentos de las generaciones posteriores, será un ejemplo de honor y determinación para siempre. Podemos perder pero será glorioso.

Podemos perder pero no hemos sufrido graves daños, podemos volver a salir del agujero, no se ha perdido casi nada, aún hay esperanzas.

Podemos perder, pero porque yo me he retirado porque no valía la pena la lucha.

Podemos perder pero hemos sacado una experiencia que nos hará alzarnos más y más en el futuro, como una roca que nos aplastó pero sobre la que ahora nos alzamos, hemos perdido pero hemos aprendido y no volveremos a perder, desde luego no así...

 

 

A veces es cierto que hemos perdido a nuestra manera, como queríamos, que nos hemos sacrificado donde cómo y cuando queríamos y por quien queríamos. Otras veces simplemente nos engañamos y la derrota es eso, simplemente que nos han superado, que hemos perdido algo que valía la pena por nuestros errores o por la combinación de los nuestros y los suyos.

 

Pero he jugado lo bastante a rol y a videojuegos, he leido lo bastante, he oido lo bastante como para saber reconocer cuándo la derrota no es definitiva, cuándo la derrota era necesaria para darle sentido a todo, cuando la derrota era en realidad una victoria.

 

 

Y hoy, a día de hoy, no quiero derrotas que piense que son victorias. Con N., con la oposición del domingo y el tercer examen de la misma, con ciertas cosas de mi vida... no quiero derrotas victoriosas.

 

En esas cosas, quiero GANAR. Simplemente.

Y a pesar de eso...

Y a pesar de eso...

Las cosas en casa no cambian, simplemente la menor aglomeración hace que hayan vuelto a su estado latente.

 

Y a pesar de eso...

 

Sigo sin saber dibujar ni escribir como quiero, mis ojos siguen viendo polvillo aunque no haya. Empiezo con el primer catarro del año.

 

Y a pesar de eso...

 

Mando un montón de currículums tanto por carta como por infojobs y no me llaman ni para hacer la entrevista, me descartan desde el principio.

 

Y a pesar de eso...

 

En plena campaña electoral los políticos nos tratan como imbéciles y demostramos que tienen razón al jalearles como si fueran dioses en la tierra...

 

Y a pesar de eso...

 

Los colegas cada vez menos están cerca, otro de ellos planea marcharse también.

 

Y a pesar de eso...

 

Tengo treinta años y no tengo ni uno cotizado a la seguridad social, cada vez menos tiempo para conseguir una pensión con la que malvivir en el futuro...

 

Y a pesar de eso...

 

El otro día voy y le confieso a N. que es más que cariño, que llevo enamorado de ella desde hace un tiempo y puedo comprobar el susto que se le queda en el cuerpo ("Eso de enamorado es muy fuerte de decir") y aunque luego no ha habido problemas y hemos vuelto a hablar y todo sigue como siempre, no puedo evitar pensar que corrí un riesgo innecesario asustando "antes de tiempo"...

 

Y a pesar de eso...

 

 

A pesar de eso surgen cosillas, como el haber sacado la cuarta mejor nota de todos los cientos que se presentaron a la oposición de subalterno a la Junta General del Principado (los psicotécnicos se me dan bien. MUY bien, de hecho) y aunque quedan otros dos exámenes, mira, ya estoy nervioso, creo que eso significa que veo que tengo posibilidades y eso me animará a tomármelo más en serio.

Surgen cosillas como lo que sigo sintiendo cuando rozo a N. o cuando estoy a diez centímetros de ella, cuando la veo sonreir.

Surgen cosillas como leer un buen comic, como "Los combates cotidianos" de Manu Larcenet y sentir eso que sientes en el punto más profundo de tí al notar cómo algo te llega tan adentro...

 

A pesar de todo lo malo, sigo pensando que lo mejor está por venir.

 

Y ya ha pasado un mes desde que empezé a pensarlo :)

Porquería de fiestas...

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Este año ha culminado la impresión que iba teniendo de un tiempo a esta parte, que estas fiestas navideñas son un asco. Es la época de forzar a la gente que no quiere estar junta a estar junta. Las fiestas en que la gente que no quiere celebrar nada por no creer, por no tener nada que celebrar, tiene que fingir alegría o ganas de juerga. Es la época en que incluso si con gran esfuerzo has conseguido llegar a ser más o menos como quieres de comportamiento y forma de ser la gente te dice que tienes que cambiar a mejor... (lo cual siempre está bien, intentar aspirar a más, pero cada cosa tiene su tiempo y su ritmo, no hay que forzarlo a un día concreto...)

 

Sólo hay un 8 de Marzo en el año, igual que un 31 de Diciembre, así que el día en sí mismo no es especial, lo hemos hecho especial los humanos considerándolo fin de año. Pero al fin y al cabo sólo es un día sin trascendencia cósmica ni astrofísica (al contrario que equinoccios y solsticios) en el que suele hacer un frío que pela, la programación televisiva es más basura aún de lo normal y los bares están a tope de gente que ha pagado dineradas para que los pobres camareros y trabajadores vean como otros celebran lo que ellos querrían celebrar con sus familias...

 

¿Que hay vacaciones y se reunen los amigos que están lejos? Cierto. Pero también pasa esto en verano o en semana santa o fiestas religiosas diversas y no se les da la enorme trascendencia ambiental de paz y amor que se empeñan en meterle a estas fiestas navideñas...

 

Cuando eres niño mola. Y más molaba en mi caso, cuando en mi casa los regalos a los niños se hacían sólo en dos épocas: cumpleaños y reyes. Entonces esperabas con ilusión para pedir eso por lo que llevabas suspirando medio año y te sentías genial cuando al fin lo tenías en las manos aunque al mes ya no volvieras a tocarlo (aunque eso pasaba poco, con tan pocos regalos que recibíamos había que pensarse muy mucho lo que ibas a pedir...)

 

 Pero ya no somos niños. De hecho el problema en mi casa es que hemos crecido (que no madurado) así que estas fiestas sirven para volver a tener la casa abarrotada de gente que además se ha acostumbrado a vivir a su manera independiente y ahora no se puede adaptar a las normas de la casa paterna...

 

 Así que las cosas terminan por reventar, como pasó estos días en mi casa. Ya sé parecía que yo lo exageraba, Dragón, pero todo lo que te conté sobre la situación con mi hermano terminó por casi reventar a lo bestia hace unos días y hubo lágrimas, bronca, gritos y mala sangre. Y el problema es que como no fue delante de él, sigue sin enterarse de nada y haciendo lo que le sale de las narices porque es que ya creo que ni se da cuenta de si está fastidiando o no.

 

 Resumiendo que asistí con impotencia al "bonito" espectáculo de la tensión en acción, las lágrimas de mi madre, el intentar dialogar con la gente y descubrir lo que sospechaba: que en mi casa las cosas no se solucionan hablando... y encima ahora estoy más seguro que antes de que las cosas nos van a explotar en las narices cuando todo esto pase delante de mi hermano y ya la tendremos montada...

 

 Pero bueno, más que no intentar dar problemas yo ya no sé que hacer, porque lo intenté, intenté hablarlo con la gente y fue tiempo perdido... eso con los que pude hablar claro, que siempre está mi hermano histérico para demostrar que hay gente que lo que merece es una torta, que le tapen la boca con esparadrapo le obliguen a escuchar, porque por voluntad propia lo único que van a hacer siempre es hablar más alto, nunca van a dialogar contigo...

 

 Preciosas fiestas, si señor. 

Astrofísica aplicada a las comeduras de tarro

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En uno de mis típicos arrebatos de pensamientos abstractos ( o sea, raros) que me da a veces, me puse a pensar hace poco encomo estamos rodeados de las etiquetas de "conseguir llegar más alto" o "hundirnos en la miseria", siempre "arriba" y "abajo" para simbolizar los logros o los fracasos, cómo avanzan las cosas en nuestra vida o cómo los problemas nos pueden, cómo nos afectan las depresiones o cómo nos eleva una caricia...

 

Las cosas que pensamos, las frases hechas, los conceptos erroneos, vienen de las experiencias de los sentidos de los que nos precedieron, aunque fueran percepciones equivocadas o engañosas se integraron en la conciencia general y ahí se quedaron enquistadas... Muchas tradiciones actuales, religiosas, culturales o políticas, no son más que supersticiones basadas en la teoría de ritual por repetición (eso de que si algo salió bien al hacerlo de una manera, volver a repetir los pasos realizados, aunque fueran acciones inconscientes, hará que las cosas tengan más probabilidades de salir bien... y aunque la muestra más clara de esta curiosa teoría se da actualemnte con los deportistas y sus manías de llevar botas de cierto color o tener ciertos tics conscientes antes de sacar, todos lo hemos hecho en nuestra vida cotidiana de vez en cuando, cosas como cruzar los dedos, ponernos la camiseta de la suerte, emplear ciertoas expresiones en las conversaciones...) que con el paso del tiempo convirtieron la creencia en pura tontería pero no por ello dejó de hacerse...

Y a lo que voy con este último párrafo tan lioso es que por qué medimos las cosas en arriba y abajo cuando en el universo y su física estos conceptos son nimios, cuando lo que de verdad importa a escala universal cósmica es si las cosas van hacia adentro o hacia afuera...

 

En el espacio no hay arriba o abajo. Estos términos sólo se hacen patentes cuando creamos una frontera artificial (una inscripción sólo puede leerse "cabeza arriba") o cuando entra en efecto la gravedad... en el universo no importa si estás cabeza arriba o cabeza abajo, sólo si vas hacia el centro de una cosa o no, si tienes un centro de gravedad que atrae las cosas hacia tí y no las sueltas luego o si no tienes ni la importancia en masa suficiente para atraer cosas y eres un mero sujeto de atracción, sólo importa si has entrado en la linea de influencia de la atracción de otro objeto más importante o si estas sólo vagando en un viaje absurdo en interminable sin más propósito que simplemente vagar...

 

Me pregunto si a veces deberíamos aplicar más las escalas de importancia que emplean los astros en el universo y considerar si somos un punto de atracción de cosas buenas o malas, si somos algo que asimila o se deja asimilar, si vagamos sólo sin un objetivo o si estamos en linea de órbita a una distancia de permanencia respecto a otras personas o nos hemos acercado tanto que estamos atrapados en la trampa de la gravedad, que nos deja saltar un poco para alejarnos del suelo (del centro de esa persona) pero al final siempre volveremos a ella...

 

Si, tengo dolor de cabeza por el catarro, tendríais que ver las paranoias que se me ocurren cuando tengo fiebre... El problema es que cuando se me ocurrió este punto de vista que he tratado de explicar aquí hoy no me dolía la cabeza ni tenía fiebre ni estaba aburrido... simplemente son mis procesos mentales típicos.

Fronteras de tiempo

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El otro día hablando con N. me dijo que había muchas cosas que le gustaría hacer y tenía la sensación de que nunca podría hacerlas... Leer más, viajar mucho, estudiar una carrera que le gustara simplemente porque le gustara, sin prisas ni agobios...

 

A mi también me pasa eso a veces, y le dije que tenía la sensación de que pensabamos que nunca podríamos hacerlo por la edad, porque nos ha alcanzado la edad de la responsabilidad. Que mientras uno es niño o incluso joven piensa que siempre tendrá tiempo para todo lo que quiere hacer, si no ahora más adelante. No tiene uno que trabajar, no tiene responsabilidades, no tiene que cuidar de nadie (salvo excepciones) ni ganarse la vida ni tiene compromisos vitales...

 

Pero ahora con 30 años tengo que buscar trabajo para ganar dinero, porque mis padres están ahí ahora pero no siempre van a estarlo y ya es hora de que me gane la vida por mi mismo. Así que no puedo decir de repente "me voy de viaje seis meses por ahí" porque eso implicaría dejar de preparar las oposiciones, dejar de estar a la que salta cuando sale un trabajo al que aspiraré yo y 500 más que también están a la que salta, no puedo gastar el poco dinero que tengo ahorrado en estudiar algo, en dar cursos de conducir, de pintura, de otras cosas. Y en el caso de ella es peor, porque sus padres son igual de mayores que los mios y sólo la tienen a ella para comprar, para ir al médico, para hacer recados... Y además ella mantiene su coche, sus gastos de ropa y muebles, con lo cual siempre que está sin trabajo es dinero que se va gastando y gastando...

 

Llega un momento en que todo el mundo crece y tiene que hacerse cargo de las cosas que antes otros se hacían cargo por él, llega un momento en que hay que pasar a formar parte de lo que hay que hacer para vivir, no de lo que uno quiere hacer. Algunos llegan a ese momento antes, otros más tarde, pero a todos llega.

 

A mi aún no me ha llegado del todo, no estoy como ella en situación de pensar que hay alguien que depende de mí plenamente y no tengo aún esa necesidad de ganar dinero para poder vivir y comprar las cosas básicas para subsistir como es la ropa y la comida...

 

Pero llegará, y más pronto que tarde ya. Ya son 30 años y está llegando el momento de empezar a vivir para subsistir en vez de simplemente vivir para...vivir.

Fin de curso

Fin de curso

Esta semana terminé de trabajar como profesor.

 

Finalmente el miércoles dí mi última clase en Oviedo. En Avilés había terminado el martes anterior. Ahora vuelvo a tener algo más de tiempo para hacer todas esas cosas que debería (estudiar) y quiero (escrbiri y dibujar) hacer.

 

Como valoración final puedo comentar que la experiencia en general ni tan buena ni tan mala. Por un lado en Avilés lo pasé peor, ya que el desplazamiento me robaba por sí solo hora y media todos los días que iba y encima en clase cada vez había menos gente. En principio eran cuatro, pero luego regularmente eran sólo dos y cuando uno de estos dos se fue de viaje durante dos semanas fue uno sólo el que venía a clase, encima era el que más sabía y pocas cosas nuevas podía contarle.

 

En casa todos se extrañaban que llegara jorobado de Avilés, por tener que ir a dar clase a una sóla persona que ya sabaía todo lo que le contaba, me decían "a tí qué más te da si cobras igual"... Pues sí me daba igual, me daba porque mientras en Oviedo (que eran once y venían casi todos a clase) si que me daba la impresión de estar enseñándoles algo, dejando alguna huella, esa sensación no existía en Avilés. Ya sé que no era yo un profesor de instituto intentando despertar en sus alumnos las ganas de superarse y mejorar y aprender a buscar cosas nuevas, no estaba forjando en mis alumnos algo mejor, simplemente era dar una breves clases de como hacer carteles con word, pero si que quería dejar alguna huella, enseñarles a hacer algo que les gustara, que les pareciera diferente, que les entusiasmara...

 

No lo conseguí al final en ninguno de los dos lados, es decir, tampoco es un tema del que uno haga la afición de su vida, hacer carteles con word, pero bueno, la sensación de fracaso estaba más presente en Avilés y por eso no solía volver de buen humor de esos viajes... Aunque a todos les pareciera raro en mi entorno quería soñar con que podía encontrar algo que me gustara hacer y que me hiciera sentir útil... No fue así, pero bueno, tampoco ha sido un suplicio, a ratos me he divertido incluso y me he ganado un dinerillo.

 

Ahora a empezar a centrarme, porque hay dos oposiciones a finales de Enero y quiero retomar buenas costumbres literarias y artísticas, por lo menos divertirme...

Espiral

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A veces el camino de la vida hace una espiral...

 

y durante mucho tiempo vas dando vueltas a algo que parece que va a llegar en breve, pero necesitas caminar mucho dando vueltas, adelante y atrás, dando la impresión que avanzas y retrocedes, acercándote menos rápido de lo que desarías al centro, al lugar que esperas, que anhelas, que llevas tanto buscando...

 

Y entonces llega, por sorpresa porque hace tanto que das vueltas que te has acostumbrado a la posibilidad de que en realidad no sea una espiral, sino un camino que te lleva alrededor para que al final nunca llegues a ese centro, sino que en un momento dado el camino haga un salto y te alejes para siempre...

 

Pero llegas. Y entonces pueden pasar dos cosas: que ese centro sea un impulso hacia arriba, una elevación, un ascenso a un nuevo nivel de caminos... o un agujero al centro de la oscuridad.

 

Yo he llegado a un centro.

 

Y he ascendido.

Pequeñito

Pequeñito

En la tradición oriental los dragones no tienen por qué ser codiciosos o violentos o dictatoriales. De hecho muchas veces son espíritus de sabiduría que ayudan al hombre a descubrir cosas que antes no sabía...

 

... o veía.

 

Así que es normal que un Dragón me abra los ojos el martes.

 

No sobre N. (aunque estaba preparado para cualquier posible desenlace me alegra mucho que haya existido una conexión) sino sobre mí...

 

La lección del martes es sobre lo que es importante en esta vida, sobre lo que hay que preocuparse de verdad, sobre la verdadera evolución personal...

 

La lección del martes es abrir los ojos para mirar las cosas y darme cuenta de lo pequeñito que soy, de lo que pequeñitos que son mis problemas ahora mismo.

 

Es una lección sobre el verdadero valor de las cosas.

 

Aunque hay cosas con las que no comulgo (no siento envidia del hermano 1. La siento del 3, ahí no creo que me haya explicado bien, ya que lo que quiero del hermano 1 es que no rompa la Rutina, cosa que está haciendo. Egoista soy, lo sé, pero es lo que quiero, que no provoque cambios que considero que no llevan a nada. Ese es el problema que he descubierto y que intento cambiar estos días, por ahora sin conseguirlo mucho, pero perseveraré hasta que... hasta que no sea problema mío) siempre siempre siempre agradezco una cosa...

 

Que me hagas pensar.

 

Y cierto es parece que por ahora sólo Involuciono, pero creo que todo tiene una parte de importancia... hasta el retroceso. Así se impulsa uno más en un salto, ¿no? :)

Demasiados palos morales

Demasiados palos morales

Tengo la certeza de que dentro de poco voy a caer en una depresión de las gordas.

 

Es como cuando un marinero te dice "viene una tormenta, lo huelo en el aire". Probablemente no es que pueda olerlo realmente pero es la sensación que tiene. Son un montón de pistas las que inconscientemente su cerebro analiza y le da esa conclusión. Y suele acertas.

Pues a mí me pasa eso desde hace una semana y media. Que "huelo" que me viene un bajón de los gordos.

 

Encima últimamente empiezo a acumular un montón de pequeños y molestos detalles diarios que se están apelmazando y alimentan el mal momento, la sensación, como una explosión que se alimenta de sí misma hasta hacerse más grande.

 

Empezó la cosa a ponerse así hace un par de semanas (otro de los motivos de sentirme cada vez peor es que llevo dos semanas intentando encontrar un momento de ánimo y tiempo para escribir esto y nada, no hay manera...) cuando N. y yo salimos de juerga nocturna los dos solos...

 

No creo que nadie se sorprenda si digo que mi intención, además de pasar una noche entretenida y divertirme un poco, era también realizar otro intento de seducción con ella. Y además con ayuda externa, ya que alguna vez me había comentado que el alcohol sobre ella tiene un efecto de desinhibición, que hace cosas que sobria no haría, que se atreve más a lanzarse, a pensar menos en las consecuencias... Y yo lo que pienso es que necesitamos estar juntos por lo menos una vez, que vea que no se acaba el mundo por que pase, que incluso puede descubrir que le gusta... pero al menos probarlo.

 

Así que ahí estábamos, de botellón... Y funcionó. Ya sé cómo saben sus besos...

 

(Mejor así, porque si alguien esperaba que ganara la apuesta del beso de las oposiciones de Cajastur, lamento informar que ni ella ni yo hemos conseguido entrar en ese elitista grupito de personas que SI van a hacer las pruebas para que luego sólo cogan a uno de cada tres de los que las intentan... malditos sean Cajastur por la brasa que nos han dado y nos han hecho pasar a tantos y tantos parados asturianos y malditos sean todos los bancos por robarnos tanto y darnos tan poco...)

 

No sólo sé cómo saben sus labios (fantásticos) sin oque estuvo a punto de pasar mucho mucho más... pero lo mismo que nos había llevado a esa situación, la bebida, fue lo que una vez más hizo que todo quedara en un inicio frustrado... Se empezó a encontrar tan mal que tuvo que estarse una hora vomitando en el baño del hotel... Una bajada de tensión, no haber cenado y el que no le importa a veces parar aun siendo totalmente consciente de que se está pasando bebiendo se combinaron para conseguirme otra ilusión que queda mediada...

A ver, en mi favor debo decir antes de recibir comentarios airados, que no estaba borracha en plan de caerse por el suelo sin saber donde estaba ni con quien... Estaba consciente, recuerda las cosas que pasaron y estaba bastante estable de equilibrio. Simplemente le sentó mal la bebida excesiva en el estómago. Yo no me aprovecho de mujeres borrachas, nunca lo he hecho y no tengo intención deempezar ahora, sobre todo cuándo quiero mucho a esa persona. Seré repugnante en muchas cosas, pero no tanto.

 

Así que de esa noche casi recuerdo más la angustia de verla vomitando, apretándose el estómago y con gesto de malestar físico que sus besos.

 

Normal que esté fastidiado...

 

Y luego lo de las oposiciones que ya he comentado... Tenía bastantes esperanzas en lo de Cajastur, en llegar a las pruebas escritas y pasarlas, en trabajar en algo fijo al fin... y nada. Decepción total.

 

Y luego lo de las clases en Avilés y Oviedo, en Avilés es que el último día era sólo uno en clase que encima ya sabe todo lo que les voy a enseñar y me siento... inútil, siento que no estoy enseñando nada, que no importa lo que estoy haciendo, que a nadie beneficia y me baja la moral eso. Y aún me quedan siete clases, catorce horas en Avilés... en Oviedo como son once creo que será algo distinto... espero que lo sea...

 

Y luego que no sé por qué me ha pasado días sintiendo que envejezco, que se me pasa el tiempo, que la muerte puede estar cerca y sigo sin conseguir nada de lo que me propongo...

 

Pero sonrío, me río un poco nerviosamente, intento capear el temporal, no hundirme e intentar saltar sobre el bache que se acerca, intento ser positivo un poco desesperadamente para ver si así consigo conjurar el peligro de la depresión que siento tan cerca y que no me suceda, que no me golpee, que no me hunda... Me sé de uno que al leer esto pensará "coñe, pues si yo le ví muy bien, fue a la cena y no hubo problemas, estaba charlatán, hacía chistes, yo le ví bien..." y así intentaba estarlo hermano, no sólo por tí, porque me alegraba muchísimo de verte y hablar contigo al fin en persona, y eso me ayudaba a sentirme algo mejor, sino también como ya he dicho, un poco desesperadamente para intentar evitar lo que creo que me viene encima.

 

No sé, estoy confuso y creo que se me nota al escribir. Y tengo miedo de tener razón y que haga lo que haga me caiga encima la depresión gorda gorda que se acerca...

Profe, profe...

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Han pasado cosas y he estado alejado del ordenador.

 

Ambos factores hacen que ahora no sepa por donde empezar. A veces cuesta más contar algo cuando hay mucho que contar que cuando hay poco.

 

Empezaré por lo más mundano… estoy trabajando. Estuve un tiempo dándole clases de informática básica a la madre de un colega que acababa de montar una inmobiliaria y necesitaba coger soltura con el ordenador, la brecha generacional entre los del NO-DO y los de las autopistas de la información es a veces difícil de salvar, sobre todo sin ayuda (y seguro que los que nacen ahora sabrán a los 10 años más informática de la que sé yo ahora a los 30…) y yo fui esa ayuda para ella.

En donde tiene la oficina hay un par de puerta más allá el despacho de un fotógrafo que además de dedicarse a las fotos de moda, anuncios y bodas da también clases en centros sociales de informática para mayores. Y necesitaba alguien para dar dos cursos de iniciación a la creación de carteles con Word que él no podía dar por falta de tiempo.

 

Ahí entre yo, ahí nos puso en contacto esta buena mujer y ahí me lancé aunque nunca ha sido precisamente mi sueño lo de ir de un lado a otro de Asturias dando un curso de cuatro horas aquí, otro de dos horas allá… Pero eran sólo de un mes, ganaré algo de dinero y el horario es de tardes (de cuatro a seis), en dos centros sociales, uno en Avilés (que empezó ayer) martes y jueves y el otro en Oviedo lunes y miércoles (que empieza el 31). Los problemillas básicos el desplazamiento al de Avilés que tengo que hacer en tren, bajarme en un apeadero a la entrada de la ciudad y me lleva entre ida y vuelta algo más de una hora y media. Y el otro problemilla el que nunca he dado clases a grupos de gente que no conozco.

 

Así que ayer andaba bastante nervioso. Al final van a ser pocos los de Avilés, parece que cinco aunque ayer estaban sólo dos, a ver mañana cuántos me vienen. En principio creo que no lo hice mal, pero sigo pensando que no quiero ganarme la vida así. Aunque ahora que estoy en ello intentaré hacerlo lo mejor posible.

 

 

Y la razón de mi falta de tiempo con el ordenador no es sólo el cambio en los horarios de mis dos hermanos mayores, que ahora copan su uso en las horas que antes tenía yo su disfrute, sino que hay otro motivo por el que he estado poco en casa.

 

Si hace un par de semanas me desesperaba de ver poco a N., de las veces que íbamos a quedar y no quedábamos, pues parece que protestar al destino sirvió de algo, porque durante estas dos semanas raro ha sido que no nos hayamos visto cada dos días o así, el fin de semana pasado quedando para tomar el sol del otoño digno de tal nombre, esta semana de compras de ropa y a charlar, reír, pasear… Hay una posibilidad incluso de salir de juerga etílica-discotequera este sábado, pero prefiero mantener esa posibilidad como eso, una simple posibilidad y así evitar decepción futura. Pero desde luego no puedo quejarme, porque han sido muchas horas de su compañía y nunca tengo bastante… A pesar de que no parezca existir un cambio en mis posibilidades de avanzar hacia algo más… En función de cómo nos comportamos, de cómo me he hecho tan cómodo para ella, tal vez cuando tengamos 45 o 50 años y estemos cansados de buscar cosas de fuego estemos juntos encajando como una pareja hecha para durar sin posibilidad de explosiones al no existir llama, “solo” constancia, confianza, amistad, cariño y conocimiento mutuo pleno. Una de esas parejas que parece que la vida y el tiempo han limado para ser dos piezas que encajan perfectamente.

 

Aunque claro, eso no es lo que querría vivir con ella sin haber pasado antes por el fuego de las pasiones extremas…

 

Paciencia. Ahora la disfruto, no quiero pensar en lo que pasará, como le dije. No sé y no podré saber hasta vivirlo. Pero desde luego ella sabe que lo estoy intentando y sigo intentándolo, hasta que surja algo o alguien me despierte un fuego que devore al que ella no alimentó.

 

En todo caso, estos días… he estado Bien.

 

Y eso para mí es mucho.

 

La No-cura y la apuesta

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Hay dos formas evidentes de sobrellevar una adicción. El primero es pasar el mono, sufrir mucho un corto periodo de tiempo, desintoxicarse y recoger los restos que hayan quedado de ti y tirar adelante con lo que haya…

El segundo es volver a tomar la dosis. Calmarse sin librarse de estar enganchado lo que dure el efecto y estar tranquilo hasta el próximo ataque de ansiedad.

 

Y yo escogí el segundo modo.

 

Tras las cuatro semanas sin N. la semana pasada fue un casi continuo verla. Han salido dos oposiciones (una al Ayuntamiento de Oviedo y la otra para Cajastur) a las que ambos queríamos apuntarnos y ese ha sido el motivo de ir juntos de aquí para allá durante la semana pasada, poco tiempo porque yo salgo de clase a las once y ella a las doce y media tiene que ponerse en marcha hacia Avilés para trabajar y la verdad es que mientras esperas trámites del INEM, la Seguridad Social, el Ayuntamiento, la Facultad… se pasa esa hora y media volando… a mí más volando aún por estar con ella, siempre me parece poco.

 

Y además el sábado quedamos porque me pidió que la acompañara a comprar ropa. Así que toda la mañana juntos y comer juntos.

 

Nunca me canso. Quiero más. Por eso hablaba de adicciones al principio… Porque me cambia hasta el humor y cómo ver la vida simplemente por haber estado con ella media hora o no haberla visto en una semana.

Tal vez es un poco pesimista llamarlo “adicción” y no algo que suene más bonito. Tal vez realmente sea algo más bonito que una adicción, pero es que no lo sé… no sé lo que es, así que no se cómo llamarlo correctamente.

 

Fue cuando fuimos a la Facultad cuando hicimos una apuesta… una apuesta sobre si llegará al examen escrito de las pruebas de Cajastur. Estos te piden mil papeles haciéndote ir de cabeza una semana entera para conseguirlos para luego ponerte unos puntos en función de tu expediente académico y tu currículum y los que pasen de ciertos puntos pasan al examen escrito que son unos psicotécnicos y luego si los pasas será una entrevista individual y otra en grupo y finalmente si pasas todo contrataran a 67 personas en el momento y harán una bolsa de trabajo de 200. Ella es casi tan pesimista como yo y piensa que no llegará ni al examen escrito, a pesar de tener mejores notas que yo y un currículum probablemente más adecuado que el mio para lo que buscan los de Cajastur (es para cajeros, creo, y en cuestión de trato con el cliente ella tiene más experiencia que yo). Yo si creo en ella más que ella en sí misma y por eso hicimos una apuesta. Si no llega al examen escrito la invitaré a lo que ella quiera, sea una comida, una cena, algo de ropa…

 

Si gano yo porque ella llegue al examen escrito, gano un beso.

 

Un Beso, no un pico.

 

Es una chorrada, pero yo me licuo de pensar en ello. Como me licuo y me hago cálido cuando estoy con ella, y el otro día comprando ropa hablamos otra vez del tema de que yo ande detrás de ella, y ella me dice que el “problema” es que me ven tan como amigo que se le hace raro pensar en un posible rollo conmigo, se le hace algo distinto, algo que no encaja… Pero que bueno, que quien sabe si puede cambiar de opinión con el tiempo y con el trato, que no sabe y no puede asegurar nada.

 

A mí me basta eso, ya le dije que seguiré intentando que me vea un poco de otra manera sin dejar de ser y considerarnos amigos…

 

Porque sinceramente, a las féminas que me lean les debo decir que considero ( y posiblemente conmigo lo consideraran casi todos los chicos) un poco injusto eso de “como somos amigos no va a pasar nada más entre nosotros”…

 

Se supone que en una relación estable el ideal es llegar no sólo a ser pareja y amante, sino también amigos. Poder contarse todo, aconsejarse, reñirse cariñosamente, ayudarse… ¿Debe ser primero el deseo y luego llegar con el tiempo la amistad y el ser pareja? ¿Por qué no puede ser desde el principio la amistad y la confianza y de ahí llegar el deseo? Ya sé que cada persona es un mundo, pero se ha hecho tan tópico el “si eres amigo de una chica olvídate de toda posibilidad de llegar a algo sentimental/sexual con ella” que ya hay hasta monólogos del Club de la Comedia por ahí rondando al respecto.

 

En principio somos los tíos los que primero deseamos el cuerpo y luego deseamos el alma y teóricamente somos unos insensibles y unos salidos por ello. Pero claro, podéis imaginar cómo nos queda el cuerpo cuando te gusta una amiga y la ves liándose con un tío que ha conocido una hora antes en un bar y a ti, que te confía sus penas, sus esperanzas, problemas, alegrías, que la haces reír, que estas con ella en los malos momentos y en los buenos, te dice que contigo no se liaría por miedo a perder lo que hay entre vosotros.

 

¿El miedo es a que salga mal la cosa o a que salga bien? ¿Realmente somos todos los tíos tan “así” que dejaremos de ser amigos de alguien porque haya habido sexo?

 

Yo creo que hay de todo en la viña del Señor. Y como hay de todo a veces saldrá bien y a veces saldrá mal, a veces de eso saldrá una pareja y a veces se romperá la amistad, a veces se habrá disfrutado de lo que pasó pero no se tendrá la sensación de plenitud asociada a una relación sentimental y pues bueno, la cosa seguirá como estaba sin daños con algo bonito compartido que por desgracia no pudo ser más bonito.

 

 

Pero el caso es que para alguien como yo, alguien para quien el deseo surge y evoluciona del cariño, de la amistad, de la confianza… pues es duro ver como siempre te dicen que no porque eres amigo. No quiero dejar de ser amigo para tener alguna posibilidad, no quiero obligarme a mantener una distancia para que el misterio provoque el deseo, no es así como soy. No quiero estar atado a eso.

 

Quiero amar libremente, atreverme y que la otra persona se atreva. Pero claro, tampoco puedo jurar que va a pasar siempre lo bueno o que no va a haber heridas o secuelas. Pero voy a intentar con todas mis fuerzas que no las haya y quiero conseguir que no haya dolor.

 

Sólo algo bonito. Algo muy bonito, sea duradero o breve.

 

Quiero belleza en mi vida.

Un pesimista no se puede permitir ser optimista

Un pesimista no se puede permitir ser optimista



El sábado se casó mi hermano. Por fin, después de varios meses dando la lata (se puede preparar una boda sin dar tanto la lata a los familiares...) llegó el temido día... temido por su duración, ya que iba a ser a las doce y media de la mañana, luego comida, varias horas de reunión y luego cena... Uno de mis hermanos la definió de coña como "boda gitana", por eso de que algunas duran varios días. Y como no es que seamos unos enamorados de los actos sociales en mi familia, pues como que nos agobiaba un poco tantas horas de "celebración", máxime a mi que considero las bodas como un acto puramente legal, ya que me parece que el verdadero momento de unión de dos personas es cuando deciden estarlo, no es algo físico que haya que firmar, es una comunión de pareceres, cerebros, corazones y almas. Es la decisión la que hace una pareja, no un acto religioso o legal. Pero bueno, claro, yo soy poco creyente así que entiendo que haya gente que sí lo es y necesite del acto para confirmarse lo que ya sucede. O para atar cabos legales en casos inesperados.
Así que nada, a callarse las críticias y hacer de tripas corazón durante un día durante doce horas, que al fin y al cabo la paciencia puede ejercerse y no es cosa de fastidiar la celebración a nadie.

Lo dicho, ahí estábamos en Prubia a las doce y media de la mañana del sábado con un día soleado e incluso algo cálido después de que el día anterior hubiera sido un poco frío e incluso orbayara. En eso tuvieron suerte mi hermano y mi "cuñi" (ya le he dicho que la voy a llamar así para los restos :) ). Yo ya había avisado a mis colegas de que ese día no iba a poder quedar con ellos por lo tarde que iba a acabar el asunto. Y ahí estábamos todos "disfrazados" de personas elegantes (tengo fotos con el traje, pero eso queda en privado para evitar risas... :) )

Durante la boda me emocioné unos instantes pero no por el acto en sí, sino por el recordatorio a las respectivas abuelas fallecidas y por escuchar el Canon de Pachelbe, pieza que uno de mis colegas definió un día como "esa canción que todo el mundo tiene bajada en el ordenador" como si fuera un himno de la humanidad. Había un cuarteto de cuerda que tocaba piezas clásicas durante la boda y eso quedó bastante bonito la verdad. Contrariamente a lo que esperaba de la anterior boda religiosa a la que había acudido, la ceremonia se hizo muy llevadera y no fue en absoluto larga. La cosa iba bien.

Y al salir de la boda primer aviso de alarma, aunque no lo interpreté así. Al conectar el móvil de nuevo llega un sms de aviso de llamada de N. La llamo y no se acordaba que le había dicho que ese día era la boda de mi hermano (no tenía por qué acordarse, se lo había dicho bastante tiempo antes y no era una cosa que la atañera directamente) y había llamado porque le apetecía quedar conmigo e irnos a tomar el sol como ya habíamos hecho otras veces.

A todo esto debo apuntar que hacía tres semanas que no la veía y era la primera vez en dos que hablaba con ella por teléfono. Su trabajo en Avilés le quita muchísimas horas y llega muy tarde a casa por las noches así que no se puede pasar por Oviedo nunca. Yo ya estaba poniéndome un poco angustiado con ese detalle de pasar tanto tiempo sin verla pero bueno, ese día no, hablando con ella por teléfono. En el momento lamenté un poco la oportunidad perdida (no me gusta tomar el sol, lo que adoro es estar con ella tomándolo...) pero como en principio me dijo que iba a salir de juerga con unos amigos suyos que conozco por Oviedo esa noche pues quedamos y nada, había perdido una oportunidad pero iba a verla igual, así que no hubo malestar. Nos despedimos quedando en volver a entrar en comunicación hacia las once de la noche (cuando calculaba que podría escurrirme de los festejos) y nada, yo encantado porque así ademas tenía excusa para que no me hicieran quedarme hasta las tantas con tanta gente que no conocía de nada.

Porque por ejemplo era la primera vez que veía a los padres y el hermano de la novia, no habíamos coincidido. Mis padres si los conocían pero yo no. Yo hablo con ella sin problemas (tampoco demasiado, no somos amigos del alma, compartimos clase en las oposiciones y me parece maja aunque un poco pesadita, pero tampoco quiero establecer un lazo artificial de camaradería, eso puede llegar con el tiempo o no, ya se verá, por ahora va bien, lo reconozco) y la familia directa me pareció bien. Pero había un montón de familia indirecta de ella que no conocía y gente de la academia que vale, si, hablé con ellos pero la cosa no daba para estarse doce horas de charla continua.

Tampoco había "presas", por si alguien se lo está preguntando. O sea, chicas solteras disponibles que me llamaran la atención. Así que tampoco en ese sentido me ilusionaba la celebración.

Pues nada, todos al cercano restaurante a esperar mientras se iban los novios a hacer la foto. Tardaron mucho, ese mismo día se casaban otras dos o tres parejas ahí mismo y había cola para lo de las fotos. Así que empezamos a comer bastante tarde. Pero bueno, todavía no me aburría ni me sentía incómodo, había estado hablando con la gente (profesores y compañeros alumnos) de la academia y servían aperitivos diversos así que nada, simplemente esperar. La comida bien y demasiado abundante, como suele ser habitual en las bodas. Y en la mesa estábamos la familia directa (menos mis padres, que estaban en la mesa de los novios) y la novia de mi hermano 3 y un prima de mi padre que es de la familia "indirecta" la que tenemos más contacto y es una persona simpatiquísima así que aunque yo la conocía poco de antes pues todo bien.

El primer problema fué al terminar de comer, con el temido baile. Temido porque soy consciente de que si bien hace años en el colegio estuve varios meses yendo a una actividad complementaria que era precisamente bailes de salón, han pasado mas de ocho años desde eso sin practicar y bueno... que no sé bailar. Ni bailes de salón (no recuerdo los pasos y he perdido coordinación) ni bailes modernos (parezco un pato borracho, soy consciente de las risas que provoco al intentarlo, no es que los demás bailen muchos de ellos mucho mejor en las discotecas pero al menos no les da tanta vergüenza hacerlo, supongo así que saben llevarlo). Con lo cual lo del baile durante varias horas (era casi las seis al terminar de comer y la cena no estaba prevista hasta las nueve y media como muy pronto) me daba un poco de pavor porque además sabía que la novia ya me iba a pinchar porque en un ataque de aturdimiento un día la había prometido bailar con ella y con una de sus amigas y temía una "encerrona" por su parte (por ciertos comentarios oidos tiempo antes) en plan "vamos-a-liar-a-Fer-y-a-Tal amiga-en-el-baile". Pero no sucedió la encerrona y además como dijo mi hermana "A mí tampoco es que me vuelvaloca bailar pero sino a ver como pasamos entretenidos tantas horas".

Así que bailé. Como un pato. Siendo consciente de ellos y sin que me importara, aunque hay fotos al respecto realizadas por los capulletes de mis hermanos y voy a tener que aguantar chanzas toda mi vida, pero bueno...
Bailé, con la novia, con sus amigas, con mi hermana, con la novia de mi hermano, con mi prima segunda, con mi madre... Bailé suelto y agarrado. Además de mi familia mi padre y yo éramos los únicos varones que estábamos dispuestos a bailar así que mi hermana, prima y novia de mi hermano que si les va más eso de bailar nos sacaban a nosotros. Así que cumplí con mi deber.

Además pensaba que luego, cuando acabara la boda y quedara con N. me iba a divertir mucho. Así que bebí lo justo (ni mucho ni poco) y bailé los justo (para cansarme un poco pero sin agotarme, parece que lo de ir al gimnasio me está sirviendo para conseguir un fondo físico decentito) para poder disfrutar de la noche más tarde.

Pero bueno, lo único malo del baile es que la música del "pinchadiscos" (aunque usaba ordenadores, no discos reales, se pierden las tradiciones... :) ) iba subiendo de volumen poco a poco sin parar, de manera que a eso de las nueve y con la cabeza como un bombo no aguanté más y uno de mis hermanos y yo salimos al patio del restaurante y nos estuvimos una hora ahí de paseo y charla porque ya no aguantábamos el brutal sonido. A mi me daba bastante pena de los parientes un poco mayores de ella que estaban ahí con cara de circunstancias sin bailar porque ya no estaban para muchos trotes y sabiendo que aún tenían que quedarse para la cena, sin poder huir del ruido que debía estar haciéndoles daño en los oidos, durante cuatro horas, porque al final la cena fue a las diez.

Por eso cuando terminó la cena, que era más bien un pequeño picoteo, fueron los primeros en salir corriendo junto con las parejas que tenía niños. Porque además la música volvió a empezar a todo trapo. Y nada, mi hermano 3 y su novia se iban a ir ya porque además mi hermano se empezaba a encontrar un poco mal (ha heredado de mi padre sus problemas estomacales, nada grave pero si molesto) y con ellos nos fuimos mi tía, mi hermana y yo. Mis padres irían un poco más tarde para llevar primero a nuestra prima a su hotel y luego todos a casa con mi otro hermano.

Eran las once menos cinco o así. Y yo me iba contento. Contento por mi hermano mayor y su novia que estaban felices. Contento porque la boda había ido mejor de lo que esperaba y no se me había hecho aburrida salvo por breves periodos de tiempo ni pesada ni ñoña. Y contento porque iba a ver a N. después de tres semanas.
Y además sentía que tenía el día. En la boda durante los bailes había hecho reir a la gente, me sentía bien, me sentía animado, me sentía capaz de comerme el mundo e iba a enfocar todas mis energías en comerme a N. y además me daba la impresión de que esta vez podría conseguirlo, en ese estado de ánimo podía conseguir al fin algo con ella.

Llegamos a casa a las once y cuarto. Me quité el traje que empezaba a hacerse un poco incómodo y esperé.

Y esperé.

Y nada.

A las doce menos cuarto llamé a N. Móvil apagado o fuera de cobertura. Esperé mientras se empezaba a instalar una mala sensación en mi cuerpo.

Y a las doce y diez por fin daba llamada su móvil pero no lo cogió.

Fue a las doce y media más o menos cuando me llamó. No estaba en Oviedo ni iba a venir. Ella y su amiga estaban en otro lado (no recuerdo donde dijo) y habían decidido que como era el último día de las fiestas de San Mateo estaría la ciudad un poco demasiado petada (que lo estaba, eso era cierto) y nada, se quedarían "un rato" por donde habían ido. Así que no íbamos a quedar.

En el momento no creo que con el ruido de fondo de la juerga de la zona donde estaban se me notara la tremenda decepción que yo noté en mi voz, pero ya se sabe, para no agobiar hay que hacerse el paciente y el despreocupada y "nada, lo dejaremos para otro día".

El "¡mierda!" que solté mientras lanzaba el móvil ya colgado contra el sofá debió sorprender un poco al hermano que había vuelto conmigo a casa pero no hizo ningún comentario porque es el más discreto de todos, no se mete en asuntos ajenos, pero ya debe saber por experiencia propia pasado como andan los patios. Y con ese "¡mierda!" ya se desbordó lo que llevaba un par de horas empezando a sentir: la inminencia del desastre.

Porque a la una y media me encontré en el baño a donde había ido a lavarme los dientes para acostarme sentado en el suelo espalda contra la pared y con las manos en la cabeza sintiéndome totalmente desesperado mientras más y más pensaba en ello.

Y pensaba lo siguiente: he estado varias semanas muerto de asco en casa, porque desde que volví de Galicia sólo he podido quedar con los colegas un sábado, así que el resto de los días ha sido ver pasar el tiempo, la rutina de la academia y los test y los fines de semana de brutal aburrimiento y tristeza por ni siquiera oir la voz de N. al teléfono. Ese día era el primero que tenía algo inexcusable que hacer y es cuando a ella le apeteció por primera vez en meses quedar conmigo para tomar el sol, una experiencia tan sensual y divertida cuando estoy con ella que me hace agua el corazón. Y ya no va a poder ser, no sólo porque ella tenga tiempo o ganas que las tiene de pascuas a ramos, sino porque como he demostrado cómo ha ido climatologicamente esta semana, se acabó el buen tiempo, se acabó la tregua de Septiembre tras un Agosto horrendo en cuando a lluvia y mal tiempo. Se acabó el sol, el bikini, las caricias y estar con ella horas así. Se acabó por este año y nunca se sabe si por todos los años, ya que en la vida no se puede esperar que todo sigua igual siempre. También pensaba que no me necesita. Desde luego no como yo la necesito a ella. Ha salido muchas veces estos meses el fin de semana y nunca me ha llamado. Aunque sabe que yo iría a donde fuera en bus, tren o andando. Pero cada uno tiene su rutina de salir y no he querido introducir un elemento nuevo. También pensaba en la sensación de que aquel había sido el Día para despertar en ella algo, me sentía capaz de hacerlo, con ganas y ánimos, con la actitud adecuada. Y eso quedó en nada y no sé si podré recuperar esa disposición tan cojonuda alguna vez.

Y pensaba sobre todo en si siempre va a ser así para mí. Siempre enamorándome de quien no se enamora de mí. Siempre clamando en el desierto sin respuesta. Siempre sufriendo por separaciones que empeoran por saber que la otra persona no lo siente como lo siento yo. Siempre persiguiendo sueños y fantasias e ilusiones inalcanzables. Ni siquiera se le había ocurrido llamarme o mandarme un sms para que no me pasara un par de horas esperandola para salir... ¿Tan poco soy para ella en su mente, no digamos ya en su corazón?

Y pensaba que no había mucha diferencia entre cuando lo hacía por internet y cuando lo he intentado con alguien de carne y hueso delante mio. El resultado final, lo que importa siempre siempre siempre (intentarlo es muchas veces una obligación más que un logro, un deber moral o ético o personal...), lo que cuenta cuando las cenizas se posan, cuando el corazón se calma, cuando el tiempo erosiona, es el resultado final. ¿De qué le servirá a alguien haber intentado amar si al final de su vida se encuentra sólo? Solo sirve para ahondar más la herida, porque entonces uno es consciente de que ha fracasado, que no basta con intentar las cosas con todas las ganas, desearlas con todas las fuerzas. Uno pierde igual. Y duele. Tal vez más por saber que la persona real existe, es, no es una esperanza, una ilusión, una mentira.

Y pensaba, doliéndome más que nada, que da igual lo que intente, da igual lo que me digan, lo que me aconsejen, da igual si ella es o no es para mi... da igual porque el corazón no escucha la cabeza ni los oidos. EL corazón escucha al tiempo... al final. Así que no vale de nada que intente decirme que tal vez debería pasar de ella, da igual que tal vez sea lo que acabaría con el dolor... da igual porque el que tiene que convencerse de ello es mi corazón. Y si mi corazón tragaba fantasías, excusas, invenciones de secuestros y muertes... ¿cómo no va a tragar durante mucho tiempo a alguien real, a alguien que entra por los ojos y por la punta de los dedos y por los oidos?

Me queda tiempo de sufrir, de sentir la soledad, la angustia, la desesperación, el paso del tiempo, de sentir que me muero un poco más por no conseguir lo que quiero y ella es lo que más quiero ahora, más que trabajo o éxito... Me queda tiempo porque es lo único que me ha hecho curarme más mal que bien siempre... el tiempo. Porque ahora mismo no puedo tener esperanzas de que venga un clavo nuevo a sacar a otro clavo. Ya estoy conociendo gente, chicas majas y no tan majas, chicas guapas y no tan guapas... y ninguna me llama así al alma. No hay remedio, uno no puede forzarse a ello. Debe llegar y fluir y florecer solo. Y no sucede.

Y por todo eso estaba a las tantas de la mañana sentado en el suelo del baño.

E hice lo que hago siempre. Me levanté. Me lavé los dientes. Me fuí a dormir.

No lloré. Pero eso da igual. Me dolía el corazón.

Y peor fué cuando el martes iba a venir a una entrevista de trabajo a Oviedo y me llamó diciendo que quedaríamos y luego la entrevista se alargó y era ya muy tarde, tenía que llevar el coche al taller y luego comer e irse a todo gas al trabajo...

Tercera vez que vamos a quedar en un mes y que no quedamos... A veces pienso que preferiría que no me dijera nada, que duele más cuando me he creado una expectativa y luego se frustra... Alzarse para caer luego desde más arriba.


Así que he tenido una depresión innegable estos días. Unos días sintiendo el paso del tiempo como losas, sintiendo que perdía los segundos pero sin fuerzas morales para hacer nada útil con ellos... Uno días intentando relajar la tirantez de la herida, unos días grises, lluviosos y pesados, el tiempo parece que se ha aliado también contra mí.

Malestar agravado al enterarme de la situación de mi prima segunda, la que fué a la boda. Tiene casi sesenta años y es una persona encantadora, inteligente, simpática, cariñosa, divertida... y no ha tenido suerte en su vida. Primero por casarse demasiado joven con un miserable que vivió a costa de ella y luego muchos años más tarde quería seguir casado cuando era notorio, público y reconocido que tenía una amante. CUando mi prima se negó a mantener esa situación eligiendo el divorcio él prometió que la dejaría en la ruina. Y lo ha conseguido. Ella ha trabajado toda su vida pero sin cotizar a la seguridad social la mayor parte del tiempo así que aún le queda trabajar como una burra los años que le restan hasta la jubilación para conseguirla por los pelos y cobrar una basura. Como basura es la pensión que le pasa el repugnante de su ex porque se declaró en bancarrota pero ahora ha heredado fincas y se acaba de comprar un yate mientras a ella le pasa 138 euros de pensión... Además está el peso del hijo perdido por enfermedad a los pocos meses de nacer, del otro hijo que se mató en un accidente de coche (hay que ver sus ojos cuando abre su móvil y ahí está la foto del chico de 21 años, y como acaricia la pantalla y besa la foto siempre antes de cerrar la tapa del móvil) y del otro que superó un cáncer de piel y ahora se acaba de divorciar y ha vuelto a vivir con ella. Y recordando como me decía en la boda mientras me sacaba a bailar que ella lo que quería era divertirse porque nunca salía y cómo mis problemas caben en un cajón pequeñito (me hablaba de que ella los problemas los mete en un cajón y hecha la llave para que no le afecten) y los suyos en uno muy grande, y sus abrazos y sus sonrisas... y luego te enteras que está a la espera de unas pruebas médicas y que le dice a tu madre que ojalá sea algo gordo y termine ya todo para ella porque su vida no le gusta y está cansada... eso duele mucho. Duele por ella, porque no merece lo que le pasa, duele por pensar que no hay justicia, no ya humana que esa es que directamente no existe, sino justicia divina o del destino o de la abstracta fuerza que exista sea la que sea. No hay justicia, ser bueno o vivir según los propios principios es una cuestión personal pero que nadie espere que la balanza cósmica se vaya a inclinar en favor de uno por cómo viva, no hay pago merecido, la gente no recibe lo que merece, sea bueno o malo y las cosas no pasan por inercia, no hay "a todos les llega" porque no es verdad que a todos les llegue, no hay "ya te llegará" porque hay personas a las que no les ha llegado lo que esperaban nunca... Y no, no voy a dejar de preocuparme por mis cosas porque ella tenga problemas más gordos, ya decidí hace tiempo que todos tenemos derecho a quejarnos de las cosas que nos afectan, porque sino, siempre habrá alguien que lo esté pasando peor que nosotros y ella tienen todo el derecho a quejarse d ela mala suerte o del mal destino que ha caido sobre ella y porque alguien esté un poco peor no pierde ese derecho. Así que yo lo tengo que tener es perspectiva sobre la gravedad de los problemas que me afectan, no considerar cosas pequeñas el fin del mundo, pero demonios si no tengo derecho a quejarme cuando no tengo suerte o me salen las cosas mal... claro que lo tengo. Todos los tenemos.

He pasado unos días recordando (porque lo tengo escrito) el trozo de la biblia que leyeron en la boda de mi hermano, el trozo que me hizo emocionarme junto con la música, un trozo para mis horas de desesperación...

"Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos palillos que aturden.

Ya podría tener el don de la predicación y conocer todos los secretos y todo el saber; podría tener una fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada.

Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aún dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve."

(Corintios 12, 31-13, 8A)



Y yo... ¿qué tengo? Amor no, desde luego, porque el amor necesita vivirse para hacerse real. Y en una sóla dirección el amor no se vive...

Amor a mis amigos del alma, a mi familia... pero a veces me parece que eso que amo es muy muy poco y que podría amar más, que debería amar más para que ese amor sea digno de tal nombre...

Ya no me siento angustiado, pero me siento... aturdido. Y con miedo. Porque no sé a dónde voy ni a dónde me conduzco y me conduce la vida.

 

 

(Al final si pondré foto del traje pero tengo que tratarla un poco... no puedo dejar a mis múltiples "fans" con la miel en los labios...)

Clavos

Clavos

La razón de mi silenciose me hizo clara hace unos días.

 

Al empezar a escribir había ilusión, un proyecto nuevo. Había ganas y había inspiración. Las palabras iban aflorando y encajando cada vez mejor.

 

Y hace unos días a la vez que mis dedos lo escribían, me di cuenta que ahora mismo eso no lo tengo. Escribir se convirtió en un "deber" más que un gusto, mantener la regularidad en una pesadez, la inspiración no llegaba cuando pudiera darle alas y escribirla (por eso los escritores tienen que dedicarse a escribir, para no estar obligados a hacer otra cosa mientras la inspiración grita en el desierto de su mente y no puede salir, porque nunca se sabe cuando llega)...

 

Pero no quiero dejar de estar en este Salón, así que simplemente, no escribo, dejo pasar el tiempo. No sé si volverá la inspiración o no, no sé si volverán las ganas, creo que si, pero no me agobio, lo dejo fluir (o desatascarse) y sigo el día a día, frustrante, con escasos destellos, constante, inevitable...

 

 

Y hoy es un clavo más. Hay gente que emplea sus años como el vino, para mejorar y madurar. Hay gente que los emplea como un escalón en una escalera, para alzarse más. Hay otros que no los sienten como algo especial y siguen su día a día.

 

Yo los siento como un clavo más en el ataud. Porque ya llevo un tiempo pensando en la muerte, en cuánto me quedará, en esas preguntas que no encuentran respuesta porque cuando la respuesta llega no puedes asimilarla porque se te acabó el tiempo. Yo s´se donde estoy ahora, y dejando aparte pasado y posible futuro, es ahora cuando me siento... no bien. Eso seguro. Llevo demasiado tiempo esperando que el azar o las circunstancias se conjuguen con el esfuerzo (sea mucho o poco el que hago, hago el que puedo y de eso creo que estoy bastante seguro, hay quien puede hacer más y quien puede hacer menos, yo hago el que actualmente puedo sin sentir que me estoy tirando del puente, cosa que sólo hacen los suicidas, porque todos los que se arriesgan piensan que las cosas VAN A SALIR BIEN, no contemplan la posibilidad de cagarla estrepitosamente, oh, si, dicen "bueno, puedo equivocarme pero..." pero es ese "pero" el que en su fuero interno están seguros de conseguir, si no están seguros de ese "pero" ni siquiera los más osados se lanzan a algo que piensan va a salir mal, y eso es un hecho y un autoengaño negar que es así) y me salgo algo Bien y no llega ese algo.

 

Por eso el toc toc toc del martillo, de los treinta clavos ya en el ataud. Y por eso pienso en la muerte últimamente antes de llenarme los ojos de lágrimas oyendo a un hombre regordete entonar con una voz que ni yo ni casi nadie en este mundo va a conseguir alcanzar jamás algo de extrema belleza y hacerlo de un modo que suena tan natural como el cantar de un arroyo o el viento entre los árboles y oir como esa voz se ha apagado y saber que la muerte ha golpeado a él y a otras miles de personas de las que nunca oiré hablar y eso el mismo día en que yo celebro mi nacimiento y muerte y vida se dan la mano, porque ahí estaré yo, en el día de mi cumpleaños u otro día, por los siglos de los siglos amén.

 

Así que hoy prefiero más que hablar mí, de mis vacaciones, de mi cumpleaños, seguir llorando al oir esa voz Cantando en lenguas que no entiendo pero con una belleza que si entiendo.

 

Signore Lucciano, ciao.